(SAINTE-SOLINE) CUANDO LAS POSTURAS MOLESTAN, O PORQUÉ NO TODO ES BINARIO

[Sainte-Soline] Cuando las posturas molestan, o porqué no todo es binario

Traducción de Briega. Texto original publicado el 12 de abril en nantes.indymedia.org bajo el título: “Quand les postures bassinent, ou porquoi tout n´est pas binaire”

Este texto es una respuesta a otro texto que empezó a circular tras la manifestación del 25 de marzo de Sainte-Soline y que comete varios errores de apreciación respecto a los colectivos y las personas que han estado implicadas en la organización y la “gestión” de esa jornada. Una vez más, el fantasma de la ZAD viene a simplificar el análisis, fundamentándose en conflictos y violencias del pasado o más recientes que, si bien son reales, no pueden ser evocadas e instrumentalizadas indefinidamente para etiquetar y desmontar movimientos más actuales que tratan de superarlas, y que son menos binarios de lo que se querría.

Empecemos con un breve repaso histórico, que no pretende ser exhaustivo, pero sí poner algunas cosas en su sitio.

El “apelismo” y los traumatismos de la ZAD

Érase una vez un grupo de estudiantes parisino, un poco situacionistas, un poco mao- espontaneistas, un poco nostálgicos de los tiempos en los que la nueva izquierda, armas en mano, hacía temblar al Estado. Este grupúsculo se atribuyó entonces un nombre procedente de un imaginario místico, Tiqqun, para producir textos verbosos, líricos y rancios, profetizando el sabotaje, la insurrección armada, entre ellos el “Llamamiento” (L´Appel) que dará lugar más tarde nombre a sus “amigxs”, sus autorxs y a lxs fanes de sus escritos. Corría el año 2007. Aunque no eran especialmente exitosos, el Ministerio del Interior contribuyó a que su suerte cambiara. La mañana 11 de noviembre de 2008, se desencadenó el “caso Tarnac” a raíz de una operación de comunicación grandilocuente durante la cual policías encapuchados arrestaron a varias personas habitantes de una granja en la región de Limousin, acusándolas de pertenecer a una célula terrorista. Una turbia historia de trenes. Un criminólogo, un tal Alain Bauer, sugeriría que los libros del Comité Invisible –proyecto literario que sucedió a Tiqqun– podían consistir en un manual terrorista. Los focos se pusieron sobre la autonomía. Los servicios de inteligencia decidieron rebautizar la nueva izquierda como ultraizquierda, un cajón de sastre que servirá muchas veces, a lo largo de la siguiente década, para vigilar y tratar de destruir todo aquello que contesta la autoridad del Estado, porte una bandera roja, una bandera negra, una bandera rojinegra o aborrezca todas las banderas. Y esto incluso a pesar del fracaso judicial en que se convertirá el caso Tarnac, como otras tantas operaciones antiterroristas posteriores.

En ese mismo periodo, otro llamamiento de un comité hasta entonces invisible, pero en adelante bien audible, fue escuchado: el de ocupar los terrenos de un futuro aeropuerto en Notre-Dame-des-Landes. En 2009, después de un campamento por la acción climática, y en 2011, bajo el impulso del colectivo internacionalista Dissent, así como algunas personas provenientes de las redes No Borders y de la tradición de las contra-cumbres, un puñado de personas organizó unas reuniones para plantar un campamento anti G8-G20 en Notre-Dame-des-Landes con la idea de que se convirtiese en permanente. Precisemos: este proyecto no tenía nada que ver con el Comité Invisible. Comenzó entonces un éxodo de militantes urbanitas hacia lo que se convertiría en la ZAD, es decir, una zona de ocupación que comprendía entre 200 y 300 habitantes según la época. La cosa había cuajado y los servicios de inteligencia empezaron a preocuparse. El nuevo gobierno socialista, y especialmente su ministro del interior, Manuel Valls, se propusieron eliminar este quiste. Este recibía los consejos de su íntimo amigo, el mismo Alain Bauer que había cambiado el estatus del Comité invisible: de círculo de poetas desaparecidos a amenaza a la seguridad del Estado.

Al mismo tiempo, también, en octubre de 2010 se abrió la “casa de la huelga” en la ciudad de Rennes. Se convirtió rápidamente en un bastión de las luchas y tejió vínculos con lxs ocupantes de Notre-Dame-des-Landes. Vínculos quiere decir que algunas personas se asocian o crean amistades con otras personas, creando relaciones a veces íntimas y a menudo complejas que no tienen nada que ver con lo que la policía pinta como relaciones de subordinación a la manera de una organización religiosa. La ZAD se convertiría de hecho en un ecosistema extremadamente diverso, conjugando en un mismo territorio tendencias de la autonomía política que a veces estaban en las antípodas las unas de las otras, pero que no dejó en ningún momento de asociar seres humanos, más allá de los conflictos y con todo lo que implican las relaciones no-binarias y cambiantes en el tiempo. Resumiendo, no ha habido nunca nada homogéneo ni definitivo en la ZAD. De hecho, la característica de una TAZ (Zona Temporalmente Autónoma) es su temporalidad, lo que parece haber sido olvidado por aquellxs que han decidido rehacer su vida en Notre-Dame-des-Landes…

A finales de 2012, el megalómano Manuel Valls lanzó la “operación César” para evacuar Notre-Dame-des-Landes. Fue un fracaso; los gendarmes se hundieron en el barro y la represión multiplico por diez el apoyo popular a lxs ocupantes. Se crearon colectivos de apoyo en toda Francia, iniciando el amplio movimiento de convergencia de luchas contra “los grandes proyectos inútiles impuestos” y otras “luchas por el territorio”. Había nacido el término de zadista. Más adelante, el festizad reunió a 30.000 personas en 20cm de barro pastoso. Fue a raíz de ese evento que la ZAD conoció una nueva oleada de ocupaciones, con personas que pertenecían menos a los círculos de militantes urbanitas, y que se concentrarían en la parte este de la zona, especialmente en torno a la “carretera de las barricadas”.

Tras la retirada de la madera de la zona, en la primavera de 2013, los conflictos se cristalizaron entre habitantes, especialmente respecto al mantenimiento o la retirada de las barricadas, la ganadería, el uso de tractores o la tala de árboles, pero también debido a agresiones o violencias varias… Entre partidarios del compromiso con el campesinado local y anarco-primitivistas, entre militantes de clase media que saben “hablar bien” y marginadxs que rechazan su poder simbólico, entre grandes estrategas y espontaneistas, etc. Rápidamente se dibujó en el mismo corazón de la ZAD un centro y unos márgenes. Más adelante se diría que los centros neurálgicos de la ZAD fueron ocupados por los apelistas que, a través de una vanguardia bautizada como Comité por el Mantenimiento de las Ocupaciones, CMDO, (guiño al Consejo por el mantenimiento de las ocupaciones en la Sorbona creado por la Internacional Situacionista en mayo de 1968) habrían monopolizado el poder de decisión valiéndose de las Asambleas del movimiento. Pero más allá de eso, no se puede ignorar (ni algunas de ellas ser olvidadas) un cierto número de violencias que fueron llevadas a cabo entre ocupantes de la ZAD, pero que tampoco pueden ser atribuidas completamente a una parte o a otra. Desde 2013, de hecho, textos y anatemas fueron lanzados por parte de unxs y otrxs basados tanto en hechos como en rumores, y la ZAD se convirtió rápidamente en el papel PH medidor de la acidez de nuestros entornos. Para deleite de los servicios de inteligencia de la policía, que indudablemente aprovecharon las divisiones para organizar la revancha del Estado tras la derrota de César…

Aun cuando el Comité Invisible tuvo cierto protagonismo durante el periodo 2012-2016, generando una especie de club de fans gracias a la intervención de un ídolo de la esfera radical-bobo parisina, Eric Hazan, permitiendo una difusión amplia de sus libros, es erróneo pretender que esta “fanzone” constituyó un órgano político propiamente dicho. Se ha dado demasiada importancia a un epifenómeno que solo se encarnó en una serie de personajes (masculinos) más o menos mediatizados u omnipresentes, algunos de los cuales estuvieron presentes en la ZAD de NDDL, pero que no por ello fueron dotados del poder que se les quiere atribuir. Se podría en todo caso considerar que un micro “partido imaginario” se organizó en base a afinidades políticas, especialmente alrededor de la Casa de la huelga de Rennes y de distintas Escuelas Superiores y Facultades parisinas cuando salió el best-seller “A nuestros amigos” (2014), así como el CMDO de NDDL, pero no tuvo mayor trascendencia. Si bien es cierto que hubo tensiones y episodios de violencia entre aquellxs designados como apelistas y otros grupos autónomos, como los producidos durante el campamento antinuclear de Bure (agosto de 2015), durante el “picnic en casa de Valls” (9 de abril de 2016) o en la ZAD a lo largo de toda su historia, identificar una verdadera corriente política detrás de unos 60 individuos repartidos en todo el país es cuanto menos atrevido. Hay que tener en cuenta además que, como en todo grupo humano, las amistades y alianzas se hicieron y deshicieron a lo largo de la década siguiente: en otras palabras, las cohabitaciones no siempre acabaron en buen puerto.

¿Qué es lo que perdura entonces realmente del imaginario “apelista” más allá de los fuegos artificiales de Frankfurt (blockupy contra el Banco Central Europeo), de las protestas contra la reforma laboral de 2016, de “Generación Ingobernable” y de la campaña de normalización de la ZAD de NDDL (véase negociaciones con la prefectura durante las expulsiones de 2018)?

Volviendo a Sainte-Soline: son manipulados aquellxs que quieren

Hoy en día, la generación Z (nacida entre 1997 y 2010, y que llegó a la política después del estado de emergencia de 2015), ha tomado el relevo de la anterior, recuperando, como cada generación, los restos de lo que había construido su predecesora (nacida entre 1984 y 1996, y que se politizó después del estado de emergencia de 2005). Entre las personas de esta generación, que solo han conocido los conflictos de la ZAD por procuración, muchas se muestran especialmente rencorosas con lxs “apelistas” sin tener en cuenta que su existencia en 2023 obedece más bien a un imaginario que a una realidad. En efecto, aquí o allá nos topamos con regularidad con comentarios, textos o discusiones públicas en los que el apelismo es un tema candente. ¿A qué se debe esto?

La respuesta parece encontrarse entre la ZAD de Carnet (2020-2021) y “les Soulèvements de la Terre”. Pero, sobre todo, la respuesta parece estar en dos hombres que, a raíz de sus actitudes y sus prácticas, generan mucha animosidad. No queremos nombrarlos aquí porque no queremos exponerlos al punto de mira de la represión del Estado, que se abate cotidianamente sobre todxs nosotrxs. A pesar de lo que pensamos de ellos, nos negamos a ayudar a la policía en su labor. Sea como sea, sabemos que después de haber vivido durante una década en la ZAD de NDDL y tratado de imponer su estrategia en la ZAD de Carnet, en vano; ahora nos encontramos a estos dos pillos en las reuniones, detrás de los megáfonos y frente a las cámaras para erigirse como portavoces de les Soulèvements de la Terre.

¿Qué se les reprocha a estas personas? Según lo que se cuenta y las experiencias vividas, se les acusa de comportase como vanguardia y como estrategas, de forzar las decisiones que les convienen, de tejer lazos por oportunismo, de tener un pensamiento táctico y utilitarista a costa de la ética y la horizontalidad, de monopolizar las tomas de palabra y no escuchar a las demás personas, de jugar a dos bandas con los reformistas y los radicales, de usar una retórica guerrera y de poner en riesgo a la gente sin preocuparse a posteriori de las personas heridas o represaliadas, de no incluir los cuidados y la interseccionalidad en su lógica política, de complacerse en los delirios guerreros y de poder, etc.

Si, efectivamente, todos estos reproches se aplican a nuestros dos tribunos, se puede entender que exasperen a más de unx. Y sin embargo ¿Cómo se les puede acusar de dirigir o manipular las masas hasta el punto de haber llevado 30.000 personas a una trampa durante la manifestación de Sainte-Soline? ¿Pueden cientos o quizás miles de anarquistas pretender, sin avergonzarse, haber sido arrastradxs como un rebaño por un puñado de personas plenamente identificadas y desprovistas de medios de adoctrinamiento o de coerción? ¿Quién les obligó a venir y seguir la propuesta de acción de les Soulèvements de la Terre? ¿Realmente esperaban otra cosa que la represión por parte de las Autoridades? Y finalmente ¿Dónde está la autonomía de acción por la que abogan en sus textos?

La realidad es que miles de personas que acudieron a Sainte-Soline el 25 de marzo de 2023 sabían a lo que venían y a lo que se arriesgaban. La realidad es también que un cierto número de “anti-apelistas” y anarquistas acudieron aún sin adherir necesariamente a los modos de organización y de acción de les Soulèvements de la terre. Pero entonces ¿les Soulèvements pueden ser reducidos a una conspiración apelo-tiqquniana? La respuesta es no. Les Soulèvements de la terre es antes que nada una alianza de numerosas organizaciones como la Confédération Paysanne o Bassines Non Merci, que difícilmente pueden ser calificadas de apelistas sin caer en la ridiculez o el menosprecio. Si algunas personas pertenecientes a les Soulèvements (portavoces) suponen un problema por sus actitudes y sus prácticas, es responsabilidad de esos cientos de personas que no les apoyan hacerlas caer de su posición de poder (real o simbólica). Y no permanecer calladxs mientras las escuchan hablar, antes de la acción, para atacarlas a posteriori en los textos, poniendo como excusa la violencia del Estado. Si no nos damos los medios para echar a las personas que nos causan problema sin por tanto desacreditar o destruir todo el movimiento que las apoya, es porque en realidad no somos tan autónomxs como pretendemos o porque nos sentimos cómodxs con su liderazgo o porque nos la suda mantener vivo un movimiento de ecología radical capaz de reunir a 30.000 personas en un descampado contra un proyecto nocivo.

En la práctica, todo el mundo encontró sentido a acudir a Sainte-Soline para tratar de sabotear la maldita balsa, de la misma manera que todo el mundo encontró sentido a “traer su azada” en 2014 contra el cementerio nuclear de Bure, sin que se pueda atribuir la organización a una u otra tendencia de nuestro rollo.

En cualquier caso, toda persona es sustituible sin que ello impacte al movimiento político. Solo que hay que darse los medios de hacerlo, y un texto publicado en las redes claramente no es la manera. Pero, por desgracia, parece haberse convertido en costumbre ladrar junto con su manada ante la represión del Estado en vez de llevar a cabo actos concretos antiautoritarios del que hacemos bandera…

Resistir y organizar los cuidados autónomos sin fantasear con la guerra

Repitámoslo, es poco creíble que cientos de activistas acudan a una acción de este tipo sin saber perfectamente el nivel de tensión que les espera, sobre todo sabiendo que la manifestación ha sido prohibida y que acuden con medios de defensa adaptados a una confrontación con las fuerzas de seguridad. Es hora de dejar de fingir sorpresa cada vez que el Estado despliega sus tropas frente a nuestras acciones y manifestaciones. No se trata de ser fuertes en tanto que individuos, sino de encontrar los medios para resistir colectivamente a la violencia del Estado. Y frente a esta, la solidaridad es nuestra arma.

Y ya que hablamos de armas, hablemos de guerra. Es un secreto a voces que el Estado lleva militarizándose continuamente desde la era Sarkozy, armando a la vez los discursos como sus fuerzas de seguridad. Y cada ataque armado (también llamados “actos terroristas” ha justificado más y más medidas liberticidas, así como violencias policiales y judiciales. Ya no es solo el Estado quien se sostiene solo por su policía, sino también el capitalismo en su totalidad. Y Macron llega en este momento preciso para terminar el proceso de transición del capitalismo hacia el fascismo. Y lo hace con total transparencia, hasta el punto de repetir cada vez que puede que estamos en guerra. Por desgracia, no podemos ignorar este hecho, y si el Estado está en guerra, no nos queda más remedio que estarlo también. Sin embargo, sabiendo que no deseamos ni tenemos las fuerzas suficientes para llevar a cabo una guerra asimétrica o proporcional, tenemos que evitar caer en el juego de los planes de batalla. No conseguiremos nunca inclinar la balanza a nuestro favor en este juego viril. Tienen de su lado la violencia legítima, tenemos del nuestro, la legítima defensa. Dada esta configuración, no sirve de nada “contribuir a la guerra en curso”. Es mejor pensar formas de resistencia que no nos expongan a la ferocidad de las fuerzas del orden. Y la resistencia no es la guerra frontal: nuestra única defensa es la autodefensa popular y el sabotaje.

El texto crítico hacia les Soulèvements de la Terre que ha circulado bajo forma de fanzine a raíz del 25 de marzo afirma que nada se ha hecho para prevenir esta violencia y que ninguna información sobre las armas fue transmitida anticipadamente. Además de ser falsa, esta afirmación es insultante hacia las personas que se implican a fondo desde hace varios meses para organizar lo mejor que pueden los cuidados de lxs participantes en la manifestación. Personas que, aunque no guste a algunxs, no tienen en su mayoría ninguna afinidad con los escritos del Comité Invisible. La alienación no se encuentra necesariamente allí dónde se piensa…

Para empezar, es inútil precisar que tras la manifestación de Sainte-Soline del 30 de octubre de 2022, durante la cual hubo varias personas heridas, el equipo de apoyo jurídico de les Soulevèments de la Terre tomo inmediatamente contacto con otros colectivos contra la represión y las violencias policiales para organizar tanto un seguimiento de lxs heridxs en esta acción como para organizar un grupo autónomo de cuidados de cara a la siguiente manifestación. A lo largo de los meses que precedieron el 25 de marzo, numerosas personas se unieron a la “retaguardia” pensada para aportar apoyo jurídico, médico, psicológico y prevención contra las violencias sexistas y sexuales. La mayoría de las personas pertenecientes a dicho grupo no tenían ninguna afiliación con el colectivo de les Soulevèments de la Terre y provenían de horizontes y prácticas de lucha diversas. Durante las discusiones sobre la preparación del 25 de marzo se dieron debates y desacuerdos en los que el hecho de incluir informaciones sobre las armas no se puso en ningún momento en duda. De hecho, se llevaron a cabo dos briefings en línea delante de 700 a 2000 personas una semana antes de la acción que permitieron transmitir las informaciones necesarias para protegerse de la represión y de las armas. Por último, justo antes del inicio de la acción, la dificultad para reunirse y el estrés del momento impidieron volver a comunicar de forma exhaustiva dicha información, aunque una persona del equipo jurídico informó a través de un micro, incluyendo la cuestión de las armas y los cuidados, delante de varios cientos de personas presentes en el “campamento efímero”.

También es importante anotar que el equipo jurídico tuvo que asumir el seguimiento de decenas de personas heridas junto con el apoyo de colectivos que luchan contra las violencias del Estado, sin que las personas descritas en el fanzine evocado aquí hayan desempeñado ningún rol en la puesta en marcha espontánea de estas herramientas al servicio exclusivo de las personas víctimas de la represión. Por otro lado, lxs abogadxs que se ofrecieron para el seguimiento de las personas detenidas no están afiliadas a les Soulevèments de la Terre, pero cooperan habitualmente (y no exclusivamente) con los “legal teams” y cajas antirrepresivas, algunas de las cuales forman parte de la red Rajcol (Red de Autodefensa Jurídica colectiva) Al igual que los equipos de “street medics”, los “legal teams” son, antes que nada, una herramienta de autonomía que no podemos vincular o asimilar a otros grupos políticos sin arriesgarse en caer en los mismos análisis sesgados de la policía.

No todxs formamos necesariamente parte de les Soulevèments de la Terre, pero les Soulevèments de la Terre nos pertenecen si así lo decidimos y si hacemos el esfuerzo de aprender de nuestras debilidades y errores, para mejorar nuestras formas de funcionar, pero también para poder hacer frente al Estado en estos tiempos de represión feroz.

Toda mi atención y solidaridad hacia las víctimas de la violencia del Estado y lxs heridxs de Sainte-Soline,

Cuidémonos lxs unxs de lxs otrxs.

Un anarquista que contribuyó en la retaguardia para la acción de Sainte-Soline

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