MERCACHIFLES DE LA DUDA

Resultado de imagen de Mercaderes de la dudaEl documental “Mercaderes de la duda” muestra que en EEUU se manufacturan dudas sobre la existencia real del Cambio Climático. “Comunicar es vender. Manténgalo simple, y la gente asumirá el resto con sus propios sesgos, con sus propias perspectivas”. Las empresas tabaqueras sabían que la nicotina era una droga adictiva, aún así dijeron en el Congreso: ”Creo que la nicotina no es adictiva”. El mismo grupito de gente que usó la industria tabaquera trabaja ahora sobre temáticas de todo tipo, sobre la dioxina, los pesticidas y los químicos en general diciendo que no hay evidencia de que sean dañinos. Los científicos presentan los datos científicos y al otro lado hay un presunto experto. Algunos de estos supuestos expertos lo hacen muy bien. “No soy científico, aunque finja serlo en televisión de vez en cuando, bueno, mas que de vez en cuando”. Se creó todo un nuevo elenco de personajes conocidos por generar duda sobre el calentamiento global que afirmaba que la catástrofe del Calentamiento global era una estafa, que no había consenso científico y que debatían con científicos que eran gente difícil de entender y muy aburrida. La idea era evitar que la gente se enterara de los avances reales que son los que logra la ciencia. Decían que eran mentiras y una fe el hecho de que la tierra se estaba calentando y esto era indudable.

Es una hazaña que un grupo tan pequeño haya tenido un impacto tan enorme sobre la opinión pública al ser fuerzas negativas que solo intentaban frenar las cosas. Hay una verdadera maquinaria de relaciones públicas, de publicidad, una maquinaria industrial, dedicada a manufacturar duda sobre algo sobre lo que no existen dudas: sobre la existencia real del cambio climático antropogénico. Existe un grupo de gente, un grupo de intereses, que se dedica de manera sistemática a manufacturar una duda que, en realidad, no es real. Es una duda completamente falsa, creada por intereses políticos. Un grupo muy reducido de científicos y asesores científicos de alto nivel han logrado desarrollar campañas efectivas de confusión del público negando un conocimiento científico que está bien establecido. Este es el quid de la cuestión.

El enfoque del negacionismo, sobre una teoría tan establecida como la evolución o la relatividad, es un reenfoque para colocar el Cambio climático en el terreno de la opinión y no de los hechos. Esta era su gran herramienta. Eran científicos portavoces de grandes empresas, de mucho dinero. En muchos casos ni siquiera eran científicos y firmaban panfletos de mucha difusión y llegaban a la sociedad civil sin ser científicos. Las empresas que sacan sus beneficios de los combustibles fósiles, del petróleo, del gas y del carbón invirtieron mucho dinero para crear esta duda. El caso es que no cabe duda del Cambio Climático producido por el hombre y por la combustión de combustibles fósiles y este consenso científico solo  lo percibe el 40% de la sociedad norteamericana. Esto da idea del gran poder de divulgación de estos grupos de poder. Se sabe que se invierten 900 millones de dólares al año en el negacionismo. Son auténticos profesionales de la negación. Son muy pocos científicos pero parecen muchos (aparecen en muchos thinktanks). Manejan muy bien la comunicación y son grupos de debate público capaces de negar cualquier cosa que suponga un sobrecoste para la industria. No solo intentan influir a la legislación para disminuir los costos para la industria sino que también pretenden influir la legislación educativa. En EEUU, en varios estados, gracias a políticos conservadores, han conseguido en los programas educativos que se valore la “otra opinión”. Pero no estamos ante escepticismo científico sino ante una criatura ideológica de la extrema derecha que tiene la negación como objetivo declarado.

Esta cuestión, relacionada con la ecología, con el bienestar de la población, con los intereses de las industrias, se convierte en un tema ideológico. Se polariza y se convierte en un tema favorito de un grupo de personas de extrema derecha de EEUU, liberales, libertarios, etc. Se politiza algo difícil de politizar como la puesta de sol.

Los creadores de esta duda responden a intereses económicos de seguir perpetuando el modo de producción basado en la privatización y cercenar los derechos fundamentales de los ciudadanos, su salud, su seguridad y el medio ambiente y consisten en poder controlar la seguridad alimentaria, el modelo energético, etc, y es donde están enfocados. Y contra los ecologistas que defienden los intereses ciudadanos, de salud, medioambiente, etc. Los negacionistas quieren parar las políticas que regulan los intereses ciudadanos en beneficio de sus intereses.

Los negacionistas intentan retrasar lo máximo posible las políticas del Cambio climático, no eliminarlas, pero no nos podemos permitir ese lujo. Dentro del negacionismo se han dado varias estrategias y primero negaba el calentamiento, luego negaba su origen antropogénico, luego su alcance, que no iba a ir a mas, que nos adaptaríamos como especie. Para ellos era fácil engañar pues las estrategias no eran limpias. El negacionismo empleó estrategias como crear controversias artificiales, con soldados rasos en Internet creando perfiles y envenenando los debates, filtraciones tóxicas, montajes como crear de la nada un movimiento de base con una ideología y supuestamente altruista (ver documental antifraking “PromiseLand”). Intentan atribuir ideología a la ciencia, es la estrategia principal. Los hechos científicos son innegables y luego viene la ideología y la política con ellos.

Los negacionistas se están quedando sin argumentos. Ya han aumentado las temperaturas y se ven los efectos negativos. Las instituciones reconocen el fenómeno y aceptan la verdad científica. El negacionismo se viene abajo.

Pero los científicos no han divulgado bien y llegado a la gente al igual que los ecologistas. Los científicos negacionistas eran los menos competentes, los que menos publicaban, y a los que menos citaban sus trabajos o eran citados para contravenir sus postulados. Pero no hay que bajar la guardia y crear una masa critica frente a un enemigo con mucho dinero. Cuando entremos en terreno mas peligroso es muy humano que la gente no quiera mirar a la realidad a la cara, sobretodo cuando no hay mucha solución. Se prefiere no mirar al horror a los ojos.

“Sabemos la verdad sobre los peligros del tabaco. Y la industria tabacalera ha sido enjuiciada por sus actividades ilegales. Esas son las buenas noticias, ¿no? La verdad se ha revelado y la gente que merece ser castigada ha sido castigada. La mala noticia es que demoró 50 años. Si miramos el caso del Cambio Climático podemos imaginar que eventualmente la gente llegará a entender la evidencia científica. Pero el problema es que no tenemos 50 años”.

La estrategia es la misma que utilizaron con el tabaco y con otros productos de consumo que resultaron ser dañinos para los consumidores, retrasar el máximo posible la aceptación de esa realidad, que ese producto es dañino y rechazable y, mientras tanto, seguir vendiéndolo, el máximo tiempo posible. Pero no tenemos tiempo, pues si nos retrasamos 50 años, la situación será catastrófica.

El negacionismo hay que equipararlo al posibilismo (no tener que cambiar el modelo de sociedad). Las decisiones energéticas no responden a las necesidades climáticas. Las puertas giratorias, el acceso privilegiado al poder por parte de la industria, es algo inaudito que explica la parálisis de las políticas energéticas.

Los posibilistas afirman que el coste de cambiar la política energética es prohibitivo: no hay alternativa. Si queremos vivir como hasta ahora, dicen, tenemos que pagar ese precio. Dicen que es imposible innovar pero no es verdad. Podemos salir del atolladero. Los políticos siguen los intereses de los lobbys de la industria en su propio interés que no es el de los ciudadanos. El cambio es posible y se necesita voluntad política. Hay que dejar de escuchar a los contaminadores. Hay que vincular los impactos negativos del Cambio Climático con sus consecuencias económicas negativas. El cambio Climático nos sale caro y sobretodo en términos de salud.

Pero también hay que reconocer que los mayores impactos negativos son en el sur del planeta y el Norte puede defenderse mejor. Las decisiones no son inicuas y no hay justicia climática a la hora de las

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