El pasado 25 de marzo fue la inauguración del ciclo de kafetas, que busca promover la biblioteca, la lectura y el intercambio de ideas. Un soleado sábado, unas cuantas personas estuvimos en un ambiente de debate y música en el que pudimos hablar distendidamente y disfrutar de una estupenda compañía.
Lo primero, conocimos las publicaciones de nuestro compañero Alfredo Velasco, y pudimos preguntarle por sus temáticas, editorial, redacción etc. Los libros que Alfredo trajo para poder compartir con nosotros fueron dos: un libro de cuentos breves, orientado para leer en el metro, sobre el amor y desamor. Su título es Hijos de padres deseados o las otras pretensiones. El otro título fue Contra los dominadores de este mundo tenebroso, un libro en el que analiza los autores anarcocristianos. Autores, textos, producción del cristianismo en la línea anarquista y que se aleja de la oficialidad y de las normas estrictas que solemos ver.
Entre café y pastas, también discutimos de música durante la Guerra Civil, y del cancionero que hay recopilado de las piezas de la época, a fin de cuentas, hubo música en directo, y nos quedó en el tintero una duda sobre el himno compuesto en Bilbao por el director de la banda. Ignoramos quién fue el compositor, y si es posible acceder a las partituras para recuperarlo. Un tema pendiente para futuras kafetas, y para tener nueva música para amenizar las veladas.
Dentro de lo que era la dinámica de la kafeta, hubo un nuevo salto de tema de conversación. Porque el debate y las ganas de charla no decayeron, no… El nuevo tema fue qué consideramos arte, y cómo lo popular, lo que ha sido hecho por el pueblo, ha sido considerado como artesanía en el mejor de los casos. Muy interesante debate de dónde están los límites que marcan el arte, lo que entra en los libros, y que generalmente va asociado a un consumo de las élites adineradas, mientras que lo más consumido se queda relegado a una segunda categoría.
Y del arte, como no, pasamos al nuevo tema de actualidad. Las IAs, que se usan lo mismo para generar un texto literario, que un dibujo o una fotografía. Aquí se planteó cuál será el impacto social, aunque ahí los comentarios fueron muy variados. Nadie parece tener muy claro si la tecnología será una moda pasajera, si quitará puestos de trabajo, o si simplemente acabará convertida en una herramienta de pago.
En cualquier caso el debate estuvo servido y ameno.
Muchos temas se quedaron sin abordar , para el próximo encuentro, entre cafés, autores, libros, dentro de dos meses, el 13 de mayo. ¡Os esperamos! ¡No faltéis!
