ARABA BIZIRIK

ARABA BIZIRIK

EZ: Habladnos de vuestro colectivo ¿cuándo surge, en qué contexto y cuáles son su filosofía y sus objetivos?

AB: Araba bizirik nace de la necesidad de proteger el territorio de Álava de megaproyectos que empiezan a invadir el territorio por parte de trasnacionales energéticas, empresas de construcción de nuevas infraestructuras elitistas de transporte y empresas de la industria alimentaria ajenas a la tierra y con intención de apropiarse de tierras de cultivo, montes comunales, espacios naturales de alto valor ecológico y de sus zonas rurales.

Aquí confluyen La Plataforma a favor de un tren social, no al TAV, que es la que más tiempo lleva enfrentándose a este proyecto antisocial, antiecológico y cuyo coste es inasumible también económicamente; la plataforma en contra de las centrales eólicas en los montes del territorio Arabako Mendiak Aske; Proiektu Honi ez, que nace para evitar que se instalen centrales fotovoltaicas en campos de cultivo comunales y el Movimiento por la alimentación sostenible que denuncia, entre otros, la industria de invernaderos de Tuesta para la producción de tomates hidropónicos, y que está a favor de una agricultura ligada a la tierra sin destruirla. Es una plataforma abierta a más movimientos en defensa del territorio.

Todos estos movimientos populares se enfrentan a la privatización de los montes comunales, la industrialización de espacios de alto valor medioambiental, la desestructuración de las zonas rurales, la pérdida de autonomía y soberanía de los pueblos, la nueva recolocación en nichos de mercado llamados verdes de las empresas trasnacionales energéticas. Todo ello gracias a los fondos europeos Next Generation, la burbuja especulativa de las renovables, la alineación de los poderes ejecutivos con las multinacionales energéticas, el amordazamiento social, el ninguneo de los mandatos y leyes de protección y ordenación del territorio, la continuación del modelo extractivista en los países del Sur global en una nueva fase neoliberal que conecta, de base, con el neocolonialismo, el hecho de ignorar los límites biofísicos del planeta bajo el mito del crecimiento infinito y la creencia de que toda la energía nque hoy utilizamos puede sustituírse por energías renovables. También se enfrenta a la utilización de los medios de comunicación que mandan mensajes simples de los gobernantes de turno para construir relatos hegemónicos que no se basan en la realidad para crear corrientes de opinión favorables al expolio que quieren llevar a cabo.

EZ:¿Cómo evaluaís lo realizado hasta el momento?

AB: El año pasado empezamos organizándonos en torno a la realización de la manifestación del 23 de octubre en Gasteiz. Los fundamentos base de cada movimiento se integraron en un manifiesto conjunto. Fueron varias las acciones complementarias que fuimos organizando. Por un lado, abrimos un ciclo de charlas para que las personas que viven en el territorio vieran que no estamos en contra de las renovables per se, y si a favor de un nuevo modelo que suponga un cambio de paradigma que pueda hacer frente a una organización económica, social y cultural, el capitalismo, que consideramos es responsable de esta situación. En estas charlas contamos con ponentes que nos daban claves para el desarrollo de alternativas que hicieran frente al sistema desde el anarquismo, el socialismo y el ecofeminismo. A la vez, contábamos con voces que alertaban, desde la ciencia, de la inminencia del colapso y nos ofrecían sus conocimientos y lecturas de años de trabajo. Una labor pedagógica de difusión para contrarrestar el discurso de los gobernantes que nos tachan de ser grupos que nos oponemos a todo. Esta acción ha conseguido que nos hagamos cargo de la situación a que nos enfrentamos y ha condicionado el relato que trataba de vender estas infraestructuras como necesarias para revertir el cambio climático y para realizar una transición energética. Hemos puesto sobre la mesa el nivel de destrucción de las zonas natural y rural de estos megaproyectos. Ahora los venden aduciendo la urgencia de implantarlos desde las consecuencias que ha acarreado la guerra en Ucrania, no desde la coherencia de estos proyectos con la conservación de los espacios naturales.

Hemos conseguido movilizar a los concejos de los pueblos afectados para que vean las graves afecciones que producirían estas infraestructuras. Estos se han posicionado en contra. También hemos movilizado a muchas personas en Gasteiz en torno a la manifestación. De igual manera, estamos consiguiendo mantener la tensión en el tiempo con todas estas actuaciones, más diversas concentraciones en los pueblos afectados. La zona rural está respondiendo, unas personas que no tenían cultura organizativa en torno a movimientos de respuesta a agresiones. Todavía hay mucho trabajo por hacer, pero las bases ya están puestas.

EZ:¿Qué diagnóstico hacéis de la actual coyuntura de crisis ecológica?

AB:Esta crisis ecosocial la situamos en un momento crucial para el mantenimiento de la vida en el planeta, un punto de inflexión. Los poderes económicos al mando de las elites están intentando recolocarse con nuevos fondos públicos y para ello necesitan a los títeres de turno que son los gobernantes. Éstos están rompiendo consensos sociales que se lograron a través de la lucha y que consiguieron paralizar la ubicación de ciertas infraestructuras en zonas de montaña. Hoy vuelven a torpedear el mandato del Parlamento Vasco que instaba a una nueva ordenación del territorio consecuente con la protección del patrimonio natural para estas centrales energéticas.

Esto es significativo y tiene una lectura global desde lo local. Todas las leyes de ordenación del territorio y de protección ambiental, así como la autonomía y la soberanía de los pueblos que les estorban, son sacrificadas por otras nuevas leyes que se concentran en el poder ejecutivo para que las decisiones estén desligadas de las instituciones más cercanas a las personas que habitan el territorio. Así nace la ley Tapia, en la CAPV, por la cual el partido en el poder decidirá que proyectos son de interés público o privado superior para que su tramitación no tenga obstáculos ni se demore. Esta vinculación institucional con el poder económico está muy bien pagada a través de las puertas giratorias que utilizan estas corporaciones para recolocar a los gobernantes que han sucumbido a sus planes de expansión. En esta nueva etapa de acumulación de los comunales para la reproducciónn capitalista, los poderes institucionales están concentrándose, alejando cada vez más los centros de decisión de las personas del territorio. Esto nos va a colocar en un escenario donde primen exclusivamente los intereses de las elites en detrimento de los espacios naturales y de las clases populares.

EZ: ¿Cómo analizáis en este contexto vuestra realidad organizativa, qué carencias y qué retos veis necesario afrontar?

AB: Araba Bizirik en una plataforma nacida para la defensa del territorio. La defensa del comunal es una lucha que choca frontalmente con el sistema actual. La organización en torno a la plataforma surge de la necesidad de hacer frente a estas infraestructuras por parte de los colectivos afectados, desde los pequeños pueblos, con la memoria de lucha anterior que nos facilitó el volver a movilizarnos. Luego se van uniendo personas sensibles a la preservación del medio natural, bosques autóctonos, terrenos comunales, etc. Hemos ido organizándonos en torno a la acción política y autónoma de las movilizaciones que proponemos. Somos un movimiento de calle. Necesitamos que a estos movimientos se una más gente para poder llegar a otros lugares y a otras personas. También hay que decir que hay muchas individualidades que están colaborando puntualmente y que son de gran ayuda. Tenemos muchas capas de militancia.

Los retos son muchos. Entre ellos está el concenciar a la gente que nos rodea de la necesidad de movilizarnos y llegar a paralizar estos proyectos destructores de vida. Para ello estamos construyendo un relato que condicione y contrarreste al hegemónico. Y lo de siempre, aumentar el número de personas que acuden a nuestras movilizaciones y que se implican en esta lucha. Visibilizar que la protección de las zonas rurales y los espacios naturales comunales son la mejor alternativa para revertir las consecuencias de la crisis climática, alimentaria y social a la que nos enfrentamos.

EZ: ¿Cómo evaluáis la actual situación institucional?¿Creeís que los nuevos fondos europeos y los pactos de los partidos vascos con el gobierno central pueden implicar una aceleración de infraesttructuras que llevan años paralizadas o casi, como el TAV?

AB: Como ya hemos dicho anteriormente, la situación institucional es muy grave por la vinculación de ésta a las empresas trasnacionales, la centralización de los lugares de toma de decisiones, la dinamitación de las leyes de ordenacióndel territorio y de las de protección ambiental y la venta del relato oficial a través de los medios de comunicación hegemónicos. En la CAPV esta colaboración se encuentra en las nuevas empresas participadas público-privadas que, de la mano de los gobiernos, facilitan a Iberdrola, Repsol, Grupo Mondragón (Krean) el acceso a las ubicaciones y al dinero público. Aixeindar (40% pública, 60% Iberdrola), Ekiola (EVE+Krean) para la promoción de cooperativas ciudadanas.

Los nuevos fondos europeos suponen una oportunidad para la recolocación de las trasnacionales energéticas en nuevos nichos de negocio y para las empresas de la construcción que buscan en este dinero público una fuente de grandes beneficios. Esto propicia un aumento especulativo de megaproyectos sobre el territorio que superan las necesidades de este, teniendo en cuenta que las fuentes de energía fósiles no pueden sustituírse por enrgía eléctrica. Este aumento también está ligado a las necesidades energéticas de Francia y Alemania y a las declaraciones desde Europa para que el estado sea exportador de energía renovable. Es decir, sacrificar el territorio de los estados de sur para beneficio de los estados del norte europeo. Sí, pensamos que estas pretensiones conllevn un aceleramiento en la implantación de estas centrales renovables, de nuevos kilómetros en la línea del TAV, de nuevas líneas de alta tensión para el transporte de energía hacia Europa, de nuevos megaproyectos de granjas industriales para dar de comer a Europa… Un territorio a sacrificar por unas moneditas para un pueblo endeudado. Para ello ya han sacado a nivel estatal un real decreto ley 6/2022 que agiliza estos proyectos mediante la resolución de su tramitación en un corto período de tiempo sin necesidad de hacer la evaluación de impacto ambiental.

Las condiciones ecológicas que hacen posible la vida en el territorio están siendo destruidas. Vemos también que la desposesión de lo comunal va a suponer un empobrecimiento de las clases populares que hace que la movilización sea más necesaria que nunca.

(Artículo publicado en la revista libertaria “Ekintza Zuzena” nº 48-2022)

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