EXTINCTION REBELLION

«Extinction Rebellion»: La rebelión de la Vida contra los mercaderes de la muerte

Marcos Rivero Cuadrado
2018-12-02

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Después de un verano infernal en el norte de Europa y con las temperaturas más altas registradas en el último siglo en el Reino Unido, este país ha visto nacer un nuevo movimiento social que pretende activar a la ciudadanía y presionar a los gobiernos de todo el mundo con el fin de actuar urgentemente ante la situación actual de emergencia climática.

En apenas dos meses, multitud de charlas, debates y talleres han logrando organizar, de forma rápida y descentralizada, a decenas de grupos locales a lo largo y ancho del país, bajo el anuncio de que “en este otoño habría una rebelión contra el Gobierno Británico por sus crímenes contra la humanidad”, involucrando a miles de personas en acciones directas noviolentas de desobediencia civil en Londres y otras ciudades, consiguiendo atraer la atención de importantes medios de comunicación dentro (BBC, Independient, The Guardian, etc) y fuera de sus fronteras (El País, Le Figaro, New York Times, etc.).

Ha nacido Extinction Rebellion, una campaña impulsada por el colectivo Rising Up, que aspira a convertirse en un nuevo movimiento social internacional de desobediencia civil, masiva y pacífica destinado a actuar “allí donde muere la esperanza”.

Declaración de Rebelión ante la parálisis institucional

Acciones en Totnes en el Día de la Rebelión. Foto: Marcos Rivero

El pasado 26 de octubre de 2018, sólo unas semanas después de que saliera publicado el último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) en el que se señalaba que “para limitar el calentamiento global a 1,5 °C se necesitarán transiciones rápidas y de gran alcance en la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades”, alrededor de cien personas del ámbito académico británico firmaron un llamado a la acción que decía:

La ciencia es clara, los hechos son incontrovertibles, y es inconcebible para nosotros que nuestras generaciones más jóvenes deban soportar la peor parte de un desastre sin precedentes de nuestra propia creación… Nuestro gobierno es cómplice de ignorar el principio de precaución y de no reconocer que el crecimiento económico infinito en un planeta con recursos limitados no es viable… Cuando un gobierno voluntariamente declina en su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos de daños y de asegurar el futuro para las generaciones venideras, ha fracasado en su deber más esencial de administración. El contrato social se ha roto y, por lo tanto, no sólo es nuestro derecho, sino también nuestro deber moral rechazar la inacción del gobierno y el flagrante abandono de sus deberes, y rebelarnos para defender la vida misma. Por lo tanto, declaramos nuestro apoyo a la Rebelión contra la Extinción. Respaldamos totalmente las demandas que solicitan al gobierno que se atreva a decir la dura verdad a la ciudadanía. Pedimos la puesta en marcha de una Asamblea Ciudadana que trabaje con la comunidad científica sobre la base de la evidencia existente y de acuerdo con el principio de precaución, desarrollar urgentemente un plan creíble para la rápida y total descarbonización de la economía.

Cinco días después, el 31 de octubre, este movimiento presentó públicamente en Londres su Declaración de Rebelión, advirtiendo que “nos enfrentamos a una emergencia global sin precedentes… el tiempo para la negación se ha terminado: sabemos la verdad sobre el cambio climático y la verdad sobre la aniquilación biológica actual. Ahora es el tiempo de actuar y estar a la altura de estas verdades incómodas.”

En este contexto, después de tres décadas perdidas de Cumbres del Clima, la confianza dada a los gobiernos para abordar con responsabilidad la grave crisis ecológica parece ya agotada, pues como señala Extinction Rebellion, “mientras que la comunidad científica nos ha ido advirtiendo durante treinta años de que el cambio climático nos matará, los gobiernos no sólo han permitido que las emisiones de gases de efecto invernadero se incrementen en un 60% durante ese tiempo, sino que además continúan permitiendo que sigan creciendo. Está claro que el sistema político actual nos está fallando por completo: mostrando una falta total de urgencia y respaldando políticas basadas en ilusiones”, de modo que “podría decirse, entonces, que quienes nos gobiernan están actualmente comprometidos en un crimen contra la humanidad. Ante lo que, en cualquier sociedad democrática, la ciudadanía no sólo tiene el derecho, sino también el deber de rebelarse contra esta tiranía. Es hora ya de rebelarnos contra el control corporativo capitalista que pone el beneficio económico a corto plazo por encima de nuestra propia existencia. Vamos muy tarde y estamos cerca de no llegar a tiempo.”

“Cambiemos el sistema, no el clima”

A pesar de que vivimos en tiempos de emergencia climática, nuestros gobiernos siguen todavía instalados en la resistencia dogmática que nos conduce al ecosuicidio. Aquella que, a pesar de las múltiples evidencias científicas que nos alertan de que nos dirigimos a un caos climático catastrófico y de que vivimos ya en la sexta extinción de especies, sigue empecinada en persistir en los mitos modernos del crecimiento económico y la industrialización como paradigma del bienestar de la humanidad.

Unos dogmas de fe que, ante sus horas más bajas, tratan de ser revitalizados por los gobiernos y las corporaciones a través de diferentes narrativas y agendas como las del neofascismo, la Cuarta Revolución Industrial o los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que siguen sin cuestionar las lógicas del crecimiento y producción industrial en una nueva huida hacia delante que supone en palabras de Gonzalo Fernández “una verdadera guerra económica global contra la humanidad y el propio planeta.” Una batalla en la que las élites están imponiendo sus propias soluciones tecnológicas, como denuncia Douglas Rushkoff, no para resolver los problemas de la humanidad, sino para asegurar su propia capacidad de influencia y supervivencia futura ante el inevitable colapso de nuestra civilización industrial en un planeta degradado.

Ante este panorama desesperanzador, Extinction Rebellion surge como una iniciativa que llama a la rebelión ciudadana contra los mercaderes de la muerte. Un nuevo movimiento social que, en defensa de la vida, busca influir en las políticas de los gobiernos mediante la desobediencia civil masiva, para frenar las inercias ecosuicidas que nos han conducido al borde del abismo.

Foto: Kay Michael

Decir la verdad y descarbonizar las sociedades con más democracia

Para conseguir este cambio sistémico, Extinction Rebellion plantea las siguientes demandas:

  1. que los gobiernos digan la verdad sobre la gravedad de la crisis ecológica y trabajen junto a los medios de comunicación de masas para informar a la ciudadanía,
  2. poner en marcha una movilización mundial a escala de la 2ª Guerra Mundial para lograr reducir las emisiones netas a cero en 2025, promulgando medidas políticas legalmente vinculantes que reduzcan los actuales niveles de consumo, y
  3. Crear Asambleas Ciudadanas encargadas de supervisar los cambios.

Y, para conseguirlas, busca articular un movimiento ciudadano potente en torno a algunas ideas-fuerza que podríamos resumir en que:

  1. estamos en una situación de emergencia, donde el colapso social es inevitable, la catástrofe probable y la extinción humana posible;
  2. el tiempo de actuar es ahora, pues tenemos apenas 12 años para producir un cambio radical en nuestras sociedades;
  3. necesitamos desarrollar medidas urgentes que nos preparen ante un colapso social inevitable y eviten, al mismo tiempo, un caos climático catastrófico;
  4. para lograr las demandas planteadas necesitamos desobedecer y aceptar riesgos con un cierto grado de sacrificio personal (como, por ejemplo, asumir un arresto, multas e incluso un encarcelamiento por las acciones de desobediencia civil);
  5. queremos conocer la verdad y enfrentar el dolor de estos tiempos, el duelo forma parte de nuestra misión; y
  6. esta rebelión es alimentada por nuestro amor a la Vida.

Hacia una Cultura Regenerativa

Pero ¿cuál es la visión de este nuevo movimiento? ¿Qué principios y valores lo articulan? Veamos a continuación qué características comunes son las que lo definen:

  1. Una visión compartida del cambio: crear un mundo adecuado para las generaciones venideras.
  2. Una misión acerca de lo que es necesario: movilizar al 3,5% de la población para lograr un cambio en el sistema, usando ideas como la organización por impulso. Su hipótesis de éxito es que si se consigue que este pequeño porcentaje de la población esté movilizado de forma activa y permanente, se logrará causar una interrupción económica que lleve a las autoridades a la mesa de negociaciones.
  3. La apuesta por una cultura regenerativa: crear una cultura que sea saludable, resiliente y adaptativa.
  4. La apertura a retarnos como movimiento y ciudadanía, tanto como a este sistema tóxico: abandonando nuestras zonas de confort para actuar por el cambio real.
  5. La puesta en valor de la reflexión y el aprendizaje: siguiendo ciclos de acción, aprendizaje (reflexión) y planificación para volver de nuevo a la acción. Aprendiendo de otros movimientos y contextos, así como de las propias experiencias.
  6. La acogida de la diversidad, dando la bienvenida a todas las personas y a cada una de sus partes: trabajando activamente para crear espacios más seguros y accesibles para todo el mundo, y articulando un movimiento intergeneracional, intercultural…
  7. La reducción activa del poder: rompiendo las jerarquías autoritarias para una participación más equitativa.
  8. El propósito de evitar caer en la culpa o en el lamento: ya que hemos nacido y vivimos en este sistema tóxico y nadie tiene la culpa de ello.
  9. La creación de una red noviolenta: apostando por el uso de estrategias y tácticas noviolentas, concebidas como la manera más efectiva de lograr el cambio. Una forma de reivindicación que nos recuerda a otros movimientos exitosos como los protagonizados por las sufragistas en el Reino Unido, la lucha por los derechos civiles en los EEUU o la lucha anticolonial de la India.
  10. La organización autónoma y descentralizada: creando colectivamente las estructuras necesarias para desafiar el poder, de manera que cualquiera que siga estos principios y valores básicos puede actuar en su nombre.

La Rebelión ya ha comenzado

El pasado 17 de octubre de 2018, activistas de Extinction Rebellion, armados con flores y letras, realizaron su primera sentada en la sede de Greenpeace en el Reino Unido, denunciando que esta organización ambiental “no es lo suficientemente radical como para enfrentar la terrible situación climática” y “alentando a sus miembros a unirse a la desobediencia civil masiva como única alternativa para evitar la catástrofe”, querían que Greenpeace enviara un correo electrónico a sus miembros destacando el plan de rebelión, e idealmente que los llamara a participar. Sin embargo, su respuesta fue que “aunque apoya cualquier intento de aumentar la conciencia sobre la emergencia climática, todavía no sabe lo suficiente acerca de quienes están detrás de Extinction Rebellion como para pedir a sus miembros que participen.”

Dos semanas más tarde, el 31 de octubre se celebró una asamblea en la Plaza del Parlamento que atrajo a más de mil personas para realizar la “Declaración de Rebelión” contra el gobierno del Reino Unido, en el que destacaron la presencia y discursos de George Monbiot, la eurodiputada verde Molly Scott o la joven activista, Greta Thunberg, una colegiala sueca de 15 años que ha comenzado una “huelga escolar” por la inacción climática de su gobierno. Un evento que acabó con el arresto de 15 activistas tras la realización de una sentada en la carretera.

Una de las personas arrestadas en la acciones de Extinction Rebellion (Emma, de Totnes). Foto: Kay Michael

Posteriormente, en el mes de noviembre, más de cien personas han sido arrestadas por participar en diversos actos de desobediencia civil. La gente bloqueó y pintó lemas en la fachada del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido el 12 de noviembre; se pegó a las puertas de Downing Street dos días más tarde, y el 17 de noviembre, en lo que se llamó el Día de la Rebelión, miles de personas participaron en una acción coordinada para bloquear los cinco puentes principales sobre el río Támesis en Londres durante varias horas, causando una gran interrupción del tráfico. The Guardian lo describió como “uno de los mayores actos de desobediencia civil pacífica en el Reino Unido en décadas”.

Posteriormente, el 21 de noviembre comenzó a practicarse una nueva estrategia conocida como el Enjambre de Barricadas, donde pequeños grupos de activistas han llevado a cabo protestas ocupando cruces de carreteras importantes durante las horas punta de la mañana. Y unos días antes de terminar la redacción de este artículo, el pasado 24 de noviembre, se celebró el Segundo Día de la Rebelión, con múltiples acciones en las ciudades de Londres, Manchester, Sheffield, Edimburgo… Y para los próximos días, semanas y meses ya hay numerosas y variadas acciones programadas por todo el Reino Unido.

La rebelión ya ha comenzado y promete extenderse en los próximos meses a otros países como Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos, Francia o España, donde ya se están dando los primeros pasos.

Ya nadie podrá escapar del dilema: ¿Extinción o Rebelión?

“Sólo sabiendo la magnitud de aquello a lo que nos enfrentamos podemos aceptar los sentimientos que ello nos provoca, y seguir luchando”.
(Andreu Escrivá en su “Carta desde la desesperanza climática”)

En contra de la hipótesis que considera que es contraproducente “decir la verdad porque genera miedo y paraliza”, la propuesta de Extinction Rebellion defiende que sólo la verdad nos llevará a asumir las urgencias y los riesgos necesarios para movilizarnos e intentar llevar a cabo con rapidez y ambición los cambios deseados. Y señala que aunque “la tarea que tenemos por delante es desalentadora y la probabilidad de éxito pueda parecer escasa, el riesgo de no actuar es tan alto, los riesgos de continuar por el camino ruinoso en el que nos encontramos son tan terribles, que no hacer nada, incluso hacer sólo lo que hemos hecho hasta ahora, es impensable.”

Foto: Kay Michael

Sin embargo una vez reconocida la dura realidad y asumidos los riesgos por enfrentar, Extinction Rebellion demuestra ser un movimiento que encara los retos con confianza y optimismo, pues afirma que “el momento está maduro y tienen la seguridad de que este es el comienzo de un nuevo movimiento social que finalmente cambiará la marea”, de modo que “cuantas más personas actuemos sobre esta base, más probable será que alcancemos el punto de inflexión en el que lo imposible se vuelva inevitable.”

De cualquier manera, más allá de las posibilidades de éxito que cada cual pueda esperar de esta iniciativa, Extinction Rebellion ha nacido para interpelarnos y empujarnos a que tomemos una decisión ante un nuevo dilema existencial del que ningún ser humano podrá escapar en los próximos años: ¿extinción o rebelión? Así es que confiemos en que ahora seamos capaces de hacerlo tan bien como lo hacíamos cuando la mayoría de nosotras escogíamos “susto” en aquel viejo chiste que nos hacía elegir entre “el susto y la muerte”. Ahora que comenzamos a tomar conciencia de la verdad dejando atrás nuestra ignorancia, confiemos en que seremos capaces de aprender a gestionar nuestros miedos, tanto para superar los posibles bloqueos como para desactivar nuevas huidas hacia delante, y transformar el miedo en amor a la Vida y desde ahí convertir nuestra actual impotencia política en una verdadera rebelión ciudadana capaz de ¡cambiarlo todo!

Declaración de Rebelión

“Amar la verdad por la verdad es la parte principal de la perfección humana en este mundo, y la semilla de todas las demás virtudes”.
John Locke.

Sostenemos lo siguiente como verdadero:

Esta es nuestra hora más oscura.

La humanidad se encuentra envuelta en un evento sin precedentes en su historia. Uno que, a menos que lo abordemos de inmediato, nos catapultará aun más hacia la destrucción de todo lo que valoramos: esta nación, sus gentes, nuestros ecosistemas y el futuro de las generaciones venideras.

La ciencia es clara: estamos en el sexta extinción masiva y nos enfrentaremos a una catástrofe si no actuamos con determinación y solidez.

Estamos aniquilando la biodiversidad en todo el planeta. Nuestros mares están envenenados, acidificándose y creciendo.

Las inundaciones y la desertificación harán que vastas extensiones de tierra sean inhabitables y conducirán a migraciones masivas.

Nuestro aire es tan tóxico que el Reino Unido está infringiendo la ley. Daña a los fetos y causa la muerte de decenas de miles de personas. La ruptura de nuestro clima ha comenzado. Habrá más incendios forestales, super tormentas impredecibles, aumento de la hambruna y sequías inconcebibles a medida que desaparezcan los suministros de alimentos y agua dulce.

Las crisis ecológicas que están afectando a esta nación, y de hecho a este planeta y su vida silvestre, ya no pueden ser ignoradas, negadas o no respondidas por ningún ser racional, con conciencia ética, preocupación moral o creencia espiritual.

De acuerdo con estos valores, las virtudes de la verdad y el peso de la evidencia científica, declaramos que es nuestro deber actuar en nombre de la seguridad y el bienestar de nuestros hijos, nuestras comunidades y el futuro del planeta.

Alineados/as con nuestra conciencia y nuestro razonamiento, nos declaramos rebeldes contra nuestro gobierno y las instituciones corruptas e ineptas que amenazan nuestro futuro.

La complicidad voluntaria mostrada por nuestro gobierno ha destruido significativamente nuestra democracia y ha dejado de lado el interés común en favor de las ganancias a corto plazo y la privatización.

Cuando el gobierno y la ley no ofrecen ninguna garantía de protección adecuada, ni la seguridad para el bienestar de su pueblo y el futuro de la nación, se convierte en derecho de su ciudadanía buscar y restaurar la democracia y asegurar las soluciones necesarias para evitar catástrofes y proteger el futuro: no sólo es nuestro derecho, también es un deber sagrado rebelarnos.

Por la presente declaramos nulo e inválido el contrato social, que el gobierno ha invalidado por su continuo incumplimiento de una actuación adecuada. Pedimos a la ciudadanía que pacíficamente se levanten a nuestro lado.

Exigimos ser escuchadas/os, para aplicar soluciones coherentes a esta crisis ecológica y crear una Asamblea Nacional mediante la cual iniciar las soluciones necesarias para cambiar nuestro catastrófico curso actual.

Nos negamos a legar un planeta moribundo a las generaciones futuras por no actuar ahora.

Actuamos en paz, con un amor feroz a esta tierra, desde nuestros corazones. Actuamos en nombre de la Vida.

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