RODRIGO LANZA Y EL PRECIO POR DEFENDERSE DE UNA AGRESIÓN FASCISTA

Rodrigo Lanza y el precio por defenderse de una agresión fascista: 20 años de prisión por «asesinato» con «motivos ideológicos»

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La defensa de Lanza, ejercida por el abogado Endika Zulueta, ha avanzado a este diario que recurrirán la sentencia al TSJA, al considerar que hubo «multitud de violaciones de los derechos fundamentales durante la vista». En caso de que no estimen el recurso, se recurrirá al Tribunal Supremo, al Constitucional y, en última instancia, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.

La magistrada y presidenta del jurado, María José Gil Corredera, impone una condena de 20 años de prisión a Rodrigo Lanza al considerarle «autor responsable de un delito de asesinato consumado, con alevosía», con la agravante «por motivos ideológicos», y «atenuante analógica de embriaguez». Asimismo, impone «inhabilitación absoluta durante todo el tiempo de la condena, más las costas procesales», incluidas las de la acusación particular, debiendo indemnizar la cantidad de 200.000 euros a la familia de Victor Laínez. Asimismo, tendrá que indemnizar al Servicio Aragonés de Salud la cantidad de 5.620 euros. La jueza también ha acordado abonar al acusado los tres años de prisión provisional que lleva y que se le rebajarán de la actual condena.

Así se indica en la sentencia, de 26 páginas, entregada a las partes este martes por la mañana, después de que el tribunal del jurado popular le declarase culpable de un delito de «asesinato», con 8 votos contra 1. El jurado emitió su veredicto el pasado jueves, 17 de septiembre, dos días después de quedar visto para sentencia el juicio, celebrado en la Audiencia de Zaragoza, contra Rodrigo Lanza por la muerte de Víctor Laínez, en los hechos ocurridos en la madrugada del 8 de diciembre de 2017, en el bar Tocadiscos de Zaragoza.

 

«Multitud de violaciones de los derechos fundamentales durante la vista»

La defensa de Lanza, ejercida por el abogado Endika Zulueta, ha avanzado a AraInfo, que presentarán recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), que puede interponerse ante esta Audiencia dentro de los diez días siguientes. Zulueta considera que hubo «multitud de violaciones de los derechos fundamentales durante la vista». En caso de que el TSJA no estime el recurso, se recurrirá al Tribunal Supremo, al Tribunal Constitucional y, en última instancia, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.

Tras la lectura del veredicto, la Fiscalía solicitó que Rodrigo Lanza fuera condenado a 20 años de prisión, además de «inhabilitación absoluta» durante el tiempo de la condena y una indemnización de 150.000 euros. Por su parte, la acusación particular, ejercida por los penalistas José Luis Melguizo y Enrique Trebolle en representación de la familia Laínez, al igual que la acusación popular, ejercida por David Arranz en representación del partido ultraderechista Vox, pidieron a la magistrada una pena de 23 años de cárcel y 500.000 euros de indemnización.

El abogado de la defensa, Endika Zulueta, consideró entonces que no hubo «asesinato», sino en todo caso un delito de lesiones con muerte no querida, lo que supone una condena de dos a cinco años, que con el atenuante de actuar con influencia del alcohol, «la única pena a imponer posible es de 2 años».

Rodrigo Lanza, en prisión provisional por esta causa desde que tuvieron lugar los hechos, diciembre de 2017, ya fue juzgado en noviembre de 2019 y sentenciado a cinco años de prisión, después de que el jurado popular le considerara, con ocho votos contra uno, culpable de «homicidio imprudente» pero no de «asesinato» como reclamaban las acusaciones. Sin embargo, el TSJA ordenó repetir el juicio tras declarar nulo el veredicto al considerar que hubo una “falta suficiente de motivación”.

El caso Lainez, del intento de agresión xenófoba a victima mediática«Lo único que hizo Rodrigo Lanza fue defenderse ante lo que creía que era un ataque hacia su vida»

(Crónica de 2017 de Ara.info ante el inicio del jucio)

Víctor Láinez, a la izquierda de la imagen, junto a un conocido neonazi zaragozano.

 

Casi dos años después, este lunes, 4 de noviembre, ha comenzado en la Audiencia de Zaragoza el juicio contra Rodrigo Lanza. Lanza, que ha pasado casi 21 meses en régimen FIES (siglas de Fichero de Internos de Especial Seguimiento) en la prisión de Zuera, está acusado de ser el presunto autor de las lesiones que provocaron la muerte de Víctor Laínez, en los hechos ocurridos en la madrugada del 8 de diciembre de 2017 en el bar Tocadiscos de la capital aragonesa. Un jurado popular será quien los juzgue.

Las acusaciones -Ministerio Fiscal; el abogado de la familia, Juan Carlos Macarrón; y la acusación particular ejercida por Vox, cuyo abogado es David Arranz, portavoz en las Cortes de Aragón de este partido ultraderechista- piden para Rodrigo Lanza una pena de 25 años de prisión por «asesinato» con las agravantes de «alevosía» y «motivación ideológica».

La defensa de Lanza, a cargo del abogado Endika Zulueta, siempre ha mantenido que su defendido actuó en legítima defensa y que actuó «por el profundo temor a perder la vida». Así, ha pedido su libre absolución y ha descartado que hubiera motivaciones ideológicas. Según el relato del propio Lanza, que ha sido el primero en declarar en el juicio, fue atacado inicialmente por Víctor Laínez con un arma blanca, lo que motivó que respondiera.

En declaraciones a los medios antes de la primera sesión del juicio, Zulueta ha afirmado que «se va a juzgar la situación de un hecho que no tendría que haber sucedido. Hay dos situaciones muy dramáticas. Una que es irreparable, la muerte de una persona. Y otra que todavía se puede reparar, la entrada en prisión de otra persona injustamente». Así, ha incidido, ya en la sala durante la presentación de las cuestiones previas, en que «hay una persona que ha perdido la vida y hay otra persona a la que quieren quitarle la libertad. Y la libertad es el bien más preciado que tenemos después de la vida».

«Lamentablemente, la vida de esta persona [Víctor Laínez] ya no se puede recuperar. No tendría que haber fallecido. No tendría que haber sucedido lo que pasó. Pero igual que digo esto, también digo con el mismo ímpetu, que esta persona [Rodrigo Lanza] no tendría que estar privada de libertad. Esta persona no es responsable de estos hechos. Lamentará, como lamentamos todos, la muerte de esa persona, pero no es el responsable como han dicho las acusaciones», ha apuntado el abogado.

Según Zulueta, lo único que hizo Lanza «fue defenderse ante lo que creía que era un ataque hacia su vida». «Nunca pudo pensar que golpear a una persona con las manos pudiera causar su muerte. Esperemos que el jurado lo entienda así. Lanza actuó en legítima defensa en una situación de pánico. Solamente defendió su vida en peligro», ha subrayado.

Durante su primera intervención en la sala, Zulueta ha pedido al jurado que «amplíe su campo de visión» y «abrir la mente 360º» ya que «estamos educados, yo diría mal educados, para pensar y analizar la vida con orejeras, con lo que se llama pensamiento único. Nos dan las historias mascadas y tendemos a repetir lo que ya nos dicen. En el ámbito penal sucede muchísimo esto. La policía no detiene a una persona acusada de asesinato, detiene al asesino y salir de ese encuadre es muy complicado».

En opinión de Zulueta, «lo que intentan las acusaciones es que ustedes den una respuesta muy simple a un tema que es muy complejo. La versión de los hechos que manejan las acusaciones chirría, suena mal en cuanto uno hace una mínima reflexión». Así, el letrado ha subrayado que la conversación que mantuvieron Laínez y Lanza el día de los hechos «no la ha escuchado nadie», ninguna de las 13 personas que van a declarar, y «nos la cuentan las acusaciones como si hubieran estado ellos allí». «Las únicas personas que conocen la conversación son Laínez, que lamentablemente no lo puede contar, y Lanza, que lo va a contar».

Zulueta ha afeado el intento de las acusaciones de desacreditar a los testigos de la defensa durante las cuestiones previas. «Todos los testigos tienen la misma credibilidad. Todos están bajo juramento. Y veremos, por lo que dicen y por como lo dicen, quien nos da más credibilidad». «Les están condicionando», ha manifestado dirigiéndose al jurado popular.

«Las acusaciones dicen que están buscando la verdad. Y como no es posible que un golpe de esta envergadura fuera solo con la mano, porque se le rompe el cráneo [a Laínez] al caer contra el suelo, 120 kilos al suelo, ¿qué nos dicen? que le golpeó con un objeto. Ocho personas vieron los hechos y nadie vio el objeto. Pero da igual, se lo llevaría». Sin embargo, Lanza «dice que fue atacado con una navaja», pero las acusaciones afirman que es «mentira porque nadie la vio». «Le golpeó con un objeto, cierto, aunque nadie lo vio», ha afeado.

En este sentido, Zulueta ha criticado al Ministerio Fiscal que «siempre dice que es independiente y que no está de parte ni de uno ni de otro, pero afirma ‘no se dejen engañar [por los testigos de la defensa] y ante la desaparición de dos objetos, uno dice que es cierto [el objeto que supuestamente portaba Lanza] y el otro no [la navaja que supuestamente portaba Laínez]«.

«Todo juega en contra de Rodrigo. Todo gira en contra de la defensa. Desde el minuto uno cuando es detenido Rodrigo», ha continuado Zulueta para poner de manifiesto el papel que han jugado algunos medios de comunicación que ya han señalado a Lanza como «el asesino de los tirantes» sin mantener la presunción de inocencia. «Tan en contra, que cuando entra a prisión no le tratan como a un preso normal, le clasifican en régimen FIES, en el que ha estado casi 21 meses, 20 horas al día solo en su celda, incluyendo desayunar, comer y cenar. Cuatro horas en el patio. Todas las comunicaciones intervenidas. La despersonalización. Esto sucede en este país, ahora mismo. La tratan como a un peligroso criminal y así se da la imagen de más peligroso», ha lamentado.

Zulueta ha puesto en valor la presunción de inocencia, «un derecho para todas las personas» que «implica que nadie puede ser condenado si no es tras un juicio con todas las garantías establecidas por la ley, con todas las pruebas de cargo y tras ello, un magistrado, un tribunal o un jurado pueda dictar una resolución sin que exista una duda racional. A partir de entonces, uno puede ser culpable, mientras tanto es inocente».

Por último, ha criticado a la acusación particular ejercida por el partido de extrema derecha Vox por «intentar politizar el juicio» y la «única que ha puesto el foco en la estética» de Rodrigo Lanza en este juicio. «Este no es un juicio político», ha remarcado Zulueta asegurando que Vox «viene aquí a hacer política». «La actuación de Rodrigo Lanza está motivada por salvar su vida ante un señor [Laínez] que viene con una navaja», ha concluido.

 

Lanza: «Me va a apuñalar, me va a matar»

Tras Zulueta ha intervenido su defendido, Rodrigo Lanza, que ha respondido a las preguntas de su abogado. Lanza ha lamentado la muerte de Laínez y el dolor de la familia. «Actué porque se me atacó, solo actué defendiéndome. En ningún momento pensé que [Laínez] pudiera tener lesiones graves, ni mucho menos imaginar que pudiera haber fallecido», ha asegurado para añadir que «en ningún momento vio los tirantes» de la bandera española. Ha negado que llevara algún objeto en la mano y que golpeara a Laínez por la espalda, como afirman las acusaciones, de hecho ha señalado que «cayó de espaldas y con la cabeza mirando hacia arriba».

En su declaración durante la vista, en la que ha descrito los hechos sucedidos esa noche, Lanza ha indicado que, pasadas las 1.00 horas del 8 de diciembre, tras salir de trabajar, estuvo «de fiesta» y bebiendo grandes cantidades de alcohol con varios amigos y se unió a un conocido que iba acompañado de dos mujeres, a las que no conocía, entrando los cuatro en el bar Tocadiscos. En este bar había «poca gente» y Lanza vio al camarero «hablando con un señor al fondo, mirando hacia la puerta». El acusado y sus tres acompañantes se situaron en el fondo del local y continuaron bebiendo.

Según ha declarado Lanza, su conocido le comentó que «el hombre de la barra [Laínez] es un conocido fascista del barrio» y Lanza se quedó «extrañado e incómodo», pero no le dio «gran importancia», hasta que en un momento dado «el hombre se gira, nos miramos, me llama como un gesto y yo voy a hablar con él».

Sobre la conversación con Laínez en el bar, ha afirmado que fue «tensa e incómoda» pero «sin amenazas ni levantar la voz» y que apenas se dirigieron «seis frases de ida y seis de vuelta». Ha añadido que la conversación terminó cuando Laínez le preguntó de dónde era y que él le respondió: «De Torrero», pero que Laínez le dijo «no, no, ¿de dónde eres?», al responderle que de Chile este le dijo «tu sudaca no deberías estar aquí». En ese momento, Lanza le respondió: «¡Ah vale! Me queda claro de que palo vas, eres un racista», y se volvió con sus acompañantes.

Al poco tiempo, según ha relatado Lanza, una de las chicas le comentó que Laínez estaba con el móvil y que fue en ese momento cuando «me entró la paranoia» de que estuviera mandando mensajes por el teléfono móvil y «por si pudiera pasar algo o la cosa se pone tensa», momento en el que dijo «vámonos», terminaron sus bebidas y se fueron hacia la puerta. Cuando Lanza estaba saliendo del bar, ha afirmado, su conocido le gritó: «Cuidado, lleva una navaja».

Rodrigo Lanza, entre lágrimas, ha afirmado que entonces vio a Laínez «muy cerca de mí, avanzando sobre mí, con una navaja» a lo que él respondió «empujándolo con la pierna en el torso, por instinto, para alejarlo», pero Laínez, según el relato de Lanza, seguía «viniendo hacia mí» y «yo ya empiezo a entrar en pánico». Ha precisado que en ese momento «hay un forcejeo» y que, «como soy consciente de que lleva una navaja», sintió «me va a apuñalar, me va a matar». Que intentó apartar a Laínez «a patadas», dándole una «fuerte» y que «lo alejo».

«En ese momento no recuerdo muy bien nada, no escucho nada», ha asegurado, para añadir que le pegó un golpe en la cara «y cayó al suelo» y que «tengo terror de que se vuelva a levantar con el cuchillo, que me apuñale y me mate. Entonces, voy hacia él y le doy unos puños». Lanza ha relatado que en ese momento «vuelvo un poco en mí» al escuchar un «para, para». «El cuchillo va a parar a la banqueta», ha dicho Lanza, que ha explicado que fue ahí cuando se marchó del bar.

Lanza ha continuado afirmando que recogió la mochila y la chaqueta y salió a la calle pensando que Laínez se iba a levantar y a ir a por él. Desató la bicicleta, que ese momento «se me hizo eterno», y se fue. Después paró en un portal, que estaba temblando y se puso a llorar preguntándose «¿qué ha pasado?». A continuación fue al bar de una amiga a pedirle hielo para ponerse «en la mano hinchada», estuvo cinco minutos y se fue a casa. Al día siguiente fue a trabajar.

«Dos o tres días» después, se encontraba con su entonces pareja cerca de la Ciudad Universitaria y le llamó la Policía por teléfono, urgiéndole a que se presentara en comisaría por «una agresión», a lo que se comprometió a ir en 45 minutos después de ir a dejar la bicicleta en su casa. Minutos después de la llamada, en su casa, le detuvieron dos agentes de paisano acusado de «lesiones», a los que explicó que acababa de hablar por teléfono con otro agente.

A preguntas de su abogado, Lanza ha dicho que toda su familia vive en Barcelona pero que siguió viviendo en el mismo domicilio, en el que vivía desde hace años, y trabajando en el mismo sitio.

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