AQUELLOS RECIENTES DÍAS

Aquellos recientes días

Queremos visibilizar algunos de los sucesos que se han producido en las últimas semanas pero que no han tenido tanto protagonismo como los altercados producidos en las recientes protestas contra las medidas de restricción aplicadas por el Gobierno PSOE-Podemos

En el texto que sigue queremos visibilizar algunos de los sucesos que se han producido en las últimas semanas pero que no han tenido tanto protagonismo como los altercados producidos en las recientes protestas contra las medidas de restricción aplicadas por el Gobierno PSOE-Podemos. Pretendemos hacer un pequeño repaso poniendo la atención en otros acontecimientos que tuvieron lugar y que no alcanzaron a tener el mismo eco: la huelga de hambre en el CIE de Aluche y la solidaridad desde fuera, la lucha contra los narcopisos en el barrio de el Raval, la lucha contra los desahucios en Barcelona o en Cantabria, las estudiantes detenidas en Tenerife… son solo algunos ejemplos. De lo que se trata, en realidad, es visibilizar la represión que ha acompañado a estas protestas. Menos atractivas y espectaculares para los medios, pero, en todo caso, síntomas de una posible nueva etapa de contestación social callejera durante este otoño, que no se reducen a las algaradas de carácter fascista que pudimos ver aquel fin de semana del mes de Octubre.

¿Quiénes estaban detrás de los disturbios? Se preguntaban militantes, tertulianos, ciudadanos. Etc. El consenso mediático dictaminó que los disturbios estaban ocasionados por “los de siempre”. Delincuentes ocasionales, vándalos de extrema izquierda y de extrema derecha. El mantra repetido una y mil veces era más oportuno que nunca: “los extremos se tocan”. Las versiones policiales indicaban lo mismo. Sin embargo, medios de contrainformación e incluso artículos de algunos periódicos reflejaban el tinte neonazi y protofascista de algunas de las convocatorias que habían incitado a salir a la calle en varias ciudades del Estado tras el toque de queda. Los gritos contra “Sánchez”, las llamadas a la policía para que se uniera a las protestas en Bilbao, las pintadas antisemitas en Barcelona o la simple y llana indagación en redes podían confirmar esta tendencia de las protestas. Y decimos tendencia porque sería muy reduccionista entender que los disturbios pueden ser llanamente comandados por grupos fascistas, por muy coordinados que estén. De ahí que la realidad sea más compleja y muchos jóvenes se apuntaran al enfrentamiento. Las cuestiones estructurales y materiales del momento seguramente tuvieron mucho que ver en esta situación. Por eso. es posible que se den tantas contradicciones como se pudieron encontrar esas noches de contenedores ardiendo. Son estas condiciones materiales de restricciones estatales en medio de una pandemia mundial, una crisis económica, unidas a la coyuntura parlamentaria de un gobierno compartido entre PSOE-Podemos, las que sitúan a estos grupos fascistas en un lugar cómodo para reconducir las protestas sociales hacia sus intereses. Una cuestión importante a tener en cuenta para quienes pensamos que la política se hace en la calle y no en el parlamento.

De contradicciones intencionadas podríamos hablar desde partidos como Vox, que a la vez que alentaron las protestas, dirigían por otro lado las acusaciones de los disturbios a chavales no acompañados o a radicales de izquierda. No faltó tampoco el recurso del triángulo anarcoterrorista italia-Grecia-España en algún medio de masas, ni las acusaciones al entorno anarquista de promover el revuelo en el barrio de Gamonal. Cuestión desmentida por la biblioteca anarquista La Maldita en el medio “El Diario de Vurgos”.

Ante esta ocupación del espacio y crecimiento de la militancia de carácter fascista, surge una pregunta; ¿Si los nazis se organizan para canalizar el descontento, la rabia y la desesperación, es importante salir a impedir que sus discursos y sus practicas no tengan lugar, o simplemente deberíamos intensificar y profundizar las luchas en las que ya estamos para conseguir el mismo fin, sin ir a su ritmo?

De ahí nos surge la intención de contaros muchas cosas que han pasado en estos tiempos.

La primera es la huelga de hambre que 41 personas estaban llevando a cabo desde principios de Octubre en el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) ubicado en el barrio madrileño de Aluche, denunciando sus condiciones pésimas de encierro y ausencia de medidas de protección e higiene, sin acceso ninguno al exterior. Desde “CIES no Madrid” se hizo todo lo posible para que esta protesta llegase al otro lado de los muros. El martes 27 hubo una manifestación anarquista en solidaridad con las personas allí encerradas en los alrededores del recinto. La marcha fue llevada a cabo con pirotecnia y la comunicación de adentro a fuera fue posible hasta que la policía cargó. 8 personas fueron detenidas.

EL 3 de noviembre, En La Laguna (Tenerife), un simulacro del derrumbe de un edificio con agentes de la Policía Nacional en el marco de un Congreso de Seguridad y turismo celebrado en la Facultad de Bellas Artes, recibió una protesta de estudiantes al grito de “Fuera policías de la universidad” La protesta se extendió hasta la comisaría tras la detención de dos jóvenes estudiantes. Ahora están en libertad con cargos.

En Barcelona, el mismo sábado noche de los disturbios de tendencia fascista, una manifestación contra los desahucios de unas 4.000 personas estuvo presente en las calles. El 28 de octubre había sido desalojada la casa Buenos Aires (un proyecto de vivienda y espacios de uso social en el barrio de Vallvidrera). Este motivo unido a los más de 800 desahucios cometidos en la ciudad desde septiembre eran las razones de la protesta.

 Victor Serri – El Salto

En un grado no comparable, pero sí con una temática compartida, en Santander tuvo lugar una concentración en solidaridad con dos compañeros llamados a declarar por los hechos ocurridos el 13 de julio en Astillero, tras el parón de un desahucio donde la Guardia Civil había colocado un dispositivo de seguridad hasta ahora nunca visto en las protestas contra los desahucios en Cantabria. Esta concentración mañanera de unas cincuenta personas acompañó la visita de lo compañeros a juzgados con lemas como “Ni gente sin casa, ni casas sin gente”, “Ni desahucios, ni represión” o “Un desalojo, otra okupación” . La campaña antirrepresiva “Juntas lo paramos todo” se estrenaba con esta movilización en la calle en plena situación de confinamiento por municipios en Cantabria.

Volvemos a la ciudad condal para recoger otro suceso que se dio en el barrio del Raval. Durante la madrugada del 7 de noviembre vecinos del edifico de Santa Elena 8 encontraron la puerta de un ya conocido narcopiso (propiedad de CERBERUS) reventada y el piso vacío. Los vecinos del edificio dieron una alerta a las redes del barrio para evitar que los narcos volvieran a entrar al piso. Mientras vecinas del Raval intentaban asegurar la puerta, uno de los narcos apareció e intentó entrar por la fuerza. Unas vecinas llamaron a la policía y los mossos se presentaron. Mediante amenazas y violencia arrastraron por el suelo a dos vecinas sacándolas de la puerta y deteniendo a una de ellas. También identificaron y citaron a declarar a otras cuatro.

Seguro que nos dejamos otras muchas movilizaciones y sucesos a resaltar que no hemos contribuido a difundir. Resulta obvio. Dichos conflictos son sólo ejemplos dónde queremos poner la mirada. Ante la inversión de roles que se da en esta situación de una derecha cómoda en la calle, y una izquierda situada en el poder, se hace importante escapar de esta falsa dicotomía y visibilizar los procesos de lucha social de base y autónomos que resisten ante la coyuntura actual.

https://www.briega.org/es/opinion/aquellos-recientes-dias

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