LAS NUEVAS GENERACIONES DE ESTÚPIDOS DISEÑADAS A LA CARTA ESTÁN ACEPTANDO SU ESCLAVITUD SIN LA MÁS MÍNIMA OBJECIÓN

Las nuevas generaciones de estúpidos diseñadas a la carta están aceptando su esclavitud sin la más mínima objeción

Pepe Luengo

En España, los empleadores del sector hostelero se quejan de que no encuentran personal para trabajar. Se refieren a esa franja de gente joven, sin oficio ni beneficio, que el sistema ha creado en las últimas décadas y cuya única salida parece ser la de camarero a tiempo parcial.

Las nuevas generaciones de jóvenes ya no tienen sueños ni, por supuesto, ganas de trabajar. Lo único que les interesa es estar todo el santo día pegados a su Smartphone mirando chorradas. Pero esto no se les ha ocurrido a ellos solitos, no. Esto ha sido el fruto de una programación, ya que, como he dicho tantas veces, la gente no nace estúpida, a la gente se le hace estúpida.

Como podrás imaginar, en un momento como el actual, donde contamos con los mejores medios de todos los tiempos, no es de recibo que tengamos una mayoría de jóvenes ignorantes sin futuro.

Las nuevas generaciones de estúpidos no han crecido en los árboles. Han sido meticulosamente “educadas” en la incultura. Y, claro está, es precisamente por su incultura que les va como les va. Y la verdad es que no les va nada bien.

Según datos de la OMS y de UNICEF, más del 20% de los adolescentes de todo el planeta tienen serios trastornos mentales y el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.

La pregunta es: ¿qué les están metiendo en la cabeza a nuestros jóvenes para que actúen de esa manera? Pues cosas como estas:

Que algunos hombres y mujeres han nacido en un cuerpo equivocado. Que en España hay reconocidos 37 géneros distintos y 10 orientaciones sexuales diferentes. Que los niños tienen que ser sexualmente activos y pueden y deben tener sexo con quien les dé la gana, incluso con adultos. Que ser Drag Queens a los 10 años mola un montón. Que ser transexual es hermoso. Y, en general, que cualquier tipo de aberración y degeneración es tolerancia.

Luego está toda la retahíla política: racismo, sexismo, democracia, capitalismo, izquierda, derecha, república, socialismo, fascismo, comunismo, globalismo, LGBTI, Nuevo Orden Mundial,….

Siguiendo con la idiotización de la sociedad llegó la falsa pandemia, el cambio climático antropogénico, la guerra de Ucrania, la crisis energética, el colapso económico y la inflación.

La última memez que se les ha ocurrido, para seguir enfermando mentalmente a la sociedad, ha sido el “caso Rubiales”: el beso del Presidente de la Real Federación Española de Fútbol a una futbolista en la entrega de medallas del Campeonato del Mundo de Fútbol Femenino donde España quedó campeona.

Y para rematar la faena, están los medios de comunicación tratándonos como si fuéramos retrasados mentales y diciéndonos en cada momento cómo tenemos que actuar. Sin ir más lejos, el domingo 3 de septiembre, una Dana (así denominan ahora a una fuerte tormenta de toda la vida) afecto a la Península Ibérica, sobre todo a la Comunidad de Madrid, donde se declaró “alerta roja”. La televisión estuvo todo el santo día diciendo que no se saliera de casa y que no se cogiera el coche a no ser que fuera estrictamente necesario. Por su parte, los madrileños recibieron una alarma de Protección Civil en su móvil con más de lo mismo. Y digo yo, ¿cómo hemos podido sobrevivir, los que ya tenemos una edad, sin que nadie nos dijera lo que teníamos que hacer si llovía, nevaba o hacía calor?

Evidentemente, esto está hecho con toda la intención: empieza siendo una alerta o recomendación, para luego convertirse en una obligación (así se hizo durante la falsa pandemia y así se hará con el falso cambio climático antropogénico).

En definitiva, si todo esto no es para volver imbécil a la gente me gustaría saber para qué es.

Evidentemente, los jóvenes no son los únicos responsables de su incultura, de su violencia incontrolada y de su pasotismo. La verdadera causa está en la pésima educación que reciben y, sobre todo, en el uso desproporcionado e irresponsable de las nuevas tecnologías.

Para que nos hagamos una idea del nivel cultural de nuestros jóvenes, decir que durante los confinamientos lo más buscado en Google fue “La Isla de las Tentaciones” (reality show donde cinco parejas de jóvenes viajan hasta un enclave de lujo para poner a prueba la fortaleza de su relación).

Pero lo peor está en las nuevas tecnologías. Las nuevas herramientas tecnológicas, con el teléfono móvil a la cabeza, están destrozando a las nuevas generaciones y en menor medida al resto de la sociedad, incluido a los mayores.

Los teléfonos móviles, y la tecnología en general, están teniendo un impacto significativo (me atrevería a decir negativo) en la forma en que las personas interactúan y se relacionan entre sí.

Es ya un hecho contrastado que el uso excesivo de los teléfonos móviles afecta negativamente a la capacidad de concentración y, sobre todo, a la disposición de relacionarse cara a cara. También está comprobado que el acceso constante a la información en línea disminuye la necesidad de retener información en la memoria.

No sé si lo has notado, pero desde que apareció este pequeño aparatito la gente es cada vez más inútil. Ahora los jóvenes (y algunos no tan jóvenes) no saben hacer un viaje de una ciudad a otra sin el GPS del móvil o de su coche. Carecen de capacidad para decidir nada (qué comer, qué película, ver, qué música escuchar, a quién votar, dónde viajar…) que no haya decidido anteriormente alguien en los imbéciles comentarios de las webs que consultan. Casi todo lo hacen “on-line” y, por supuesto, les cuesta horrores mantener una conversación cara a cara con nadie que no sea uno de sus colegas, ya que son incapaces de articular dos palabras seguidas si no van acompañadas de un taco por falta de vocabulario (déjame el “puto” móvil, trae la “jodida” bufanda, estoy hasta los “cojones” de esperar,…).

La relación entre la tecnología y sus efectos en la cognición humana es un tema complejo que, por desgracia, a nadie le preocupa. Bien es verdad que el uso de dispositivos móviles tiene beneficios en términos de acceso a la información, comunicación e incluso productividad. Sin embargo, no es ningún secreto que tienen efectos muy negativos en la cognición. Por lo tanto, estamos en condiciones de afirmar que los teléfonos móviles están haciendo estúpidas a las personas, y esto se sabe.

Nos dicen que la clave está en utilizarlos de manera equilibrada y consciente: ¿alguien lo hace? Efectivamente, se trata de utilizar estos dispositivos de manera racional y equilibrada, establecer límites en el uso y ser consciente de cómo la tecnología afecta la vida cotidiana. Sin embargo, nada de esto le importa a nadie y la gente está más enganchada al móvil que al alcohol, a las drogas o al rocanrol. Evidentemente, las élites dominantes están encantadas con este aparatito, el cual utilizan para crear generaciones de estúpidos a la carta.

Uno de los principios básicos de la filosofía es dudar de todo, incluso aunque parezca obvio. Sin embargo, ahora se está dando un fenómeno que pretende contradecir a la filosofía. Me refiero a la propaganda, que trata de que aceptemos como obvio todo aquello que es razonablemente dudoso.

Y si hay algo dudoso, de entre todas las amenazas que se ciernen sobre nosotros, es la imposición del fraudulento cambio climático antropogénico, el nuevo Tratado de Pandemias de la OMS y la digitalización del sistema monetario.

Si nadie lo remedia, el falso “cambio climático antropogénico” será utilizado para restringir nuestros derechos y libertades más allá de lo que podamos imaginar, el nuevo Tratado de Pandemias dará a la OMS un poder sobre todo el planeta inconmensurable y las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) se utilizarán para anular completamente a los disidentes y mantener a raya al resto.

No nos dejemos engañar. Tanto los teléfonos móviles, como las tarjetas de identificación digital, cámaras de reconocimiento facial, radares de control de velocidad, luces “inteligentes”, electrodomésticos “inteligentes”, coches “inteligentes” o ciudades “inteligentes”,  que están proliferando como setas por todas partes, no son por nuestra seguridad y para hacernos la vida más cómoda, sino que forman parte de un entramado global para el control exhaustivo de toda la humanidad.

Lo lamentable, es que las nuevas generaciones de estúpidos diseñadas a la carta no sólo no están poniendo ninguna objeción al nuevo paradigma orwelliano que les espera, sino que, como predijo Aldous Huxley, estarán encantadas en su prisión sin muros, donde serán mantenidas y entretenidas voluntariamente aplaudiendo su esclavitud.

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