Tecnofeudalismo(y IV)

  • TECNOFEUDALISMO de YANIS VAROUFAKIS (IV) 

    Europa ha sufrido las crisis del capitalismo norteamericano y creó el euro pero sus dirigentes acataron el pacto oscuro con EEUU que permite a los capitalistas europeos beneficiarse de la demanda generada por el déficit comercial estadounidense y convertir estos beneficios en activos estadounidenses. La carencia de capital en la nube de Europa, sumada a la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, ya han hecho que sea geoestratégicamente irrelevante. Mientras los gobiernos del sur global están quebrando debido al enorme aumento del coste del servicio de sus deudas en dólares. Sus opciones son rendirse a la lógica del subdesarrollo. Y la nueva crisis de deuda está obligando a las clases dirigentes del sur global a elegir un bando en la guerra fría entre EEUU y China. Se trata de una batalla titánica por un territorio tecnofeudal virgen en el que dos sistemas de extracción de rentas de la nube quieren establecerse como señores. Esta clase de imperialismo provocará más guerras y más Estados fallidos. Además, bifurcará, en el mejor de los casos, la agenda contra el cambio climático que favorecerá a los conglomerados del sector de los combustibles fósiles, que seguirán perforando. Por otro lado, los gobiernos han entregado nuestros sistemas energéticos a oligarcas que tienen un interés personal en implicar la energía en la red de financiarización. Como esta red se fusiona cada vez más con las finanzas en la nube, podemos perder lo que queda de nuestra capacidad como comunidad para elegir las prácticas energéticas que podrían evitar el desastre climático. Cuanto mayor sea el poder tecnofeudal menos podrán las comunidades impedir el sobrecalentamiento del planeta. 

    El auge del tecnofeudalismo ha llevado el proceso capitalista de generación de crisis a nuevas cotas, a un estado de policrisisHay miles de millones de siervos de la nube que dedican mucho tiempo y energía a construir el capital en la nube de otros. Su trabajo no remunerado genera poder extractivo y renta de la nube para muy pocos nubelistas, dinero que nunca volverá a entrar en la amplia circulación de los ingresos, al mismo tiempo que eso no supone ninguna ganancia para ellos. Es la contracción de la base de valor global. A eso se suma la restricción salarial que el capital en la nube impone a los trabajadores asalariados, según los va convirtiendo, cada vez más, en proletarios de la nube. El resultado es una reducción sustancial de los ingresos que las masas pueden movilizar para comprar mercancías. Esta caída secular de la demanda efectiva, o agregada, se traduce en crisis económicas cada vez más profundas. Los avances tecnológicos harán que el capital en la nube siga fortaleciéndose. Mientras se desglobalizará el capital físico. Y aumentará la rivalidad entre los dos superfeudos en la nube por el saqueo de materias primas en todo el mundo. Sufrirá la paz mundial y desaparecerán las democracias reconocibles. Huir del tecnofeudalismoLa creación de una identidad online no es algo opcional, por lo que la vid apersonal de los jóvenes se ha convertido en uno de los trabajos más importantes que realizan. Se les indica verse a si mismos como una marca, pero siendo juzgada por su apariencia de autenticidad. Cada elección se convierte en un acto de construcción de la identidad. El derecho a tener cada día algo de tiempo en el que uno no esté en venta casi ha desaparecido. El individuo liberal ha desaparecido cuando una nueva forma de capital empezó a enseñar a los jóvenes a hacer lo más liberal del mundo: ¡ser tu mismo! El capital en la nube ha descompuesto al individuo en fragmentos de datos, una identidad compuesta de elecciones expresadas por clics que sus algoritmos son capaces de manipular. Ha producido individuos poseídos, personas incapaces de ser dueñas de si mismas. Al apropiarse de nuestra atención, ha disminuído nuestra capacidad de concentración. Y los algoritmos del tecnofeudalismo refuerzan el patriarcado, los estereotipos y las opresiones preexistentes, los más vulnerables-las niñas, los enfermos mentales, los marginados y también los pobres-son quienes más sufren las consecuencias. La intolerancia en redes es la compensación emocional del tecnofeudalismo por las frustraciones y las ansiedades que experimentamos en relación con la identidad y la atención. Los algoritmos optimizan las rentas de la nube, que surgen más abundantemente del odio y la insatisfacción. A menos que nos unamos, nunca conseguiremos civilizar o socializar el capital en la nube, y por lo tanto nunca liberaremos nuestra mente de su control. Rescatar la libertad como soberanía individual exigirá por lo tanto, una reconfiguración completa de los derechos de propiedad sobre los instrumentos de producción, distribución, colaboración y comunicación, que cada vez se basan más en la nube. Para resucitar el individuo liberal hay que planear una nueva revolución. 

    Varoufakis propone un nuevo sistema que llama anarcosindicalismo o tecnodemocracia. 

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