El conservacionismo contra la ruralidad, los pastores y los indígenas
Escrito por Enrique Bardají
“Por eso nosotros decimos siempre que
Parques Nacionales vino a exterminarnos”
Palabras del indígena Curruhuinca, reubicado a la fuerza ante la creación del Parque Nacional de Lanín, en Argentina: [1]
“Desde que fuimos expulsados de nuestras tierras, la muerte nos sigue.
El poblado se está quedando vacío. Vamos hacia la extinción.
Ahora murieron los ancianos. Nuestra cultura también está muriendo.”
Mujer indígena Twa expulsada del Parque Nacional de Kahuzi-Biega, en la República Democrática del Congo.[2]
El grupo de poder conservacionista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), junto con otras organizaciones mastodónticas del conservacionismo mundial como Nature Conservacy o Sierra Club, han promovido durante décadas la expulsión de los habitantes, pastores e indígenas de los territorios declarados Parques Nacionales, parques naturales, reservas o espacios “protegidos”. Muchos de estos parques han sido o son directamente financiados, organizados y promovidos por la WWF o la Nature Conservancy. En concreto la WWF se ha especializado en financiar el armamento y los salarios de guardabosques militarizados para mantener fuera a los humanos expulsados de estos espacios e ir expulsando a los que quedan poco a poco, en especial en el continente africano.
La acción histórica de los Estados y sus ejércitos ha ido siempre encaminada a tratar de mantener dominadas a las poblaciones de las zonas montañosas, boscosas o silvestres (también a los pueblos nómadas). Espacios éstos que no sólo han resguardado a comunidades celosas de su independencia y reacias al control estatal, sino que son lugares repletos de materias primas y recursos fundamentales para sostener y aumentar el poderío del Estado y su retoño el Capital.
El Capital es una flor de invernadero que necesita permanentemente de la protección, cuidado y promoción estatal para no sucumbir.
Tras siglos de lucha contra las comunidades indígenas o pastoriles de las zonas montañosas, silvestres o boscosas; los Estados han ido entendiendo que la mejor estrategia es “muerto el perro, se acabó la rabia”. Despoblar estos espacios se ha convertido en razón de Estado, ¿y qué mejor argumentación para legitimar el vaciamiento que aludir a la conservación de la fauna y flora?
Una vez entendido ésto se puede comprender el por qué de la enorme subvención por parte de los Estados o las multinacionales a las organizaciones conservacionistas a lo largo y ancho del mundo (por ejemplo, de la petrolera Shell a WWF[3]).
Mil medidas se han implementado desde los Estados para despoblar estas “zonas especiales”; desde matanzas y deportaciones hasta subvenciones y propaganda, pasando por trabas burocráticas, prohibición del pastoreo o la caza, esterilizaciones masivas o planificación familiar… La creatividad del Estado para conseguir sus objetivos de dominación siempre ha sido enorme. En este escrito trataremos sobre una de las estrategias estatales más brillantes para la derrota, despoblación y exterminio de las comunidades pastoriles o indígenas: la protección medioambiental en forma de Parques Nacionales, naturales, reservas, o decenas de otras formas de “protección medioambiental”.
Los modelos iniciales que han inspirado estas planificaciones de despoblación rural han sido Yellowstone y Yosemite.
El Parque Nacional de Yosemite será el primero, seguido de el Parque Nacional de Yellowstone. Fueron y son la inspiración y modelo de los demás Parques Nacionales del mundo. Expulsar a las comunidades humanas e identificar conservación con ausencia de humanos. Este pensamiento misántropo será la idea madre del liberalismo burgués y aristocrático de las élites norteamericanas y europeas.
El Parque Nacional de Yosemite se erigirá sobre el hogar de los indígenas Miwok. Inmediatamente después de la declaración del Parque de Yosemite, las fuerzas del Estado entraron a sangre y fuego y expulsaron a los Miwok. Sus poblados fueron quemados y a ellos se los condenó a morir de frío y hambre. Los Miwok fueron privados de golpe de sus áreas de caza, de sus pesquerías, de sus áreas forestales de recolección de nueces. Una vez establecido el Parque fue administrado por el Ejército del Estado norteamericano hasta que se le unieron en 1916 los funcionarios forestales del Servicio Nacional de Parques.[4]
Hoy Yosemite recibe 4,5 millones de turistas al año. El negocio es total con hoteles chic, restaurantes, hipermercados, grandes almacenes, telesquís, alojamientos, escalada, rafting, patinaje sobre hielo. Un auténtico Parque Temático.
El Parque Nacional de Yellowstone ha sido el segundo Parque Nacional del mundo. Con una superficie similar a la de toda la provincia de Navarra, fue creado en 1872 por un decreto de el Estado norteamericano. Tras el exterminio metódico de las comunidades indígenas Crow, Pies Negros, Arapajó, Lakota o Shoshón hoy sólo quedan unos pocos autóctonos en reservas muy pequeñas. Éstas comunidades representan menos del 0,1 por ciento de la población del estado de Wyoming, que es donde se encuentra Yellowstone.
Cuando se decretó el nacimiento de este parque la gestión del mismo se entregó al Ejército norteamericano, al que se le sumó desde 1918 un servicio especial de guardas armados (los Rangers). En la inauguración del parque el presidente de los EEUU Ulysses Grant (1822-1885) dijo que el fin era crear un lugar “libre de la explotación mercantil”, dedicado a la satisfacción, entretenimiento, solaz y divertimento del pueblo.
Lejísimos de estar “libre de la explotación mercantil”, el parque recibe cerca de cuatro millones de turistas al año y genera un capital extraordinariamente cuantioso. Como industria pesada que es, el turismo ha supuesto la construcción de más de 500 km de carreteras que atraviesan todo Yellowstone para, tras pagar la tarifa, poder hacer visitas motorizadas donde se generan monumentales atascos cuando un animal aparece. Posee nueve museos, hoteles y restaurantes, y otros tantos centros para visitantes; además de un enorme observatorio volcánico como “geoparque” que también es.
El negocio generado con los suvenirs y el merchandising es brutal, pasmoso y estratosférico.
Por un módico precio se puede hacer piragüismo, excursiones, pesca, alpinismo, vuelo sin motor, paseos en bote, avistamientos de fauna, senderismo, esquí de fondo, paseos guiados con motonieve, montañismo, ala delta; y además, existen un montón de zonas de acampada especiales para consumir experiencias diferentes, excitantes, donde brote la adrenalina de sentirse en la naturaleza salvaje. También existe en el lago del parque un muelle deportivo.
El Estado norteamericano, con su conocido ramalazo exterminacionista, decidió en el año 1914 aniquilar de golpe a todos los lobos del Parque. Unas décadas más tarde, en 1994, cambia de opinión y decide reintroducirlos. Esta reintroducción la hizo el Estado americano aprovechando por todo lo alto las nuevas posibilidades mediáticas y las crecientes sensibilidades ecologistas; y fue utilizado maquiavélicamente para desplegar un bombo propagandístico impresionante para dárselas de conservacionista y “ecoEstado” protector de la naturaleza. La propaganda fue tan potente que aún hoy resuena por todo el mundo.
La fabulosa, avanzada, modélica y ejemplarísima “protección estatal” se materializará en incendios descontrolados y devastadores que serán una constante en Yellowstone y que ¡¡en 1988 llegará a quemarse nada menos que el 40% del parque!!!
Pero la palma del macro-negocio industrial pesado del turismo conservacionista se lo lleva el Parque Nacional Great Smoky Mountains entre Tennessee y Carolina el Norte. Este Parque recibe la impresionante cantidad de 11 millones de turistas al año. Lo fundó Franklin D. Roosevelt, el mismo que aprobó e impulsó el Proyecto Manhattan y el desarrollo de la bomba atómica con la que se asesinaron a cientos de miles de personas en unos pocos segundos.
El marqués de Villaviciosa, Pedro Pidal, viajará a EEUU y allí se empapará de las ideas conservacionistas. Cuando vuelva aquí el Estado español le nombrará Comisario General de Parques Nacionales e inmediatamente fundará el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga (hoy llamado de Los Picos de Europa) el 22 de julio de 1918 y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido el 16 de agosto de 1918 . No tardará en lanzar un anatema contra los pastores y las comunidades rurales del interior de ambos parques. Poco a poco, por medio de normativas, prohibiciones, controles, burocracias, dificultades, denegaciones de permisos… se irán expulsando a los pastores, hasta nuestros días que sobreviven solamente unos pocos muy meritoriamente. Acabará el marqués sus días siendo un exaltado falangista de la rama más hitleriana de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas).
Tenemos decenas de ejemplos de lo que a ocurrido en nuestro mundo rural ibérico y quién ha sido el responsable de su despoblación actual pero por mor a la brevedad nos explayaremos sólo en un caso, el de la sierra de Segura y el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas.
El caso de éste parque es un ejemplo luminoso. Las Ordenanzas del Común de Segura y su Tierra de 1580 demuestran que ha sido el pueblo y no el Estado el que ha mantenido protegido el bosque a través de los concejos abiertos y las normativas del derecho consuetudinario elaborado asambleariamente. En éstas se especifica que “es cosa notoria que en más de treinta leguas a la redonda de estos términos no hay bosque alguno de su majestad ni de señor alguno particular…”, es decir, no hay propiedad privada/estatal[5] de monte alguno. Todo era propiedad comunal/concejil. El historiador Gutiérrez Nieto nos explica que la comunidad montañesa de estas tierras del sureste peninsular cuidaba sus bosques concejiles con esmero y que el silvopastorismo era una de las actividades principales.
El Estado necesita la madera que protegen los concejos y decide despoblar la sierra. Para ello decreta que los pastores han de ser expulsados para poder deforestar (y luego llenarlo de plantaciones industriales). Es un error garrafal del ecologismo acusar a las comunidades rurales/pastoriles de ser los enemigos de los árboles cuando, de hecho, eran sus protectores. La cercanía del ecologismo oficial con el Estado le impide ver la responsabilidad de éste en el ecocidio.
Las sierras necesitaron vaciarse para las necesidades extractivistas del Estado y su retoño el Capital.
Con la vista puesta en los 400 millones de corpulentos árboles de esta Sierra y, además, con la posibilidad de transportarlos por el Guadalquivir, el Ministerio de Hacienda creará en 1733 en Sevilla el Negociado de Maderas de Segura que empezará a acelerar la deforestación. Unos pocos años más tarde, el Estado aplicará con saña la Ordenanza de Marina que disparará la violencia: en 1776 el guarda forestal Blas Asensio será asesinado ante la frustración general de los habitantes; y la Guardería Forestal se ganará un odio feroz. En 1777 muchos Guardas dejarán su empleo por no poder soportar la presión de un pueblo movilizado en la defensa de sus tierras, montes y bosques. En 1780 muchos pastores serán arrestados. En 1812 el Estado abolirá todos los fueros y ordenanzas centenarias y prohibirá las Comunidades de Villa y Tierra (una especie de confederación rural popular de concejos abiertos, un ejemplo increíble de democracia y auto-organización del pueblo ibérico ninguneado y olvidado, cuando no combatido, por la academia oficial del Estado).
Juan Martínez Garrido[6], jornalero, dirá que en 1836 se lanza un “horroroso anatema contra los pastores” y que “entonces empezaron a correr largamente las lágrimas de los habitantes de los Alpes españoles…”
En 1853 el Estado impondrá la Ley desamortizadora de Madoz, que durará hasta 1921. Esta ley declarará muchísimos montes comunales/concejiles propiedad del Estado. Esta horrible ley irá acompañada de la creación de la Guardia Civil con el objetivo prioritario de defender a los nuevos terratenientes y sus nuevas tierras privatizadas.
En 1936 las gentes del pueblo de Yeste deciden re-ocupar su bosque comunal/concejil expropiado por el Estado y entregado en propiedad a un urbanita madrileño miembro de Izquierda Republicana. El izquierdista Frente Popular de la Segunda República ordena a la Guardia Civil ametrallar a las gentes de Yeste que se niegan a aceptar la realidad del nuevo terrateniente izquierdista y que quieren recuperar su comunal. Mueren 11 vecinos bajo las balas de la Guardia Civil y decenas más son heridos.
En 1942 nacerá Explotaciones Forestales de Renfe que continuará con el ecocidio. Esta empresa estatal tratará ya sin escrúpulo ninguno a todos los montes como “propiedad del Estado”. Ya en 1974 había en el Juzgado 7.000 denuncias contra pastores, uno del pueblo de Pontones se ahorcó abrumado por las deudas de las denuncias. En estos años setenta el gobierno solicitará asesoramiento a unos técnicos norteamericanos para la creación de un Parque Natural. Éstos realizarán un informe al Estado español en el que recomendarán “el desplazamiento o la deportación de doce mil personas al llano”.
El ICONA se gana un odio total en la Sierra de Segura. En 1985 la Junta de Andalucía decide por decreto continuar con el plan franquista y un año después se crea el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (actualmente la mayor “área protegida” del estado español). En ese momento se declaran fuegos importantes por todas partes, se ataca la Casa forestal y el Centro de Interpretación de la Naturaleza es rodeado por los pastores y destrozado. Los funcionarios del ICONA y del PSOE son abucheados, empujados y golpeados el 24 de febrero.
Todos los pueblos de las sierras se llenan de pintadas como: “Nos quieren echar con el Parque Natural”.
Mientras, alejados del campo y desde las ciudades, los universitarios ambientalistas, forestales y ecologistas continúan presionando contra el pastoreo extensivo. De aquellos 400 millones de árboles sólo quedan 50 millones al empezar el siglo XXI. Toda esta increíble labor funcionarial nos ha traído a la situación actual en la que el 65% de la población del Estado español vive en sólo el 4% del territorio, con regiones extensísimas con una densidad de población inferior al Sáhara o a las regiones europeas del círculo polar ártico, cuando sólo hace unos pocos años que no era así.
Desde la expulsión de la mayor parte de los pastores del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas los incendios han sido numerosos: en 1986 ardieron más de 1500 hectáreas; unas 5000 hectáreas en 2005; más de 10.000 hectáreas en 2015; y entre uno y otro muchos más de 800 a 1000 hectáreas. Ni que decir tiene que con los rebaños en el monte y las aldeas y pueblos vivos los incendios eran mucho menos frecuentes y menores en intensidad. El Estado y su dictadura sólo trajo destrucción de la naturaleza, despoblación y masificación turística.
El doctor y profesor de Historia del Derecho de la Complutense, Emilio de la Cruz Aguilar nacido en 1936, en su libro La destrucción de los montes (claves histórico-jurídicas) dice que “la aspiración de los forestales ha sido siempre vaciar las sierras de personas”.
Con la desaparición de los pastores desaparecieron los lobos. El último lobo en esta sierra fue abatido a finales de los setenta del pasado siglo. Otro error garrafal del ecologismo oficial es culpar a las comunidades rurales de su extinción en esta zona. Cuanto más fuertes fueron estas comunidades y cuando más pastores hubo, más manadas de lobos existieron. En cambio, el Estado creó las Juntas Provinciales de Extinción de Alimañas que desde 1953 a 1962 persiguieron y mataron a miles de animales silvestres, entre ellos extinguieron al lobo de estas sierras.
El oso y el lobo (así como una gran mayoría de la fauna/flora salvaje autóctona) fueron desapareciendo de grandes zonas de la península por dos razones fundamentales:
La deforestación, es decir, la desaparición del hábitat de estos animales, con todo lo que ello significa; y la caza elitista del alto funcionariado y la aristocracia frívola.
La deforestación la realiza la voluntad de poder y la razón militar del Estado, y no como insinúan calumniosamente muchos ecologistas o conservacionistas, por hacer el pueblo la leña o pastorear rebaños.
El investigador Francisco López Bermúdez nos explica que “la Desamortización civil fue la destrucción forestal más grave de la historia de España”[7]. La desamortización civil de Madoz (1854-1921) expropió millones de hectáreas de montes comunales/concejiles que fueron vendidos por el Estado a privados que inmediatamente se pusieron a deforestarlos y roturarlos.
En 1835, varios años antes de iniciarse la aciaga Ley de Madoz, el geógrafo Auguste Henri Dufour (1795-1865) realizaba una parte del Atlas Nacional de España. En él dice explícitamente que toda la península ibérica estaba rebosante todavía de “osos, ciervos, lobos y gatos monteses”.
También el zoólogo alemán Alfred Brehm (1829-1884) constató en 1856 y 1857 en su obra Das Tierleben la abundantísima presencia del lobo o del águila imperial por todo el este peninsular, particularmente desde Valencia a Murcia.
Nadie se atreverá a negar que en 1835 o en 1895 el pastoreo de nuestros montes ibéricos era intensísimo; y que los pueblos y aldeas estaban aún repletos de gente laboriosa. ¿Como es posible que no estuviera todo aniquilado en esa fecha después de 7.000-10.000 años de pastoreo intenso en montes y llanuras? Digamos la verdad: ha sido (y es) el Estado el principal responsable del ecocidio.
La Junta de Andalucía, que ha seguido los pasos del franquismo prácticamente en todo, ha sido una de las responsables de la destrucción del pastoreo desde 1981 en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas.
Dejemos ahora el caso del sureste ibérico y hablemos de los Parques Nacionales más en general.
“La burocracia prohibitiva no permite apenas el uso público, ni posibilita el desarrollo sostenible, ni sirve para la conservación y la ciencia” dice Modesto Pascau, el presidente del patronato del Parque Nacional de Ordesa.
El Estado ha llevado al pastoreo a la casi extinción pero ha llenado el país de espacios naturales, paisajes protegidos, reservas naturales, reservas de la biosfera, parques naturales, hábitats sensibles, parques nacionales, PRUG´s, LIC´s, IGI´s, PORN´s, ZEPAS´s y cerca de 8000 agentes forestales que ostentan la condición de agentes de la autoridad, policía administrativa especial y policía judicial genérica (el Ministerio del Interior baraja armarlos en un futuro cuando la situación lo requiera).
Todo esto lo resume con sencillez el pastor quesero Antonín de la majada de Umartini, en los Picos de Europa, con una sola frase: “Esto estaba antes mejor cuidao… porque entonces aquí no había nada de Medio Ambiente”.[8]
Con ocasión de la ampliación del Parque Nacional de Covadonga, en 1976, el jefe del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) dirá refiriéndose a la historia colectivista, convivencial, concejil, comunal, consuetudinaria, boscosa y pastoril de la sociedad rural popular tradicional ibérica: “Nuestro peor enemigo es la Historia y nos avergüenza a todos”[9].
Con el brazo extendido hacia el horizonte, el pecho henchido y mirando a la inmensidad, Ramón Regal afirma que “todo cuanto acontece allí donde no hay asfalto, depende de nosotros”. Regal es vicepresidente de la Asociación de Agentes para la Protección de la Naturaleza de Aragón.
Afirma este agente del Estado que muchos como él desean volver a ir armados, “como el ICONA[10]” de Franco. “El ICONA –dirá Regal- era un verdadero cuerpo nacional armado, no solo con pistolas, sino que también llevaban armas largas como rifles. El ICONA era una auténtica autoridad.”
Produce escalofríos leer al ferviente franquista Guillermo Muñoz Goyanes, Doctor Ingeniero de Montes, en Tres siglos de Guardería donde explica que el objetivo de ésta era (y es) apoyar la expropiación del comunal y la despoblación forzosa de los montes para “proteger” los bosques. Goyanes entra en éxtasis cuando se pone a hablar de la Real Ordenanza del 29 de enero de 1784 que creó la Compañía de Fusileros Guarda-Bosques Reales a propuesta del marqués de Grimaldi. Para él, la protección medioambiental del bosque se mezcla con la defensa de las necesidades de madera y carbón vegetal que tenía el Ejército. Es decir, que Goyanes nos reconoce que la función principal de los primeros guardas forestales fue proteger los bosques expropiados por el Estado a sus legítimos propietarios (los concejos abiertos) para que pudieran ser deforestados. Leyéndole se llega al esperpento de considerar la deforestación masiva realizada por el Estado como una ejemplar “protección medioambiental”. Hasta aquí llega la enajenación mental de aquellos que adoran al Estado por encima de todas las cosas. Este es un ejemplo claro de la relación entre el conservacionismo y el extractivismo de la que que hemos dado cuenta en otros artículos[11].
Este mismo ingeniero en su libro de 1967 “Parque Nacional de la Montaña de Covadonga” se explayará en su odio contra los pastores, una muestra textual dice:
“Por iniciativa del Consejo de Pesca Continental, Caza y Parques Nacionales se pretende eliminar totalmente la presencia de ganado dentro del Parque… Una acertada política sobre el Parque Nacional de Covadonga consistirá en dejarlo libre, con el tiempo, de toda clase de pastoreo”.[12]
Los que estudien la situación de la ruralidad y del Estado no dudarán en afirmar que “la persecución a los pastores y a los aldeanos raya en lo enfermizo” […] “Si alguien piensa que la inquina [del Estado] contra los pastores forma parte del pasado remoto, se equivoca.”[13] Así se afirma en el estudio Marqueses, funcionarios, políticos y pastores, Crónica de un siglo de desencuentros entre naturaleza y cultura en Los Picos de Europa de Jaime Izquierdo Vallina y Gonzalo Barrena.
En el estudio Parques Nacionales como estrategia de ocupación y control de territorio del pueblo originario mapuche Raúl Díaz nos explica que, al igual que con Ordesa o Picos de Europa, el Estado argentino ha usado el argumento ecologista para despoblar y derrotar a poblaciones díscolas. Dice que “es nuestra intención destacar en este escrito que por detrás de esa «racionalidad» proteccionista se ocultaron propósitos económicos, políticos y militares para la ocupación y el control efectivo de territorios considerados estratégicos desde el punto de vista geopolítico”.
El Estado argentino ha desarrollado un vasto proyecto en el que más de 600.000 hectáreas pasan a ser reservas naturales militares gestionadas directamente por el ejército con participación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (que así se llama allí). Todo esto es aparte y sumado a los 35 Parques Nacionales que ha desplegado el Estado argentino, poniendo bajo una jurisdicción de excepción casi cuatro millones de hectáreas.
En el Estado español, también tenemos algo parecido en el mismo Parque Nacional de Cabrera donde el ejército es co-gestor medioambiental del parque.
Este mismo año 2019 el Estado colombiano ha creado la figura del militar medioambiental y ha desplegado 6.000 soldados para proteger los Parques Nacionales de sus habitantes. Unos 300 líderes sociales indígenas han sido asesinados sólo en el período 2002-2010. Y en el período 2010-2020 lleva ya un récord histórico de terrorismo de Estado contra el pueblo.
El Estado hindú ha puesto en marcha los Batallones Ecológicos del Ejército de Tierra. Es más, cuando se jubiló el jefe del ejército hindú el general Kumaramangalam (1952-2000) fue elegido presidente de la ONG conservacionista World Wild Found (WWF) en India. Este general argumenta sin ambages que la fusión entre conservacionismo y ejército mejora enormemente la imagen y legitimad del Estado hindú en las clases medias-altas del mundo urbano otorgándole apoyo, estabilidad y más poder. En los más de 170 Parques Nacionales que tiene la India en la actualidad los habitantes que quedan dentro de estos territorios son expulsados sin miramientos o invitados a reconvertirse bajo las directrices del Estado. Sanjoy Deb Roy, del Indian Forest Service (Servicio Forestal Indio) señala que necesitan el apoyo del Ejército porque “el resentimiento contra los intentos de las autoridades ha generado estallidos de violencia contra funcionarios y guardias”.[14]
Según Stephen Corry, director de Survival International, “la militarización de los bosques de la India se está llevando a cabo bajo los auspicios de una Ley redactada por WWF, supuestamente para ayudar a la conservación de la naturaleza”.[15]
El Ministerio de Defensa británico tiene un cuerpo militar medioambiental entero llamado División para la Defensa del Medio Ambiente y publican una revista llamada Santuario con la que realizan la propaganda conservacionista ecologista, y abiertamente militar en este caso.
El Ejército Norteamericano también ha creado una División Medioambiental que, aparte de la crucial misión propagandística, estudia a fondo los extensos territorios de propiedad militar y colabora en la gestión de los Parques Nacionales.
Limpiar la imagen y generar sintonía con la población es conveniente a un Estado que arrojará sobre el pueblo de Vietnam y su espesa selva, llena de biodiversidad hasta los topes, 338.000 toneladas de napalm. Luego fumigará 80 millones de litros de agente naranja y 20 millones de litros de agente azul y blanco. Recordemos que el agente naranja es un herbicida 55 veces más concentrado que un pesticida normal, pues contiene la dioxina más potente conocida, la TCDD. No sólo deforestará a conciencia sino que matará a 6 millones de vietnamitas, otros 10.500.000 de vietnamitas más tendrán que emigrar de las zonas contaminadas y 500.000 niños y niñas nacerán con malformaciones y grandes defectos. Todo esto y mucho más por el conservacionismo, la ecología y contra el cambio climático.
Significativa es la connivencia de renombrados conservacionistas con el Ejercito Español. En la presentación del libro Espacios Naturales del Ministerio de Defensa (como no podía ser de otra manera, con un lobo en la portada,) publicado por el Ejército, Eduardo de Juana, presidente de Seo Birdlife dijo: “En estos enclaves se hace perfectamente compatibles los usos militares con la conservación de las aves y otros aspectos de la biodiversidad”.
Acto seguido el naturalista madrileño nacido en 1947 Joaquín Araujo, archimultipremiado por bancos e instituciones de todo tipo, además de Premio Nacional de Medio Ambiente; y endiosado hasta el sonrojo por los mass media y sus discípulos de a pie, explicó sibilina e indirectamente, lo feliz que era con un ejército español así; lo bien que estaba impedir a la gente común el acceso a los montes; porque la gente común, nos dicen, es mala y lo destruye todo, no como el Estado que pone sabias normas de excepción para proteger la naturaleza. Finalmente, Araujo se dirigió al ministro de defensa y le dijo sobre estos espacios rurales expropiados al común de los vecinos: “no los cedan nunca”.[16]
Vista su cercanía amorosa con el ejército se hacen todavía más tenebrosas las palabras neomalthusianas de Joaquín Araujo cuando repite una y otra vez, cada vez que es entrevistado por los medios, la muletilla de “somos demasiados”[17]. Demasiados en el mundo rural ¿verdad Joaquín?[18]
Las organizaciones mastodónticas multinacionales del conservacionismo han apoyado la expulsión de pastores e indígenas a lo largo y ancho del mundo.
Todas estas grandes organizaciones conservacionistas se han explayado en la expulsión de pastores, índigenas y habitantes de los Parque Nacionales y espacios “protegidos” que han sostenido, creado, financiado, defendido y promovido. El conservacionismo oficialista actual es neomalthusiano, liberal, misántropo, darwinista social y pesimista antropológico.
No debemos olvidar que los Parques Naturales son creados por los Estados con un interés militar claro. Se ha de expulsar a la gente para reservar esas áreas para necesidades futuras del Estado y sus ejércitos. El argumento ecológico es falso. Davi Kopenawa Yanomami, indígena brasileño, explica la falsedad clara de este conservacionismo diciendo que: «El medio ambiente no es algo separado de nosotros; nosotros estamos dentro de él y él está dentro de nosotros. Nosotros lo creamos y él nos crea a nosotros».
También son ilustrativas las palabras del indígena Muthamma, jenu kuruba, en la India: «Nuestra relación con el bosque es como la de un niño con su madre. Los grupos medioambientalistas occidentales no pueden entenderlo».
O las palabras de Dauqoo Xuquri, bosquimano de Botsuana: «Me siento y observo el campo. Dondequiera que haya bosquimanos, hay animales para cazar. ¿Por qué? Porque sabemos cómo cuidar de los animales».
O el testimonio de Sakru Dhurwey, hombre baiga de la India: «Antes, todo era bosque tropical. Nosotros éramos el bosque»[19].
Pongamos unos pocos ejemplos de Parques Nacionales que han permitido al Estado legitimar ante las masas urbanas “ecologistas” la expulsión total o parcial de sus habitantes, comunidades indígenas cazadoras-recolectoras o pastoriles.
Los Batwa del Bosque Nyungwe y del Parque Nacional Volcanoes, en Ruanda.
Poblaciones también de los Batwa de los Parques Nacionales de Mgahinga y Bwindi en Uganda.
De las comunidades Batwa también son los expulsados del Parque Nacional Kahuzi-Biega en la República Democrática del Congo, así como los indígenas Twa.
Los Ik del Parque Nacional de Kidepo en Uganda.
Los Maasai de los alrededores de la Autoridad de Conservación de Ngorongoro, en Tanzania.
Comunidades pastoriles Maasai del Parque Nacional Mikumi, también en Tanzania.
Comunidades pastoriles también Maasai del Parque Nacional del Serengueti, en Tanzania.
Comunidades pastoriles de nuevo Maasai del Parque Nacional Masai Mara, en Kenia.
Las comunidades Ogiek del Bosque Mau, en Kenya.
Los Khomani San del Parque Transfronterizo de Kgalagadi (ex Parque Nacional de Kalahari Gemsbok) en Sudáfrica.
Los Bagyeli del Parque Nacional Campo Ma’an, en Camerún.
Los Baka de la Reserva de Dja y de los Parques Nacionales Boumba Bek y Lobéké, en Camerún también.
Las comunidades ñorquincas del Parque Nacional de Lanín, en Argentina.
Los bosquimanos del Parque Nacional de Waterber, en Namibia.
Comunidades indígenas del Parque Nacional de Kaziranga, en la India.
Las decenas de comunidades indígenas del corredor de vida silvestre entre la Parque Nacional de Kibale y el Parque Nacional Reina Isabel. En ambos parques también ha habido expulsiones masivas. En Uganda.
Los Mapuches pehuenche del Parque Nacional de Villarica, en Chile.
Los indígenas bodo de la Reserva de Tigres de Manas, en la India.
Comunidades indígenas en el Parque Nacional de Tijuca, en Brasil.
Miles de indígenas en el Parque Nacional de Korup, en Camerún.
Los indígenas pemón del Parque Nacional Conaima, en Venezuela.
Los mongondow del Parque Nacional de Dumoga-Bone, en Indonesia.
Las comunidades del Parque Nacional Sierra del Lacandón, en México.
Los vedda del Parque Nacional de Maduru Oya, en Sri Lanka.
Los kurumbas del Parque Nacional de Nagarhole, en la India.
Los huilliche del Parque Nacional de Chiloé, en Chile.
Miles de indígenas del Parque Nacional de Benoue, en Camerún.
Los ju/wasi del Parque Nacional de Etosha, en Namibia.
Las comunidades del Parque Nacional Laguna del Tigre, en México.
Las comunidades indígenas Kraals del Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica.
Los sikvani del Parque Nacional de Tupano y Katíos, en Colombia.
Los pataxo del Parque Nacional de Monte Pascoal, en Brasil.
Los indígenas del Parque Nacional de Kanha, en la India.
Las comunidades berawan de Long Teru del Parque Nacional de Loagan, en Malasia.
Miles de indígenas de la Reserva Kutru, de la India.
Comunidades indígenas del Parque Nacional Tikal, en Guatemala.
Los aymaras y quechuas del Parque Nacional Lauca, de Chile.
Miles de indígenas del Sistema Nacional Integrado de Áreas Protegidas, en Filipinas.
Las comunidades pastoriles sami del Parque Nacional de Oulanka, en Finlandia.
Los mojeño, yuracaré y tsimon del Parque Nacional Isiboro-Sécure, en Bolivia.
Las comunidades pastoriles astur-cántabras del Parque Nacional de Los Picos de Europa.
Las comunidades pastoriles pirenaicas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Los comunidades de cabreros y pastores canarios del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente.
La comunidades indígenas y pastoriles del Parque Nacional de Garamba, en la República Democrática del Congo.
Las comunidades pastoriles e indígenas del Parque Nacional de Zakouma, en Chad.
Las comunidades pastoriles del Parque Nacional de Abruzo, Lacio y Molise, en Italia.
Las comunidades pastoriles del Parque Nacional de Gran Paradiso, en Italia.
Las comunidades pastoriles del Parque Nacional Suizo, en Suiza.
Las comunidades campesinas del Parque Nacional de Bialowieza, en Polonia y Bielorrusia.
Los miwok del Parque Nacional de Yosemite, en EEUU.
Los shoshones del Parque Nacional de Yellowstone, en EEUU.
Y muchas más comunidades pastoriles e indígenas de Australia, Nueva Zelanda, Argentina, Guatemala…
Todos estos Parques cuentan con el apoyo explícito de la WWF y otras gigantes de la conservación. Se calcula que la industria de la conservación ha robado la tierra a más de 15 millones de personas en todo el planeta.[20]
Por ejemplo, según el propio Ministerio de Medio Ambiente y Bosques de India ya han expulsado a cerca de un millón de indígenas de los Parque Nacionales del país. Este año 2019 una sentencia de la Corte Suprema del Estado indio ha anunciado que se propone la expulsión de 8 millones de indígenas de sus bosques y selvas. Conocida es la enmienda a la Ley de Bosques de la india que han preparado funcionarios forestales del Estado indio junto con WWF. El fin es potenciar la expulsión de personas de los Parques Nacionales existentes y de los centenares más que están previsto crearse. La enmienda viene a legalizar lo que ya se viene haciendo y potenciarla dotándola de mayores recursos y respaldos legales.
El borrador de la enmienda incluye un, todavía mayor, programa de militarización de los bosques y de las reservas de tigres de la India, con miles de funcionarios más, armados de forma habitual. Otorga a los funcionarios de manera legal y oficial del Departamento de Bosques el derecho a disparar en el acto para “prevenir” delitos forestales y que gocen de inmunidad virtual frente a procesamientos. Otorga de manera reglamentaria a los funcionarios forestales el derecho a disparar, a buscar y apoderarse de propiedades y a detener a ciudadanos, mientras que la carga de probar su inocencia recaería sobre el acusado. Gobiernos estatales tendrán legalmente la capacidad de quitar derechos sobre los bosques en nombre de la conservación de la naturaleza y tratar a los indígenas como residentes ilegales. WWF trata de legalizar las matanzas que se viene haciendo periódicamente desde la llegada del conservacionismo con los británicos: por ejemplo, de 2006 a 2009 los guardabosques y el ejército indú ya han matado oficialmente a 50 indígenas que no se doblegaron a las leyes conservacionistas del Parque Nacional de Kaziranga.
En el caso del Parque Nacional de Korup, en Camerún el World Wildlife Fund explicó con claridad su ideológica misántropa, malthusiana, darwinista y liberal diciendo que “la presencia dentro del parque de poblados cuyos habitantes están dedicados a la caza, colocación de trampas y a la agricultura es incompatible con el funcionamiento del parque”, “aconsejamos un programa de reasentamiento”.
Thayer Scudder, estudioso del impacto de los programas de reasentamiento explica que “el reasentamiento forzoso es prácticamente lo peor que se le puede hacer a alguien, salvo matarlo”.[21]
La actual Red Natura 2000 impuesta por Europa a decreto en todo el Estado español, tiene sus raíces en la monarquía de Alfonso XIII. Este rey, llamado el africano, fundó el 22 de julio de 1918 el Parque Nacional de Covadonga, futuro Picos de Europa y, un mes más tarde, el Parque Nacional de Ordesa.
Sólo 3 años después de la declaración de estos dos Parques y de que diera comienzo la expulsión paulatina y la reducción drástica de los pastores de los Picos de Europa y también de los de Ordesa “para la protección y beneficio de la naturaleza”; sólo tres años después, el Estado español rociaba a lo grande con gas mostaza las montañas del Rif.
Este gas hace que la piel y las mucosas de humanos y animales hiervan literalmente, generando una explosión de ampollas que terminan matando por asfixia agónica. Mientras salen las ampollas, que tardan 12 horas en salir, se suceden los dolores abdominales, los temblores, las diarreas, las náuseas, los vómitos, la ceguera, las convulsiones, la tos incontrolable, se te hinchan los ojos y lagrimean sin parar. Las mostazas nitrogenadas entran rápidamente en las células del cuerpo y dañan el sistema inmunológico y la médula ósea.
Mientras se “protegía” las montañas cantábricas y pirenaicas de sus propios habitantes, una ola de verdadero terror sacudió el Rif.
A través de la aviación militar rociaron de forma indiscriminada los pueblos montañeses del Rif, no sólo con gas mostaza, sino con otros gases venenosos que le acompañan como el fosgeno (utilizado para fabricar pesticidas) que produce asfixia y quemaduras químicas; el difosgeno que produce unos vapores letales capaces de destruir los filtros de carbono de las máscaras de gas; y la cloropicrina pensado para obligar a quitarse las máscaras antigás (porque entra por la piel y hace vomitar sin parar) y así permite que los otros gases que acompañan a éste puedan ser respirados. Hoy todavía sigue habiendo una alta incidencia de cáncer en las zonas rociadas salvajemente por el Estado español.
Unos años antes a estas tremendas ofensivas militares químicas de 1921 en adelante, el bisabuelo de nuestro actual rey Felipe VI, Alfonso XIII (1886-1941), instó al Ejército a prescindir del humanitarismo con mujeres y niños; y en una conversación telegráfica con el alto comisario Berenger en 1918, el rey se lamentó de que “no te hayamos podido mandar todavía una escuadra de bombardeo, para con gases llevar la desolación al campo rifeño y hacerle sentir nuestra fuerza, rápidamente y en su territorio”[22]. Palabras textuales del laureado abuelo de nuestro actual rey.
Al final conseguirían comprar todo el armamento químico que necesitaron gracias a la colaboración directa de los nacionalistas catalanistas Francisco Cambó (1876-1947) y Pedro Rahola (1877-1956). Padres fundadores de la Reinaxença catalana. Los funcionarios del ejército alemán que les vendieron las armas calificaron en un informe al Estado español que los gases eran “muy humanitarios por la rapidez de sus resultados”.[23] Enseguida el gobierno español se puso a producir armas químicas, para no tener que depender de comprarlas fuera, en dos fábricas: la de La Marañosa en Madrid y otra en Melilla.
Hoy no quedan casi pastores en Los Picos de Europa ni en el Rif donde el 80% de los adultos y el 50% de los niños con cáncer del hospital de Rabat proceden de la zona bombardeada por el ejército español.[24]
El Rif será una colonia española creada, no sólo para expoliar sus recursos naturales y usar la ingente mano de obra para beneficio del Estado/Capital, sino para la “labor desinteresada de civilizar a su población, protegerla [de aquí la palabra Protectorado] de la barbarie y elevarla moralmente”[25]. Lo mismo se argüirá para el mundo rural popular tradicional ibérico y en Los Picos de Europa estos nuevos civilizadores de la naturaleza, “irán colonizando sin miramientos el territorio del pastor al que van a despreciar de forma manifiesta”[26], igual que al “moro salvaje”.
Aunque la tradición rifeña consagraba los mercados como sitios neutrales, el ejército español no dudó en atacar los zocos. El reglamento táctico de la aviación española de 1923 establecía: “cuando existe un campamento, zoco o concentración de gente, conviene volar en círculo, alrededor, concentrando todos los aeroplanos sus fuegos en el centro del círculo”.
El general Primo de Rivera amenazó mediante panfletos a los rifeños de que “si no aceptaban a España, España arrasará vuestros campos y ganados”. El bombardeo en la zona rifeña de Axdir fue tan intenso que la zona quedo completamente despoblada.[27]
El falangista Luys Santa Marina (1898-1980) publicó un delirante elogio a la crueldad de la Legión española:
“como banda de lobos ebria de triunfo (ojos alucinantes, quijadas carniceras, pechos henchidos) se dedican a talar y arrasar con cólera fría cosechas y poblados. Todo arde, hoguera inmensa, bajo la azul tarde”.[28]
¿Realmente les importaba a los fundadores de los primeros Parques Nacionales la naturaleza o los seres vivos? Basta ya de mentiras.
Ordesa y Picos de Europa son dos fortificaciones naturales, dentro y en medio[29], de dos enormes fortalezas montañosas: pirineos y cordillera cantábrica.
Debilitar a las poblaciones de estos territorios ha estado siempre en los planes de los Estados que han asolado la península.
Desde aquí se resistió durante doscientos años al imperio romano invasor; luego se mantuvo contra las cuerdas al imperio visigodo; más adelante se organizó la expulsión del califato imperial y su sharía; se continuó manteniendo en jaque a las monarquías católicas imperiales sin darles tregua; luego fueron la pesadilla del ejército francés napoleónico imperial que sucumbió entre los desfiladeros; de nuevo volvió a romper la cabeza al Estado liberal madrileño y finalmente, mantuvo bolsas de resistencia del maquis hasta 1953, año en que el Estado le rompió el espinazo a las gentes de estas montañas como nunca antes.
Mientras el Estado continúa poniendo mil trabas a los pastores y aumenta su Red Natura 2000 para dificultar la vida en las zonas rurales un poco más, mientras hace esto, por otro lado aprueba el proyecto macroganadero de Noviercas. Mientras los funcionarios continúan en su línea acosando sin descanso a los últimos pastores de ganado menor; y nos repiten incansables que debemos cumplir los Objetivos de Sostenibilidad de la UE para 2020-2030; mientras todo esto sucede, aprueban el complejo super-industrial de Noviercas en Soria. Veinticinco mil vacas de leche que producirán de manera concentrada 368.000 toneladas de excrementos al año, lo mismo que que 4,4 millones de personas. Consumirán 600.000 kg diarios de forraje al día y 60.000 kg diarios de Soja RR[30] traídos de Sudamérica. Así se comprende con claridad los incendios en la Amazonía y la deforestación rampante.
Noviercas es el complejo más grande hasta la fecha de toda Europa pero ya hay muchas como ella funcionando a todo gas. Los conservacionistas palmotean con las orejas de alegría pues va a favorecer las poblaciones de osos y lobos porque sólo la puesta en marcha del complejo industrial de Noviercas va a provocar a corto plazo la desaparición de 432 pequeñas explotaciones familiares que molestan con su presencia a la fauna silvestre. “¡Somos demasiados!”[31] se desgañita el conservacionista Joaquín Araujo. Para este señor todavía somos demasiados en el ámbito rural y hay que ir dejando espacio.
2 de Marzo de 2020.
Enrique Bardají Cruz.
[1]“En defensa del territorio: movilización mapuche en áreas protegidas” Sara Mabel Villalba Portillo.
[2]“Naturaleza cercada. Pueblos indígenas, áreas protegidas y conservación de la biodiversidad” Marcus Colchester.
[3]Como señala Naomi Klein en su obra “Esto lo cambia todo”.
[4]Ibid.
[5]La propiedad estatal es un tipo de propiedad privada pues no es del común de los vecinos organizados en asamblea o concejo abierto. El poder de decisión o gestión recae sobre los funcionarios y no sobre la gente.
[6]“Memoria histórica del Partido de Segura de la Sierra” de 1842. En “La destrucción de los montes” de Cruz Aguilar.
[7]“Erosión y desertificación. Heridas de la Tierra”.
[8]Ponencia de Jaime Izquierdo “Los territorios pastoreados en la sociedad postindustrial”.
[9]Diario La Nueva España, jueves I-VIII-1976; p.16. “La destrucción de los montes”. Cruz Aguilar.
[10]Instituto para la Conservación de la Naturaleza
[11]https://www.revolucionintegral.org/index.php/item/344-la-ruralidad-y-el-ecologismo-de-estado
[12]Ponencia de Jaime Izquierdo “Los territorios pastoreados en la sociedad postindustrial”.
[13]“Marqueses, funcionarios, políticos y pastores, Crónica de un siglo de desencuentros entre naturaleza y cultura en Los Picos de Europa” Jaime Izquierdo Vallina y Gonzalo Barrena.
[14]https://wrm.org.uy/es/files/2013/04/Naturaleza_cercada_Pueblos_indigenas_areas_protegidas_y_conservacion_de_la_biodiversidad.pdf
[15]https://intercontinentalcry.org/es/gobierno-prepara-ataque-sin-precedentes-contra-derechos-indigenas/
[16]2 de junio de 2006 en el Real Jardín Botánico de Madrid en la presentación del libro “Los espacios naturales del Ministerio de Defensa”
[17]https://www.lavanguardia.com/vida/20190512/462147639169/joaquin-araujo-somos-demasiados-demasiado-ignorantes.html
[18] Si somos demasiados, alguien tendrá que hacer una razzia un día de estos ¿no?, alguien sin escrúpulos, alguien como ¿el ejército?, o tal vez sea mejor con ¿una biopolítica natalista antiniños ya implementada por el Estado español? O las dos cosas. O mejor, continuar con la vieja y efectiva ¿política de despoblación rural del Estado?
Háganos un favor los misántropos consevacionistas y prediquen con el ejemplo. Ahí tienen las adelfas o los tejos, adelante, en infusión se pueden tomar.
[19]Survaival International.
[20]https://intercontinentalcry.org/es/gobierno-prepara-ataque-sin-precedentes-contra-derechos-indigenas/
[21]Ibid.
[22]“Historia secreta de Annual” Juan Pando.
[23]Archivo General Militar de Madrid, E1, C3, T6, L80,exp. 7 en “La guerra que vino de África” Gustau Nerín.
[24]http://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/03/actualidad/1496490768_353090.html
[25]Dámaso Berenger, alto comisario de España en Marruecos.
[26]Marqueses, funcionarios, políticos y pastores…” Jaime Izquierdo y Gonzalo Barrena.
[27]“La guerra que vino de África” Gustau Nerín.
[28]“Tras el águila del César: elegía del Tercio 1921-1922” Luys Santa Marina.
[29]Destacar esta idea de que los dos primeros parques naturales en España estén casualmente en la mitad de estas grandes cordilleras, que como hemos destacado son “fortificaciones naturales”, dentro de la estrategia militar, es bastante notorio la utilidad de desalojar de comunidades estas regiones para debilitar cualquier posible insurrección.
[30] La Soja RR significa soja Resistente al potente herbicida Roundup. El Roundup es el llamado glifosato. Probado está su poder cancerígeno, su efecto malformante en fetos y la contaminación aguda que genera en las aguas así como en las poblaciones de abejas, anfibios y todo tipo de animales.
[31]https://www.lavanguardia.com/vida/20190512/462147639169/joaquin-araujo-somos-demasiados-demasiado-ignorantes.html