ALBANIA: NUEVO MOVIMIENTO DE PROTESTA CONTRA EL AUMENTO DE PRECIOS Y LA OLIGARQUÍA

Albania: Nuevo movimiento de protesta contra el aumento de precios y la oligarquía

Minoas Andriotis
Entrevista con Enriko Peçuli, de la organización de izquierda Organizata Politike

Los recientes aumentos de precios afectan gravemente a gran parte de la población de Albania, sobre todo porque las condiciones de vida de la mayoría de la gente ya eran difíciles. Por otro lado, unas pocas personas ricas han acumulado una enorme riqueza. El mes pasado surgió un movimiento que critica el aumento de precios y se enfrenta al orden político existente. Minoas Andriotis ha hablado con Enriko Peçuli, militante de la organización de izquierda Organizata Politike, sobre la situación política en Albania y el actual movimiento de protesta.

¿Cómo han surgido las protestas? ¿De qué tratan?

Pocos días después de la ofensiva rusa en Ucrania, en Albania y más allá se propagó la idea de que la crisis afectaría drásticamente al poder adquisitivo de las categorías más vulnerables de la sociedad. Poco antes de la guerra en Ucrania, quienes especulan con los hidrocarburos en Albania comenzaron a jugar con los precios del petróleo y del gas de un modo un tanto moderado, aunque culpando, por supuesto, a la mano invisible del mercado libre. Después declararon que eran impotentes ante los sensibles mercados de valores que se habían agitado tan pronto comenzaron a soplar los primeros vientos del conflicto.

La situación empeoró en los primeros días de marzo, cuando el precio de la gasolina aumentaba cada mañana unos 30 o 40 céntimos por litro. Al término de la primera semana de marzo, el precio de la gasolina había aumentado un 30 % en relación con el que se cotizaba antes de la guerra, alcanzando los 270 leks albaneses por litro (alrededor de 2,22 euros). No cabía duda de que esto causaría una reacción en cadena, afectando a los precios de los alimentos y a otros gastos básicos.

El miércoles 9 de marzo, a raíz de un llamamiento a través de las redes sociales, hubo una concentración ante la sede del primer ministro en Tirana para protestar por el aumento inaceptable de los precios. Hasta entonces, el gobierno no se había manifestado sobre este aumento, excepto por lo que dijo el primer ministro, Edi Rama, quien lo justificó con el argumento de que todos estamos en guerra. La protesta se intensificó durante la primera noche, cuando despuès de que los y las manifestantes bloquearan un tramo de la avenida de Dëshmorët e Kombit, agentes de la policía –de paisano y sin número de identificación– comenzaron a detener a manifestantes que se hallaban en la acera. Esa noche fueron detenidas unas 30 personas, y algunas de ellas permanecieron encerradas en Tirana durante tres días.

Al día siguiente se produjeron nuevas manifestaciones en Tirana y otras ciudades de Albania, con más gente en las plazas y más detenciones. En una semana se contabilizaron 300 personas jóvenes detenidas en varias ciudades del país. La movilización culminó en los días siguientes, con más de 20.000 manifestantes en las calles. Ahora ya es costumbre organizar una gran manifestación con regularidad para seguir exigiendo medidas frente a la crisis.

¿Qué reivindicaciones de plantean en las manifestaciones?

Una de las consignas más llamativas es “¡Que paguen los oligarcas, no el pueblo!”, que refleja que la gente es consciente de la contradicción social entre ricos y pobres. Otra consigna es “Saldremos a la calle por cientos, por miles, si no caen los precios, caerá el gobierno”. Esta consigna es una amenaza directa al gobierno, que debe ponerse a pensar en su propio pueblo o afrontar un terrible final. Pocos días antes de que comenzara la protesta, la medida más seria propuesta por el gobierno fue la sugerencia de que la gente no utilizara el coche para ir a comprar comida. Eso lo dijo la ministra de Energía, Belinda Balluku, en una conferencia de prensa del gobierno, donde habló sobre la manera de hacer frente a la crisis.

¿Qué sectores de la sociedad participan en las protestas? ¿Hay organizaciones política implicadas?

Hay una participación masiva de la clase trabajadora, que es la más afectada por el aumento de precios. También ha gente de diversos grupos y clases sociales, entre las que destaca la clase profesional (con estudios universitarios), así como la clase media baja. Comienzan a articular sus demandas. El único grupo organizado que participa en las manifestaciones es Organizata Politike, un grupo de izquierda formado por estudiantes, docentes y gente de clase trabajadora. Otras participantes son personas de la sociedad civil con antecedentes de movilización social contra tales injusticias.

¿Cuál es la situación social en Albania en general?

Días antes de que se propagara la noticia de la guerra entre Rusia y Ucrania por todo el mundo, un informe del Banco Mundial sobre Albania decía que 900.000 albanesas y albaneses viven con menos de cinco dólares al día. En un país de unos 2,8 millones de habitantes vemos que más del 40 % de la población vive por debajo del umbral de pobreza oficial (6 dólares al día). Albania es uno de los pocos países –en la región y más allá– que no tiene una renta básica mínima definida legalmente en caso de desempleo, pese a que el Defensor del Pueblo lo había cifrado en 18.000 leks (aprox. 148 euros) al mes para cada persona adulta.

El salario mínimo es de 30.000 leks (unos 247 euros) y el salario medio ronda los 50.000 leks (unos 411 euros), mientras que un cálculo reciente de los gastos básicos muestra que ninguno de esos importes basta para vivir con dignidad. Por supuesto, una de las razones principales de esta situación es el hecho de que el 3 % de las personas más ricas del país tienen depósitos bancarios (4.100 millones de euros) superiores a los del 97 % restante de la población (3.200 millones de euros). En resumen, la mayoría de la población albanesa se halla a un paso de una catástrofe sanitaria, económica y social.

¿Ha habido movimientos similares en los últimos años?

Desde el punto de vista de la composición social de la protesta, en 2013 se produjeron movilizaciones parecidas, cuando el primer ministro Edi Rama trató de importar residuos químicos de Siria y echarlos en un vertedero controlado, lo que convertiría a Albania en un basurero radiactivo en busca de rápidos beneficios. En aquel entonces, sobre todo personas de clase media, aunque también de clase trabajadora, salieron por decenas de miles a la calle para oponerse a la decisión del gobierno, que finalmente se echó para atrás.

La última protesta a reseñar, por su composición y su importancia, fue la movilización estudiantil de 2018.
Estudiantes de todas las categorías sociales ocuparon plazas, calles y facultades para oponerse a las elevadas tasas y a la comercialización de la educación superior. Esta protesta fue esencial para reducir el coste de la vida de los y las estudiantes y para la democratización de la universidad, pero también para el establecimiento de una nueva cultura de protesta y reacción contra las políticas neoliberales del gobierno Rama.

Hace casi un año y medio, el 8 de diciembre de 2020, la policía de Tirana ejecutó a Klodian Rasha, de 25 años de edad, en la avenida de delante de su casa, simplemente porque no había obedecido la orden de detenerse en un control policial durante un toque de queda a medianoche. Al día siguiente, la policía intentó colar una pistola entre las posesiones del joven, pero las cámaras mostraron que no la llevaba y la coartada de la policía resultó demasiado débil. Tras el aislamiento durante dos años a causa de la pandemia, la rabia social de miles de jóvenes sin perspectiva se descargó de inmediato en las calles, lo que hizo que cambiara la versión oficial del suceso contada por la policía. El entonces ministro de Interior dimitió y el agente de policía que mató a Klodian Rasha fue condenado a 12 años de cárcel por asesinato. Es una señal de que la sociedad albanesa está creando una cultura de la respuesta, que ha aprendido a convertir la rabia y la espontaneidad en articulación política y resistencia prolongada.

¿Cómo de bien están organizadas las fuerzas progresistas y de izquierda en Albania?

Como ya he señalado, Organizata Politike es el único grupo político que participa en las manifestaciones recientes. Además, es el único grupo de izquierda del país. Se dedica sobre todo al movimiento estudiantil y a la organización sindical en los principales sectores productivos de la economía. En este terreno puedo mencionar la ayuda que hemos prestado para la constitución de varios sindicatos en el sector privado, concretamente en centros de llamadas, pozos petrolíferos y refinerías, la minería y el sector textil. Aspiramos a crear una base sólida de conciencia de clase obrera en el país insistiendo en los derechos económicos en los lugares de trabajo y en los derechos políticos y sociales en la sociedad.

El caso más importante en que la combinación del sindicalismo con la conciencia política culminó fue la candidatura independiente del minero Elton Debreshi para las elecciones legislativas del 25 de abril de 2021. La campaña de Debreshi fue una sensación nacional y el primer caso en Albania en que la clase obrera propone un candidato propio al parlamento albanés. Logró quedar en tercer puesto en el distrito en que se presentó y fue el candidato independiente con el mayor porcentaje de votos a escala nacional. El resultado de las elecciones también nos ayudó a entender el contexto político y la férrea organización del partido gobernante, totalmente entregado al dinero de los oligarcas, pero estructuralmente el partido más organizado del país.

¿Qué potencial crees que tienen las protestas actuales? Y ¿qué perspectiva de cambio social vez a largo plazo?

Esta ola de protestas recientes es un ladrillo más en la pared de la resistencia social. Hemos obligado al gobierno a ponerse serio. Tratamos de exponer en lo posible la incapacidad del gobierno para intervenir en el mercado y fomentamos la movilización social con el fin de asegurar unas condiciones de vida dignas a la población. Pensamos que este gobierno no tiene la voluntad ni la capacidad para quitar dinero a los ricos e iniciar un proceso de redistribución de la riqueza, aligerando la carga económica que pesa sobre las espaldas de la clase trabajadora. Pensamos que la asociación con los oligarcas, establecida por este gobierno, es señal de que necesitamos una nueva alternativa sociopolítica, no solo para hacer frente a la crisis, sino para construir finalmente un Estado más democrático y social, basado en los derechos y las demandas de la gente trabajadora, las y los estudiantes y los sectores más oprimidos.

Lefteast

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