¿QUÉ VA A PASAR CON NUESTROS JÓVENES?

¿Qué va a pasar con nuestros jóvenes?

 

Ojeando las pruebas de selectividad de este año, me ha asaltado la curiosidad no ya pasa saber dónde los estudiantes tienen mejores notas y a qué nivel de corte están las carreras más exigentes, sino conocer cuántos de ellos saldrán del país para poder tener una vida digna en el ejercicio de sus profesiones, porque el 83% de los universitarios recién licenciados afirma que están buscando trabajo fuera de España. Pensar en emigrar en plena juventud y con la preparación universitaria, profesional cualificado etc. es un auténtico agravio para los que dirigen la economía de este país y para la clase política que desde tiempos muy lejanos aplican estructuras neoliberales a la economía de servicios públicos, generadores de empleo.

Y me ha picado la curiosidad al consultar en las páginas de INE cuántos están trabajando fuera de país; y mi alarma se ha encendido al ver cuantificada la cifra en 2.742.605 suponiendo dicha cifra un aumento del 3,3% respecto del año anterior, es decir 87.882 trabajadores/trabajadoras residentes y trabajando en sus especialidades, aquellas que aquí o no encuentran trabajo, o su retribución no les da para vivir según sus expectativas, que sí encuentran lejos de su país.

Y claro, a un pensionista como yo enseguida le ha asaltado la duda y ha empezado a hacer números: tres millones de trabajadores cotizando 300 € mensuales serían 900m € mensuales ( 300 € equivalen a un sueldo de 1500€) y si les aplicamos los 12 meses de cotización la calculadora muestra una cifra nada desdeñable: 10.800 m€. Una cifra que da mucho qué pensar.

Enfermeras, médicos, arquitectos, ingenieros, informáticos, profesores, investigadores, electricistas, mecánicos…etc. formados en nuestras universidades son “regalados” a otras economías sin haber realizado ni un € de desembolso… País! La deslocalización de la industria buscando abaratar precios de fabricación para poder aumentar sus beneficios, el sistema de contratos establecido en España por los sucesivos gobiernos maltratan a los jóvenes que ven en la emigración la solución a su angustia vital. Ya no se trata de jornaleros de la emigración de los años 60-70 dispuestos a realizar cualquiera de las labores que se les encomendaran. Hoy la emigración tiene un muy marcado tinte de especialización. Y allí adonde van obtienen su reconocimiento por el valor añadido que aportan con su preparación a las empresas que confiaron en ellos. La pérdida de este talento no sólo hay que medirla económicamente, pues de permanecer en nuestro bendito país sus impuestos dejarían las arcas de la Seguridad Social con la suficiencia que merecen las pensiones, la dependencia, la sanidad y la educación. No se trata, pues de insuficiencia presupuestaria i/o de recaudación. Se trata de despreciar la mayor riqueza del país que es su población. Ahora suenan cantos en favor de la economía circular y se empieza a poner en duda la globalización, cuando se ha percibido que es una construcción que no se sostiene con la suficiente fuerza y roto un eslabón de esta cadena hace tambalear todo el circuito arrastrando a las economías a una crisis que aún no somos capaces de evaluar, pero que está dando los primeros avisos de crisis con el aumento de precios atribuidos a causas incontrolables, pero que, como en todas las crisis capitalistas, los grandes consorcios económicos hinchan sus cajas fuertes del dinero que la clase trabajadora aporta para poder subsistir con dignidad.

Y ¿qué hacer ante tal desaguisado? He recogido una de mis antiguas nóminas y la calculadora: 28% de mi salario que paga la empresa a la S.S ( salario en diferido) 22% IRPF, 5% de cotización a la S.S. 1’7 formación profesional y paro. Total 56% de mi sueldo. No hay ninguna de las empresas de este país que llegue ni a la mitad de. pago dichos impuestos de un trabajador. Así pues la elección es sencilla, o los partidos de izquierda se ponen a trabajar ejerciendo el derecho de igualdad ante la ley , ( y la ley de impuestos no es igualitaria) y actúa como creadora de empleo con sus inversiones en estructuras, investigación, obra pública, vivienda de protección oficial etc y tenemos un país reindustrializado y no dependiente del bendito turismo o los neoliberales de comerán hasta las últimas migajas de nuestro pan.

Otra ojeada a la pirámide de población, esa que nos enseñan amenazadora de las jubilación de los nacidos en los años 60 que van a desestabilizar el Sistema Público de pensiones, hay que descontar esos tres millones de trabajadores españoles que están desarrollando su vida laboral fuera del país, cotizando en sus países de residencia y que no volverán hasta que estén jubilados, pero que no habrán cotizado ni un euro a las arcas de nuestra Hacienda.

Me parece que la demagogia desde hace tiempo se ha instalado en los análisis del coste del mantenimiento del estado del bienestar que nuestros padres crearon y que nosotros contribuimos a afianzar y que ahora esos neoliberales bendecidos por la rectoría de la UE quieren desmontar.

La clase trabajadora no puede permanecer por más tiempo callada ante semejante despilfarro de recursos humanos, ni ante el expolio de sus rentas. Si la única fuerza histórica ( no es la negociación, no es el acuerdo, no es el pacto de rentas) ha sido la paralización de la producción debe plantearse cómo vamos a defender “lo nuestro” que no es más que el bienestar de nuestros hijos y de nuestros queridos nietos.

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