LA OMS DECLARA LA EMERGENCIA SANITARIA MUNDIAL POR LA VIRUELA DEL MONO, ¡UN DÍA DESPUÉS DE AUTORIZAR LA VACUNA!

LA OMS DECLARA LA EMERGENCIA SANITARIA MUNDIAL POR LA VIRUELA DEL MONO, ¡UN DÍA DESPUÉS DE AUTORIZAR LA VACUNA!

Ha vuelto a hacerlo. Con sólo 16.000 “casos” en todo el mundo y 5 muertes en África, la OMS ha declarado (sábado 23 de julio) a la viruela del mono como “emergencia sanitaria internacional”, en su nivel de alerta más alto.

Es una decisión puramente personal del Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien confesó a los periodistas que había decidido declarar la emergencia, a pesar de que el “comité de expertos” estaba en contra. Nueve miembros votaron en contra y seis a favor.

Más de uno ya se fronta las manos porque el dinero empezará a correr muy pronto: subvenciones, fondos, créditos y especulación frenética en la bolsa.

Alguna vacuna ya estará en la nevera, esperando el momento propicio para salir al mercado. También otros tratamientos, aunque no haya ningún enfermo sino sólo “casos” salidos de la chistera de un test de antígenos o una PCR.

También empezará la letanía de los grupos de riesgo, que Tedros ya ha señalado con el dedo: la epidemia afecta a los “hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, principalmente a los que tienen múltiples parejas sexuales”.

Y al día siguiente de la declaración… Dicho y hecho. Una vez declarada la nueva pandemia, la Comisión Europea ha aprobado la vacuna Imvanex contra la viruela del mono. Lo anunció el lunes (25 de julio) la empresa fabricante, el grupo farmacéutico danés Bavarian Nordic.

 

La luz verde de Bruselas sigue a la del regulador europeo, la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que el viernes dio su autorización a la vacuna danesa, ya autorizada desde 2013 (renovada el viernes 22 de julio, un día antes de la declaración de la emergencia sanitaria) en la Unión Europea contra la viruela humana.

Como ya hemos señalado, el sábado la Organización Mundial de la Salud declaró una segunda pandemia por los 16.000 “casos” detectados, la mayoría de ellos en Europa.

“Esta aprobación para la viruela del mono es un ejemplo de la buena cooperación entre Bavarian Nordic y los reguladores europeos, ya que una extensión de uso suele tardar entre seis y nueve meses”, dijo el fabricante danés en un comunicado.

Lo de la “extensión de uso” lo dice la empresa porque el remedio es el mismo para la viruela del mono que para la viruela humana.

La luz verde de la Comisión es válida en todos los Estados miembros de la Unión Europea, así como en Islandia, Liechtenstein y Noruega, se felicito el laboratorio danés en su comunicado.

Bavarian Nordic anunció a mediados de julio un nuevo gran pedido en Estados Unidos, con lo que el número total de dosis encargadas en este país asciende a 7 millones. La semana pasada también se anunció un pedido de 1,5 millones de dosis de un país europeo no identificado.

En 2001, la OMS llegó a reconocer que más de un millón de personas muere cada año en todo el mundo por inyecciones «descontroladas», según un artículo publicado en The Lancet el 8 de diciembre de 2001.

Guerra biológica con la viruela: el caso de Filipinas

Uno de los casos de genocidio más graves en la historia de la vacunación contra la viruela fue tras la conquista de Filipinas por parte de los Estados Unidos. En Filipinas, poco antes de que el Ejército norteamericano tomara el poder en 1905, la mortalidad por casos de viruela era de alrededor del 10%. En 1905, luego del inicio de la vacunación sistemática impuesta por las nuevas autoridades coloniales, se produjo una epidemia en la que la mortalidad de los casos osciló entre el 25% y el 50% en diferentes partes de las islas.

En 1918-1919, con más del 95 % de la población vacunada, se produjo la peor epidemia en la historia de Filipinas, con una tasa de mortalidad del 65%. El porcentaje más alto ocurrió en la capital, Manila, el lugar más vacunado. El porcentaje más bajo se dio en Mindanao, el lugar menos vacunado por prejuicios religiosos.

Cuando las Filipinas fueron tomadas por los Estados Unidos, en 1898, las islas se convirtieron en un escaparate para la venta de vacunas. Habían tenido muchas vacunas, por supuesto, bajo el dominio español, pero los estadounidenses comenzaron a limpiar el lugar, y las diferentes figuras de la viruela hicieron una gran aparición, como era de esperar, y los distribuidores de vacunas hicieron grandes reverencias, como de costumbre” (Archie Kalokerinos).

La venta de vacunas fue enorme y la pagaron los filipinos. Sin embargo, cuando llegó la inevitable epidemia, en 1918-20, de una población de 10.000.000, las más de 71.000 muertes fue más que igualado por otras tantas epidemias durante los mismos tres años. La malaria se llevó 93.000, la influenza 91.000, la tuberculosis 80.000, mientras que la disentería, el cólera y el tifus juntos se llevaron otros 70.000. Se verá, por lo tanto, que durante una de las peores epidemias de toda la historia, las muertes por viruela fueron muy inferiores al 1 por ciento de la población.

El mito de la ‘alta contagiosidad’

Otro gran mito difundido por la industria farmacéutica es que la viruela es «altamente infecciosa y contagiosa». De hecho, el Ministerio de Sanidad español ya ha dictado solución para enfrentar la viruela de mono: confinar a los casos «sospechosos».

Todas las autoridades médicas están de acuerdo en que el riesgo de entrar en una habitación en la que hay casos de enfermedades infecciosas es infinitesimalmente pequeño para el individuo sano; y que incluso cuando una persona realmente ayuda a trasladar a un paciente enfermo de un trastorno infeccioso a otro habitáculo o a un medio de transporte, si bien el riesgo es mayor, en realidad es muy pequeño para quien está en condiciones sanas.

Por regla general, ha sido muy raro encontrar enfermeros afectados por casos de viruela que viven durante horas y días en el mismo ambiente con los enfermos, y que al mismo tiempo hacen uso de las más simples precauciones. Todavía es más raro oír hablar de médicos que enferman de enfermedades infecciosas contraídas en su práctica, y es bien sabido que los médicos nunca, o muy raramente, llevan la infección de tales enfermedades a sus hogares.

Lo cierto es que es absurdo que la OMS mantenga a día de hoy que el mundo «venció a la viruela» gracias a las campañas de vacunación, cuando menos del 10% de la población mundial fue inoculada de estas vacunas. La obsesión respecto a esta enfermedad ha llevado a los gobiernos a ignorar la verdadera causa de la mortalidad por viruela: sanidad deficiente, malos alimentos, hacinamiento y hábitos tóxicos.

Mpr21.info

Share