CRISIS ENERGÉTICA: SE REQUIERE UNA DECISIÓN POLÍTICA Y SOCIAL MUY FUERTE Y ARRIESGADA

Crisis energética: Se requiere una decisión política y social muy fuerte y arriesgada

 

El 2 de julio de este año, Antonio Turiel a través de su Blog The Oil Crash avisó que daría salida una serie de posts escritos por Beamspot sobre un tema que va a dar mucho que hablar: “cuáles son los límites a la integración de renovables en la red eléctrica”.

Es verdad que leerlos no fue sencillo, inclusive hemos pedido ayuda a personas amigas para entender algunas cosas, pero efectivamente nos ha servido de mucho comprender este tema.

Hoy, @Hackbogado, desde su cuenta de Twitter ha fundamentado por qué es imprescindible la lectura de estos verdaderos documentos en forma de post. Ha desarrollado un hilo que hemos convertido en texto para una mejor lectura de quienes no siguen las redes sociales. Le hemos pedido la correspondiente autorización y ha accedido. Gracias, @Hackbogado

Redacción Kaosenlared



Así inicia su HILO @Hackbogado

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He aquí tres enlaces que requieren de mucha paciencia y tiempo para su lectura. En ellos se intenta explicar todo. Son impresionantes. Porque es realmente difícil explicar “tan brevemente” la realidad física de la energía eléctrica en nuestro país.

El primero de ellos nos sitúa al respecto de qué es lo que tenemos ahora mismo (están escritos a finales del año 2021). Qué instalaciones y cómo producen: La lavadora de medianoche (I)

El segundo trata de cómo nos comportamos. Qué es lo que hace este país al respecto del consumo de electricidad y que consecuencias tiene ese comportamiento en las necesidades de producción: La lavadora de medianoche (II)

El tercero, finalmente, explica qué soluciones físicas y técnicas existen para satisfacer nuestras demanda y forma de consumir electricidad. Muy interesante, porque ayuda a comprender la locura del “mercado” eléctrico y los costes: La lavadora de medianoche (III)

Hay que tener mucho valor y dedicarle un par de horas al menos para leerlos. Lo lógico es que no lo lea casi nadie. ¿Lo lógico? La lógica lo que indica es que la cuestión es vital para el país, sus empresas y sus habitantes y que su lectura debiera ser obligatoria.

Especialmente, debiera leerlo toda persona que tenga responsabilidades públicas y políticas. Nos va a ir el futuro en ello. Y con toda, quiero decir que no debería en estos momentos existir ni un cargo publico-político que no haya leído y comprendido el asunto.

Del hecho de la comprensión del problema energético en su totalidad y realidad (comprenderlo todo es complicado, ojo) derivaría un estado de inteligencia imprescindible para afrontar la cuestión.

Destaca especialmente la visión de @amturiel , porque en su libro apunta la ¿única? solución. (Mas accesible y compresible que esos post, pero más “general” y sin los detalles necesarios e imprescindibles para comprender nuestro problema específico a nivel de país.)

No disponemos de más tecnología que la que hay, y estamos teniendo problemas con los combustibles fósiles que son muy diferentes y mas graves que todos los habidos anteriormente (incluyendo los de los 70) y que parece sólo han empezado a mostrarse.

No tenemos capacidad real para transformar el sistema de producción energética ni su distribución al ritmo necesario para evitar un desastre. Todo la explicación/realidad física está completa y no se puede alterar. Pero sí disponemos de capacidad para transformar el consumo.

Y a eso se refiere Turiel. A una posible solución. Qué no va a ser técnica, ni científica, ni mágica. Solo es posible desde la parte política y desde el factor “consumo” de la ecuación.

Las recientes “discusiones” sobre “colapsistas”, “decrecimiento” y similares, son banales e inútiles. Nuestra relación entre la capacidad de producción de energía y el consumo de la energía que producimos está completamente desequilibrada.

Equilibrarla requiere una decisión y una apuesta política y social muy fuerte y arriesgada. Probablemente no seamos capaces de tomarla. Veremos.

Como metáfora: Supongamos que la sociedad es un barco repleto de personas que se mueve constantemente por los mares y océanos. En cada puerto repone combustible y sigue su viaje constante y sin rumbo definido.

De un tiempo a esta parte, hemos querido que el barco vaya a mucha velocidad. Los combustibles que se reponen en cada atraque ya no son suficientes para mantener esa velocidad, y hemos empezado a quemar partes del barco.

Si continuamos a esta velocidad, nos quedaremos sin barco. La única opción vital es disminuir la velocidad y volver a navegar de forma equilibrada. Para que los combustibles que podemos utilizar nos permitan mantener el barco intacto y seguir viajando.

La disponibilidad de energía para todos disminuirá inevitablemente en los próximos años, porque cada vez se incorporan más habitantes del planeta a los modos de vida que requieren consumo de energía.

En una variante que siga manteniendo los desequilibrios, quien pueda pagar la energía dispondrá de ella, y quien no, no. Pero esa variante incluye situaciones peligrosas. Muy peligrosas. Humanos y escasez siempre es un mal coctel. A medio plazo, sigue siendo quemar el barco.

Lo mismo les parecerá un imposible y una locura, pero a lo mejor tenemos que hacernos a la idea de que en invierno trabajaremos menos, estudiaremos menos, nos moveremos menos, porque deberemos vivir al ritmo de la luz solar disponible.

Una tontería como esa me sirve de ejemplo perfecto para intentar explicar qué significa que las soluciones al problema energético pasarán más por la política que por la técnica.

La pandemia ha demostrado que podemos relentizar el mundo sin estrellarnos. Podemos hacer cosas que no creíamos posibles. El coste de transformar nuestro modo de vida para adaptarnos a la energía disponible es mucho menor que intentar mantener el modo actual de vida.

Una transición de esa envergadura, requeriría de mucha, pero que mucha, política. Eso, un cambio del modelo, es lo que plantean los más inteligentes (los que tienen la visión y comprensión más amplia hasta ahora del problema).

No vamos a poder cambiar el modelo de producción de energía. Y vamos a disponer de menos. Empecemos a plantearnos cambiar el modelo de consumo de la energía que disponemos.

Si siguen a Turiel, sabrán que él siempre pone énfasis en una cuestión: El tiempo. Nos estamos quedando sin tiempo.

Para cambiar el modelo de consumo energético (que no es bajar el aire o la calefacción ni apagar el escaparate) es necesario cambiar el modelo productivo/económico y el modelo de vida.

Se requieren desiciones políticas de una magnitud extraordinaria. Será imprescindible precisar los objetivos de manera muy clara. Para que además eso se pueda acometer en el tiempo del que disponemos (ya vamos mal) sin que “la sociedad descarrile”, será preciso algo más.

Necesitaremos un sistema de decisiones que nos implique a todos. Lo que la Constitución de 1978 denomina “una democracia avanzada”. Ahora mismo carecemos de eso. Un sistema robusto, fiable y que no tenga tantos fallos como el actual.

No pierdan de vista que la guerra actual no es la causa del problema. Sólo lo ha precipitado y agudizado. El problema seguirá ahí, aunque ella acabe. Y eso nos ha restado más tiempo aún.

Es un poco tonto escribir de todo esto si no hay al otro lado receptores del mensaje que entiendan el problema, que lo conozcan en sus magnitudes reales y realistas. Pero aun así, hay que intentarlo. Exíjanles a sus políticos, a quienes les representan, qué se lo empapen.

Porque si ya es difícil salir del atolladero al que dirigimos en el supuesto en el que todas las personas conociéramos los detalles del problema energético, intenten imaginar las posibilidades de salida si ni siquiera los que mandan los conocen.

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