UN AMPLIO MOVIMIENTO SOCIAL EN REINO UNIDO: LAS HUELGAS SE MULTIPLICAN MIENTRAS LA INFLACIÓN SE DISPARA

Un amplio movimiento social en Reino Unido: las huelgas se multiplican mientras la inflación se dispara

 

Nina Guérineau de Lamérie – Libération

«Suena muy francés, ¿no?» El sindicalista Miles Hubbard, con un chaleco rojo, sonríe. Desde las 7 de la mañana de este domingo, el representante regional del movimiento Unite the Union ocupa la rotonda situada frente al mayor puerto de contenedores del Reino Unido: Felixstowe, en el sureste del país, junto con unos cincuenta estibadores. La escena es similar a la de los chalecos amarillos franceses.

Aquí es donde más de un tercio de los buques de carga extranjeros depositan su carga. Cada año, cerca de cuatro millones de contenedores, cargados y descargados sin descanso a todas las horas del día, pasan por estos muelles. Pero este domingo, el ritmo es más lento mientras los barcos, llenos hasta el tope, siguen llegando: la gran mayoría de los 2.550 empleados se declararon en huelga para exigir mejores condiciones de trabajo y un aumento de sueldo. Algo nunca visto desde 1989.

Esta huelga sin precedentes tendrá un «enorme impacto» en la cadena de suministro, dice Miles Hubbard. «Un buque de carga puede transportar hasta 10.000 contenedores. Imagine lo que eso representa cuando lo multiplica por 10.000». Sin embargo, en el Reino Unido, aunque muchas empresas están preocupadas, el organismo de transporte de mercancías Logistics UK no prevé una «perturbación masiva», según un portavoz citado por la prensa británica, afirmando que «todas las mercancías que llegan están programadas con mucha antelación» y que todavía hay » gran cantidad de reservas». La clave, dijo, era encontrar una alternativa si la huelga duraba más de lo previsto.

Banderas y dividendos

La acción, que se votó a finales de julio, consiste en ocupar la rotonda de 7 a 23 horas durante una semana. En este primer día, pocos estibadores estaban presentes porque muchos estaban dedicando tiempo a sus familias. Pero a pesar del reducido número de manifestantes, con banderas sindicales en la mano, el movimiento atrae la simpatía de los automovilistas, muchos de los cuales tocan bocina al ver a los chalecos rojos.

«Nuestros miembros quieren un aumento salarial del 10%, dice Miles Hubbard. Hutchison tiene recursos más que suficientes para satisfacer esta demanda. El puerto de Felixstowe obtuvo 61 millones de libras de beneficios en 2020 durante el Covid y también pagó 99 millones de libras en dividendos a sus accionistas. Se necesitaría una pequeña parte de esa ganancia para pagar la integralidad de nuestra remuneración». El hecho de que se nieguen «es simplemente inicuo», insiste.

Las negociaciones se prolongan desde diciembre. Después de ofrecer un aumento del 4%, luego del 5%, la dirección del puerto hizo finalmente una propuesta final del 7%, más una bonificación de 500 libras, el 28 de julio. «Tenemos una economía en declive, estamos entrando en recesión… Creo que es una oferta muy justa», justificó el domingo por la mañana en la BBC el portavoz portuario Paul Davey, que considera la huelga «decepcionante» y acusa a Unite the Union de «utilizar esta huelga para sus aspiraciones nacionales».

Heridas

«Insuficiente», le respondieron los estibadores el domingo, ya que estaba muy por debajo de la tasa de inflación, que el Banco de Inglaterra prevé que alcance el 13% este invierno, una cifra récord desde hace cuarenta años. «Los estibadores trabajaron durante toda la pandemia. La descarga y la carga de los barcos pueden provocar lesiones, es un trabajo extremadamente duro», dice Miles Hubbard. Y los últimos aumentos salariales fueron inferiores a la inflación de los últimos años. Este año decidieron que ya era suficiente».

Este hartazgo general condujo a miles de empleados a ir a la huelga por primera vez. «Esta es mi primera huelga. Esta mañana miré mi teléfono, estaba esperando un mensaje de mi empleador, diciéndome que viniera a hacer mis horas. Pero no recibí nada y realmente se concretó en ese momento», dice Jessica, de 26 años, conductora de camiones en el puerto desde hace cuatro años. Ella y su amiga Caitlin, de 24 años, describen las jornadas laborales de doce horas como «estresantes» y «agotadoras», con descansos de sólo treinta minutos aquí y allá. Estás constantemente sentada y mirando hacia abajo», dice Caitlin. A veces no has hecho ni una cuarta parte de tu trabajo que quieres parar y dormirte». Sobre todo, cuentan, las máquinas que utilizan son antiguas: «No tenemos aire acondicionado dentro de los camiones. Durante la ola de calor de julio, fue horrible», dice Jessica.

Por todas estas razones, los huelguistas dicen que están decididos a ganar esta batalla. Porque, como señalan, tienen la suerte de «tener un sindicato fuerte de su lado». Este no es el caso de la mayoría de los británicos: en Gran Bretaña, sólo el 23% de los asalariados estaban sindicados en 2020, y sólo 13% en el sector privado, según cifras del gobierno británico.

«Más allá de los estibadores»

Desde los años de Thatcher, cuando fue Primera Ministra de 1979 a 1990, no es nada fácil organizar acciones reivindicativas. En primer lugar, debe obtenerse una mayoría a favor de la huelga en una votación secreta organizada por un organismo independiente. En segundo lugar, hay que notificar a los jefes el resultado, si es positivo. Es un sistema estricto, en el que todo el mundo tiene que ser miembro del sindicato para participar», dice Miles Hubbard. Y, sin embargo, con todos estos obstáculos, obtuvimos un 94% a favor de la huelga.

Esta acción social histórica se suma al descontento social que se está produciendo desde hace dos meses en el corazón del Reino Unido. Desde los trabajadores del ferrocarril hasta los abogados, pasando por los conductores de autobús, los profesores, los empleados de correos y los trabajadores de la salud, los británicos, arrastrados a la precariedad por un costo de vida insostenible, ya no ocultan su rabia. Este es un momento realmente alentador, en el que los trabajadores están saliendo y diciendo que ya basta», dijo John Carpenter, un profesor jubilado de 58 años que vino a apoyar a los huelguistas el domingo. Esta huelga va más allá de los estibadores. La gente está harta. Quieren tener un techo sobre sus cabezas, una educación y unos servicios sanitarios decentes, para disfrutar de una vida digna. Espero que esto sea un llamado de atención».

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La inflación se dispara y las huelgas se multiplican

Trabajadores ferroviarios, estibadores, recolectores de basura, trabajadores de correos… Mientras la inflación supera la barrera del 10%, el país atraviesa una ola de huelgas como no se había visto desde hace décadas.

Nina Guérineau de Lamérie, corresponsal en Londres

Libération, 20-8-2022

Por quinta vez desde junio, el Reino Unido está paralizado. Este jueves por la mañana, en todo el país, más de 50.000 trabajadores ferroviarios volvieron a unirse a los piquetes para exigir mayores salarios y mejores condiciones de trabajo. Es la primera vez que el país asiste a una huelga en treinta años, y continuará hasta que «consigamos un acuerdo», dijo el dirigente del sindicato de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT), Mick Lynch, que se ha vuelto muy popular, en la prensa británica.

El RMT, que representa a 14 operadores ferroviarios y cuenta con el apoyo de la Transport Salaried Staffs Association (TSSA) y de Unite, también pide que el abandono de un plan de modernización ferroviaria que incluye 2.500 supresiones de puestos de trabajo. Las negociaciones llevan más de un año. «Nuestros miembros están entrando en su tercer o cuarto año de congelación salarial. Mientras tanto, los precios de los alimentos y del combustible se disparan, y el aumento del costo de la vida hunde a los trabajadores en la pobreza. Ya es demasiado, esto no puede continuar», dijo el jueves a Sky News el secretario general del TSSA, Manuel Cortés.

En julio, la tasa de inflación británica superó la barrera del 10%, la primera vez que se ve esto en el país desde hace cuarenta años. Y según las últimas previsiones del Banco de Inglaterra, los precios podrían subir hasta un 13% en octubre. La situación ha provocado que muchos trabajadores de los servicios públicos, como los de correos, los de la salud, los recolectores de basura y los docentes, manifiesten durante todo el verano para pedir al gobierno que ajuste sus salarios a la tasa de inflación.

Los sindicatos del transporte se movilizan frente a la estación londinense de Euston el 27 de julio de 2022. (Aaron Chown/AP)

20% de los trenes

Hasta el fin de semana, los desplazamientos del otro lado del Canal de la Mancha [en el reino Unido, ndt] prometen ser un verdadero quebradero de cabeza. Tras una primera jornada de acción el jueves, habrá una segunda el sábado. En medio de las vacaciones escolares, sólo el 20% de los trenes circulan y en franjas horarias reducidas. La víspera de la huelga, el ministro conservador de Transportes, Grant Shapps, arremetió contra los sindicatos por querer «arruinar los planes de verano de millones de personas que trabajan duro» y por «costar millones» a las empresas del sector turístico y de entretenimiento.

El viernes, los conductores de autobuses y los trabajadores del metro de Londres retomarán el relevo en la capital, donde la red de transporte estará prácticamente paralizada. Y el domingo, miles de estibadores de Felixstowe, el mayor puerto de contenedores del país, en el sureste de Inglaterra, iniciarán una huelga sin precedentes de ocho días. El sector no había organizado una acción de esta magnitud desde 1989.

En el caso de los trabajadores ferroviarios, la pugna con Network Rail, que gestiona la mayoría de los ferrocarriles, e indirectamente con el gobierno británico, no es nueva. «Esta situación se prolonga desde hace al menos 15 años. Comenzó entre 2006 y 2010, bajo el último gobierno laborista», explica Gregor Gall, profesor de la Universidad de Leeds y especialista en sindicatos y movimientos sociales británicos. Fue en ese momento cuando «se consideró que la industria ferroviaria era ineficiente y el gobierno quiso reducir la cantidad de subsidios pagados a este sector», continúa el especialista. Esa presión continuó durante el gobierno de David Cameron, el anterior primer ministro conservador, de 2010 a 2015, luego bajo Theresa May, su sucesora, y de nuevo hoy. El fracaso de las últimas conversaciones a finales de julio, en las que Network Rail habría puesto sobre la mesa un aumento salarial del 8% en dos años, una «suma irrisoria» para el RMT, es la prueba de que el conflicto es cada vez más complicado.

El giro a la derecha de los «tories»

El Reino Unido también atraviesa un periodo político delicado. Tras la dimisión del primer ministro Boris Johnson el 7 de julio, ya se inició la disputa para sucederlo en el seno del Partido Conservador. Los resultados finales de la votación, que debe decidir entre la ministra de Asuntos Exteriores, Liz Truss, y el ex ministro de Finanzas, Rishi Sunak, se conocerán el 5 de septiembre. Los dos posibles sucesores de Johnson al frene del país están «a la derecha del partido», señala Gregor Gall. Una señal, según el académico, de que «el gobierno no está en absoluto dispuesto a ceder».

Consciente de esta dinámica política, el jefe del poderoso RMT, Mick Lynch, acusa al ministro de Transportes de «bloquear las negociaciones». Y predice, en The Guardian, «una respuesta masiva de los trabajadores», que podría adoptar la forma de «una acción generalizada y sincronizada». Este paso será «necesario para los sindicatos», dice Gregor Gall, si quieren romper el bloqueo y tener alguna esperanza de ser escuchados. La dirección laborista, el principal partido de la oposición, se ha distanciado de los huelguistas. «Si los laboristas apoyan a los sindicatos, estarán desanimando a muchos votantes para que los voten» en las próximas elecciones generales que tendrán lugar en 2024, concluye el experto.

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Huelga gigante en los transportes británicos : parálisis anunciada

El principal sindicato ferroviario, que exige aumentos salariales para hacer frente a la inflación, iniciará una huelga masiva el martes. La huelga es la mayor en 30 años y afectará a todos los trenes del país, así como al metro de Londres.

Nina Guérineau de Lamérie, corresponsal en Londres

Libération, 20-8-2022

Inglaterra, Escocia y Gales están al borde de la parálisis. A partir de la medianoche del lunes, más de 40.000 trabajadores ferroviarios iniciarán una huelga que esta parte del Reino Unido no ha visto desde hace 30 años. Dirigida por el sindicato Rail Maritime and Transport (RMT) en Network Rail, que posee la mayor parte de la red ferroviaria del Reino Unido, la huelga se extendió a los otros 13 operadores ferroviarios británicos. Los sindicalistas protestan contra un plan de reestructuración y modernización de las líneas, que según ellos incluye miles de supresiones de puestos de trabajo. También exigen un aumento salarial de al menos el 7% para estar a la altura de la creciente inflación mundial, así como mejores condiciones de trabajo. Hay tres días de acción previstos: el martes, el jueves y el sábado, en los que sólo circulará uno de cada cinco trenes. También se prevé que sea muy difícil viajar los demás días.

La situación no tiene precedentes -los británicos no son conocidos por sus manifestar regularmente- y podría durar hasta el otoño. El domingo, el secretario general del RMT, Mick Lynch, amenazó en Sky News con continuar «esta campaña durante todo el tiempo que sea necesario para conseguir un acuerdo», seis meses o más. El personal ferroviario no tiene «ninguna otra opción», coincidió Frances O’Grady, secretaria general del Trades Union Congress. Muchos empleados con salarios bajos se verán muy afectados. Es insultante imponerles una rebaja salarial cuando los ferrocarriles obtuvieron 500 millones de libras de beneficios durante la pandemia.

Negociaciones en punto muerto

La acción coincide con una huelga de los demás trabajadores del metro de Londres el martes, y podría ser seguida por profesores y trabajadores de hospitales. Finalmente, el lunes, los abogados también anunciaron que irían a la huelga la próxima semana. Ante estos movimientos, el descontento de los ciudadanos se hace sentir en todas partes. En los medios de comunicación, muchos estudiantes están preocupados por no poder llegar a sus exámenes, el público de los festivales está preocupado porque se perderían el regreso del festival de Glastonbury, que se celebra en el suroeste del país de miércoles a domingo, y las personas mayores están preocupadas porque no puedrán acudir a sus citas médicas. Y aunque parte de su frustración va dirigida a los huelguistas, la mayoría también culpa al gobierno del Reino Unido por no haber hecho nada para evitar la semana de perturbaciones. Las negociaciones entre la patronal y los sindicalistas, que se mantienen desde hace varias semanas, se han estancado a pesar de un gran número de reuniones. E incluso las conversaciones del lunes por la mañana, que continuaron hasta la tarde, no habrían llegado a buen puerto.

En la estación de Paddington, en Londres, el lunes. Los viajeros se preparan para una huelga que podría durar hasta el otoño. (Toby Melville/REUTERS)

Docenas de sindicatos, el Partido Laborista y algunos diputados conservadores están presionando al gobierno para que se una a las conversaciones, diciendo que su falta de intervención reduce drásticamente las posibilidades de encontrar un compromiso. Pero los ministros siguen negándose a interferir: «No nos inmiscuimos en el proceso específico entre un empresario y los sindicatos que representan a los empleados. Estamos ahí para proporcionar el apoyo y el marco para que esas conversaciones tengan éxito», dijo Simon Clarke, secretario jefe del Departamento de Economía, a la BBC el lunes por la mañana. Sin embargo, añadió que los huelguistas no deberían tener «expectativas irreales» de un aumento salarial, porque la «realidad económica» lo hace «insostenible».

«Un acto de automutilación»

Por su parte, el ministro de Transportes, Grant Shapps, condenó secamente el llamado a la huelga de los sindicatos en la prensa el último domingo [21-08]: «Hoy necesitamos que nuestra red ferroviaria sea atractiva, e iniciar una huelga ahora, con el pretexto de que no habrá aumento salarial […], lo cual es completamente falso, es un enorme acto de automutilación». Estas declaraciones exasperaron a Kevin Rowan, miembro del Congreso de Sindicatos. Entrevistado en Times Radio el lunes por la mañana, acusó al gobierno de «limitar» los organismos públicos de revisión salarial, que podrían hacer «una mejor oferta a los trabajadores». Dijo: «Hemos alcanzado el nivel más alto de compresión salarial desde hace 200 años. Los aumentos del 2% o del 3% no van a ser suficientes. Y sencillamente no es justo que los trabajadores paguen el precio de los fracasos de este gobierno a la hora de hacer frente a las causas de la inflación».

Traducción de Correspondencia de Prensa

 

Fuente: Contrainformación

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