ISABEL II: MÁXIMO SÍMBOLO DE LA SUPREMACÍA BLANCA Y EL IMPERIALISMO BRITÁNICO

Isabel II: máximo símbolo de la supremacía blanca y el imperialismo británico

 

El 8 de septiembre de 2022, tras 70 años de reinado, Isabel II de Inglaterra, falleció a los 96 años. Monarca de la casta real británica, Isabel Alexandra Mary se convirtió en la lider politica de Gran Bretaña a los 26 años, el 2 de junio de 1953 y en la regente más longeva en funciones de Estado de la corona británica. Su muerte significa un cambio de época, con el fallecimiento de una de las últimas personalidades del siglo XX, después de la muerte del traidor Michail Gorbachov, el pasado 30 de agosto. Isabel II representa una de las caras más nefastas del imperialismo y la aristocracia del Norte.

La monarca se mantuvo en el poder por más de 15 periodos de gobierno, perpetuando el enriquecimiento por desposesión de las antiguas y actuales colonias británicas, como la usura de otras naciones colonialistas por medio de créditos de guerra de los bancos británicos. La reina Isabel II, como máxima autoridad política, fue la terrateniente más grande de Gran Bretaña, perteneciéndole a la corona británica la totalidad de las tierras arables del reino, un total de más de dos mil millones de hectáreas. Después de la Primera Guerra Mundial, la corona británica se adjudicó la totalidad de las colonias alemanas, convirtiéndose así en la mayor familia terrateniente del planeta.

La relación entre la corona y el nazismo también se sostuvo a pesar de la final resolución de la guerra. La cuñada de la reina -la princesa de Cecilia de Grecia y Dinamarca- se casó con un oficial de alto nivel de la SS. Así mismo, existe material fotográfico que muestra a la fallecida reina y su familia haciendo el saludo nazi. Por otro lado, como sucedió en Estados Unidos, varios oficiales nazis se incorporaron a las filas del M16 después de la caída del Führer. El fascismo corre por las venas de la monarquía: el príncipe Harry, hijo menor de Carlos III ha sido fotografiado el múltiples ocasiones haciendo el saludo nazi, y disfrazado de oficial de la SS, así como participó personalmente, junto con su hermano mayor William, en la guerra de Irak y Afganistán. Ambas guerras resaltan por la violación sistemática de Derechos Humanos por parte del ejército británico.

El compromiso de la corona británica con la continuidad del imperialismo y la profundización del neoliberalismo es remarcable, iniciando por el sometimiento a su mismo pueblo. La Reina Isabel II nombró personalmente a Margaret Thatcher, extendiendo el poder de la corona hacia el mundo de la política, posicionando la violencia y crueldad neoliberal. Thatcher y la corona británica criminalizaron la organización popular, eliminaron el derecho a la sindicalización y generaron masacres bajo el discurso del enemigo interno. La negación de la corona a reconocer el conflicto con Irlanda del Norte como una guerra, generó la posibilidad de cometer crímenes de guerra no catalogados como tales por más de 60 años. El conflicto en que participó Isabel II, The Troubles, en contra de la IRA duró 30 años, en el cual, en nombre de la guerra contra el comunismo, se cometieron masacres, encarcelamientos que no se reconocieron con el estatus de presos políticos, y desapariciones forzadas. El colonialismo de la corona británica se ejecuta también a la interna.

Puertas afuera, la reina Isabel II estuvo al mando de 24 conflictos imperialistas británicos, entre ellos el genocidio a lxs Mau-Mau (1952-1960), la crisis del Canal de Suez (1956-1957), la campaña fronteriza en Irlanda (1956-1962), la Guerra de Malvinas (1982), la primera Guerra del Golfo (1990-1991), la Guerra en Bosnia (1992-1995), la Guerra en Afganistán (2001-2021), la segunda Guerra de Irak (2003-2009), la Guerra Civil Libia (2011), entre un sinnúmero de intervenciones y guerras imperialistas, principalmente en Oriente Medio y África. La corona británica fue elemental en propiciar un territorio al sionismo israelí, promoviendo la doctrina Balfur y otorgando el estatus legal al Estado de Israel en 1949 por mandato de la ONU, después de que Palestina fuese protectorado imperial de Gran Bretaña.

Las masacres y los crímenes de lesa humanidad cometidos por la corona británica distan de ser acciones individuales de oficiales aislados. La política colonial de la corona se caracterizó históricamente por la extrema crueldad. En Kenia en la posguerra, la corona británica sometió sistemáticamente a miles de personas a la esclavitud moderna. En respuesta, se generó una revuelta que inició en 1952 hasta el año 1960, en medio de la cual la corona británica torturó, violó, ejecutó y desapareció a alrededor de 100 mil rebeldes, aunque la cifra reconocida es de 11 mil. Las prácticas que resaltaron fueron la castración a varones, y la mutilación vaginal con agua hirviendo a las mujeres. Este genocidio fue reconocido por la corona británica, en contra del pueblo Mau-Mau.

La injerencia anti subversiva de la corona en el proceso de independencia en Nigeria, también dejó decenas de miles de muertes. La ocupación colonial del país africano registró prácticas de tortura y crueldad. Foreign Office es el brazo de la corona encargado de asuntos externos, encargado de perpetuar a cualquier costo el poder de la corona, practicando injerencia directa desde la colonia, o con prácticas neocoloniales, cómo financiando la oposición en momentos revolucionarios en antiguas colonias. En Irán, un complot entre el Sha, el M16 y la CIA género una inestabilidad que impidió la nacionalización de la Compañía Anglobritánica de petroleo. Una vez más, la competencia por el control de recursos se posicionó por encima de la vida digna de los pueblos.

La brutalidad y los juegos políticos a los que la corona británica sometió a la India, Cachemira y Pakistán, generando un conflicto que hasta este momento no se ha resuelto, y ha causado millones de muertes. La delimitación arbitraria de los territorios concedidos a distintos líderes para lograr negocios con la corona, han generado uno de los conflictos más largos y sangrientos de la historia mundial. La partición de Pakistán y la India, siendo muy conservadores con las cifras, cobró más de 2 millones de vidas, y mas de 100 mil violaciones a niñas y mujeres.

La corona británica, imperialista y sanguinaria como todas, lamenta hoy la muerte de su reina, y nosotrxs, los pueblos del mundo, la celebramos. Una arpía monarca capitalista menos. El patíbulo es el destino histórico que merecen semejantes criminales y enemigxs del pueblo desde hace siglos. Marcharemos firmes por la revolución, hasta que la última monarquía desaparezca, y los pueblos del mundo seamos libres de colonias y Estados-nación capitalistas. Larga vida a los pueblos del mundo, memoria y fuego para las coronas.

 

Fuente: Revista Crisis

 

 

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