ECOLOGISMO DE ESTADO Y MODERNIDAD CAPITALISTA O ECOLOGISMO SOCIAL Y COMUNALISMO

Ecologismo de estado y modernidad capitalista o Ecologismo Social y Comunalismo

Vivimos unos tiempos difusos donde casi cualquiera puede ser ecologista o sentirse cercano a las proclamas ambientalistas. Llevar una dieta vegetariana, usar más la bicicleta, controlar el consumo energético o reciclar pueden ser algunos de los gestos personales “más estéticos” que podemos hacer si tenemos una mínima conciencia ecológica. Ahora bien, hacer cosas como las que he enumerado anteriormente si no se acompañan de una serie de medidas más estructurales y colectivas, como por ejemplo: crear y controlar popularmente unos medios de producción resilientes, democratizar la vida pública o el mero hecho de promover hojas de ruta colectivas en materias tan importantes como los desplazamientos, el transporte de mercancías o el trabajo, solo conllevarían aportar una fina de capa de maquillaje verde para un planeta moribundo que necesita recomponerse desde sus cimientos, esperemos que lleguemos a tiempo para que esto no suceda desde sus cenizas.

Bookchin como otros pensadores de la talla de Öcalan, nos han ofrecido una serie de propuestas que nos podrían permitir preservar los ecosistemas sin colapsarlos social y ecológicamente. Sus teorías principales las podemos englobar en cuatro grandes grupos que irían desde el Comunalismo y el Ecologismo Social, en el caso del de Vermont y la Nación Democrática y el Confederalismo Democrático si nos referimos al ideólogo kurdo. Por otro lado, el pensador norteamericano, nos proponía como las luchas ambientalistas, por ejemplo, la lucha contra las nucleares, había que rellenarlas de críticas estructurales a las jerarquías y el capitalismo, lo que, en palabras de Öcalan, conllevaría realizar un cuestionamiento del Estado-Nación y la modernidad capitalista como sistemas de poder y organización social.

Desgraciadamente, son muchos los divulgadores ecologistas o ambientalistas que no dejan muy clara cuál es su postura en cuanto a las jerarquías, los sistemas productivistas -incluyo el socialismo de Estado y la socialdemocracia- o la “txapela” sobre la que deberíamos de edificar nuestras sociedades, otros, por el contrario, son más claros y apuestan por la participación en el Estado-Nación capitalista y sus organizaciones partidistas mostrándose cercanos por la práctica de sus acciones y decisiones políticas a los postulados del Green New Deal. En mi caso – aquí se daría el primero ejemplo claro de batalla cultural-, no albergo duda alguna de que frente a Estados “demofóbicos” y represivos como el turco o el español, ambos dos comparten “clase” en la OTAN, debemos como sociedad civil organizada generar nuevos contratos sociales que partan del municipio, la comarca y la confederación democrática.

Este artículo  no pretende ser una crítica destructiva a aquellos/as que hacen diagnósticos ambientales o “agitación” sobre la conciencia ecológica, pero que a día de hoy no se han posicionado de manera firme en cuánto a qué modelo político consideran más oportuno para construir una sociedad resiliente, pero sí pretende ser, por el contrario, un amable toque de atención para la reflexión personal y colectiva de este gremio. Lo que sí son estas líneas, es una crítica para aquellos/as que han coqueteado/coquetean o directamente participado/participan en partidos políticos con el objetivo de “buscar soluciones” a los problemas sociales y ecológicos que vivimos en la actualidad. Esta fuerte desavenencia con estos “ecologistas estatistas” se da, ya que considero que las vías estatal-productivistas son un “engaña bobos” “destruye personas” para los más incautos y crédulos o bien, por el contrario, son concebidas como formas de vida bien retribuidas para cuadros políticos o personas salidas de la academia. Sea como fuere, el principal objetivo de este escrito es hacer una reflexión colectiva a la pregunta:

¿Qué modelo de organización social necesita el planeta y nuestros pueblos para no acabar de pauperizar los ecosistemas y dinamitar del todo las pocas relaciones comunitarias que se dan en este siglo XXI en Occidente?.

Para responder a esta pregunta, es fundamental entender que megalópolis como Madrid y su periferia, entre otras, han de deconstruirse y dar paso a otras formas de vertebrar el territorio más equilibradas social y ecológicamente que no se basen única y exclusivamente en la ingeniería financiera capitalista. Modelo político, el cual se impone en nuestros días mediante el monopolio de la violencia que ejerce su títere: el Estado-nación.

Si ponemos la mirada en nuestra casa, Euskal Herria, deberíamos avanzar hacia la construcción de convocatorias que se asemejen a lo que harán los amigos y amigas de Apoyo Mutuo Aragón el próximo fin de semana del 17 de septiembre en Monzón. Encuentros, dónde la organización política aragonesa llevará a cabo unas charlas-debate que tienen por objetivo luchar contra el cambio climático y las diferentes crisis socioculturales, proponiendo, al mismo tiempo, una línea política clara, certera y directa: “Por un Confederalismo Democrático en Aragón”. Traducido al castellano común: para luchar contra los problemas estructurales que nos afectan como sociedad, es imperativo crear un poder alternativo o un contrapoder al capitalismo y a su sostén político, el Estado-nación.

Muchas dirán que aquello que proponemos alcanzar, el Confederalismo Democrático en Occidente, es una propuesta utópica y poco “aterrizable” a nuestros territorios. Ante este tipo de proclamas, solo puedo mostrar la mayor de mis disconformidades y contraargumentar que no hay nada más utópico que creer que mediante las herramientas que nos ofrece el Estado-productivista y sus instituciones se podrá construir una sociedad decrecentista, ecosocial o resiliente. La hemeroteca de la ciencia política es el mayor testigo de lo que digo.

Por todo ello, algunas personas, frente a esas instituciones jerárquicas y poco democráticas, proponemos la creación de una red de consumo y producción que mediante el esqueleto político y el paraguas jurídico que nos ofrece el sindicalismo o las confederaciones sindicales, apostemos por la edificación de un nuevo modelo que nos permita autogobernarnos. Unas nuevas estructuras sociales, políticas y económicas que defiendo en el libro que acabo de publicar de: “Nuevas Institucionalidades, la apuesta organizativa del ecologismo integral”.

El tiempo dirá, pero seguramente y aunque queramos eludir el debate por las dificultades que encierra el mismo, estamos ante una batalla cultural en el escenario político de la izquierda vasca, pero también dentro del ecologismo vasco y peninsular. Algunas nos ofrecen “ecoinstituciones burguesas” o “socialismo de Estado” para paliar las graves crisis en las que nos encontramos inmersas (climática, sociopolítica, sanitaria, alimentaria, migratoria, etc), otras, por el contrario, frente a esta crisis multifactorial, ofrecemos salidas alternativas que partan desde la misma raíz de los pueblos. Un ADN popular, que sin querer mitificarlo demasiado, se enraíza en las prácticas comunitarias y el trabajo colaborativo, elementos ambos dos, fundamentales para construir el Confederalismo Democrático y el Comunalismo en Euskal Herria y en el resto del mundo occidental.

En definitiva, y como llevo defendiendo unos cuantos años y para cerrar este artículo de opinión, a continuación lanzaré la siguiente proclama: ecologistas-sociales, feministas, libertarias y euskaltzales de izquierdas, es hora de crear un encuentro que desde la tierra -con sus cuadros ideológicos, militantes y organizaciones- y para la tierra -entre estas siete paredes- debata sobre la necesidad de articular unas nuevas institucionalidades en Euskal Herria que nos independicen del Estado-Nación productivista y de la modernidad capitalista.

INDEPENDENTZIA OSOA!

BURUJABETZA-EKOLOGIA SOZIALA-KOMUNALISMOA

Enlaces relacionados / Fuente:
https://elrincondemartinico.wordpress.com/2022/09/08/ecologismo-de-estado-y-modernidad-capitalista-o-ecologismo-social-y-comunalismo/
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