DE LA MENTIRA Y EL HOMICIDIO COMO ARMAS DEL DEMONIO

DE LA MENTIRA Y EL HOMICIDIO COMO ARMAS DEL DEMONIO

“Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo” Abraham Lincoln

El Poder tiene sus razones del mal que causa. Su objetivo es mantenerse en sí mismo y, derivadamente, aprovechar a sus siervos de las ventajas económicas, legales, sexuales, de confort, sanitarias, etc., que puede proporcionar. Las razones del Poder son múltiples, nunca da puntada sin hilo y, más que la fuerza, emplea la inteligencia, la astucia. El Poder es Estado-Capital-Tecnología, usa la fuerza de la violencia o conscripción militar o legal (también, paramilitar o ilegal), la deuda o dinero (lo valioso para las personas socializadas), y el conocimiento científico aplicado del ser humano y la Naturaleza (también ciencias herméticas y la Historia como ciencia social para la conservación del poder y al servicio de los poderosos). Existe una clase social transnacional, mundial, global, que constituye la casta que se aprovecha de la reproducción y sobrante producción de las sociedades. Gracias a la educación exclusiva, las alianzas familiares, las puertas giratorias, la segregación del resto, etc. esta élite controla el Poder público, privado y el conocimiento que no se limita a mera opinión, sino que determina el destino de toda la Humanidad. Controlan los valores, oportunidades y recursos decisivos monopólicamente.

Con el llamado “Efecto 2000”, tras la exitosa operación comercial de convertir en masivo el uso de teléfonos móviles para la población mundial, el siglo XXI se inició con la ansiedad por el uso de los elementos informáticos, una de las tecnologías de control social esenciales para el ejercicio del Poder, sobre todo desde mediados del siglo anterior. Convertir la caótica realidad en datos e información computables era una ventaja para su tratamiento y objeto de la acción del Poder en sociedades de masas atomizadas. Sin embargo, con la popularización de internet y las redes sociales, este ataque a la autoconciencia popular no lo fue totalmente. Pues los pueblos pudieron deliberar entre ellos y tomar decisiones de acción democráticas anti élites. Esto empezó con la diversa protesta antiglobalización y las sucesivas oleadas revolucionarias del año 2011(15M, Ocuppy Wall Street, Primaveras Árabes, etc.), y del 2019 (Chile, Colombia, Haití, Líbano, Hong Kong, Irak, etc.). El paso crítico  popular de la rabieta al levantamiento fue que las elites apretaron tanto las clavijas a los pueblos hasta el punto de “hacerles la vida imposible”, con el análisis antisistema de “democracia real o muerte”. La casuística nacional era diversa, pero el cansancio con las mentiras sistémicas contrastadas con la dolorosa miseria existencial de las masas atomizadas, las mentiras descaradas del engreído Poder y la comparativa con el tren de vida de las elites, aparte de la cada vez más transparente visión del mal, hizo temer al Poder la pérdida mundial de su hegemonía, por el contagio del “mal ejemplo” de las calles tomadas por la ciudadanía.

Esta vez, el año 2020, ya no se podía reconducir políticamente, en una operación de recambio de personalidades títere que sofocaran la revuelta por quimeras vacuas, como sucedió en 2012. Entonces los EEUU, países occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU (Reino Unido y Francia) y el Partido Comunista Chino, decidieron cortar por lo sano los estallidos sociales mediante la Ley Marcial Sanitaria. Con tecnología microbiológica estadounidense y china, se creó un virus en laboratorio de contagio respiratorio, al modo gripal, con infecciosidad similar al del SIDA, lo suficientemente letal como para acabar con la vida de ancianos y enfermos, pero que preservara la de los productores sanos. En el contubernio maldito aportó su ideología eugenista el financiador de la Organización Mundial de la Salud, aprendida la lección del fiasco de la Gripe A del año 2010. Esta vez la pandemia iría en serio y mataría a los “comensales sobrantes del banquete de la vida”.  Y, ahí está, como Nerón haciendo poesía del incendio provocado por el y que achacó a los cristianos (con la teoría de moda de la zoonosis). Su profecía más que auto cumplida, creó nuevos y cálidos intereses mutuos entre la elite de Occidente y la distopía tecnológica del Partido Comunista Chino del llamado “crédito social”. La convergencia de los proreduccionistas de la población mundial del Foro de Davos con su “Agenda 20-30” con China, vivió su romance de sueño de control total sobre la vida y la muerte de todos.

Aparte de la calderilla de la vacuna experimental (yo quería la vacuna que inocularon a Trump, pero nadie me preguntó, pues, si, había una vacuna real), las mascarillas, ver al semejante como un virus (igual que expresó el fallecido consorte de la difunta Isabel II de Inglaterra), el toque de queda, el masivo arresto domiciliario, etc., el Estado salió reforzado en todo el mundo, como salvador de la amenaza. Lástima para las elites que haber convertido  la salud y su tratamiento en un negocio limita drásticamente la esperanza de vida de los pobres, en un  mundo patologizado por el uso de tecnologías contaminantes (como el 5G que se impuso en pleno confinamiento sin consulta popular), el no respeto medioambiental y el irreversible Cambio Climático. Y si el pueblo está enfermo y es pobre, morirá, con los efectos negativos de que muertas las moscas, la araña también lo hará, cosa poco inteligente, aunque delirio eugenista.

Pues, aparte de los efectos positivos populares producidos por la competencia al Sistema Capitalista de los “socialismos reales” marxistas, que fue eliminando la reacción neoliberal occidental, la clave Norte-Sur de la explotación neocolonial, estados fallidos y necropolítica extractora de recursos y materias primas, empezó a toparse con nacionalismos patriotas que, aprendiendo del Norte, exigen su parte de la occidentalización económica. Son los países emergentes, autoconscientes de las siglas BRICS(Brasil, Rusia, India y China). Grandes mercados internos que permiten un  desarrollismo progresista a lo Occidental. EEUU y Europa, son los más perjudicados con las retiradas militares del Imperio y la hipocresía comercial de la segunda.

La hipocresía del Capitalismo (una deuda estratosférica), en que es un sistema económico demostradamente ineficaz, derrochador e irracional, y que sólo salva el Estado (al que sirve monetizando la economía que lo sostiene vía impuestos y deuda), y en el que cada vez ganan menos y son más los que pierden en una “suma cero”, salvo por una plusvalía obrera que ha decaído( el ingenio del cerebro, el músculo  y la sangre de los operarios), pues la ganancia es inexistente con el uso de máquinas, y esto, ha hecho descender a casi cero la tasa de beneficio productivo empresarial. El trabajo asalariado es tal tortura hoy en día que hace imposible la vida de los obreros y su reproducción que reaccionan adictos a los exutorios de mercado(drogas, medicamentos, entretenimiento, etc) y resisten( absentismo, corrosión del carácter, sabotaje…) muy lejos del “amor al trabajo” bien hecho. Cuando no se da la huida del trabajo de la “gran dimisión”.

Por ello, la crisis económica del 2008, de las hipotecas subprime que se convirtió en crisis de la deuda soberana, partiendo de EEUU alcanzó a todo el mundo. La codicia y la falta de liquidez a que llevó una especulación desaforada  de apalancamientos irracionales, pues la producción ya había empezado a menguar, llevó a crear más deuda de los Estados para salvar a los bancos y, algunos, a que se aceptara la liquidez del dinero ilegal del narcotráfico y otros negocios ilícitos. Se habló de refundar el Capitalismo, pero gracias a la vuelta a la confianza del consumo (cuando ningún banco prestaba a otro), pues la gente tienen la mala costumbre de comer todos los días y comprar comida y otros bienes necesarios para vivir cotidianamente, los “magos de las finanzas” ganaron tiempo para que todo siguiera igual, pues el Sistema estaba en bancarrota. Con el resultado de que hay 300 billones de dólares de deuda occidental, cuando la Humanidad solo produce mil billones al año. La cuenta la pagarán las generaciones futuras, o sea, nosotros. La crisis, en realidad, otra mentira, una estafa piramidal archielegante, en que se resume el Capitalismo financiarizado, hace que el dinero no valga nada (solo la confianza del consumidor le da valor). Con este cáncer mortal de necesidad la elite se prepara para eliminar el efectivo y controlar las finanzas de todos centralizadamente, acabando con el tejido productivo autónomo, familiar e independiente de pequeñas empresas y, condenado el capitalismo liberal, instaurar una dictadura tecnofeudal dirigida por grandes corporaciones.

Y aparte de temas menores como las mentiras de que EEUU es enemigo de los islamistas y no les ha financiado, entrenado y armado para desestabilizar y controlar el petróleo y la causa palestina de los supremacistas (no todos) israelíes, las “revoluciones de colores” auspiciadas por la CIA, la falsedad  del espectáculo de la segunda muerte de Bin Laden, los pucherazos electorales en más de una veintena de elecciones democráticas de España y América Latina, la corrupción diagnóstica farmacéutica para zombificar, las mentiras pagadas de los “dueños de la imprenta” que manejan los medios de comunicación, la disidencia controlada y financiada, el fundamentalismo científico destructor de empleos y prestigios por decir la verdad, la religión reducida a dinero, la educación en la esclavitud y no en el pensamiento crítico, las conspiranoias distractivas, la financiación por los magnates de la propaganda nazi, la cultura desaparecida por infantilismo burdo, el arte basura para especuladores, etc. que resumimos en los lemas orwellianos clásicos de su obra “1984”: “La Libertad, es la Esclavitud”, “La Fuerza, es la Ignorancia” y, el último grito; ”La Paz, es la Guerra”.

Efectivamente, qué solo está el demonio siempre a lo largo de la Historia, y hablamos ahora de su imitador, el presunto taumaturgo presidente Vladimir Putin. Mientras llega el hambre masiva por cuestiones de esquilmación previa del Capitaloceno de los bienes naturales, una lectura patriótica rusa de la Historia, impulsa al dirigente ruso (tan incombustible como manipulador de elecciones y leyes fundamentales de limitación de mandatos) a iniciar una guerra mundial como pantalla de humo macabra y criminal para preservar su puesto glorioso en el fin del mundo. ¿Qué la gente abdica de sus derechos porque en una guerra hay que sobrevivir? ¡Claro! La solución final. Una guerra en el centro del mundo irradiando el “salvar el pellejo” a todo el resto del planeta ecocidado. ¿Qué no la puede ganar por la capacidad multipolar de usar armas nucleares humanicidas? Pero es que no quieren ganar la guerra. Lo que quieren es no perderla. Equilibrismos en lo alto de la cuerda con el azar como riesgo y ser más famoso que Cristo, aunque sea para bien de las elites. ¡Y yo, en el paro!, rezaba una pintada en la calle. El pueblo pagando el pato, uno que ya es universal. La “destrucción creativa”: así se refunda el Estado, el Capital y la Tecnología del control sociales.

Decía mi abuelo que “las guerras son buenas porque luego hay mucho trabajo”. Los “30 Gloriosos” años vinieron después de la Segunda Guerra Mundial con crecimientos de la economía de un 4% y más. Pero, el problema, es que solo nos quedan 30 años antes de que los cielos del planeta se tinten de negro en una edad oscura, esta vez, si, literal. Los malos hacen cosas malas. Los que hacen maldades son malos. Eso concluía San Anselmo de Canterbury y parecía como que se refería a las millones de víctimas de Irak (“que mueran medio millón de niños iraquíes, merece la pena” dijo Madeleine Albright), Afganistán, Libia, Siria, de la miseria, de las enfermedades evitables, del hambre, etc. Mentiras, homicidios y pantallas en plena canícula. El mismo infierno. Hagan lo que les dicte la conciencia, si aún les queda.

Alfredo Velasco

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