NOTAS SOBRE UNA CLASE POLÍTICA INNECESARIA A LA CLASE OBRERA

Notas sobre una clase política innecesaria a la clase obrera

 

1.- Un día más, a pesar de la lluvia, hemos querido hacer un llamamiento a la gente que lo está pasando mal con problemas de viviendas, problemas de empleo, problemas de ayudas sociales, problemas en la sanidad, en las pensiones. La crisis es una forma que tienen los capitalistas para obtener beneficios, lo que se traduce en una ofensiva contra las condiciones de vida del proletariado. Este ataque de la burguesía se da en un contexto en el que la organización de la clase obrera es inexistente. Para hacer frente a los problemas hay que organizarse, tienen que participar porque nadie se los va a solucionar. La organización y la movilización es el único método, el único mecanismo para hacer frente a lo que tenemos ya y que con más fuerza se nos viene encima.

2.- Es hora de que la gente, los trabajadores y trabajadoras, se desengañen de la clase política monárquica corrupta que nos gobierna, que se comportan para satisfacer su interés particular y se manifiestan como efectivos y fieles empleados, complaciendo a los dueños de los poderes económicos, judiciales y militares. La clase política de la región extremeña en particular y en general, la de todo el país, viven en la práctica del teatrillo de la política, juegan en el circo de la democracia, están familiarizadas con la buena vida que le proporcionan sus sueldos, muy alejadas y ajenas del sufrimiento de la gente.

La televisión y los medios de comunicación se encargan de transmitirnos sus mensajes, sus discursos mentirosos y altisonantes, sus proclamas para tenernos entretenidos y bien amodorrados en nuestras casas; se encuentran como peces en agua en la asamblea regional, en los ayuntamientos, en los congresos, en las convenciones, en las televisiones. Ante todo, tienen el interés muy particular de quedar bien ante las audiencias públicas y especialmente, ante sus jefes. Para nada importa que sus disertaciones no digan absolutamente nada, estén totalmente vacías de contenidos, sin referirse ni intentar encontrar la más mínima solución a las cuestiones que afectan al pueblo.

3.- Queremos que la gente sencilla deje de considerar como semidioses y abandone la visión que tienen de algunos políticos que sirven a la burguesía. Estos políticos a sueldos están acostumbrados a manejar la realidad y la ficción con las características propias de un tahúr. Estos políticos avezados y listos del lugar son ejemplares servidores de la burguesía más cruel y explotadora, intervienen e influyen con tal fuerza en las instituciones públicas que aparentemente favorecen a sus pueblos y se ganan la confianza de sus vecinos; poco les preocupa el significado de la insolidaridad, la falta de interés y el abandono de otras localidades; a estos mercaderes de la política eso les da igual, sólo quieren el reconocimiento que proporcionan los votos para seguir años y años en la misma rutina que les confiere el poder.

4.- La mayoría de esta clase política, portavoces, diputados, concejales, etc. vive preocupada por su cuenta bancaria, defiende su cargo a capa y espada, y donde sea necesario, en la asamblea regional, en los ayuntamientos, en las diputaciones, etc. Con esa singular generosidad por bandera se sacrifican haciendo toda la propaganda que haya hacer y todo lo que sea necesario prometer, aún a costa de mentir; pero no nos olvidemos, a la vez que defienden lo suyo, sus intereses, consciente o inconscientemente están defendiendo los intereses de los dueños de los medios de producción, de los propietarios de empresas, de las industrias, de las tierras, de las grandes superficies, de quienes se están enriqueciendo a toda velocidad a costa del sudor de la clase obrera.

Mientras unos pocos se adueñan de las riquezas y del trabajo producido por la clase obrera, una inmensa mayoría de la sociedad sufre un empobrecimiento continuo. Por eso, hay que salir a la calle, tenemos que detener y hacer frente a esta poderosa tormenta que tiene por base la explotación del hombre por el hombre, y que ahora está embravecida por la inflación, los salarios precarios, las faltas de viviendas y en general con tanta pobreza, que arrastra a buena parte de la humanidad trabajadora al precipicio y la hunde en el barranco de la desesperación para vivir. El mejor antídoto contra todo esto es la organización y la movilización. La lucha por el socialismo; por la apropiación por el Estado de los grandes medios de producción y de los recursos naturales para ponerlos a la satisfacción de las necesidades humanas.

Share