SEMANA TRÁGICA ARGENTINA

🏴 En diciembre de 1918, los trabajadores del sector metalúrgico en Argentina reclamaron mejores condiciones laborales a sus patrones. En un primer momento, el Gobierno de Hipólito Yrigoyen (del partido Unión Cívica Radical, una formación socialdemócrata fundada en junio de 1891) había aceptado el planteamiento de los trabajadores, pero los anarquistas continuaban exigiendo la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas.

 

El epicentro de aquellas protestas fueron los Talleres Vasena, en el barrio de San Cristóbal. El dueño de la empresa, Alfredo Vasena, se negó a negociar con los obreros y nunca quiso recibir a los delegados sindicales. El conflicto fue volviéndose poco a poco más violento a finales de diciembre de 1918 y principios de enero de 1919. Los Vasena se dedicaron a boicotear la huelga de sus trabajadores recurriendo a grupos parapoliciales. Los trabajadores optaron por levantar piquetes que impidieran el transporte de materiales a la empresa y disuadir a los esquiroles. Los trabajadores se hicieron cada vez más fuertes y lograron el apoyo de los vecinos y comerciantes. Además, otros sindicatos, especialmente los ferroviarios y los marítimos, declararon su solidaridad con los compañeros que habían declarado la huelga, y se negaron a transportar materiales o a trabajar con los Talleres Vasena.

 

🔴⚫️ Esta solidaridad sindical y vecinal consiguió que los obreros en huelga pudieran prolongar su lucha, dándoles ánimos y confiando en su poder. Sin embargo, el empresario y sus hijos continuaron enfrentándose a los obreros y dieron un paso más. Entregaron a los rompehuelgas armas de fuego y lograron (de una manera más evidente) el apoyo del Gobierno argentino. Esto fue determinante. Mientras la policía del Gobierno acribillaba a tiros las casas familiares de los trabajadores en lucha, por otro lado intentaban negociar una solución con los huelguistas. Estos se negaron, declarando que solo pactarían una solución con los dueños de los Talleres Vasena.

 

El 7 de enero de 1919 daba comienzo la Semana Trágica argentina. El Gobierno de Yrigoyen había armado a policías y bomberos con fusiles, junto a esquiroles también armados con carabinas. Sobre las 15:00 horas comenzaron a disparar contra las pobres casas de madera de los trabajadores y los vecinos. Lo hicieron durante dos horas sin descanso. Entre ellos estaban algunos miembros de la familia Vasena, dueños de los Talleres. Murieron varias personas, ninguna de ellas trabajaba en la empresa de los Vasena.

 

A la mañana siguiente la respuesta de la Clase Obrera fue contundente. Se declararon más huelgas y cierres para apoyar a los trabajadores de los Talleres Vasena y también para poder organizar el entierro de los compañeros asesinados. El 9 de enero, día en el que se debía celebrar dicho entierro, una multitud se sumó al cortejo fúnebre. La rabia y la tristeza inundaban las calles de Buenos Aires, totalmente paralizada por los trabajadores en huelga. Para entonces, el Gobierno ya había dado instrucciones a policías y militares armados en las calles. El entierro de los compañeros asesinados por la patronal y el Gobierno se convirtió en otra masacre. Durante los días posteriores también se llevaron a cabo detenciones, torturas, desapariciones, aumentándose la represión.

 

Se cree que más de 800 personas de clase trabajadora fueron asesinadas. Nunca se les identificó. También desaparecieron otras y alrededor de 4.000 resultaron heridas. Además, aproximadamente 50.000 personas fueron detenidas por las autoridades durante los días en los que se desarrollaron estos acontecimientos.

 

El Estado argentino jamás hizo público un listado oficial de asesinados y heridos. Y por supuesto, el Gobierno jamás accedió a realizar ninguna investigación sobre los hechos.

 

Resulta curioso que las exigencias de los huelguistas de la Semana Trágica argentina (hace más de 100 años), tales como las jornadas de ocho horas, remuneración de los domingos trabajados y reconocimiento de las horas extras, aumentos de salarios, abolición del trabajo a destajo y la reincorporación de los compañerosdespedidos a causa de sus actividades gremiales, sean casi idénticas a las que en la actualidad se llevan a cabo en muchos sectores laborales de nuestra sociedad.

 

También es curioso que los “bandos” no hayan cambiado: el Estado, sus gobernantes, sus empresarios, sus policías y ejércitos… contra las de siempre, contra la Clase Obrera. Por eso es tan importante no olvidar que solo nos queda la lucha… “aunque nos espere el dolor y la muerte”.

 

📷 El País y Suteba.org

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