Paren las rotativas. Quienes nos dedicamos a contarles la campaña electoral estamos en este momento conmocionados. En shock, diría. Nada de lo escrito hasta ahora tiene ya validez después del gran terremoto. Gracias a la influencia de Florentino Pérez, la campaña electoral ha dado un giro de 180 grados. En un país que se vuelca con la estrella brasileña Vinicius y en contra de los insultos racistas sufridos por el jugador, el escenario político y mediático podría cambiar de forma drástica. No hay más que ver la portada de hoy del diario Marca –no basta con no ser racista, hay que ser antirracista–, para entender que, si una primera deportiva parece un panfleto de anticapis, es que algo muy gordo está pasando. En un solo día, este país hasta ahora tolerante con los intolerantes se ha dado la vuelta como un calcetín. Este rechazo rotundo al racismo por parte de grupos de poder y grandes empresas de comunicación supone un nuevo paradigma, un novedoso escenario de consecuencias incalculables. Las recientes detenciones policiales de acusados por delito de odio racista en campos de fútbol hacen pensar que este cambio es de calado.

Es probable que, para empezar, estos poderosos grupos mediáticos, que parecen actuar repentinamente bajo las órdenes de Malcolm X, denuncien con todas sus fuerzas desde hoy mismo los posibles pactos entre PP y Vox. Unos pactos que llevarían a controlar las instituciones del país a aquellos ultraderechistas que, por poner uno de tantos ejemplos, pedían hace poco la expulsión de España de un diputado negro de Podemos con ciudadanía española. Será atronadora la denuncia de que Vox criminaliza desde el Congreso a los inmigrantes y será unánime en los grandes medios la opinión de que tal demostración de racismo hace obligatorio trazar un cordón democrático y replantearse el escenario de gobernabilidad en España. Martínez Almeida, alcalde de la villa de Madrid de la que es vecino Vinicius, deberá renunciar a pactar con Vox pase lo que pase este 28M. Así se lo exigirá hasta el Marca. Lo mismo deberá hacer Díaz Ayuso si no lograse la mayoría absoluta. Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ayer mismo tuiteaba que no hay cabida en la sociedad para el racismo, cesará probablemente en las próximas horas a Grande Marlaska, cuya acción al frente de Interior ha permitido normalizar devoluciones en caliente, palizas en la frontera y continuas y arbitrarias identificaciones policiales de ciudadanos negros que caminan por las calles de las grandes ciudades.

En los propios medios que denuncian el caso Vinicius se vivirá un terremoto interno desconocido hasta la fecha. Ana Rosa Quintana, a punto de hacerse con el control absoluto de las principales franjas de Telecinco, será apartada de la cadena tras sus reiteradas declaraciones racistas. El absoluto consenso en torno a la idea de que el racismo no tiene cabida en nuestra sociedad cambiará las dinámicas de los medios de arriba abajo. Sin ir más lejos, esta misma noche Pablo Motos se disculpará compungido ante su audiencia de Antena3 por haber normalizado que vayan a divertirse con las hormigas portadores de discursos de odio y racismo cuyas ideas eran blanqueadas por las luces de la tele. El propio Florentino Pérez hará autocrítica. En rueda de prensa ante los aficionados madridistas, anunciará que fue un grave error dejar la grada de animación del Bernabéu en manos de Ochaíta, exmiembro de Ultras Sur de vínculos nazis en el pasado. Quien controla a su antojo los medios pedirá disculpas por no haber provocado antes esta revolución cívica que llega millones de agresiones racistas tarde sin que a nadie le importase. Pocas veces un país ha cambiado tanto en tan pocas horas. Como decimos, la campaña electoral queda pendiente de un hilo a la espera de acontecimientos.