CELEBRAR Y AVANZAR

CELEBRAR Y AVANZAR

Se cumplen 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento que sirvió como  plan de acción global para la libertad y la igualdad, protegiendo los derechos de todas las personas en todos los lugares. Fue la primera vez que los países acordaron las libertades y los derechos que merecen protección universal para que todas las personas vivan su vida en libertad, igualdad y dignidad.

Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue proclamada por la Asamblea Nacional de Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948. Aunque ha inspirado y allanado el camino para la adopción de más de setenta tratados de derechos humanos, que se aplican hoy en día de manera permanente a nivel global y regional, lo cierto es que todavía queda mucho camino por recorrer.

Las guerras en Israel/Territorios Palestinos Ocupados(con su reciente y terrible reescalada) o en Ucrania, así como en otras partes del mundo menos mediatizadas como Sudán; la crisis climática y sus cada vez más dramáticas e inminentes consecuencias; la inacción de algunos Estados y la creciente dominación de las empresas; la desigualdad generalizada y los ataques contra personas defensoras de los derechos humanos; o la violencia contra las mujeres, son algunos de los desafíos a los que la declaración debería hacer frente. A éstos se suman otros más recientes, como el uso de la inteligencia artificial y las violaciones de derechos humanos que puede implicar si no se regula adecuadamente, o el desarrollo de programas diseñados para espiar.

Ante estos desafíos, la Declaración (y los distintos  organismos de las Naciones Unidas que lo “vigilan”) no puede quedarse en papel mojado. Amnistía Internacional ha denunciado cómo los mecanismos y los órganos de derechos humanos son constantemente insuficientes y cómo los Estados con frecuencia buscan obstaculizar su trabajo quitándoles fondos.

Por eso, en esta conmemoración, es fundamental que los Estados adopten medidas claras para abordar los problemas y la falta de cooperación con los mecanismos y los órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas, incluidas las amenazas de represalias como recientemente hemos visto cuando Israel “mandaba callar” al secretario general de la ONU, António Guterres, por sus denuncias sobre Gaza.

Ana Gómez Pérez-Nievas(Amnistía Internacional)

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