MUNDOS OTROS Y PUEBLOS EN MOVIMIENTO(II)
El pensamiento critico ante los desafíos de abajo
Al contrario del vanguardismo izquierdista los pueblos en movimiento proponen una organización lo más amplia y flexible posible, “susceptible de impulsar al mayor número de personas”, en la cual los revolucionarios deberían desempeñar “un papel de levadura, de inspiradores”. Se proponen comunidades en los hechos, de carácter no vanguardista, donde los campesinos crearán organizaciones “hechas por ellos y adaptadas a objetivos que solo ellos pueden determinar”. En contra de la concepción política vanguardista y elitista que busca dirigir a los pueblos desde afuera y desde arriba , se apuesta al desarrollo de los pueblos “por crecimiento interno, por necesidad interior, sin que nada externo venga a entorpecer este crecimiento”. Esta es la forma como se vienen expandiendo los movimientos de mujeres y pueblos originarios en América Latina en las últimas décadas.
Los pueblos originarios como sujetos del conocimiento critico
En las últimas décadas los pueblos originarios han mostrado una notable capacidad de producir pensamientos propios, con base en sus experiencias y cosmovisiones. Elk indio es la nación oprimida, un colectivo humano que lucha por su liberación. No es color de piel sino relación estrecha con la naturaleza y la vida, pero también una nación/pueblo portadora de una cultura, una religión y una filosofía propias. De ahí que el indianismo es el espíritu y la organización capaces de encauzar la revolución india, orientando la guerra contra los opresores. Es el Buen vivir. La concepción amaútica del tiempo es circular; los pueblos originarios piensan y sienten como comunidad y el objetivo de la acción colectiva es el progreso sino una relación diferente con el pasado o “volver al camino” o “entrar en camino”. Moisés señala la tierra recuperada a la que denomina “madre tierra”) y el trabajo colectivo, que siempre están anudadas, inseparables, son la seña de identidad zapatista. El trabajo colectivo es el núcleo del movimiento zapatista y de todo movimiento que incluya pueblos originarios, bajo nombres diversos como minga, tequio, karakol, amingata mendive o reciprocidad para los guaraníes, guelaguetza para los zapotecos, y así en cada pueblo. “El gobierno comunal indígena es la organización política para garantizar la reproducción de la vida en las comunidades, donde el karakol es el piso fundamental donde descansan y se producen esos sistemas de gobierno comunal y donde se juega la participación plena de todas y todos…”. La forma de autogobierno gira también, como la producción y la reproducción de la vida, en torno a los trabajos colectivos de pueblos, municipios y regiones y es , por lo tanto, diverso y descentralizado como las propias comunidades. Aunque el trabajo colectivo incluye a todas las personas que integran el movimiento, los modos , los tiempos y las caracdteristicas se definen en cada lugar de manera autónoma. Moisés destaca que los trabajos colectivos les han permitido “vigilar al gobierno, por que son los que administran, el gobierno,la junta de buen gobierno, o los Marez”. La crisis civilizatoria sucede cuando los nuevos problemas no puede rresolverse con los recursos que tiene esa civilización. El pensamiento crítico surgió en el norte del planeta, estrechamente vinculado alas revoluciones francesa y rusa, a la experiencia dela Comuna de París y al accionar del movimiento obrero y socialista del siglo XIX y comienzos del XX. Buena parte de los conceptos fraguados en esa situación (desde revolución hasta tabula rasa) no pueden ser trasplantados a cualquier lugar del mundo sin recaer en prácticas coloniales. En este período de crisis sistémica y civilizatoria, tenemos en América Latina la necesidad imperiosa de inspirarnos en los movimientos feministas y de los pueblos originarios para intentar superar los límites del pensamiento crítico eurocéntrico heredado. Las mujeres nos muestran formas no patriarcales de hacer política, que tienen en los modos de la reproducción su punto de partida e inspiración. Los pueblos, en tanto, ponen de relieve que la comunidad, anclada en los trabajos comunitarios, es la forma de vida que permite a la vez resistir al capital y crear mundos nuevos. Cuando se anudan los feminismos de abajo y los pueblos originarios, como empieza a suceder en el torbellino de las crisis que sufrimos, todo es posible: florecen mil ideas, se despliegan los más diversos modos de hacer, se entretejen las realidades con los sueños más insospechados, esos que nos permiten entrever que la creación de otros mundos depende sólo de nosotras, las personas que nos empeñamos en hacerlo posible.
Apostar a la diversidad supone rechazar la unidad y la homogeneización
Creo que los gobiernos de extrema derecha no necesariamente tienen un proyecto definido sino que probablemente sean la expresión de la crisis, una respuesta desde las clases dominantes y medias, pero también de las instituciones que sienten que esta crisis es algo nuevo y diferente que puede barrerlas. Si nuestros proyectos estratégicos han sido desbaratados por la realidad, podemos pensar que a las derechas les sucede algo similar. Creo que la única institución estatal que sigue en pie, y que seguirá durante mucho tiempo, son las fuerzas armadas. Mi impresión es que las clases dominantes tienen un solo proyecto, seguir estando en la cima, seguir siendo dominantes. Lo demás lo improvisan. En tanto, apelan al Estado para resolver las urgencias. Es un error pensar que la economía, la ganancia, es lo primordial para ellas. El capitalismo no es una economía, y en eso sigo a Abdullah Ocalan, es un proyecto de poder, un tipo de poder tejido en torno a la dominación de las mujeres y de los pueblos originarios y negros. Por lo tanto es una utopía pensar que se le pueda arrebatar el control del Estado, porque es “su” Estado, una herramienta creada por la burguesía para servirle. Entonces, creo que el problema está de nuestro lado: dos siglos de estadocentrismo han llevado a la bancarrota de la política emancipatoria. Esta es una conclusión basada en la experiencia, no tienen nada que ver con las ideologías, ni con el marxismo ni con el anarquismo. Pero seamos sinceros:no hay una alternativa ya preparada para sustituir una política anclada en la toma del Estado. En el pensamiento critico hay un problema mayor. Si a la acumulación por reproducción ampliada del capital, al capitalismo industrial, correspondió en el primer mundo el Estado del Bienestar, o formas meno0s acabadas de negociación entre sindicatos, Estado y empresas como en América Latina, debemos analizar qué tipo de Estado