Las Fuerzas Armadas españolas de la actualidad son un mundo terriblemente opaco y estanco con respecto al resto de la sociedad ibérica. Al igual que el resto de la sociedad, su estado no funciona democráticamente. La sociedad española no sabe lo que sucede en el mundo militar y su relación irregular con los poderes del estado. La corrupción ha persistido en el mundo castrense y continúa con categorías franquistas muy latentes, es arcaico y propio del siglo XIX. Existen privilegios prácticamente medievales, se producen abusos completamente arbitrarios y decimonónicos y un alto nivel de corrupción. Para ser democrático, el ejército precisa una profunda reforma.
En el ejército nacional hay tráfico de armas, precariedad en los soldados, casos de suicidio por acoso, etc. En las Fuerzas Armadas se vive una dictadura despiadada muy distinta del guardado de formas y respeto de mínimos de la farsa democrática del Régimen del 78. En las Fuerzas Armadas pasa de todo, desde suicidios, malos tratos y torturas en Irak, tráfico de drogas y de armas, crímenes de guerra denunciados, etc. Entre los militares hay una cultura de protección que obliga a cubrir todo esto con un corporativismo que daña a la institución dando cabida a que se puedan dar estas actitudes.
Es evidente y es algo sobre lo que no se puede hablar por los medios de comunicación que el rey emérito, jefe supremo del Ejército, es un rey heredero del Franquismo con una faceta muy oscura en el golpe de estado de Tejero de 1981, recibió comisiones por venta de petróleo y compraventa de armas, muy bien relacionado con las monarquías del Golfo con lo que no sale de un genocidio sino para sumarse a otro con violaciones de los derechos humanos continuas, con lo que, su infame reinado explica un bipartidismo relacionado con el narcotráfico y la corrupción rampante. De hecho, los dos expresidentes de los partidos del borbonismo están marcados por gravísimos delitos. Los 300 años de borbonismo lo son de decadencia y desastre y esto define la democracia española. En realidad, no contamos con información fidedigna de Felipe VI si dejamos de hacer mención de los reportajes elogiosos en las revistas del corazón, pero es continuista.
El ejército español no es querido por el pueblo, pues contamos con una historia de más de 200 golpes de estado que lo tienen bajo amenaza. Los medios de comunicación lo maquillan e incluso difaman a quien denuncia su corrupción.
La corrupción en el seno de las Fuerzas Armadas es total por la agravante de la impunidad, por no funcionar justicia militar digna de ese nombre, con lo que se hace de forma abierta. La casuística va de malversaciones en comidas, en adquisiciones (compra de material informático, combustible, etc) y todo tipo de descontrol en las partidas presupuestarias y, como agravante, las compras de material armamentístico, mas controladas por el ministerio del gobierno, con desfases millonarios en cosas que no se usan o se precisan dadas las características de la guerra posmoderna. Se derrochan del orden de miles de millones de euros que no se reflejan por los medios de comunicación ni llegan a oídos de la opinión pública informada. Esto se paga mediante los créditos extraordinarios en julio, cuando todo el mundo está de vacaciones, y como gastos de amortización. Esto es un fraude a los ciudadanos. El presupuesto del Ministerio de Defensa es superior a 10.000 millones y, junto a otras partidas que contribuyen a la Defensa, son unos 25.000 millones, mientras que solo se declaran 5.000.
La relación entre el poder político y las empresas armamentísticas es intensa y pseudomafiosa. El 98% de las compras de material que hacen las Fuerzas Armadas se realizan a tres empresas que, a su vez, tienen subcontratadas a otras 400 (Santa Bárbara y General Dynamics para el Ejército de Tierra, CASA para el Ejército del Aire y Navantia para la Armada). Ellas concentran todas las compras. Las subcontratas hacen las piezas de todo el armamento. De hecho, hay un conglomerado de estas tres empresas, los bancos, los políticos y la cúpula militar. Porque estas tres empresas se nutren de mandos de las Fuerzas Armadas, los cuales guardan silencio cuando el material es defectuoso. Hay “puertas giratorias” entre altos mandos y las direcciones de estas grandes empresas. Las grandes empresas, al dar muchos rendimientos la venta de armamento, están financiadas por los bancos. Y los bancos, ya directamente o no, financian los partidos políticos. Así, esquilman el dinero de los ciudadanos para comprar armamento no necesario (aviones que no vuelan, barcos que no flotan…) Además, España vende armas al extranjero y contribuye así a que haya conflictos, aparte de enriquecer a los anteriores.
El Ejército representa a la sociedad y por eso es Franquista. Nuestro modelo de Ejército tiene muchos oficiales de alta graduación (19.000 oficiales y solo 41.000 soldados), es decir, un oficial por cada dos reclutas. El Ejército no ha sido reformado y es de reemplazo (cuando ya se eliminó la mili). Esto no tiene sentido cuando no hay reclutas. En el Ejército no hay libertad de expresión (que no va contra la disciplina como en el caso de policías o bomberos), que solo debería prohibir a los secretos que afecten a la seguridad nacional. El empleo de los militares de tropa es precario (no son funcionarios).
En las misiones de Irak y Afganistán no se han logrado los objetivos propuestos de democratización, antiterrorismo y otros falaces y, el Ejército español, como reflejo de la sociedad española, solo sirve al beneficio de intereses privados como los de las multinacionales y las oligarquías.
Por su parte, entre los altos mandos el abuso y el acoso es lo habitual y esto está legitimado por la justicia militar. Si un soldado llama “franquista” a un mando, se le castiga con 4 meses de cárcel. Si un soldado roba un uniforme, le cae año y medio de prisión. Por el contrario, si un mando le dice a una recluta que deje de “hacerse dedos” o que “en el ejército no se necesitan mujeres” son absueltos pues se considera cuestiones propias del mundo castrense. Por ejemplo, el Tribunal Supremo, absolvió a un teniente coronel por gastarse 92.000 euros en un chalet. Esta situación de abuso es permitida, conocida y asumida por todos los gobernantes y partidos políticos aparte de por la Corona. Además, la tropa es absolutamente maltratada con gusanos en la comida, sin protección, con material en mal estado, acoso sexual, etc A las mujeres se les trata de forma paternalista o misógina. Hay casos de acoso sexual a hombres y todo es por la impunidad. Por ejemplo, un mando abusó sexualmente de 28 reclutas y se le condenó a 3 años y, después, se reintegró a filas.
En cuanto a la política militar, España no debería estar en la OTAN ni sus guerras, debería de ser neutral, y no vender armas a facciones beligerantes. España no gana nada con las guerras actuales más que ser un objetivo de los terroristas. España debería reconstruir los países en guerra y humanizar éstas. No necesitamos estar en la OTAN (pues ya estamos en Europa) y es un gasto ingente aparte de no tener enemigos cercanos. En cuanto al enemigo externo de los medios de comunicación, Al Qaeda, son pocos y lejanos como para constituir una amenaza militar.
La ideología de las Fuerzas Armadas va por estamentos. Los estamentos son la tropa, los suboficiales y los oficiales. El Ejército tiene una distorsión con respecto a la población general hacia la derecha en la tropa y los suboficiales. Pero los oficiales, muy endogámicos, son de extrema derecha.
En fin, un Ejército solo útil para estados de emergencia, solo se prevé corrupto, derrochador de bienes públicos, descontrolado, africanista, decimonónico, antidemocrático, beligerante por el tráfico de armas, haciendo un negocio del antiterrorismo y cómodo con la extrema derecha amén de abocado al desastre. El enemigo en las puertas que tenemos y no necesitamos…