Bill Gates (VII)

 

BILL GATES (VII)

 

Periodismo

 

Microsoft intercambiaba favores con los periodistas, y les ofrecía historias exclusivas como herramienta de negociación para evitar que se pu la vida personal del millonario.

 

Gates puede, a título personaL, hacer donaciones a los periodicos, y de esta manera condicionar su línea periodística.

 

Aquí no es únicamente que el organismo de Seattle esté creando vínculos económicos con las redacciones: también les está diciendo cómo utilizar ese dinero, bien sea en la elección de lls asuntos a cubrir o incluso en el enfoque editorial concreto que deben usar. Los registros de subvenciones de la entidad revelan más de 325 millones de dólares en donaciones al mundo periodístico hasta principios de 2023 destinada a una asombrosa variedad de medios de comunicación. Dado que la financiación de Gates fluye a veces a través de canales opacos, la suma total que la fundación destina a estos fines debe de ser sin duda mayor de lo que alcanzamos a ver. El gasto de la Fundación en todos los medios de comunicación desde 2009-no solo en periodismo-supera los 2.500 millones de dólares.

 

Los fondos viajan a lo largo y ancho del panorama de medios: contenidos impresos, digitales y documentales, además de becas, conferencias y actividades formativas. Su objetivo es , en general, que el objeto de tu investigación no puede ser al mismo tiempo quien te da el dinero.

 

Claro, con lo mal que lo están pasando económicamente tantos medios de noticias-luchando por transitar del papel a la comunicación en línea-, es difícil decir que no al dinero de Gates. Pocos hay entre ellos que no se vean afectados por las aportaciones de la Fundación. Hasta el año 2021 en que saltaron varios escándalos de mala praxis en el seno del organismo, pocas cabeceras ha habido dispuestas a fiscalizar el proyecto filantrópico más poderoso del mundo, e informar sobre él como algo que no sea una organización humanitaria intachable y bienintencionada.

 

El hecho de patrocinar a los medios de comunicación, por una parte, y por otra a las fuentes expertas que esos medios citan (y al hacerlo además de maneras que no siempre resultan transparentes para los consumidores de noticias), la fundación gana una extraordinaria capacidad de dar forma al discurso público, para cambiar hasta el firmamento intelectual que cobija lo que sabemos sobre ella y lo que pensamos sobre los temas en los que se encuentra involucrada.

 

Por cada reportaje crítico publicado sobre la fundación, surgen mil historias favorables o acríticas. Es , por tanto, un discurso muy desequilibrado que presenta una narrativa unilateral, rozando la desinformación, cuando no cayendo directamente en la mitificación. Si nos atenemos a los últimos veinte años-y, desde luego, en los últimos diez-, resulta casi imposible nombrar un actor político más poderoso y menos sometido al escrutinio público que la Fundación Gates.

 

Los profesionales de la prensa no han querido, o no han podido, entender que la fundación Gates es una estructura de poder, una organización política cuyos miles de millones de dólares en aportaciones humanitarias presentan exactamente los conflictos de intereses y los enredos de dinero y política que los periodistas tienen que investigar. Esta institución debería ser de las más investigadas del planeta. Y, sin embargo, no lo es; más bien al contrario, es una de las más admiradas.

 

Gates no invierte cientos de millones de dólares porque crea en los ideales democráticos de la prensa libre o porque sea un fan personal de la información en cuanto contrapoder. Su institución privada financia a los medios de comunicación justo por la razón contraria: para deshacerse de quien lo fiscaliza y mantenerle a raya, para favorecer sus objetivos y darle lustre a su imagen, para generar propaganda que aumente su poder político y controlar la narrativa que guía la comprensión pública de su trabajo.

 

Si usted se dirige contra nosotros, va a tener que soportar una presión poco habitual. Y, de paso, se va a quedar fuera de las posibles ayudas de una fundación multimillonaria.

 

Seattle domina el uso del palo, de la misma manera sabe colocar la zanahoria. Los medios de comunicación saben implícitamente que si se portan bien con el millonario se posicionan mejor para recibir (o mantener) donaciones.

 

Con la financiación de Gates suele ocurrir que la gente la recibe para cosas que de otro modo no harían y que no necesariamente quieren desarrollar. Pero eso es lo que la institución les dice que deben hacer. Un par de veces fue algo así como: “Lo que toca ya es sacar adelante ese proyecto. Teníamos la dotación, ya la hemos empleado y ahora necesitamos alguna cosa que enseñar a cambio”. A mí me pareció darle la vuelta por completo al trabajo periodístico, porque en ambos casos eran temas que los medios de noticias no querían hacer”. “En mi opinión, la prensa adolece de escasez de tiempo y de dinero, y me fastidia que nos toque correr como pollos sin cabeza para satisfacer esos encargos rutinarios de Gates. Y este es el problema con tanta actividad periodística financiada por fundaciones. La pregunta que siempre me hago es: ¿Llevarías adelante el proyecto asignado por Gates si no fuera por esos fondos? Si la respuesta es no, entonces lo que le estás haciendo son relaciones públicas”.

 

Gates estaba creando guetos informativos para temáticas especializadas, un panorama mediático en el que la única forma de obtener información sobre temas como la salud mundial y el desarrollo era publicarla a través de proyectos financiados por la fundación. Un sistema así no es ni sostenible ni independiente, y no está claro que esté surtiendo efecto.

 

La mayoría de la gente está muy agradecida por la ayuda económica, tanto que no la pone en cuestión.

 

Lo que la lente color rosa de Bill Gates deja traslucir es un planeta que no para de convertirse en un lugar mejor. La marea alta del capitalismo creativo, el neoliberalismo y el globalismo está levantando todos los barcos. Los multimillonarios devuelven parte de lo que reciben por medio de la filantropía y salvan millones de vidas. Por supuesto que se puede mejorar. No, el mundo no es perfecto. Pero no podemos dejar que lo perfecto sea enemigo de lo bueno. Hay que mantener el rumbo.La ruta que hemos estado siguiendo es la buena.

 

Es verdad que los ingresos y el consumo han aumentado en los estratos más bajos, pero los avances han sido muy escasos, muy lentos e insuficientes para sacar a la mayoría de la gente de la necesidad real. Lo que ingresa cada día de la mitad más pobre de la población mundial solo han subido unos céntimos al año en las últimas cuatro décadas. Y ello a pesar de un crecimiento económico planetario extraordinario, sin precedentes. En la actualidad hay más habitantes viviendo en la precariedad que nunca.

 

La fundación se dio cuenta de que no necesitaba campañas de marketing para contar sus historias. Bastaba con pagar a periodistas. Ello incluía ampliar un novedoso tipo de reportaje llamado “periodismo de soluciones”, un enfoque que desafiaba a los profesionales de la información a abandonar su punto de vista catastrofista, con sus habituales menciones al despilfarro, el fraude y la corrupción, y centrar los reportajes en lo que si funciona en el mundo, en qué ámbitos constatamos progresos y en cómo podemos lograr nuevas mejoras.

 

El daño más importante que la cobertura de noticias causa a la democracia se produce al generar una perspectiva del planeta enfocada siempre en lo negativo. Rebosamos de información de lo que va mal, de lo feo, lo corrupto. Pero, al no disponer de un flujo informativo similar en torno a lo que va mejorando, o sobre las nuevas posibilidades que están surgiendo, el resultado es un punto de vista muy limitado, una visión sesgada. Por tanto la misión es legitimar y difundir el periodismo de soluciones. Evangeliza sobre su visión del mundo basada en el progreso no cabe duda que cambia la óptica de la prensa. De hecho está dando pie a artículos que a veces enaltecen las estructuras de poder en lugar de cuestionarlas. La mayoría de los reportajes que patrocinamos cubren iniciativas que resuelven problemas, por lo que no suelen ser tan críticos como el periodismo tradicional.

 

Pero si tu modelo informativo, por su propia concepción, recibe fondos de Gates y además hace de altavoz de los puntos de vista defendidos por otros organismos también financiados por Gates,m ¿cómo podemos diferenciarlo de una campaña de relaciones públicas?

 

Los superdonantes están cambiando por completo la práctica de la prensa. Sirviéndose de sus prácticas filantrópicas, se encuentran en disposición de difundir a los cuatro vientos una nueva manera de informar, una manera tal que impulsa su visión del mundo, sus mensajes y sus marcas. En estos últimos diez años en ningún medio de noticias se ha visto otra cosa que el auge del periodismo de soluciones. La gente lo hace porque va ttras el dinero, no porque sea algo bueno. Todo es muy ambiguo: si pides una subvención de una organización humanitaria, a menudo tiene que ser en el marco del periodismo de soluciones. A Gates le encanta…. Los periodistas freelance lo odian. Los editores se limitan a aceptarlo. Le ven las ventajas. NLno se cuestiona.

 

Un medio financiado por Gates promocio

 

La entidad es muy sensible a las críticas y resultaría suicida para alguien que quiere una subvención salir y opinar en público negativamente de la fundación. Y, a pesar de ello, en el organismo la línea oficial del partido (lo mismo aseguran la mayoría de los beneficiarios) dicta que en modo alguno influye en la cobertura informativa.

 

El organismo no está respondiendo a ninguna necesidad. Está intentando generar demanda. Utiliza las obras benéficas para orientar la cobertura editorial hacia los temas preferidos de Gates, a menudo de forma que remitan a fuentes externas financiada

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