LA EMOCRACIA POPULISTA

LA EMOCRACIA POPULISTA 

En 1967, el filósofo alemán Theodore Adorno, afirmó que, aunque oficialmente el fascismo había colapsado, las condiciones para la presencia de movimientos fascistas siguen activas en la sociedad. Y la principal razón, decía Adorno, era que la concentración de riqueza sigue generando una degradación de las condiciones económicas de sectores sociales que son clase media y desean mantener su estatus social. Adhiriendo el filósofo alemán a la idea tradicional de la sociología que sigue considerando ver al fascismo como el miedo a la movilidad social descendente. La misma clase que tiene privilegios apoyará el fascismo cuando los vea amenazados. Esos sectores que bajan de categoría social desarrollan un odio al socialismo o a lo que ellos llaman socialismo, es decir, en lugar de enfocar la responsabilidad de su desclasamiento en el aparato económico que lo provoca, dirigen su ira hacia una posición crítica frente al sistema. Esto último se debe a un fenómeno cognitivo que caracteriza la adhesión al protofascismo. Se trata de la incapacidad de comprender la causalidad social del lugar en el que cada uno se encuentra. El fascismo sigue operando dentro de las sociedades democráticas , cuando los perjudicados por las políticas económicas no pueden detectar las causas que lo provocan. Por esa razón, para Adorno, no es un accidente de la historia, ni una aberración, sino que habita dentro de la historia dentro del sistema democrático. Haciendo uso de na imagen es como el gusano dentro de la manzana. Lo va pudriendo poco a poco desde dentro. 

Las democracias no sólo mueren pr golpes de estado, sino que también mueren lentamente y el populismo es uno de sus victimarios. El populismo no es el fascismo en sí, sino una tendencia hacia el fascismo. Raymon Williams acuñó la expresión “estructuras de sentimiento” para referirse a una forma compartida de pensar y de sentir que influye y se deja influir por la cultura de un grupo concreto. Se trata de un nivel de la experiencia que no se emparenta con lo cognitivo. Se trata de sentimientos que recaen en objetos, discursos políticos, símbolos de estado, aunque también pueden ser fabricados por especialistas en marketing. Las emociones se entienden como respuestas a condiciones sociales. Las respuestas que adoptan formas narrativas que adoptan el afecto de modo específico, asignando culpas y repartiendo bendiciones. No tienen por qué ser verdaderas, solo ser sentidas como verdaderas. La lucha social puede expresar un malestar general, aunque difícil de captar, que se convierte en políticamente relevante cuando se convierte en un marco de sentido que recodifica ese malestar en un conjunto de sentimientos y emociones. El populismo es , a menudo, la forma más exitosa de recodificar ese malestar. Y si bien el populismo se puede asentar en posiciones de izquierda son más propias de la derecha en todo el mundo. Regímenes políticos como los de Duterte en Filipinas, Orbán en Hungría, Bolsonaro en Brasil, Trump en EEUU, Putin en Rusia o Modi en la India tienen un punto en común en sus líderes. Atacan las instituciones democráticas, son hipermasculinistas, identifican enemigos que atacan al grupo social mayoritario y afirman representar al pueblo frente a las elites. Todos desconfían de las instituciones internacionales y les gusta gobernar sin el parlamento o el poder judicial. Suelen usar una economía neoliberal sin dejar de ser apoyados por grupos sociales oprimidos. El populismo puede resultar inmensamente atractivo a pesar de que daña los intereses económicos de sus partidarios. Es una política de la identidad. Es una política construída en torno a tres características: neoliberalismo en lo económico, autoritarismo en lo político y una forma simbólica de nacionalismo conservador. Todo ello aglutinado por un estilo emocional central. Ese estilo emocional se enfoca en cuatro emociones. El miedo, el asco, el resentimiento y el amor. Sin dejar de lado otras emociones como la ira, relacionada con el resentimiento, o el odio, relacionado con el asco. SE distinguen de las emociones democráticas en que se dedican a dividir y crean violencia, censura, o  daño físico. Anulan la legitimidad de posiciones políticas opuestas a la propia, perciben a los rivales como traidores y se alimentan de victimismo. 

Miedo: Maquiavelo recomendaba a los príncipes que infundieran en sus súbditos miedo u amor para controlarlos mejor y ejercer mejor el poder y en caso de elección, por el miedo, que es lo que mejor funciona para mantener el orden social. También Hobbes menciona el miedo como categoría política ya que es lo que hace que las personas abandonen su libertad para dejarla en manos de un estado fuerte que garantice su seguridad. El miedo es una emoción que no distingue peligros reales de los imaginados. Y nos lleva a renunciar a libertades a favor de la seguridad. Sortea el pensamiento complejo dividiendo el mundo en amigos y enemigos. Sustituye el pensamiento moral por la supervivencia.  Alimenta el odio porque ayuda a justificarlo. El miedo, tanto imaginado como real, es una potente herramienta política. Desocupa toda otra emoción y arrasa con el campo político que significa la supresión de los derechos y las libertades. El miedo es el comandante en jefe de todas las emociones. Quien domina el miedo dominará todo el campo político. El miedo imaginado es más potente que el real pues puede sobrevivir a las circunstancias objetivas que lo han dado lugar. El miedo hace que la gente se mueva en torno a la derecha del espectro político y esto sucede porque el miedo posibilita el “estado de excepción”(la capacidad de un gobierno de ignorar el Estado de Derecho y violar leyes sin costo). La derecha tiende a favorecer el orden y con el “estado de excepción” puede sacar leyes sin costo. El miedo permite gobernar a partir del caos o desorden. Cuanto mas desorden hay una demanda mayor de un lider carismático y poderoso que ponga orden. Vivir con miedo impide comprender que los miedosos son los que crean las condiciones del miedo para los demás, en las formas de un tremendo aparato de seguridad). El miedo convierte al enemigo en un animal incomprensible sin emociones, que habita en las sombras, invisible y peligroso. Asi es mas facil acosarlo y atacarlo, incluso eliminarlo. 

Hitler comparó a los judíos con un gusano dento de un cuerpo putrefacto. Las metáforas escatológicas no son casuales. Un gusano pequeño, casposo, baboso e invasivo.  La baba es una sustancia blanca, blanda que es asquerosa de tocar. La metáfora de Hitler movilizaba tres sentidos: tacto, olfato y vista. Con el propósito de crear asco y repulsión. Si el miedo es la emoción privilegiada de los tiranos, el asco es la emoción privilegiada de los racistas. El asco se caracteriza como la visión de cosas asquerosas como basura y putrefacción, nos impulsa a querer alejarnos de la cosa asquerosa o eliminarla de nuestro campo perceptual. El asco se encuentra en la frontera entre lo natural y lo cultural. Naturalmente reaccionamos con asco frente a sustancias que nos pueden causar daño pero en lo cultural es una emoción construída por el lenguaje para lanzarla sobre personas o grupos. Mary Douglas, antropóloga británica, dice que todos los grupos establecen la separación entre las cosas limpias y las sucias y, si bien estas definiciones fueron originalmente religiosas también tienen funciones sociales, generando distancias infranqueables entre dos grupos, los puros y los impuros. La suciedad afecta al orden simbólico pues hace de lo puro algo preferible y socialmente superior y en el que las cosas impuras situan a sus poseedores en posiciones sociales inferiores. El asco genera miedo a la cercanía con lo asqueroso, a la proximidad y a la mezcla. Por eso es usado por el racista. Cuando el asco se convierte en una posición moral adopta una propiedad del racismo, adoptar una posición negativa auditiva, visual u olfativa frente a un grupo social que se rechaza. Esto se amplía a la gente que habla mal, no viste bien u oler mal. Gran parte de los grupos de extrema derecha defienden la pureza de una parte de una población frente a los demás, contaminados por asco, sean estos gitanos, homosexuales, negros o musulmanes. La demonización de los inmigrantes es uno de los grandes tropos de la extrema derecha populista, que se reivindican homogéneos frente al resto y reivindicando su suerioridad frente a los extranjeros. Usan la religión como un factor para su diferenciación. Mientras la política del miedo nos une frente a un enemigo común, la política del asco nos mantiene separados del enemigo común. Además, el asco es una emoción que deriva hacia la violencia pues radicaliza los bandos enfrentados al hacerlos malignos. Y el asco crea una cadena de contaminación pues al enfrentarse el racista con el otro, este también siente asco del primero. La izquierda también siente asco pero sobre opiniones, mientras que el asco de derechas se siente sobre personas por el mero hecho de ser lo que son. 

Resentimiento: Aristóteles lo consideraba uno de las consecuencias de gobernar. Usualmente lo generan las democracias pues es una emoción que generan los grupos que experimentan inferioridad y no son capaces de revocar ese sentimiento.  A diferencia e la protesta revolucionaria que pretende destruir y cambiar el orden social el resentimiento está animado por un deseo de venganza contra los dirigentes y las elites pero se muestran impotentes de llevar ese deseo a la acción. El resentimiento es una emoción pasiva que se refleja en la imaginación, no en la acción y reclama la igualdad pero sin actuar en consecuencia. Las sociedades en que hay descenso social o estancamiento son proclives al resentimiento, que adopta la forma de una rumiación sobre la pérdida de privilegios y considera que la causa de su caída social debe ser vengada. Las políticas del pasado son clave en la conformación del resentimiento ya que esa memoria puede alimentarse a si misma incluso cuando el presente parece contradecirla. Pero la memoria de las heridas del pasado son rumiantes y se vuelve a ellas una y otra vez por lo que los populistas suelen estar en el poder más que los de izquierdas.  El líder populista de derecha usa la memoria como narcisismo colectivo. Los desposeidos reviven sus heridas delpasado en vez de emanciparse de las opresiones del presente. No se traduce en una política de justicia pues buscan una elite que les hizo víctima. La debilidad de la democracia es canalizar el resentimiento y crear divisiones entre el pueblo. Es la politica propiamente fascista. La retórica victimista de la izquierda convierte a las victimas en moralmente superiores pero ahora se aleja de las estructuras sociales y económicas para enfrentarse a otros ciudadanos. El resentimiento no representa a los oprimidos. Muchas veces se presenta como un privilegio agraviado de arriba a abajo, y forma un conflicto de intereses dentro de la elite. Los grupos de mujeres, negros e inmigrantes se adelantan en derechos a los blancos y estos se sienten agraviados. 

Amor: Una nación es una comunidad de sentimientos. El nacionalismo es la comunidad de sentimientos de amor, una expresión de profundo apego de simbolos, valores e historia de grupos de lo que constituye su comunidad nacional y su propio sentido como miembros de su comunidad. El nacionalismo debió desaparecer después de su forma asesina que adoptó a mediados del siglo XX pero no sucedió. También debio desaparecer por la globalización, pero no sucedió. Por el contrario el nacionalismo se ha convertido en un factor clave del populismo actual. Fue la forma mas trascendental de los siglos XIX y XX pues contenía dos impulsos morales poderosos: un movimiento emancipador que liberaba a los pueblos y un movimiento igualiltario de los miembros de la nación. El nacionalismo liberaba y fraternizaba la nación. El nacionalismo creaba un poderoso arraigo con la tierra vinculando a sus miembros: amor a otros semejantes que forman parte de a misma nación, la forma de amor propio ya que aquellos a los que amo son iguales a mi y el trazado de una línea  que divide a los que se ama de los que no se ama(inclusivo o excluyente).  Hay una relación directa entre xenofobia y bajo nivel cultural. ESto crea un efecto en las elites económicas, menos xenófobas, frente a las clases trabajadoras con su orgullo y heridas del pasado. El amor a la patria da un fuerte sentimiento de pertenencia a los grupos marginados o pobres y crea ayuda mutua. El populismo es nacionalista pues divide al pueblo de la elite. 

El populismo tiene tanto de realidad como de imaginación y permite vivir en una realidad de enemigos fijos e inmutables, desplazar la solución política de conflictos a una vigilancia constante. Se puede convertir en paranoias y hacer grupos opuestos en la realidad. El populismo no va contra la democracia. Tiene un uso de derechas como reivindicativo y de rebelión y transgresión. Lideres de derecha han vinculado a la elite con la izquierda. La izquierda cambió el discurso tradicional de la sexualidad, la reproducción y el género demasiado rápido con la política de identidad. Las diferencias pasaron a dirimirse en el terreno moral creando grupos imaginarios incapaces de regular ningún conflicto ni llegar a un acuerdo.

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