RECURRO AL SON DE AQUELLA GUITARRA
Recurro al son de aquella guitarra. Sus notas crean universos de vacíos que pinchan mi corazón como el frío de la nieve las yemas de los dedos. Cascadas de acordes gotean dolores diversos, múltiples heridas de las que nunca manó sangre y quedaron incurables, timideces de verdades sin vocación pedagógica y eterna trascendencia, monosílabos como puertas cerradas a lo posible, absurdos vitales que desvelaron malentendidos, escalofríos de modismos infantiles, técnicas de olvido actualmente obsoletas, cosquilleantes alfileres que eluden el nervio, ronroneos a la pereza insensible, minúsculos infiernos de soledades atractivas, deseos de pacíficos desenlaces de dramas, inconsciencias secretas de vivir, inaceptables ambigüedades de la ignorancia, ansiedades con única causa e improbable remedio, contabilidades perdidas en sus últimas razones, torturas de significados sin la saciedad del enigma, musitaciones de maravillas tiernas sin agente, desprecios de la noche por noche, irritaciones melancólicas sin quitarse el sombrero, conformismos impotentes narrados sin fórmulas, silogismos de la incapacidad y el desbordamiento, puntos y comienzo de todas las distancias, necedades recurrentes y pegajosas, simples descalabros de la concepción, hijas exigiendo el derecho a nacer, ceniceros en los que caben mas lidias, insomnios por carencia de calor corporal, mujeres perdidas al desencanto, miles de etiologías de la libertad, geografías de almohadas incómodas e inocentes, inconsolables silencios sin futuro, porqués ruinosos y sin destino, miradas que agotan reservas de felicidad, posturas abstractas desde ningún sitio, oceánicos y embalsamados mundos propios, pensádigos y callabobos…
