ESTRATEGIAS FRENTE AL COLAPSO

La realidad es compleja y hay que buscar respuestas. El Colapso ha empezado hace tiempo como demuestra la crisis económica y la crisis energética y el cambio climático. Esto es una crisis cultural de creencias y valores. La izquierda –partidos relevantes- no tienen respuesta al colapso. La propia palabra Colapso les repele. Hablando de decrecimiento no se ganan elecciones, dijo Monedero.

El Colapso se está produciendo ya y aboca a unos tiempos inciertos. El colapso se asocia con el meteorito, una epidemia, etc, pero esta idea no se asocia históricamente en el fin de las Civilizaciones. El colapso es un proceso de simplificación social a todos los niveles y no es brusco ni apocalíptico. Hay muy diferentes colapsos y hay que gestionarlo de la mejor manera posible.

Hay muchos informes que advierten de que la sociedad se está metiendo en una fase incierta llena de amenazas (pico del petróleo, pérdida de biodiversidad…). Hay muchos productos culturales que advierten de estas amenazas. Pero el futuro no está escrito y hay que ver qué hacemos. Desdramatizada esta dura situación hay que tener una visión de futuro que es una oportunidad de decrecer y vivir mejor con poco.

La estrategia ecologista de informar a la gente sobre lo que pasa no basta. Hay que convertir la información en conocimiento y una cuestión interiorizada que lleve a actuar. La información no se convierte en conocimiento útil o no la proyectan los partidos políticos. Los políticos tienen condicionantes en su acción que les impiden afrontar el tema. Hay disonancia cognitiva (una brecha entre lo que pensamos y lo que hacemos) y se buscan coartadas psicológicas para continuar haciendo el comportamiento del pasado. La transición exige un trabajo personal y colectivo que plantea varios retos.

El Colapso es fruto del Capitalismo y no podemos crecer infinitamente en un planeta limitado. Los movimientos sociales deben usar la emoción y la mitología para sustituir la vía del Colapso sin salida. El crecimiento económico infinito es uno de los mitos más pernicioso y precisado por el Capitalismo. La tecnolatría que nos va a salvar es otro. Otro mito es que se precisa la complejidad como algo necesario para el progreso humano. No existe una solución técnica sino social y política.

La izquierda no tiene política de medios de comunicación para la transformación social. No se propicia el debate. Hollywood y los medios de comunicación han inculcado imaginar antes el fin del mundo que el fin del Capitalismo.

Hay pequeñas experiencias utópicas que demuestran que se pueden hacer las cosas de otra manera pero el cambio ha de ser estructural y de masas.

La izquierda no despierta ante la resurrección del fascismo que culpa del colapso a parte de la población para salvar a la otra parte. La izquierda está descolocada.

Hay que hacer las cosas con otras lógicas culturales. Hay que replantear las estrategias ante los efectos del cambio climático y el pico del petróleo. Si viviésemos en auténtica democracia la gente concienciada y los movimientos sociales llevarían el qué hacer a las instituciones. Pero vivimos en democracias representativas mediatizadas por los mercados, los lobbies, los partidos políticos, etc. No se puede renunciar a los recursos del Estado y sólo participando socialmente desde abajo. La sociedad civil organizada deben encabezar las estrategias y las instituciones apoyarles.

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