LA TRAMPA DE LA DIVERSIDAD

LA TRAMPA DE LA DIVERSIDAD

La diversidad es un hecho en nuestra sociedad y sólo los fascistas están en contra de ella. El feminismo, el activismo LGTB o la ecología han hecho el activismo más individual y aspiracional. No hay una visión general y esto excita las diferencias en vez de lo que une. El feminismo está en alza y muchos lo quieren usar como una ideología favorable al Sistema.

Antes, la actividad política era muy de acción, pero ahora la ideología es declaracional y se reduce a usar lenguaje simbólico. Por eso los grandes medios pueden manipular declarativamente las posiciones.

El problema no está en la diversidad, sino en su uso por el Neoliberalismo de dividir. Las distintas identidades se disputan un mercado ideológico que maneja el Neoliberalismo. No se puede volver atrás al obrerismo. Gracias a la diferencia de individuos, cada uno llega donde quiere sin desigualdad por razones sociales. La desigualdad se vuelve diferencia. La izquierda ha caído en la tentación de precipitarse en el terreno que designa el neoliberalismo con sus mismas estrategias y armas. Se ha integrado en un sistema no electoral sino de mantenimiento político. Se juega dentro del Sistema y cambiando lo que permite el Sistema. Se ha olvidado que la economía es un conflicto prioritario independientemente de las identidades. Lo que une a la izquierda es el tema del trabajo. Se discuten guerras culturales y se aceptan cierres patronales sin plantear batalla.

Hay muchos trabajos que no son socialmente rentables, ni ecológicos (minería, etc), pero no se debe escapar del sujeto político que puede transformar la sociedad(juntar la mayor parte posible de gente con intereses políticos comunes). A partir de aquí hay que planificar la acracia económica de la codicia y la falta de regulación del Sistema.

Con la robótica y la inteligencia artificial está desapareciendo el trabajo y se crean miedos y la tecnología de3be mejorar la vida de la gente y no los beneficios de los empresarios. Los avances técnicos han de redundar en un avance de todos (renta básica, etc). Pero quien ha hecho leña del árbol caído de esta situación es la extrema derecha. Esto indica que ha fallado la izquierda no rentabilizando tras una crisis enorme. Hay que cambiar los esquemas mentales.

El nexo común a los movimientos emancipatorios es lo material, el ganarse la vida. La ultraderecha ha entendido que las condiciones de vida (trabajo, etc) es lo que preocupa a la gente. La ultraderecha ha construido un club en el que es fácil entrar (buscar trabajo y odiar a alguien). La gente entra allí por el terror de la vida cotidiana (inestabilidad, miedo, indeterminación, etc). La vieja sociedad estable ha desaparecido y la crisis no acaba manteniendo la inestabilidad. La izquierda no aprovechó el enfado de la crisis al no dar estabilidad. Pero parte de las clases medias y clases trabajadoras que no participan del asociacionismo civil tienen miedo de los inmigrantes que les quitan el trabajo. La identidad cultural les estabiliza y da sentido a su vida.

Hay que trabajar la política de la vida cotidiana como hace cierto feminismo. De hechos pequeños o lo más inmediato y cotidiano a lo más estructural. Hay que aglutinar fuerzas, como hace destructivamente la derecha, con el miedo al “moro”, etc.

En España, con el “asalto institucional” de Podemos se quería demostrar que se podía gobernar sin que fuera el caos y potenciar la movilización social, pero esto último no se ha conseguido.

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