LAS REDES DEL PODER EN ESPAÑA

LAS REDES DEL PODER EN ESPAÑA

El relato actual nos dice que el poder lo ostenta el pueblo. Que el proceso democrático designa dirigentes, pero quien manda es la voluntad popular. Pero eso no es exactamente así. En el libro “Las redes de poder en España. Elites e intereses contra la democracia”, de Andrés Villena, hay varias respuestas al respecto (cómo se vertebran los mecanismos del verdadero poder en España).

En 1975 murió el dictador Francisco Franco y dejó una Transición democrática, que nos cuentan, fue modelo y dio resultado a una democracia que es la voluntad popular. Pero la Transición es un mito del sistema de dominación para que la masa absorba los valores dominantes. En 1977 con la Constitución y la legalización de los partidos políticos empieza la democracia en España. Hubo otros mitos como la entrada en la OTAN o la Movida Madrileña. Pero la Transición supuso la Reconversión Industrial y el desempleo masivo. Con los mitos nos autoregulamos sin que nos reprima la policía.

Después vino el PSOE en 1982, con su presidente Felipe González, que puso de altos dirigentes a técnicos franquistas. Hay un entramado denso de relaciones entre abogados del estado, banqueros, empresarios de los medios de comunicación, etc que da una idea de cómo la agenda de la elite se impone en la agenda pública de forma no coactiva y natural. Instituciones como el PSOE fueron cooptados por el neoliberalismo. A su vez, los sindicatos han sido cooptados por las instituciones. Felipe González adoptó el liberalismo en el poder y el monetarismo. La democracia coincide con el auge del neoliberalismo en el mundo. En la Transición se identifica la Unión europea, el Neoliberalismo y la Democracia española: la modernización de España.

No importa tanto el nombre de las personas que formen la elite sino el rol que llevan a cabo. Con el triunfo del PSOE en 1982 las reformas se lastraron por las tendencias dominantes (los ministros Boyer y Solchaga que compartían intransigentemente la cultura monetarista o la inflación baja, libre mercado, privatizaciones, etc eran alumnos aventajados de profesores franquistas). Solbes, ministro socialista de economía, reconoce que una de sus inspiraciones fue Ullastres (ministro franquista de3 los planes quinquenales de los años 50 y 60). Son la visagra entre el desarrollismo franquista y el neoliberalismo europeísta. Boyer, Fernández Ordóñez, Solchaga, etc desmantelan toda la política industrial franquista y esto hace de España un país desindustrializado, de servicios, a los pies de la Unión europea. Mariano rubio o Ángel Rojo del Banco de España acaban con lo anterior para sus reformas estructurales. Pasamos de una elite con un programa industrial a una elite alienada con los intereses alemanes y franceses, y que convierte a España en una colonia globalizada.

La política de gasto social y expansiva se ve como la vía a la quiebra y la inflación desbordante. Es una tendencia global. La socialdemocracia abandona la lucha de clases en los noventa por la lucha de las identidades. Con los socialista la fiscalidad en España se hace más regresiva. Los partidos políticos gobiernan no para que les voten sino para elites parásitas (rentistas). En el bipartidismo español no funciona igual la influencia de la elite en cada partido. El PP es más cercano a las elites.

Hay presiones del mundo de los negocios para elegir cargos. La Unión europea también influye para nombrar cargos de su confianza. Hay una continuidad en el aparato del estado por que dan más confianza a la Unión Europea, el Banco Central Europeo, etc a los que tienen miedo.

Otra forma de influencia son las creencias dominantes. Hay minorías de economistas y abogados que viven juntos y acaban pensando igual (pensiones insostenibles, salarios que suben como algo negativo, etc). Tienen conciencia de clase, gozan de privilegios, tienen pensamiento gregario, se separan de la realidad, el miedo a perder la confianza de los mercados, etc

Hay un proceso de despolitización, empleando argumentos técnicos para evitar cargos elegidos democráticamente por otros técnicos no elegidos. Gradualmente se vacía de contenido ideal las instituciones democráticas. Los gobiernos de Rajoy son pura elite declarada. Era una red del mundo de los negocios que ocupaba altos cargos de los gobiernos siendo todos altos funcionarios. El proceso democrático queda relegado a un mero simulacro. Las elites del mundo financiero y funcionarial toman todas las decisiones económicas y da igual el programa electoral.

La elite solo subsiste con “ejércitos de creyentes” formados por sus medios de comunicación. El poder político, en contubernio con la banca y el poder económico determina que medios de comunicación hay y como trabajan.

El universo de las elites es estrecho incluso en lo icónico y lo mediático. La red endogámica está muy relacionada y sus creencias son persistentes, lo que la mantiene mucho tiempo con ideas equivocadas. Parece que la renovación de las elites no funciona y son cada vez más autistas e inconscientes del daño que hacen. Las elites son egoístas, ciegas, no miran por la nación, guían nefastamente la economía, llegan tarde a todo… Es el fenómeno de “revolución de las elites” (el proyecto del Euro) que relaciona las elites españolas y europeas de Alemania y EEUU. La integración europea supone sumisión a la elite pangermánica y de EEUU.

Los cuarenta años de dictadura con la Transición determinó la elite que rige hoy. En los gobiernos del PP hay miembros de la nobleza y familias franquistas que forman parte de la elite. Hay una hegemonía de un funcionariado que también circula por el sector privado. Hay magistrados, inspectores de Hacienda, altos funcionarios… el historial de los cuerpos de la elite viene de antes de Franco. Franco los restaura y hace una alianza estado-economía privada para una rápida industrialización. Era la forma de hacer política pues no había partidos políticos. Había más movilidad hacia arriba en el sector privado que en el funcionariado que era muy clasista. Hay una telaraña de relaciones entre el sector público y el privado y determina la política. El estado se ha convertido en un apalanca para que las grandes empresas generen plusvalías a costa de las empresas que tributan, a favor de la elite eximida de impuestos.

Al final, da igual la alternancia política pues la economía sigue en las mismas manos. Un cambio exige cooptar una nueva elite funcionarial, sortear la mala prensa económica conservadora y ser tolerados por la Unión Europea. El nacionalismo de la elite es hacer de España un país receptivo de inversiones y considerar sus intereses privados como patriotismo.

Colegios privados, foros exclusivos a puerta cerrada, boletines oficiales, etc, el origen y las redes del poder en España explican gran parte de la actual situación política y económica que vivimos. Aunque las universidades españolas no estén situadas entre las más prestigiosas del mundo, si que existe un Harvard español. En el madrileño colegio del Pilar se han formado los espíritus de una parte sustancial de las elites de este país: Desde Juan Luis Cebrián (Prisa) a José María Aznar, pasando por Juan Miguel Villar Mir o Alfredo Pérez Rubalcaba, entre otros. La escuela es un lugar donde se forjan los primeros contactos clave, las primeras amistades y las influencias. El rasgo distintivo del poder en Españ es la falta de meritocracia y el lobbysmo informal con las cacerías como ejemplo. Las elites de nuestro país son muy de quedar en los mismos sitios, acudir en grupo a los viajes oficiales, crear fundaciones, etc. Se reúnen a puerta cerrada y en secreto. ¿Les seguiremos votando indirectamente?

Alfredo Velasco

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