Centenario del Anarcosindicalismo en Euskal Herria.

Se funciona con tópicos. Parece que el nacionalismo y el socialismo rozan la eternidad en el  País Vasco, y sin embargo hubo obreros anarquistas vascos antes que nacionalistas y socialistas. No muchos ciertamente, porque la mayoría de autóctonos rendían pleitesía a patronos y sacerdotes, interrumpían la faena matinal para rezar el ángelus y terminaban la jornada con las letanías del rosario. Pero claro que los hubo, y buenos. Las primeras

federaciones obreras de tinte libertario e internacionalista surgieron en Bilbao y Zumárraga en 1870 y al año se extendieron a Irún, Tolosa, San Sebastián y Vitoria.

 

Entre fines de XIX y 1910 (fundación de la CNT) los obreros libertarios pelean por mejores condiciones laborales ¿cómo no?, pero también por una vida más libre, por eso son tan importantes las actitudes antimilitaristas (publicación en Vizcaya del  “Antimilitarismo reivindicado” y mítines antimilitaristas), los intentos de renovación pedagógica al margen de Estado e Iglesia (Escuela Moderna dirigida por Forcada en Irún, 1908, tenazmente perseguida por la reacción), las manifestaciones antirreligiosas (bautizos, bodas y entierros al margen de las sotanas, la inscripción de recién nacidos con nombres novedosos y revolucionarios), etc.

 

Hoy todo lo anterior a la CNT nos parece primitivo, antiguo, pero sin esos precedentes no hubiera surgido la Confederación. Los cuarenta años de lucha que la anteceden habían creado una tradición, habían conformado un corpus ideológico un modo de vida y diversión (nacimientos sin bautizos, bodas sin curas, naturismo, vegetarianismo, grupos obreros de teatro, una prensa obrera anarquista, edición de multitud de folletos y libros) y hasta familiar (ya hay quien puede contar que su padre y hasta su abuelo combatieron contra la opresión obrera y lo hicieron con argumentos y prácticas anarquistas).

 El primer vocero verdaderamente relevante saldrá en Baracaldo en 1912, su nombre El Látigo. El semanario baracaldés sirvió de aglutinante y voz a la llamada “Federación de Grupos Libertarios de la Región Vascongada”, en la que confluyeron grupos anarquistas obreros de Bilbao, Baracaldo, San Sebastián,  Eibar, Tolosa y Vitoria, primera federación regional constituida (algo no logrado hasta entonces ni siquiera en comarcas de legendaria tradición anarquista como Andalucía o Cataluña) y consecuentemente esbozo primero de la FAI.

 Porque el anarquismo vasco nunca fue asunto de rebeldes sin causas, de estudiantes enfadados o burgueses extraviados , sino de obreros con conciencia revolucionaria.

Es sabido que la CNT fue ilegalizada apenas fundada, pero la semilla germinaba. El sindicalismo de acción directa había nacido. Había pasado la época de las sociedades

obreras “de resistencia” (nombre con el que pretendían distinguirse de las más estrictamente gremiales y politizadas, a las que calificaban de “adormideras”).

 Siguen siete u ocho años de cimentación, concienciación y propaganda para tras la celebración del Congreso de Sants  producirse un amplio desarrollo en todo el Euskal herria. Es la época de los “sindicalistas” y del “Sindicato Único” Nace el potente Sindicato del Arte del Hierro de Baracaldo, surgen con vigor sindicatos en San Sebastián, Tolosa, Vitoria y Bilbao….los sindicalistas comienzan a ser temidos, publican el semanario Solidaridad Obrera en Bilbao (1919), se crea la regional norte (1920) que en pocos meses supera los doce mil adherentes. No se quería que Vizcaya fuera otra Barcelona y a impedirlo vino el nuevo gobernador Regueral  La fiera sindicalista acabó con él (1923), pero él impidió que la CNT en Vizcaya alcanzara el desarrollo que era  de esperar. Tras el asesinato del gerente de Altos Hornos en enero de 1921 hasta la llegada de la República, la CNT vizcaína vivió prácticamente en la clandestinidad, con un acoso permanente a sus afiliados (encarcelados, torturados, asesinados, perseguidos contumazmente).

 La proclamación de la II República en 1931 inicia un nuevo periodo del que habria que destacar sobre todo el notable desarrollo de la CNT en Guipúzcoa. Ahora San Sebastián y comarca se convertirán en un formidable bastión anarcosindicalista por una feliz confluencia de militantes veteranos con una hornada juvenil de armas tomar (Chiapuso, los Liquiniano,).

 Álava se mantuvo fuerte en la capital, en varios pueblos ribereños del Ebro y en lugares menos citados como Araya, y contó con un militante, Isaac Puente, que con sus escritos de ivulgación

convenció a centenares de miles de trabajadores de que el comunismo libertario no era una utopía. Vizcaya continuó bregándose con comunistas y socialistas por extender su espacio

social. Y en esas estábamos cuando el calendario comenzó a desgranar el año

1936.

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