ACERCA DE EXTINTION REBELLION

Acerca de Extinction Rebellion (Rebelión contra la Extinción)

Por Kim Hill

Con la vida en la Tierra en juego, cualquier decisión que determine el funcionamiento de nuestras sociedades debe ser estudiada escrupulosamente. Las acciones tienen consecuencias, y en el punto en el que estamos, el menor paso en falso puede ser catastrófico. La sensación de que estos problemas han sido suficientemente discutidos y de que ha llegado el momento de pasar a la acción directa es comprensible. Ahora bien, sin objetivos claros y sin un plan para alcanzarlos, nuestras acciones podrían más bien empeorar la situación.

Por Kim Hill

Parte 1: Cero emisiones netas (por Kim Hill)

El siguiente artículo es la traducción de una crítica al movimiento Extinction Rebellion escrita por la activista australiana Kim Hill. Es posible que la rama francesa del movimiento tome una dirección diferente de las otras ramas de este movimiento, principalmente de las ramas principales: la británica y la estadounidense. Esto sería, sin duda, deseable, pero no cambiaría mucho las cosas. De hecho, una rama local de un movimiento que formula objetivos contrarios a los de las ramas principales podría no funcionar muy bien y añadiría confusión a una situación ya muy confusa de por sí. Además, las ramas británica y estadounidense son las más seguidas y publicitadas en el mundo.

El movimiento Extinction Rebellion (XR) se ha extendido por todo el mundo, con millones de personas marchando por las calles para pedir a los gobiernos que aborden el calentamiento global y la crisis ecológica en general. La magnitud del movimiento es tal que podría tener una repercusión significativa en el curso de la historia e introducir grandes cambios en la estructura de nuestras sociedades.

Sin embargo, la naturaleza de lo que pide no está clara y merece un examen en profundidad, especialmente en razón de la larga historia de los poderosos intereses gubernamentales o industriales que apoyan a los movimientos sociales con el único fin de reorientar u orientar la acción de éstos para que sirvan a sus propios objetivos. Y Extinction Rebellion no es una excepción.

Con la vida en la Tierra en juego, cualquier decisión que determine el funcionamiento de nuestras sociedades debe ser estudiada escrupulosamente. Las acciones tienen consecuencias, y en el punto en el que estamos, el menor paso en falso puede ser catastrófico. La sensación de que estos problemas han sido suficientemente discutidos y de que ha llegado el momento de pasar a la acción directa es comprensible. Ahora bien, sin objetivos claros y sin un plan para alcanzarlos, nuestras acciones podrían más bien empeorar la situación.

La extinción de las especies y el cambio climático son algunas de las muchas consecuencias desastrosas de la sociedad industrial. Querer actuar para detener la destrucción del mundo natural resulta admirable. Sin embargo, rebelarse contra los efectos sin hacer frente directamente a los sistemas económicos y políticos que los producen es como tratar los síntomas en vez de las enfermedades. Eso no funcionará. Abordar un único aspecto del sistema, sin tener en cuenta las interconexiones industriales y las estructuras de gobernanza, sólo puede conducir a un empeoramiento de la situación.

Requerimiento n° 2: cero emisiones netas (o «neutralidad de carbono en 2025»)

Actuar ahora: El gobierno debe actuar ahora para poner fin a la pérdida de biodiversidad y reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2025. [El concepto de cero emisiones netas y de neutralidad del carbono, traducción de los objetivos de la rama británica de Extinction Rebellion es asumido, sin embargo, por la rama francesa. Además, es mucho más probable que los medios de comunicación de todo el mundo se interesen por los objetivos de la rama original del movimiento, que es la más conocida. NdT]

Los objetivos de Extinction Rebellion se expresan en los tres requerimientos siguientes: «Decir la verdad» (Tell the Truth), «Actuar ahora» (Act Now) y «Más allá de la política» (Beyond Politics). Comenzaré centrándome en su segundo objetivo, porque la neutralidad de carbono es la principal reivindicación del movimiento y porque este concepto tendrá y tiene ya una enorme repercusión política, económica y social.

¿Qué significa «cero emisiones netas»? En palabras de Catherine Abreu, directora ejecutiva de Climate Action Network (Red de Acción Climática): «En resumen, esto significa que la cantidad de carbono emitido a la atmósfera es igual a la cantidad absorbida». El término «neutro en carbono» es sinónimo de «cero emisiones netas».

La neutralidad del carbono no existe. Los combustibles fósiles no se pueden «desquemar». Este requerimiento, este concepto, no pretende detener ni la extracción ni la combustión de los combustibles fósiles, sino permitir que la industria del petróleo y el gas continúe operando en virtud de una supuesta tecnología inexistente que podría hacerlo aceptable. XR (Extinction Rebellion) no especifica cómo prevén alcanzar este objetivo.

Los impulsores de la neutralidad del carbono promueven el comercio de compensaciones de carbono, de forma que las empresas puedan pagar para que el carbono que emiten sea [supuestamente] capturado en otro lugar, evitando así tener que reducir realmente sus emisiones. Este enfoque crea una nueva industria, un nuevo mercado de compraventa de bonos o créditos de carbono. Las turbinas eólicas, las presas hidroeléctricas, los biocombustibles, los paneles solares, los proyectos de eficiencia energética y la captura de carbono son créditos de carbono con los que se comercia de forma habitual. Nada de todo esto reduce realmente en la práctica las emisiones de carbono; al contrario, todo esto contribuye a aumentar las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero). Al amparo de este concepto, una economía supuestamente neutra en carbono sigue extrayendo y utilizando combustibles fósiles, al tiempo que genera enormes beneficios para las empresas vinculadas a este mercado del carbono. Louis Redshaw, responsable de los mercados medioambientales de Barclays Capital, predijo, en 2007, que «el carbono se convertirá en el mercado más importante del comercio de mercancías y podría convertirse en el mercado más importante del mundo a secas».

Este objetivo de la neutralidad de carbono es apoyado por más de 100 empresas y grupos de presión en una carta dirigida al gobierno del Reino Unido, en la que se afirma: «Vemos la amenaza que el cambio climático representa para nuestros negocios y nuestras inversiones, así como las importantes oportunidades económicas que ofrece la inversión temprana en el desarrollo de nuevos servicios y mercancías con bajas emisiones de carbono». Entre estas compañías se encuentran Shell, Nestlé y Unilever. Shell, que ha causado miles de fugas de petróleo y de vertidos tóxicos en Nigeria y en todo el mundo, ha ejecutado a manifestantes, posee el 60% del Athabasca Oil Sands Project (AOSP), en Alberta, y tiene la intención de seguir extrayendo petróleo durante mucho tiempo. Nestlé, que se aprovecha de la contaminación del agua vendiendo agua embotellada y agotando los acuíferos del mundo. Unilever, que es responsable de la destrucción de los bosques tropicales para la obtención de aceite de palma y de papel, y del vertido de toneladas de mercurio en la India, y de haber ganado miles de millones promocionando la comida basura empaquetada en plástico y productos de consumo innecesarios para las personas más pobres del mundo. Todas estas empresas defienden el libre mercado y la privatización de los bienes públicos; explotan a los trabajadores, e incumplen las leyes sobre medio ambiente en los países pobres [y, a veces, también en los países ricos, NdT]. Su carta es clara: lo único que pretenden estos industriales es aprovecharse de esta esta crisis, no poner fin a la destrucción y la degradación de las que son responsables.

Estos son algunos de los aliados de Rebellion Extinction en este objetivo de neutralidad de carbono:

La industria nuclear también considera la campaña por la neutralidad del carbono un motivo de celebración. E incluso la fracturación hidráulica (fracking) se considera compatible con este objetivo.

La neutralidad de carbono en la práctica

Veamos algunas de las formas con las que supuestamente se puede lograr la neutralidad del carbono.

Las denominadas energías renovables no reducen, o sólo en muy escasa medida, la cantidad de energía generada por los combustibles fósiles, sino que se suman a ella y no hacen nada en absoluto para reducir la cantidad de carbono en la atmósfera. Las turbinas eólicas y los paneles solares están hechos de metales, que se extraen utilizando combustibles fósiles [y también, por ejemplo, de silicio, en el caso de algunos paneles solares; silicio cuya producción, muy intensiva en energía, se basa en el uso de combustibles fósiles; para más detalles, ver este artículo: NdT].

Lograr el 100% de energía renovable requeriría una cantidad enorme de algunos metales de los que, simplemente, no se dispone en cantidad suficiente, y la extracción de metales raros se lleva a cabo, principalmente, de forma ilegal en China, en zonas sensibles desde el punto de vista medioambiental. Existen proyectos de minería en aguas profundas para obtener los minerales necesarios para paneles solares, turbinas eólicas y baterías de coches eléctricos. La minería provoca una destrucción enorme, contamina bosques y ríos, y contribuyendo a la extinción de especies (extinción masiva) y a las alteraciones climáticas. Pero reporta grandes beneficios a un gran número de empresas [y permite la existencia de la sociedad industrial en su conjunto, NdT], que ahora tienen derecho a ayudas públicas para impulsar la nueva economía del clima. La cantidad de combustibles fósiles necesarios para alimentar las minas, la fabricación, la infraestructura y el mantenimiento de las denominadas tecnologías renovables termina por exponer la mentira de las características («limpias», «verdes» o «renovables») asociadas a estos combustibles. Los «parques» eólicos y los «huertos» solares (magnífica neolengua) a veces se instalan en la tierra de los verdaderos parques, así como en los desiertos y los bosques. Y la energía generada no se utiliza para proteger a las especies en peligro de extinción, sino para abastecer a las empresas responsables del exterminio masivo de especies. Esto no es una solución. No lo es en absoluto. En la lógica de neutralidad del carbono del comercio de créditos de carbono, las energías renovables se presentan como una alternativa a la extracción de energía fósil, pero, en realidad, son el medio para comprar el «permiso» para quemar aún más petróleo. Doble estafa y mentiras renovables.

La composición de un solo aerogenerador de 3MW. Actualmente existen alrededor de 350.000 aerogeneradores en el mundo y, para alcanzar el consumo actual de energía con un 100% de energía eólica se necesitarían casi 4 millones de aerogeneradores. Imagen: Banco Mundial – Climate-Smart Mining: Minerals for Climate Action.

Mejorar la eficiencia de los procesos industriales conduce a un aumento de la cantidad de energía consumida, no a una disminución, porque se puede producir más con la energía disponible, y se dispone de más energía para otros usos. Las industrias que convierten el mundo vivo en basura desechable deben pararse, y no subvencionarse para destruir el planeta de manera más efectiva.

La reforestación sería una buena manera de empezar a reparar los daños causados al mundo, pero se utiliza para expandir la industria maderera, que utiliza términos como «mercado de carbono forestal» y «deforestación neutra en carbono» para racionalizar la destrucción de los bosques primarios, expulsar a sus habitantes y sustituirlos por plantaciones. Los que tratan de sacar provecho de la reforestación están promoviendo la plantación de árboles modificados genéticamente, dependientes de pesticidas, de monocultivos plantados por drones. Anticipan una demanda creciente de productos de la madera en la nueva «bioeconomía». En 2018 se han destruido doce millones de hectáreas de bosque tropical, el equivalente a treinta estadios de fútbol por minuto. La deforestación se ha estado llevando a cabo desde hace decenios, sin ninguna reducción a la vista. Ningún crédito de carbono o comercio de emisiones podrá tener efectos mientras continúe la destrucción de los bosques. Por otra parte, la reparación de los daños pasados no hace aceptable que se siga causando daño. Para que la Tierra empiece a recuperar la salud, es preciso que cesen todas las actividades que la degradan.

Se promueve la captura y el almacenamiento de carbono (CAC) como medio para extraer carbono de las actividades industriales y enterrarlo en las profundidades del subsuelo. Esto requiere grandes cantidades de energía y agua dulce, y la liberación de contaminantes a la atmósfera. El objetivo de las instalaciones de captura de carbono actualmente operativas no es almacenar dióxido de carbono, sino utilizarlo en un proceso llamado «Enhanced Oil Recovery» (recuperación mejorada de petróleo, o «recuperación asistida de petróleo»), que implica inyectar CO2 en yacimientos petrolíferos casi agotados para extraer aún más. Con el comercio de créditos de carbono, el mercado de extracción de petróleo se vuelve más rentable, ya que se pueden vender compensaciones de carbono. Una vez más, la solución propuesta da lugar a un mayor uso de combustibles fósiles y no a una disminución. Es probable que el dióxido de carbono almacenado se filtre a la atmósfera, cause terremotos y asfixie a todos los seres vivos del entorno. El título de este artículo dice todo lo que hay que saber al respecto: «La mejor instalación de captura de carbono en el mundo emite 25 veces más de CO2 del que elimina». La captura de carbono para el almacenamiento subterráneo no es ni técnica ni comercialmente viable. De hecho, es muy arriesgado y no existe ningún incentivo financiero para almacenar dióxido de carbono. Por lo tanto, requiere inversión y ayudas gubernamentales. Estas ayudas permiten que la extracción de carbón y gas sean más viable desde el punto de vista financiero, propiciando la expansión de la industria.

El carbono capturado se utiliza para extraer petróleo en el programa Enhanced Oil Recovery (EOR), o Recuperación Asistida de Petróleo (RAP). Si el lugar de emisión no está cerca de un pozo petrolífero, el dióxido de carbono debe ser transportado por barco, o por conductos muy largos. Usar la captura de carbono a escala de los Estados Unidos requeriría 37.000 km de conductos de dióxido de carbono.

Los biocombustibles con captura y almacenamiento de carbono (BECSC) hacen referencia a un plan psicopático para destruir bosques, apoderarse de tierras cultivables para cultivar plantas modificadas genéticamente, quemar árboles y cultivos para producir energía y, finalmente, enterrar dióxido de carbono bajo tierra (es decir, utilizarlo para expandir la producción de petróleo y gas). Esto requeriría una cantidad de tierra casi igual al tamaño de Australia, o hasta el 80% de la tierra cultivable actual del mundo, toneladas de fertilizantes químicos (producidos a partir de combustibles fósiles), lo que conduciría a la degradación del suelo (causando aún más emisiones), escasez de alimentos, agua, acaparamiento de tierras, crecimiento masivo del índice de extinción de especies; en definitiva, al empeoramiento total de la catástrofe actual. Los promotores de este concepto (las compañías petroleras) reconocen que el logro de su objetivo requerirá «tres veces la producción mundial actual de cereales, dos veces el uso mundial de agua para la agricultura y veinte veces el uso anual de nutrientes». Obviamente, la mayor parte de esto se hará en tierras robadas a las poblaciones más pobres de África, Sudamérica o Asia. La energía generada se utilizará para producir más aviones de combate, películas de Hollywood, aparatos innecesarios y expansión urbana. En Estados Unidos, el Reino Unido [y Francia], se están quemando árboles para producir energía «limpia». Vincular la captura de carbono a la energía de la biomasa significa que hay que quemar un 30% más de árboles o cultivos para alimentar las instalaciones de captura y almacenamiento de carbono, y aislar las emisiones de la combustión. Además, es un crédito de carbono, es decir, un medio para perpetuar las industrias de combustibles fósiles. El IPCC (en sus 3 escenarios más probables) recomienda el uso de BECCS a gran escala para mantener el calentamiento por debajo de 2°C. El lugar de quienes apoyan esta imbecilidad criminal es el infierno, o el incinerador de una planta de biomasa.

La imagen se remonta a 2015. Desde entonces, se han importado en el Reino Unido millones de toneladas de pellets de madera procedentes de los bosques talados de EE.UU. y se han quemado en la central eléctrica de Drax, en Yorkshire, para alimentar los hogares de los ciudadanos. Las empresas energéticas reciben alrededor de 1.000 millones de libras esterlinas anuales de subvenciones británicas para producir electricidad a partir de biomasa. Existen planes para construir otras centrales eléctricas de «biomasa». Imagen: www.biofuelwatch.org.uk

A esto se parece, en la práctica, una economía «libre de carbono»: aumento de la extracción de combustibles fósiles, tala, extracción minera (hasta nueve veces más que en la actualidad), contaminación, guerras por el acceso a los recursos, explotación y exterminio de especies. Todo el dinero que XR pide a los gobiernos para la «descarbonización» se invierte directamente en empresas de petróleo, gas, carbón y minería, al objeto de expandir sus industrias y aumentar sus ganancias. El Center for International Environmental Law (Centro de Derecho Ambiental Internacional), en un informe titulado «Fuel to the fire» (Combustible al fuego), explica: «El gobierno de Estados Unidos ha financiado la investigación sobre la captura y almacenamiento de carbono desde 1997 y ha invertido más de 5.000 millones de dólares desde 2010. Las compañías de energía fósil promueven la neutralidad de carbono desde hace algunos años. La consideran un medio para salvar la debilitada industria del carbón y aumentar la demanda de petróleo y gas, ya que las llamadas energías «renovables» (eólica, solar, biocombustibles, etc.) y las tecnologías de captura de carbono dependen, todas ellas, de los combustibles fósiles para funcionar.

Los que afirman que una economía neutra en carbono es posible son unos mentirosos. Todas estas estrategias emiten más gases de efecto invernadero de los que capturan. El segundo requerimiento de Extinction Rebellion contradice directamente a la primera.

Estos planteamientos se utilizan para enmascarar el problema y librarse de sus consecuencias, imponiéndolas a otros: los pobres, los no humanos, los países del Sur económico y las generaciones futuras, y todo, para su beneficio [y por el deseo de poder subyacente a la ideología del Progreso del sistema tecno-Industrial, NdT]. El objetivo no es mantener un clima estable, o proteger a las especies en peligro de extinción, sino ganar dinero fingiendo que nos importa.

El crecimiento verde, la neutralidad del carbono y el Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde) (cuyo objetivo explícito es estimular la economía, incluido el apoyo a «la extracción de los combustibles fósiles restantes mediante la captura de carbono»), son cuentos de hadas que nos venden las compañías energéticas, maniobras de distracción, mentiras tranquilizadoras que nos prometen un futuro luminoso. En realidad, todo esto no cambia nada. Peor aún, perpetúa y agrava el problema, que ya asciende a 200 especies destruidas cada día que pasa. Con un crecimiento económico exponencial (y, por lo tanto, una acción climática exponencial), este índice de extinción también aumentará exponencialmente, gracias al dinero de los trabajadores, en forma de fondos de pensiones, impuestos al carbono e impuestos para la emergencia climática.

La sucursal de XR en EE.UU. considera el crecimiento («growth») uno de sus principales objetivos. Imagen: extintionrebellion.us

La transición a la neutralidad de carbono

Hay miles de proyectos de construcción de instalaciones de captura de carbono, todos ellos relacionados con carreteras, oleoductos, líneas eléctricas, transporte marítimo, desbroce de tierras, agua, contaminación, ruido y destrucción de cultivos alimentarios locales para beneficio de las empresas, todo ello con el objetivo de extraer más petróleo. Y con el apoyo de la Rebelión.

Tratemos de hacernos una idea del alcance de esta transformación económica. Mil millones de segundos son unos 32 años. Si se alinean mil millones de coches y se corre con ellos a la velocidad de un coche por segundo, se corre durante 32 años sin parar. Son suficientes coches para dar la vuelta al ecuador 100 veces. Probablemente, habría que transformar continentes enteros en yacimientos mineros para extraer todos los minerales necesarios para fabricarlos. Y ni siquiera eso bastaría, porque algunos de los raros metales terrestres necesarios para las baterías no existen en cantidades suficientes. Si todos estos coches fueran impulsados por energía renovable, imaginemos las operaciones mineras que serían necesarias para seguir fabricando turbinas eólicas y paneles solares, quizá varios continentes más. Y otros deberían recubrirse con paneles, turbinas eólicas, cables eléctricos e instalaciones de suministro. Y otros tantos deberían destinarse a la extracción del petróleo necesario para la minería y la construcción de carreteras. Lo cual no deja espacio para la vida. ¿Y todo esto, para qué? ¿Para que podamos pasar nuestras vidas atascados en embotellamientos? Resulta ridículo y apocalíptico. Sin embargo, es lo que ya han empezado a poner en marcha los grupos de presión de la neutralidad del carbón, con la ayuda de los gobiernos de los Estados Unidos y del Reino Unido, así como de la Unión Europea.

El escenario de Shell y los programas de asesoramiento gubernamentales parecen estar funcionando muy bien, ya que el Senado de los Estados Unidos ha aprobado numerosas leyes, en los últimos meses, para aumentar las ayudas a las compañías petroleras que utilizan la captura de carbono, así como leyes para subvencionar la investigación y el desarrollo, la energía eólica, la energía solar, la energía nuclear, el carbón y el gas. Y cada vez más captura de carbono, a juzgar por el programa para los próximos meses.

El Gobierno del Reino Unido, según los consejos de la ONG Energy and Climate Intelligence Unit (Unidad de información sobre la energía y el clima), está organizando una transición hacia la «neutralidad de carbono» que incluye la captura de carbono, la energía nuclear, los biocombustibles, el hidrógeno, la energía amoniacal, la energía eólica, la energía solar, el petróleo, el gas, los coches eléctricos, las Smart Grids («redes inteligentes»), el mercado del carbono y el inevitable crecimiento económico. Están ofreciendo «financiación climática» a los países del Sur económico para imponer este desastre industrial a todo el planeta. Pero también según los sabios consejos de los asesores de la industria petrolera o financiera, y con el apoyo de las industrias de captura y almacenamiento de carbono, del petróleo, del gas, de los biocombustibles, de energía renovable, manufactureras, químicas, del hidrógeno, nucleares, de aviación, del automóvil, mineras y agrícolas.

La Unión Europea, asesorada por la European Climate Foundation (Fundación Europea del Clima), financiada por grandes empresas, está organizando un plan análogo para seguir siendo competitiva con el resto del mundo industrializado. La Unión Europea tiene la intención de destinar el 25% de su presupuesto a la «financiación verde», para la gestión de los problemas climáticos. Otros países industrializados también se plantean la consecución de una economía baja en carbono (neutra en carbono).

Las emisiones limpias son también el objetivo de los casi mil grupos que han declarado la emergencia climática y que representan a más de 200 millones de ciudadanos.

Esto es lo que la Rebelión promueve y exige de los gobiernos del mundo.

Kim Hill

Enlace original y cuadros: https://www.partage-le.com/2019/10/a-propos-dextinction-rebellion-partie-1-zero-emission-nette-par-kim-hill/

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