GUÍA PARA NO SOBREVIVIR AL CORONAVIRUS

Guía para NO sobrevivir al coronavirus

Del arte de la guerra al nuevo orden mundial

Un herido en el campo de batalla crea un problema logístico al exigir transporte y atenciones médicas costosas, mientras que un cadáver sólo pide la pala del sepulturero.”

Los Angeles Times

En el arte práctico de la guerra, es mejor conservar el país enemigo entero e intacto, que destruirlo y arrasarlo”

Sun tzu. El arte de la guerra.

Hay muchas, muchas evidencias para sacar en conclusión (que esa conclusión sea acertada es ya otra cosa), que a lo que estamos asistiendo en estos últimos tiempos es a una guerra biológica. Pero ¿contra quién es la guerra? O mejor dicho quiénes se enfrentan en ella. Informaciones contradictorias llegan, en otra guerra que es la primera evidencia de que hay una guerra en ciernes, la propagandística. Vamos a contar una historia, que podría ser verdad y a aportar un análisis más o menos cronológico para tratar de dilucidar el alcance de esta guerra. Antes de comenzar, dejemos claro que, en nuestra opinión, los sucesos de los últimos tiempos ofrecen dos únicas posibilidades: o aquí hay una guerra entre facciones del sistema por imponer un nuevo orden mundial, o la guerra parte de las élites aliadas contra la población para justificar una refundación del sistema y efectuarlo sin oposición, es decir, imponer un nuevo orden mundial.

En 2015 Bill Gates (quien preside la Fundación Gates, una de las entidades privadas que, junto con otras públicas y semi-privadas, financian la Organización Mundial de la Salud) ofrece un discurso en el que afirma que el principal peligro para la humanidad es “un virus” (no “los virus” si no “un virus”) y que hay que afrontar dicho peligro.

En 2018 el mundo entra en recesión, según el FMI, y se evita la palabra “crisis”, aunque afirma que la crisis puede llegar y que hay que prepararse para lo peor; rápidamente se expande como la pólvora la noticia pero tan pronto como se expande se procede a frenarla desde diversos estados y medios de comunicación y la noticia pasa a divulgarse como que el FMI advierte de que el mundo “puede entrar en recesión” si no se aplican las medidas adecuadas. En 2019 en el Foro de Davos, George Soros, entre otros destacados miembros del poder económico, dice claramente que el modelo capitalista está agotado y que no vale con reformar el sistema. La conclusión del Foro es que “el sistema se tiene, no que reformar, si no que refundar”. Por si fuera poco, Bill Gates, se vuelve a marcar, en el bloque medioambiental del Foro, su discursito de 2015 sobre el virus. Esta vez ya lo avanza más claramente. Y por si fuera poco 10 meses más tarde en Nueva York tiene lugar un inquietante simulacro (que más abajo se detalla).

Desde 2012 varios presidentes de países importantes, entre ellos el entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, venían hablando de la imperiosa necesidad de reforma profunda del sistema capitalista, al que daban por agotado.

En 2020 el Foro de Davos vuelve a concluir que el sistema se debe refundar. Entre los ejes que trata, tema financiero y tema medioambiental.

Desde 2017 se desata una guerra económica entre EE.UU y China, entre otros motivos, el detonante (y quizás aparente causa de fondo) es la tecnología 5G, donde los chinos llevan la delantera a los yanquis.

En 2019 explota un conflicto económico entre EE.UU y la UE. Los primeros presionan a la segunda para que no aplique el 5G chino y bajo la burda (pero nada baladí) excusa de varios contenciosos económicos que estaban en los tribunales (la tasa google de los europeos al gigante yanqui y las ayudas de la UE al airbus en la competencia aeronáutica con Boeing, estadounidense), pero además, el conflicto continúa en 2020 con la imposición de aranceles por parte de EE.UU a productos europeos. Pero ojo, no a cualquier producto, si no a los productos de países mediterráneos como Francia, Italia y España, países que tienen excelentes relaciones con China (hasta tal punto que la deuda externa española y parte de la italiana están en manos chinas). Para acentuar más el conflicto, Italia llega a una serie de acuerdos bilaterales con China, pese a la oposición de la UE y de EE.UU.

También en 2019 tiene lugar una curiosa serie de movimientos. Ji Xinping se reúne con Trump, posteriormente se reúne con Pedro Sánchez en Madrid mientras Trump visita a Merkel en Alemania, luego Xinping viaja a Berlín a reunirse con Merkel y Pedro Sánchez hace lo propio con Trump y Macron (quien también se había reunido con Xinping), para finalizar con una reunión Merkel – Sánchez. Y todo en un mes.

Según algunas fuentes bien posicionadas, la mayoría de los bancos europeos, en especial el Banco de Santander, están prácticamente en bancarrota por falta de liquidez. Desde 2018 y a lo largo de 2019, Banco Santander, La Caixa, Banco Sabadell, HSBC (el mayor banco de Europa) y otros bancos importantes, hasta 50, realizan despidos masivos.

China intenta desde 1990, con un nuevo impulso a partir 2004, realizar un mega proyecto conocido como “La nueva ruta de la seda”, un circuito económico que prevé el enlace de distintos puertos del mundo con la red ferroviaria para conectar el comercio chino con el europeo en una superruta que parte de la ciudad portuaria de Lianyungang y llega por tierra (utilizando el transiberiano y las líneas férreas alemanas y holandesas) a Roterdam, para desde su puerto conectar vía marítima la ciudad holandesa con Lisboa, Valencia, Suez (Egipto), Ceilán, Indonesia y regresa nuevamente a China. La ruta prevé ampliaciones por Irán, Oriente Medio, Japón y Corea del Sur. A algunos países europeos y a EE.UU parece que no les gusta la idea. Aunque quizás no sea una cuestión entre países sino entre facciones que se sitúan también dentro de países y que pugnan por su control.

Lo que está claro es que la crisis ya estaba aquí, y que la puntilla fue el Brexit, Italia y España no están en crisis por el coronavirus, sino que cuando éste llegó esos países habían entrado oficialmente en recesión. De hecho, en 2008, en el marco de la crisis financiera internacional, según algunos informes, algunos bancos y agencias de calificación (como por ejemplo Moody’s) habían decidido cargarse la economía griega y en su plan, según difundieron unos pocos medios de prensa económica independiente, estaban también, en un plazo más largo, España e Italia (que ya en 2011 habían comenzado a vender su deuda externa a China – hasta entonces en manos francesas -, quien la terminó de comprar casi por completo en 2015). En la época 2007 – 2015, pese a que ambos países quedaron muy tocados, este plan o no resultó o no se llevó a cabo. Hoy, casualidades de la vida, son los dos países donde más a afectado la pandemia y donde la economía más se está hundiendo, al menos de momento.

Para asombrarnos aun más, si es que eso es posible a estas alturas, en octubre de 2019, poco antes del comienzo de las juegos deportivos internacionales militares (una especie de olimpiadas donde compiten distintos ejércitos a nivel mundial) que tuvieron lugar en Wuhan, en Nueva York tiene lugar un simulacro de emergencia pública, llamado “evento 201” y fue organizado por ¡la Fundación Bill y Melindaa Gates!: se trata de nada más y nada menos una operación de policía, ejército y autoridades sanitarias para probar las medidas a tomar ante un hipotético ataque biológico a la ciudad mediante virus. El 20 de marzo de 2020 el gobernador de Nueva York decreta el confinamiento y el ejército toma la ciudad. Pero lo que más aterra, es que el 18 de septiembre de 2018 las autoridades chinas realizaron en Wuhan una prueba para contener un virus de tipo SARS (un coronavirus y recordemos que covid-19 es el nombre de la enfermedad que genera el virus, bautizado como SARS-covi-2). Esta noticia apareció en medios locales pero meses después fue borrada de la red (sobre estos simulacros ver los enlaces “covid-19” al final del artículo)

Economía y biología parecen tener una estrecha relación y nuestra cronología parece inquietante. Pero quizás estemos equivocados y esto sólo sean unas coincidencias que unos paranoicos intentan hacer pasar por una conspiración. Si las coincidencias sólo fueran estas…

Parece claro que desde al menos hace 10 años hay una guerra fría de bloques, que hasta el momento se mantenía en el plano económico. EE.UU y UE (más sus aliados) de una lado, China y Rusia, a veces en connivencia, otras veces no (más sus aliados), de otro. Y esta guerra económica se empieza a trasladar al plano militar en varias ocasiones, combatiendo estos dos bloques, de manera indirecta, en varias partes del mundo.

Uno de los conflictos más sonados está siendo la guerra de Siria, que estalló en 2011 tras la llamada por la prensa “primavera árabe”. Siria no sólo es una país aliado de Rusia, sino su salida al mar mediterráneo. Derrocar al régimen sirio supondría un varapalo económico para Rusia, y por eso la UE y EE.UU han estado financiando a muchas de las fuerzas opositoras al infame régimen de Bachad al Assad. El altruismo no es el punto fuerte de las grandes potencias. Pero es que además, Siria era uno de los países que iba a intervenir en el entramado de la nueva ruta de la seda, impulsada por China.

En 2014 tras una rebelión en Ucrania, que desplaza al déspota dirigente pro- ruso, se instaura un régimen de concentración nacional en Kiev, que oscila hacia la esfera de la UE. Ucrania no sólo es el granero del mundo, sino que tiene además una de las reservas de gas más importantes del planeta, que abastecía a Rusia. La UE y EE.UU, y esto es sabido, financiaron a algunas de las fuerzas que participaron en el derrocamiento del régimen ucraniano (aunque el descontento y la revuelta en su contra habían estallado de forma espontánea y no dirigida). Rusia, que ya se estaba viendo comprometida en su salida al mar por la guerra en Siria, invade “extraoficialmente” la región ucraniana del Donbass (en el mar negro), de mayoría rusa, para procurarse una salida al mar y tratar de apoderarse de parte de esas reservas de gas. La cosa se pone picante. ¿Habíamos dicho ya que Rusia participa en la nueva ruta de la seda y que está implantando la tecnología 5G china?.

China por su parte, comienza a gastarse una fortuna desde 2011, pero sobre todo a partir de 2015, en comprar deuda externa y bonos de deuda de diversos países del mundo, entre ellos EE.UU (lo que nos lleva a pensar que estas guerras comerciales no son solamente un enfrentamiento entre países, sino entre facciones que se reparten zonas del mundo por encima de fronteras nacionales). También compra diversos inmuebles (medio Madrid es de los chinos, casi literalmente) y tierras por muchos países del mundo, incluyendo tierras y minas en África desde el 2000. Entre estas se incluyen grandes compras e inversiones en la república del Congo y parte de sus minas de coltán, material básico para la fabricación de ordenadores, teléfonos móviles, microprocesadores y muy importante por lo tanto, para implantar la tecnología 5G. Recordemos que ésta es la base del Internet de las Cosas, para conectar todos los nuevos aparatos electrodomésticos y dispositivos a una única red que interconecte todo y que los pueda dirigir.

Parece que los guionistas de Mátrix tenían un oráculo de verdad. Además el gigante asiático lleva casi 15 años deslocalizando su industria y llevándola a África, dentro del plan de Ji Xinping de que este continente se convierta en la nueva fábrica del mundo (actualmente lo es China).

Teniendo en cuenta que ha comprado tierras e invertido en el 75% de los países africanos, y que el otro 25% de las tierras e inversiones pertenece a Francia, Italia, España, Portugal y Corea del Sur, varios de ellos con su deuda externa en manos chinas, puede que a la UE y a EE.UU este hecho no les haga mucha gracia, sobre todo porque los planes chinos para África, trastocan el orden mundial salido de la caída del muro de Berlín. Ni que decir tiene que en África, cada dos por tres estalla una guerra. Y si miramos el mapa de las guerras y lo comparamos con el mapa de inversiones extranjeras, sea de empresas – donde EE.UU tiene mucha presencia (sobre todo de petroleras) – , sea de países, hay una concordancia de más del 70%; es decir que, lugar africano donde las potencias o las multinacionales meten sus manos, lugar donde hay una guerra.

Vistas todas estas relaciones, estas tensiones y estos conflictos bélicos – África, Oriente medio, Ucrania,… por cierto ¿hemos dicho que los países que más deuda tienen en manos chinas son Venezuela e Irán? – no sería de extrañar que en algún momento, dado el desastre que sería un enfrentamiento militar directo (y ahí tenemos los ejemplo de Irán y Corea del Norte, a los que nadie se atreve a invadir ni a atacar directamente, no solo por su poder militar sino por la protección que China les brinda), la siguiente escalada bélica fuese la biológica.

De hecho, si se piensa bien, una guerra biológica cumple las dos citas que abren este artículo, emanadas de especialistas históricos en la guerra:

1.- herir al enemigo porque es más costoso sacarlo del campo de batalla, desplazarlo, atenderlo y curarlo que enterrarlo (y esto es el abc de la guerra actual y se aplica, como mínimo desde la 1 guerra del golfo)

2.- destruir su ejército pero no el país a someter si luego te quieres apropiar de él (salvo que de la reconstrucción saques una gran negocio, como sucedió en la II Guerra Mundial, claro que ésta estaba pensada para la total destrucción y así poder reconstruir luego y sacar mucha tajada).

Esta guerra biológica cumple a la perfección las dos máximas anteriores:

1.- se ataca a la población en general, a mansalva, porque ésta es la mano de obra y eso arruina una economía, pero no se la mata (la tasa de mortalidad del coronavirus es del 4% aunque es cierto que en España esta tasa se duplica y que el virus ha mutado en 3 variaciones diferentes, de eso ya hablaremos en el siguiente apartado). La población, enferma, satura los sistemas sanitarios, ya lo suficientemente precarizados para garantizar su paulatina privatización, y tienes toda una logística y una economía tratando de curar a sus enfermos, destinando para ello un montón de dinero y tratando de paliar las consecuencias económicas de la crisis. Además es muy sintomático que el virus apenas afecte a los niños, futura mano de obra o fuente de consumo de cualquier orden que se precie.

2.- la economía de los países cae pero sus infraestructuras, sus industrias, sus campos, sus combustibles y redes energéticas quedan intactas. Esto ya lo intentó EE.UU en las guerras de Irak y Afganistán, desarrollando bombas que mataban los organismos vivos pero respetaban las estructuras (las famosas bombas lanzadas contra las cuevas donde se refugiaban los Talibanes, que mataban guerrilleros pero no derrumbaban significativamente las cuevas.). Salido del manual de Sun Tzu.

Pero es que además, todo esto se puede hacer ganando dinero. Sin ir más lejos, el gobierno chino, cuando la bolsa del país comenzaba a desplomarse no hizo absolutamente nada para parar la caída (algo extraño máxime cuando se trata de un país, no ya comunista, sino digamos de capitalismo de planificación estatal y muy proteccionista); las empresas extranjeras vendieron acciones, presas del pánico, para no arruinarse y cuando la bolsa estaba en su punto más bajo, el gobierno las compró por 4 duros y se quedó con el 30% de las inversiones y empresas extranjeras en su país y con un buen porcentaje de las acciones del resto. No esta mal la jugada, ¿planificación o rentabilización de una crisis no querida? Cómo saberlo, pero lo más gracioso es que al mismo tiempo, el gobierno de Trump hacía lo mismo con el petróleo; dejó que el precio se desplomara para luego comprar por calderilla la mayor parte de la producción petrolera del mundo. Vaya sincronización. Si dos grupos anti-sistema hacen algo simultáneamente, aunque sea fruto de una coincidencia, se les considerará una organización terrorista pero si lo hacen las dos grandes potencias del mundo… a nadie le da por pensar mal. Esto recuerda al anterior artículo sobre el control mental. ¡Cuántas coincidencias en menos de 5 páginas!

Una evidencia más de que quizás esto no sea sólo una guerra entre potencias si no una alianza entre determinadas élites para atacar en masa a su población, y conseguir dos objetivos: el control total mundial y un montón de pasta. Hay un dato muy inquietante, la tasa de mortalidad entre miembros en activo de las altas esferas de las agencias y cuerpos de seguridad del estado de EE.UU se ha disparado un 26% desde 2016 hasta la actualidad. Miles de policías y militares muertos que ocupaban puestos de responsabilidad. En la mayoría de estos casos la investigación se ha cerrado con una conclusión: suicidio. ¿tanto estrés acumulan estos lacayos del orden? ¿o está habiendo una limpieza encubierta en la cúpula de dichas agencias? Y recordemos que en EE-UU hay casi 2000 agencias y cuerpos de seguridad del estado distintos. ¿o es una guerra entre facciones por el control del estado o por deshacerse de gente con mucha información en la que no se confía y en un momento crítico? Nunca lo sabremos y quizás incluso no tenga nada que ver, pero es curioso.

Por si no es suficiente esta aseveración,que esto es un a guerra contra la población para instaurar un nuevo orden y de paso forrarse, aquí van algunos datos más; puede que a falta de pruebas contundentes que nos permitan saber la verdad (si es que estas pruebas salen algún día a la luz), nos aporten indicios para hilar conclusiones que dictaminen que aquí, como mínimo hay pangolino encerrado (al fin y al cabo, si en la jurisprudencia española 6 indicios constituyen una prueba que permite una condena, por qué no iba a valer el mismo principio aquí, ¿o es que al estado solo le valen sus dictámenes cuando le convienen?).

En 2017 es elegido Donald Trump como presidente cuando, además, nadie daba un duro por su elección. Hilary Clinton, la candidata de un tal vez dividido complejo tecnológico industrial-militar estadounidense (o sease, ejército, petroleras, industria armamentística y automovilística, y farmacéuticas, que generalmente vienen a ser la misma cosa) parecía tener todo ganado frente a al otro candidato, que al parecer va por su cuenta, aliado a un sector financiero e inmobiliario muy poderoso, que reniega de la globalización y a otra parte del complejo (las petroleras). Sin embargo, para sorpresa de todos, Trump gana. Y lo hace ¡con la ayuda rusa!. Putin espía a Clinton, le pasa la información a Trump, quien la utiliza para desacreditar a su oponente y ganar las elecciones (así es el personal). ¿Putín aliado a Trump? ¿qué es esto? ¿quería apoyar a este candidato? Si luego están a la gresca. No, Putín lo que no quería era que saliese Clinton vencedora. Lo cual nos hace pensar que la historia no es sólo una disputa entre países, sino entre facciones.

Y en medio de todo esto, dos versiones no oficiales del surgimiento de esta cosa llamada convid-19.

Una, que es un virus desarrollado en un laboratorio de Wuhan por parte de China junto con ¡EE.UU y Canadá! (pero ¿y la guerra contra Huawei? ¿y la detención en Canadá de una de sus directivas? ¿y la guerra arancelaria?). El virus escapa (¿de un laboratorio de máxima seguridad?), o lo sueltan, infecta a un animal o animales (o el animal sobre el que experimentaban escapa e infecta a otros) y dado la tendencia al mercadeo con animales exóticos y la tendencia dietética a comer bichos (aquí como allí cerdo, pollo, vaca… e incluso caballo; allí murciélagos, en algunos lugares perros,… cada cual es cada cual) pasa al ser humano. Esta versión nos llega de personal sanitario chino y europeo de Wuhan, al parecer exento del control del gobierno chino, otra cosa es que esté exento de su manipulación, y fue difundida por el Daily mail, diario británico (¿interesadamente?). Aquí falla algo porque varios médicos chinos (en particular algunos de Medicina Tradicional China) que han estado atendiendo al personal infectado en Wuhan, afirman que el virus no se pasa de animales a humanos. Sea como fuere el virus pudo escapar del laboratorio, o ser soltado, e infectar a la gente, con o sin bicho. Aunque si se “escapó” y hay bicho de por medio parece claramente un accidente, y un fallo lo tiene cualquiera ¿no?. Pero ¿por qué mierdas desarrollaban un virus en un laboratorio secreto? Guerra biológica. Dónde están las pruebas de ello. De momento en ninguna parte, solo hay testimonios de médicos de prestigio y asuntos turbios alrededor que permiten hilar hasta alcanzar una versión.

Otra, procedente de fuentes occidentales de muy arriba, de modo extraoficial, y ha sido parcialmente confirmada por el gobierno chino (que, dicho sea de paso, tiene mucha basura que limpiar en casa y el esparcimiento de mierda es una táctica de defensa muy vieja para no admitir responsabilidades). Puede que este virus se desarrollara a tres o incluso cuatro bandas como en la versión anterior, o puede que se desarrollara sólo en un país de los arriba mencionados, y que agentes de dicho país lo soltaran en Wuhan en fecha cercana al año nuevo chino. Esta fecha no es casual pues el año chino coincide en pleno invierno (época reina para la expansión de los virus) y es la época donde los chinos, presentes en todo el mundo, vuelven a casa para celebrarlo y después, lógicamente, regresan a sus países de residencia (momento perfecto lleno de desplazamientos internacionales para esparcir este virus). Pues bien, aunque no exenta de dudas, Ji Xinping acusó en marzo de 2020 a EE.UU de haber creado el virus y de haberlo lanzado en Wuhan durante la celebración de los juegos deportivos militares internacionales. Y cuidado, no nos olvidemos de Canadá.

Ambas versiones nos dicen que hay virus fabricados artificialmente en laboratorios como armas biológicas. Hasta ahora se sabía de bacterias, pero ¿es posible en virus? Y si es así ¿en cuales?¿son solo modificaciones de otros existentes, como el caso del antrax a partir del carbunco? ¿o es todo falso?. Aunque la teoría de la Organización Mundial de la Salud nos dice que sí, lo cierto es que, en la industria bioquímica civil no se ha presentado prueba real alguna, al menos según los protocolos que fija dicha organización, de que se haya secuenciado el adn de ningún virus corona (ni de tantos otros como el VIH e incluso el virus del sarampión), sino que lo que se recoge como material para la experimentación son, vamos a decirlo en plan simplón aun a riesgo de pecar de inexactitud, sus “huellas”. Al menos esto nos dicen virólogos y epidemiólogos de prestigio, que están enfrentados a la OMS y a las industria farmacéutica, algunos galardonados con el premio nobel como Kary Mullis (inventor del test de la Polimerasa, utilizado actualmente para detectar el coronavirus), premio nobel en 1993, Bárbara Mc Clintock (descubridora de los genes saltarines), Walter Gilbert (secuenciación rápida del adn), o Peter Duesberg (descubridor de los genes del cáncer) por solo poner algunos, ejemplos. Ahora parece que la Universidad de Valencia ha secuenciado el genoma completo de este SARS-covi-2 (es decir de covid-19) pero afirma haberlo hecho a través de muestras en pacientes. Habrá que ver cómo evoluciona el descubrimiento porque parece una nueva secuencia a partir de “huellas” y no del propio virus. De todas formas es algo a lo que habrá que estar atento.

Pero como sobre el tema científico hablaremos más adelante, sólo concluir este apartado diciendo que, lo que ocurre con la investigación civil puede ser una cosa y lo que ocurre con la militar (generalmente secreta) es otra. Y viendo cómo se las gastan los distintos gobiernos, sean del signo que sean, tampoco sería de extrañar que sí hubieran logrado fabricar un virus. La aportación de este dato sobre la secuenciación genética, desarrollado más adelante, solo tiene el propósito de sembrar más dudas al respecto de todo lo que nos están diciendo las autoridades.

El hecho es que, con virus fabricado de por medio o no, con guerra entre facciones o guerra contra la población -´haya sido por una maldad cuyo desenlace ha sido accidental y que se ha rentabilizado o que ha acelerado los planes de refundar un modelo agotado, o haya sido por un plan maquiavélico – este hecho está viniendo muy bien para el control mental de la población y para la implantación de una serie de medidas totalitarias que atentan contra la ya escasa libertad de las personas y nos preparan (muchas voces han salido ya en ese sentido) para un escenario post covid-19 que se puede sumergir totalmente en una pesadilla totalitaria que haría palidecer a cualquier distopía o capítulo de Black Mirror.

Decían que de la sumisión total podía venir solo de la mano de una dictadura pero ahora estamos viendo que puede venir directamente de la mano de la democracia o de la dictadura por igual. Tanto la comunista china como la democrática estados unidos toman medidas similares. Una tercera parte de la especie humana está confinada en sus casas, reducida a un lavado de cerebro y a relacionarse a través de medios telemáticos, con los cambios conductuales, cognitivos y con la deshumanización que ello conlleva. Por no decir cómo con esto se están desactivando todo el ciclo de revueltas que estaban teniendo lugar desde el año pasado contra muchos regímenes en todo el mundo, tanto democráticos como dictatoriales (qué ha pasado con las revueltas de Chile, HongKong, Venezuela, Irán o Líbano, por ejemplo). Y lo peor de todo es que la propia población lo pide, aterrorizada por su salud. Y no hay nadie más dócil que alguien aterrorizado.

Lo que sí está claro es que si todo esto continúa e incluso se acrecienta, haremos lo que nos digan porque es “por el bien de todos”. Y mientras nos imponen un estado policial (el MIT de Massachussets ya ha advertido que, desde el punto de vista tecnológico y sanitario nada volverá a ser igual y que tal vez tengamos periodos prolongados de encierro, alternados con periodo de desconfinamiento restrictivo para no volvernos locos) la población aplaude y China (o Ji Xinping) se queda con las finanzas mundiales y EE.UU (o Trump) se queda con el petróleo. Quién da más. Hala, majos, con todas las fuerzas políticas discutiendo sólo por algunos detalles de estas medidas, id a votar ahora. Y todo por un bicho microscopico, ¿eh?.

Fuentes

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