PANAMÁ: “LA HONESTIDAD NO TIENE PRECIO”

Panamá: “La honestidad no tiene precio”

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Tras licenciarse en la facultad de Derecho de la Universidad de Duke y trabajar en el departamento jurídico del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, Alemán regresó a casa en 1981 para trabajar en el bufete de su padre. Pero no estaba contento con el salario y con el tiempo que hacía falta para que los abogados nuevos como él escalaran posiciones en la empresa, según sus memorias de 2014, La honestidad no tiene precio.

Las memorias y los documentos filtrados muestran a un abogado ambicioso con una férrea ética del trabajo, que se levantaba a las cuatro de la mañana para leer el periódico, responder a los correos electrónicos y hacer ejercicio. Entre los archivos se encuentran las meticulosas notas que Alemán se escribía a sí mismo a modo de ayuda a la memoria, detallando los rasgos personales de un nuevo contacto o los pormenores de una interacción. “Le regalé ron y quedó feliz. Regálale más”, puede leerse en una nota sobre un caddie de un club de golf de Maryland.

Tras trabajar brevemente como asesor jurídico del presidente panameño Nicolás Ardito Barletta, en 1985 Alemán reclutó a otros tres abogados, Carlos Cordero, Aníbal Galindo y Jorge Federico Lee, y fundaron Alcogal.

Desde el primer día, la empresa se dedicó a los asuntos confidenciales.

Alcogal cobró a sus primeros clientes, un grupo de empresarios nicaragüenses, 25.000 dólares por crear unas llamadas sociedades anónimas, según escribió Alemán en sus memorias.

La creación de este tipo de empresas, escribía, es un “negocio maravilloso” que permite a los bufetes de abogados cobrar honorarios anuales por actuar como agentes registrados, un papel de representación en el que gestionan documentos legales y reglamentarios. Los bufetes pueden cobrar honorarios adicionales por poner a sus propios empleados (2) para que aparezcan en los documentos de constitución como administradores, escribía Alemán. De ese modo, el propietario real quedaba oculto al público.

“El cliente simplemente iba a Suiza (o Luxemburgo, Andorra, Hong Kong, etc.), abría una cuenta cifrada cuyo beneficiario era una sociedad anónima panameña, que a su vez operaba en forma totalmente secreta, y que no tenía la obligación de pagar impuestos ni en Suiza ni en Panamá. Las autoridades en el país del cliente no tenían idea de la existencia de estos fondos, con lo cual no podían cobrarle impuesto a este”.

Lo que describía Alemán son los cimientos de la economía de los paraísos fiscales: montar empresas pantalla en jurisdicciones de impuestos bajos o inexistentes; en esas empresas la titularidad se oculta tras unos administradores que no representan ninguna función significativa en la empresa.

Se trata de un negocio de volumen, escribía Alemán. Cuantas más compañías offshore los proveedores monten, mayores serán los beneficios.

También es un negocio arriesgado. Los clientes que buscan la confidencialidad suelen tener algo que ocultar. Ese fue el caso en la década de los noventa, cuando Alcogal creó al menos cinco empresas inscritas en paraísos fiscales que posteriormente se descubrió que habían sido utilizadas por Augusto Pinochet, el dictador de Chile de 1973 a 1990. En el momento de su muerte, en 2006, Pinochet se enfrentaba a cargos por crímenes de lesa humanidad y por el robo de millones de dólares de fondos públicos.

En los documentos judiciales, Alemán reconocía que su bufete de abogados había creado las empresas, pero señalaba que en ese momento ignoraba que estuvieran conectadas con Pinochet. Alemán declaró que su bufete descubrió la conexión en 2004 y que procedió a dimitir como agente registrado. Alcogal tiene “una política muy clara de no prestar servicios a empresas posiblemente vinculadas a actividades ilícitas”, afirmaba en una declaración judicial.

Conexiones de alto nivel

Los fundadores y los socios de Alcogal forman parte de la clase política para la que trabaja su bufete. Han entrado y salido del Gobierno panameño, y ocupado y abandonado cargos políticos durante décadas. Uno de los fundadores, Galindo, era el vicepresidente del partido político de Martinelli, Cambio Democrático, y uno de sus asesores presidenciales. Cordero, la “C” de Alcogal, es un ex viceministro de Asuntos Exteriores. Lee, la “L”, fue miembro del Tribunal Supremo de Justicia y ministro de Trabajo. Alejandro Ferrer, un socio, fue ministro de Asuntos Exteriores, ministro de Comercio y juez del Tribunal de Apelación.

Los miembros de la familia Martinelli son clientes de Alcogal desde al menos finales de los años noventa, y el propio Martinelli fue director de una empresa creada por el bufete.

El entonces presidente Martinelli nombró a Alemán para que ocupara el antiguo cargo de su padre, el de embajador de Panamá en Estados Unidos, en 2009. En enero de 2011 lo dejó: Alemán dice que abandonó el cargo y Martinelli, que le destituyó.

Unos años después, Martinelli y Alemán discutieron en una boda. Los medios de comunicación informaron de que Alemán llamó al presidente “ladrón y corrupto”, y le dio un puñetazo en la cara. Martinelli niega que le golpeara. Las noticias convirtieron a Alemán en un héroe popular entre los enemigos de Martinelli. En su libro, Alemán afirma que ambos se reconciliaron más tarde. Martinelli asegura que mantienen una “relación cordial”.

En 2015, Alcogal comunicó a las autoridades de las Islas Vírgenes Británicas que había creado y mantenido una empresa que perteneció al cuñado de Martinelli, Aarón Ramón Mizrachi Malca, después de que algunos medios de comunicación revelaran que la empresa había ayudado supuestamente a adquirir aparatos de espionaje fabricados en Israel. A Martinelli le acusaron después de utilizar los aparatos para interceptar las comunicaciones de políticos de la oposición y otras personas.

Martinelli actualmente enfrenta un juicio, acusado de realizar vigilancias y seguimientos sin autorización judicial. Él niega las acusaciones y afirma que es víctima de una persecución política iniciada por Varela, su ex vicepresidente.

Mizrachi ha declarado al ICIJ que su empresa fue absuelta en la investigación y que nunca le han investigado o acusado en el caso de espionaje.

En diciembre de 2016, Luiz da Rocha Soares, un ex ejecutivo del gigante de la construcción brasileña Odebrecht admitió que su antigua empresa había pagado en secreto 30 millones de dólares en sobornos a dos empresas pantalla, Pachira Ltd. y Mengil International, para obtener contratos de obras públicas en Panamá. Los medios brasileños relacionaron a las dos empresas con los hijos de Martinelli, Luis Enrique Martinelli Linares y Ricardo Alberto Martinelli Linares. Uno de los hermanos “no está claro cuál” recibió seis millones de dólares, aseguraba Soares, según algunos informes de prensa.

Al cabo de unos días, Alcogal rompió el vínculo con ambas empresas, de acuerdo con memorandos de cumplimiento internos. Había recibido información que las compañías fueron usadas para “actividades ilícitas”, señalan las circulares internas. Alcogal escribió que “consideraba” que dos hombres “que no eran los hermanos Martinelli” a los que había otorgado poderes eran los propietarios de cada empresa. En 2017, esos hombres declararon a las autoridades panameñas que Ricardo Martinelli Linares estaba detrás de ambas empresas, según algunos informes de prensa.

En julio de 2020, los hermanos Martinelli fueron detenidos en un aeropuerto de Guatemala después de que Estados Unidos les acusara de pertenecer al entramado de Odebrecht. Siguen en la cárcel a la espera de ser extraditados a Estados Unidos, y niegan las acusaciones.

El País de España, 3 de octubre de 2021.

(1) Jaime Alemán Healy, hijo de Roberto Alemán Zubieta “Chato”, quien fuera nombrado en 1968 por la dictadura militar como Embajador de Panamá en España. Fue presidente de la Cervecería Nacional, ministro asesor de Guillermo Endara y principal accionista de Pribanco que se fusionó con Banistmo de Samuel Lewis Galindo y Alberto Vallarino. Fundó el bufete Icaza, González-Ruiz & Alemán (IGRA). Jaime Alemán Healy tuvo seis hermanos, entre ellos José Miguel Alemán Healy, Canciller de Mireya Moscoso y ex candidato a la Presidencia por el Partido Panameñista y aliados en 2004, en una nómina en que lo acompañó Aníbal Galindo de Alcogal. Otro hermano es Álvaro Alemán Healy, de IGRA, fue ministro de la Presidencia con Juan Carlos Varela. Lucas Alemán Healy fue directivo del Banco Nacional de Panamá en el Gobierno de Martinelli y está involucrado en el mundo del fútbol. Roberto Ramón Alemán Healy de la firma IGRA fue embajador ante el Reino de Bélgica y la Unión Europea en 2008-2009.

(2) Edgardo E. Díaz, María Vallarino A. y Fernando A. Gil aparecen como directores o suscriptores en casi 12 mil empresas de las 14 mil creadas por Alcogal para ayudar a millonarios y grandes delincuentes y criminales a ocultar fortunas. Son claramente presta nombres.

Estas anotaciones son nuestras.

FRENADESO

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