LA TRAMA: COVID 19, GRAN REINICIO Y 4ª REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

La trama: covid 19, gran reinicio y 4ª revolución industrial

La Covid-19 no es una pandemia sino una herramienta de poder creada por las élites que controlan el mundo para acelerar El Gran Reinicio, una reorganización del poder global para instaurar un Nuevo Orden Mundial privando a la ciudadanía de derechos fundamentales. Fueron los filantrocapitalistas, los magnates de las nuevas tecnologías, los grandes grupos de inversión que controlan a los principales políticos del planeta, las entidades bancarias, los grupos de comunicación internacionales y las grandes multinacionales farmacéuticas y de la alimentación quienes, al amparo del Foro Económico Mundial, pusieron en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU y han utilizado dogmas científico-médicos y la red internacional de instituciones de salud que controlan desde hace más de un siglo para imponer la actual dictadura sanitaria mundial ante la pasividad absoluta de una mayoría de obedientes ciudadanos dominados por el pánico y la manipulación. Negar a estas alturas que existe una minoría elitista que maneja los hilos de poder en el mundo desde hace mucho tiempo y que su objetivo fundamental es continuar haciéndolo sería ingenuo y una grave irresponsabilidad en la que, no obstante, incurren muchas personas incapaces de aceptar que no vivimos precisamente en un mundo ideal.

Klaus Martin Schwab, fundador y actual presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, ha sido claro: “La pandemia representa una oportunidad, inusual y reducida, para reflexionar, reimaginar y reiniciar nuestro mundo forjandondo un futuro más sano, más equitativo y más próspero”.

Tiremos pues de este «hilo» y estudiemos los múltiples proyectos y acciones impulsadas por el Foro Económico Mundial y sus cómplices a fin de desentrañar las verdaderas intenciones que hay tras tan bonitas palabras y aparentes buenas intenciones con las que se camufla la verdad en sus documentos, propuestas, libros, informes, páginas web, reuniones, acuerdos, alianzas y demás despliegue informativo manipulador.

 

La propia Wikipedia – que también controlan – relaciona la falsa pandemia con el Gran Reinicio: “Es una propuesta del Foro Económico Mundial para reconstruir la economía de manera sostenible tras la pandemia de la Covid-19”. Y añade: “Fue presentada en mayo de 2020 por el Príncipe Carlos de Inglaterra y el director del Foro Económico Mundial, Klaus Martin Schwab”. La reseña acaba con esta sorprendente frase: “Una teoría de la conspiración se ha extendido como respuesta al mismo afirmando que se utilizará para traer cambios socialistas y medioambientales y un supuesto Nuevo Orden Mundial”. Claro que Wikipedia entiende por “teoría de la conspiración” lo siguiente: “Ciertas teorías alternativas a las oficiales que explican un acontecimiento o una cadena de acontecimientos de importancia política, social, económica, religiosa o histórica por medio de la acción secreta de grupos poderosos». Es decir, para Wikipedia teoría conspirativa es todo planteamiento que ponga en peligro la manipulación y las mentiras de los grupos de poder. Por eso pretende descalificarlas ante los dóciles ciudadanos que aceptan acríticamente las consignas que se les trasmiten desde los grandes medios de comunicación de masas que igualmente controlan. ¿Y qué significa su alusión a «un supuesto Nuevo Orden Mundial”? Wikipedia lo explica a su manera: “La expresión Nuevo Orden Mundial se ha usado para referirse a un supuesto nuevo período de la historia caracterizado por cambios dramáticos en las ideologías políticas y en el equilibrio de poderes a nivel global”. Sin embargo lo obvio es que a lo largo de la historia – desde hace miles de años – los propios grupos que detentaron el poder y vieron que ya no podían mantenerlo con las viejas estructuras propiciaron los cambios que necesitaban – en realidad los que les convenían y por eso se adelantaban con sus propuestas a los descontentos – para así seguir en el poder. Se hizo en los antiguos imperios, en el feudalismo, en la Revolución Francesa, en el Absolutismo y en el mundo contemporáneo con conceptos como la Guerra Fría o la Globalización. Puede decirse pues que los amos del mundo entienden que ha llegado el momento de una nueva reorganización del poder y se han puesto manos a la obra. Y para que no se note demasiado disfrazan ese proceso como proyectos de «mejora para la humanidad» utilizando un lenguaje lleno de eufemismos que suene a logros positivos como «acabar con el hambre y la desigualdad», «conseguir el pleno acceso a la educación y la sanidad» o «alcanzar la paz y la justicia universal». Sigamos pues explorando sus declaraciones y proyectos empezando por el propio Foro Económico Mundial.

El World Economic Forum (Foro Económico Mundial) se presenta como una fundación sin ánimo de lucro creada en enero de 1971 por Klaus Martin Schwab. Tiene su sede en Ginebra y celebra anualmente en Davos (Suiza) una asamblea a la que acuden los más poderosos empresarios, líderes políticos, periodistas e intelectuales del planeta con el fin de «analizar los problemas mundiales», especialmente en el terreno de la salud y el medio ambiente. Su financiación proviene de las aportaciones de un millar de empresas que aparecen como miembros -puede consultar el listado completo en https://www.weforum.org/partners – y entre sus proyectos más conocidos y emblemáticos cabe mencionar la Iniciativa por la Salud Global (2002), la Iniciativa de Educación Global (2003), un proyecto sobre el cambio climático y otro sobre el agua, este último en colaboración con agencias para el desarrollo de Suiza e India así como de sociedades empresariales sudafricanas e indias. En cuanto a su papel en la falsa pandemia actual debe saberse que el Foro Económico Mundial es miembro de la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias fundada en 2017 cuyo objetivo declarado es acabar con las epidemias acelerando el desarrollo de vacunas. De hecho su lanzamiento inicial se efectuó durante la asamblea de Davos de 2017 que cofinanciaron la Fundación Bill y Melinda Gates – aportó nada menos que 460 millones de dólares -, la Wellcome Trust y un consorcio de estados entre los que destacan Noruega, Japón, Alemania y, posteriormente, la Unión Europea en su conjunto. El Financial Times definió a la coalición el 30 de enero de 2020 como “un jugador clave en la carrera para desarrollar vacunas”.

LA AGENDA 2030 Y LA ÉLITE

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU es la continuación de un proyecto anterior denominado Objetivos de Desarrollo del Milenio y en ella se habla de la desigualdad económica, la innovación tecnológica, el consumo sostenible, el cambio climático y la paz. Se aprobó el 25 de septiembre de 2015 durante la Asamblea General celebrada en Nueva York y entró en vigor el 1 de enero de 2016 con el compromiso de los estados de implementarla. En el caso de España ese compromiso lo asumió en enero de 2020 el entonces Vicepresidente Segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, que fue precisamente Ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 hasta su salida de la política institucional ostentando actualmente el cargo Ione Belarra Urteaga, también de Unidas Podemos. El ministerio cuenta con una Secretaría de Estado para la Agenda 2030 con una Dirección General de Políticas Palanca para el Cumplimiento de la Agenda 2030 y una Subsecretaría de Derechos Sociales y Agenda 2030, nutrido conjunto de organismos financiados con dinero público dedicados pues a implementar el Gran Reinicio.

Cualquiera que se limite a leer los 17 objetivos de la agenda se sentirá probablemente satisfecho, agradecido e incluso esperanzado pensando que esas personas con poder y dinero van a arreglar el mundo y quieren garantizarnos un futuro maravilloso… pero no es así en absoluto. De hecho un informe del Secretario General de la ONU titulado Progreso hacia los objetivos de desarrollo sostenible publicado en julio de 2020 ya reconocía que la cosa no funcionaba como se había previsto: “El progreso ha sido lento en muchos objetivos (…) Las personas y los países más vulnerables siguen siendo quienes más sufren y la respuesta global no ha sido suficientemente ambiciosa”. Más adelante el informe reconoce que “el hambre va en aumento por tercer año consecutivo, la biodiversidad se está perdiendo a un ritmo alarmante con alrededor de un millón de especies que ya se enfrentan a la extinción, las emisiones de gases de efecto invernadero singuen aumentando, no se vislumbra ni el nivel requerido de financiamiento para el desarrollo sostenible ni otros medios de implementación y las instituciones no son lo suficientemente fuertes o eficaces como para responder a estos enormes desafíos”. En pocas palabras: las grandilocuentes declaraciones de la agenda sobre sus intenciones eran pura retórica. Quienes las hicieron y diseñaron la agenda no tuvieron nunca interés en solucionar los problemas estructurales del planeta porque, sencillamente, no les interesa. Su objetivo es continuar gozando de sus privilegios que se basan en la desigualdad económica, en no parar la destrucción del ecosistema, en la opresión, en el control de la información y, cuando es preciso para sus intereses, en acciones militares.

La periodista española Cristina Martín Jiménez advierte que tras los sugerentes mensajes de la élite se ocultan intenciones aviesas:

“Lo que pretenden realmente es atacar nuestra matriz social, […], acabar con nuestros principios y convicciones ideológicas. Quieren acabar muy especialmente con el reconocimiento de la individualidad y el derecho legal a ser diferente, con la familia como estructura de poder en la que la persona tiene sus raíces y su identidad, con las nacionalidades históricas, con el desarrollo de las capacidades intelectuales y espirituales, con la libertad de culto y de sentimiento, con el derecho a la propiedad privada y con las pequeñas y medianas empresas como instituciones de poder económico personal y familiar”.

Martín Jiménez explica que para ello pretenden “crear un solo estado mundial, una sola legislación y una única administración de Justicia, una fuerza represiva global propia y el fin del dinero físico. Lo que no dicen es que el dinero y el poder lo ejercerían ya siempre ellos y los demás seríamos esclavos a los que tendrían contentos dándonos lo imprescindible para ser “felices”. Quieren implantar una dictadura mundial convenciendo a la gente de la bondad de sus intenciones. Son los sacerdotes de una nueva religión de carácter universal que prometen será capaz de erradicar la pobreza extrema, el hambre, el racismo, la diferencia de clases, la desigualdad y el paro –grandes ideales con los que cualquiera estaría de acuerdo y por eso los utilizan como reclamo- y además resolverán todos los grandes problemas del mundo”. Y añade: “Lo que tampoco dicen es que para ello han decidido acabar con la superpoblación del planeta ‘prescindiendo’ de los enfermos ‘graves’ y de los ancianos e infertilizando a gran parte de las mujeres del mundo. Y es que a su juicio debe haber en la Tierra varios miles de millones de personas menos…”

EL MUNDO ESTÁ EN GUERRA

En su libro La Tercera Guerra Mundial ya está aquí, Martín afirma:

“El mundo está en guerra – explica – y poca gente se ha dado cuenta. Las ‘armas’ que se están utilizando que son igual de mortales y peligrosas pero ‘silenciosas’, diseñadas para matar, esterilizar y esclavizar a la humanidad”. Cristina Martín Jiménez considera que «hay básicamente dos bandos. En uno está China – cuyos dirigentes ya han manifestado su vocación de convertirse en la próxima gran potencia mundial – y en el otro la élite capitalista que domina el mundo occidental, esa élite globalista que nace tras el proceso de alianzas transfronterizas entre las élites nacionales y se puso finalmente en marcha durante las reuniones del Foro Económico Mundial o Foro de Davos, del Club Bilderberg, de la Comisión Trilateral y del Consejo de Relaciones Internacionales –entre otras – así como en las principales instituciones supranacionales porque ya las controlan: ONU, OMS, OMC, Banco Mundial, FMI, OTAN… Son quienes han apostado por establecer un Nuevo Orden Mundial bajo su batuta. La diferencia es que ambos bandos están de acuerdo en imponer una dictadura mundial –obviamente no la consideran ni llaman así- pero cada uno en una parte del mundo. Así que colaboran en eso mientras luchan soterradamente entre ellos. Combaten pues entre sí pero, sobre todo, contra todos nosotros. Y lo hacen con armas muy diferentes a las convencionales: armas farmacológicas y psíquicas. Algunas fueron usadas en las dos guerras mundiales anteriores, especialmente la propaganda que es mucho más barata y eficaz que las bombas. Se trata de someter al pueblo, engañarlo, adoctrinarlo, mermar sus capacidades intelectuales y físicas… De modo que la estrategia es controlar a la ciudadanía a través del miedo y la manipulación, de la censura y, en general, del debilitamiento de la sociedad en todos sus ámbitos. Y para ello se utiliza a los ‘influencers’, a los presentadores de televisión, a los políticos, a los famosos con millones de seguidores…»

Para Cristina Martín es evidente que «se ha hipnotizado a la sociedad repitiendo de forma machacona mensajes que les han permitido construir un ‘relato’ que la gente ha asumido y aceptado creyendo que es de cosecha propia cuando en realidad les ha sido sugestionado. Así se disimula la imposición y se evita la rebelión. La mayoría no se da cuenta de que lo cree saber sobre la pandemia no lo ha racionalizado; si lo ha aceptado sin más es porque confía en quienes se lo han hecho creer, en muchos casos personas en las que siempre ha creído o son sus «ídolos». «Ahora bien – agrega – el objetivo último del ataque mental-intelectual es lograr el control espiritual. Se está intentando convencer a las personas de que lo que debe dirigir la vida del ser humano es lo mental, lo racional y lo práctico. Quieren que abandonen sus principios, sus convicciones espirituales,… morales y éticas. Necesitan seres sin conciencia, personas sin principios […], que no admitan que hay algo más allá de lo físico, que piensen que la muerte es realmente el final. Por eso uno de los principales campos de batalla para la manipulación del alma-espíritu-conciencia se ubica en el área emocional y sentimental; y es que al manipular las emociones las conexiones biológicas-espirituales se atrofian y hasta nuestro análisis racional yerra. Se busca imponer el sentimiento único».

La filóloga y lingüista española Carmen Jiménez Huertas considera por su parte que el lenguaje se ha usado durante la Covid-19 «como una auténtica arma de guerra para atemorizar a la población e imponer sin resistencia medidas anticonstitucionales que incluyeron la pérdida de derechos fundamentales de tal modo que el discurso público de los últimos meses tuvo como principal objetivo fijar determinadas creencias sobre la falsa pandemia – el 99% de la población del mundo no está afectada – y generar respuestas emocionales en lugar de racionales». A su juicio la vorágine de información que llega a la sociedad está filtrada, reinterpretada y tergiversada mediante una terminología que permite la manipulación de las convicciones y los sentimientos de las personas.

LA HERRAMIENTA DEL MIEDO

Por su parte, el periodista, escritor e investigador español Carlos Astiz, autor – entre otros – del libro Bill Gates Reset! Vacunas, aborto y control social, considera que los multimillonarios más ricos del mundo tienen como objetivo el control del planeta y están utilizando descaradamente la “pandemia Covid” para introducir de tal modo el miedo a la muerte que la inmensa mayoría de la población ha aceptado que se reduzcan sus derechos y ha adoptado costumbres manifiestamente absurdas y abyectas. Para Carlos Astiz “el miedo es el combustible que alimenta la maquinaria represiva sobre la población, asustada ante todo tipo de desastres y anuncios apocalípticos. Se la aterroriza para que vaya aceptando limitaciones y recortes de sus derechos usando para ello los medios de comunicación y los aparatos educativos y culturales. Compruébese que todos ellos difunden hoy mensajes idénticos de forma machacona y van a seguir haciéndolo hasta que sus ‘verdades’ sean aceptadas como las únicas posibles. El pensamiento crítico es eliminado de raíz. Les ha bastado quedarse con la mayoría de los medios de comunicación, muchos de ellos a través de testaferros. Y creen que la sociedad terminará aceptándolo si a la mayoría se le promete que aunque no trabaje tendrá derecho a ropa, una vivienda y alimentación, si se le asegura un nivel básico de subsistencia y diversión a cambio de su silencio y sumisión”. “El miedo – asegura Astiz – siempre ha sido un buen método para controlar a la población y no hay peor miedo que el que amenaza nuestra existencia, nuestra salud; por eso llevamos años asistiendo a una continua sucesión y proliferación de epidemias y nuevas ‘enfermedades’ que son ampliamente difundidas de forma alarmista por el aparato cultural y mediático. El SIDA, el ‘mal de las vacas locas’, la gripe porcina, la gripe aviar, el ébola, el virus del Zika, el virus sincitial respiratorio humano (VSR), el síndrome respiratorio agudo grave (SARS), la enfermedad del legionario… Sobre ellos – y otros ficticios – se han hecho películas, series de televisión y miles de reportajes que ponen los pelos de punta. Se trata de aprovechar el miedo que provocan para que la sociedad acepte luego limitaciones y recortes de sus derechos y libertades. Eso no quiere decir que todas esas enfermedades sean falsas pero forman parte de la vida y es absurdo temerlas tanto como para paralizarnos”.

FILANTROCAPITALISTAS Y OTROS GRUPOS DE PODER

Refiriéndose a quienes de verdad manejan los hilos en esta agresión global contra la humanidad Carlos Astiz explica que “en las reuniones del Foro de Davos ellos mismos se autodefinen irónicamente como comunistas liberales. Creen que podrán imponer y controlar un nuevo capitalismo global ¡haciendo suyas causas que siempre se han considerado anticapitalistas! Consideran el Gran Reinicio como la Cuarta Revolución Industrial y según su Director General ello exige implantar la biotecnología de la edición genética, las telecomunicaciones 5G, la inteligencia artificial, la sustitución del censo por BigData y tener conectadas y localizadas siempre a las personas mediante implantes en la ropa o en nuestros organismos”. Luego añade que a diferencia de los que «dan la cara» – los Rockefeller, los Rothschild, George Soros, Bill Gates, etc – han permanecido siempre en la sombra. Se les suele llamar por eso «los amos del mundo», «el estado profundo», el «complejo militar industrial» y, en la actualidad, «los globalistas». A su juicio constituyen un auténtico poder en la sombra que trabaja no ya discreta sino secretamente e influye en muchas personas y países porque hoy tienen poder para alterar la estabilidad social, política y económica de las naciones, decidir resultados electorales, cambiarlos si les fueron desfavorables, inducir golpes de estado e incluso eliminar físicamente a los vencedores. Luego les basta controlar la información internacional para que la sociedad mundial lo acepte… o que ni siquiera se entere. Y si finalmente la gente se entera logran convencer a la ciudadanía de que es mentira, de que todo lo denunciado es un «bulo». Durante mucho tiempo esos grupos trabajaron en la sombra pero hoy, tras tantos libros explicando lo que hacían en secreto, han decidido dar la cara… Al menos parcialmente. De ahí que ahora aparezcan en los medios las reuniones del Foro Económico Mundial o las del Club Bilderberg que hoy invita cada año a acudir a sus asambleas a las 130 personas consideradas más influyentes del mundo. En ella participan principalmente políticos, miembros de la realeza, banqueros, financieros internacionales y los dueños de los principales medios de comunicación. Como David Rockefeller, el Presidente Ejecutivo del Grupo Prisa y propietario de El País Juan Luis Cebrián, el polémico ex Secretario de Defensa de Estados Unidos Donald Rumsfeld, el ex Subsecretario de Defensa de Estados Unidos y décimo presidente del Banco Mundial Paul Wolfowitz -que se vio por cierto obligado a dimitir en junio de 2007 tras un escándalo de nepotismo-, el ex Presidente de Goldman Sachs y British Petroleum – fallecido en 2018 – Peter Sutherland, el ex vicepresidente de la Comisión Europea Étienne Davignon… La lista de personalidades es enorme. Es más, se sabe por quién se apuesta internacionalmente si alguien es invitado a ese foro y a él han acudido personas como la Reina Sofía, Ana Botín (Banco Santander/), José Manuel Entrecanales (Acciona), Alberto Ruiz-Gallardón, Pedro Solbes… El presidente del Club Bilderberg desde 2011 es el francés Henri de La Croix de Castries, ex Presidente de la aseguradora AXA de 2000 a 2016.

En cualquier caso el grupo de más influencia fue el creado por Bill Gates en 2009, se denomina Good Club y según él mismo reconoció lo integraban en el momento de crearse las 14 personas más ricas del mundo que asistieron “para salvar el mundo”. Tras aquella reunión no volvió a saberse de ellos y se afirma que trabajan «discretamente». Esas catorce personas fueron Bill Gates, George Soros, David Rockefeller, Warren Buffett, Ted Turner, Eli Broad, Edythe Broad, Michael Bloomberg, Oprah Winfrey, Peter Peterson, Julian H. Robertson Jr., John Morgridge, Tashia Morgridge yPatty Stonesifer.

La primera persona que reconoció abiertamente que iban a aprovechar la supuesta pandemia de la Covid-19 para hacer el Gran Reseteo o Gran Reinicio fue la búlgara Kristalina Georgieva, actual Directora General del Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo admitió el 3 de junio de 2020 durante un discurso que dio en un acto del Foro Económico Mundial organizado por Klaus Martin Schwab, quien muy poco después publicaría de hecho junto al economista Thierry Malleret – habitual de los foros globalitarios – un libro que no dejó a lugar dudas porque se titula Covid-19: el Gran Reinicio. Y en él se manifiesta muy claramente: “Necesitamos poner en marcha el Gran Reinicio sin demora. No es algo que `sería deseable’ sino una necesidad absoluta. Si no se abordan y corrigen los males tan profundamente arraigados en nuestra sociedad y nuestra economía podría aumentar el riesgo de que finalmente, como ha ocurrido siempre a lo largo de la historia, el reinicio venga impuesto por crisis violentas como conflictos armados e incluso revoluciones. Nos corresponde pues a nosotros tomar el toro por los cuernos y la pandemia nos brinda esa oportunidad. (…) La profunda crisis provocada por la pandemia nos ha brindado multitud de oportunidades para reflexionar sobre cómo funcionan nuestras economías y sociedades y cómo no (…) Reiniciar es una tarea ambiciosa, quizás demasiado ambiciosa, pero no tenemos más remedio que hacer todo lo posible para llevarla a cabo». Más claro, agua.

LOS ENTRAMADOS SANITARIO Y MEDIÁTICO

El poder en la sombra ha utilizado dos herramientas claves a la hora de diseñar y ejecutar la agresión que supone la falsa pandemia Covid-19: un complejo entramado sanitario global y un gigantesco entramado mediático internacional. El primero tiene como elemento primordial la Fundación Bill y Melinda Gates que en el año 2000 sustituyó en ese papel a la Fundación Rockefeller y abarca desde multinacionales farmacéuticas a agencias públicas de salud, organismos internacionales, programas de intervención globales, universidades, revistas científicas de élite, asociaciones científico-médicas y una red de entrenamiento en Epidemiología que conecta instituciones públicas y privadas de todo el mundo difundiendo así las consignas e imponiendo los criterios sobre enfermedades, tratamientos y programas de prevención, fundamentalmente campañas de vacunación. El segundo tiene como referente la Open Society de George Soros que abarca medios de comunicación de todo tipo e importancia, organizaciones de periodismo cínicamente llamadas «de investigación” que imponen las verdades oficiales, universidades, escuelas de periodismo y una pieza fundamental: las plataformas denominadas fact cheking: Observador en Portugal, Pagella Politica en Italia, Decrypteurs en Canadá, Maharat News en Líbano, MediaWise en Estados Unidos y EFE Verifica, Maldita.es y Newtral en España… cuyos fines declarados son “monitorear” y “corregir” información falsa en los medios de comunicación. Dicho de otro modo: son instrumentos de censura pura y dura que actúan contra todo el que se atreve a disentir de las verdades oficiales que ellos imponen. Y finalmente, como complemento, no olvidemos el entramado de espionaje y censura que suponen las grandes redes sociales y empresas de comunicación electrónica con Google, Apple, Facebook o/YouTube a la cabeza. El ya citado Carlos Astiz explica que en muy pocos años casi todos los grandes medios de comunicación de prestigio en el mundo han pasado a manos de Soros y otros magnates, “básicamente a través de la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación Ford, la Open Society de Soros, la Omidyar Network, la Skoll Foundation y otros como el Media Democracy Fund creado por New Venture Fund, fondo en el que participan entre otros el propio Soros, los Gates, los Rockefeller, Ford, Kellog, Buffet, Bloomberg, Tides, NeoPhilantrophy. Otra de sus palancas fundamentales – añade Astiz – es Project Syndicate, la mayor fuente de artículos del mundo. Cuenta con 439 periódicos de 150 países, los escriben personalidades de primera línea mundial en todos los ámbitos y se traducen como mínimo a siete idiomas (inglés, español, chino, ruso, árabe, alemán, francés y checo)”.

BLACKROCK Y VANGUARD

Cabe agregar que las principales multinacionales, la mayoría de los grandes grupos de comunicación y hasta el negocio de los fármacos y las vacunas están controlados o condicionados por quienes gestionan los dos fondos de inversión más grandes del planeta. Nos referimos a Blackrock -que gestiona más de ocho billones y medio de dólares en activos y controla en España a gran parte de las empresas del IBEX 35 y a los principales grupos de comunicación – y al Grupo Vanguard, que gestiona 6,2 billones de dólares y es el accionista principal – directa o indirectamente – del sistema productivo y financiero occidental ya que influye decisivamente en el Banco Central Europeo y la Reserva Federal, las principales petroleras (como Exxon Mobile o BP), gigantes industriales como Monsanto, Pfizer y General Motor y gigantes mediáticos como Time Warner o Walt Disney, entre muchos otros. Se calcula que controla el 75% del tejido productivo y financiero del mundo. Pues bien, estos dos grandes fondos de inversión controlan igualmente los laboratorios que fabrican y venden las principales “vacunas Covid” – Pfizer, Moderna y AstraZeneca – y son los que han impuesto el relato oficial sobre la Covid-19. El desembarco en España de Blackrock se produjo en 2012 cuando el Banco Central Europeo rescató Bankia y otras cajas saqueadas y se creó el SAREB, el llamado “banco malo” que se supone se creó para sanear el sistema financiero. Como en su día explicó el diario digital CTXT, Blackrock fue el encargado de gestionar los «fondos tóxicos» inmobiliarios de las entidades rescatadas. Poco después, tras la «reorganización» de fuerzas – propiciada por Mariano Rajoy y Rafael de Guindos -, los activos se repartieron con grupos extranjeros y Blackrock se convirtió en 2016 en el primer accionista de los bancos Santander y BBVA y además se introdujo en sectores de la alimentación (DIA), la construcción (Merlín Properties, Inmobiliaria Colonial, Lar España e Hispania Activos Inmobiliarios), la energía (Repsol e Iberdrola), la siderurgia (Acerinox), la gestión aeroportuaria (AENA) y los medios de comunicación (Telefónica y Mediaset). La operación sobre los grandes medios de comunicación la complementaría en noviembre de 2020 adquiriendo junto a CVC Capital Partners la mitad de la deuda del grupo PRISA teniendo así en sus manos el control de las operaciones corporativas pero también, según se afirma, de los contenidos, la línea editorial y el tratamiento de las noticias del diario El País y la Cadena Ser.

IMPLICACIÓN DE LA MASONERÍA

Que la masonería está activamente implicada en el Gran Reinicio es notorio, evidente y no discutible. De hecho son masones y apoyan esta trama numerosos jefes de estado, presidentes de gobierno, ministros, diputados, senadores, líderes políticos y religiosos, empresarios, periodistas y, por supuesto, representantes de las grandes instituciones y organizaciones internacionales, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta el Foro Económico Mundial pasando por el Club Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Consejo de Relaciones Exteriores, el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa, la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, los principales fondos de inversión y las grandes fundaciones filantrópicas, entre muchas otras entidades. Y si bien es verdad que los masones no son muchos – en España menos de 7.000 entre todas las logias – su poder es enorme.

El juez portugués Rui Castro da Fonseca aseguró que “la masonería controla desde hace mucho tiempo el poder político y judicial de Portugal. En mi país ha habido varios intentos para obligar a los titulares de cargos públicos a que revelen si pertenecen a ella o a alguna organización secreta pero, hasta ahora, sin éxito. Y la judicatura no escapa a su control, especialmente a nivel del Consejo Superior de la Magistratura y de la Corte Suprema de Justicia porque el presidente de ambos organismos es Henrique Araújo y pertenece a la masonería. De hecho sin su apoyo nunca habría obtenido el cargo”.

LA «CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL»: UN MUNDO 4.0

Tras la mecanización y uso generalizado de la energía eléctrica de la primera revolución industrial, la producción en masa de la segunda y la automatización e informatización de la tercera, en el marco del Foro Económico Mundial se habla ahora de una cuarta revolución o Industria 4.0 basada en sistemas ciberfísicos: sistemas controlados por algoritmos conectados a la red, fábricas inteligentes, el «internet de las cosas» – lo que requiere el desarrollo de las redes 5G -, la cultura del «hágalo usted mismo», la digitalización, las nuevas herramientas basadas en el almacenamiento de datos y un largo etcétera virtual. Incluyendo un desarrollo exponencial de la manipulación genética, las neurotecnologías, las nanotecnologías, los robots, la inteligencia artificial y las aplicaciones biotecnológicas que, con toda probabilidad, desafiarán los límites éticos actuales. Y eso por no hablar de los drásticos cambios que habrá en el mundo laboral y en las empresas e industrias con una tendencia a la automatización total y el paso final al denominado Transhumanismo auspiciado por líderes empresariales como el cofundador y director de Tesla, Elon Musk, o el especialista en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial Raymond Kurzveil. Y no andan desencaminados porque de hecho las vacunas ARNm desarrolladas en el marco de la Covid-19 pueden alterar nuestro genoma y abren la puerta a una interfaz impulsada por la nanotecnología entre nuestros cuerpos y la tecnología programable. ¿Estamos entrando ya pues en la Era Transhumanista? ¿Y qué opinan los empresarios de esta “cuarta revolución”? Pues el Barómetro Global de Innovación 2016 de General Electric indicaba que el 70% de los ejecutivos tiene expectativas muy positivas. Un 85% cree que las innovaciones de los sistemas ciberfísicos serán beneficiosas, un 64% se declara dispuesto a asumir los riesgos de tales innovaciones y solo un 17% teme por el impacto negativo que podría tener en los trabajadores.

El economista y analista geopolítico Peter Koenig – que trabajó más de treinta años con el Banco Mundial y la OMS y es autor del libro El Orden Mundial y la Revolución: ensayos de resistencia – explicaba así en un artículo publicado en noviembre pasado en Global Research las medidas que van a tomarse:

-La aceleración de procesos de trabajo digitalizados y la reconversión de más del 80% en teletrabajo.

-La automatización del 50% de las tareas, incluyendo el trabajo a distancia.

-La reconversión de las competencias digitales y de los programas de capacitación lo que redundará en una reducción del contacto humano en los trabajos.

-La transformación de las estructuras organizativas actuales para proporcionar nuevas reorganizaciones que permitan el máximo control en todas las actividades.

-La reasignación de tareas en al menos un tercio de la fuerza laboral que dependerá de un “ingreso básico” o “salario básico universal” que apenas les permitirá sobrevivir.

-La reducción de la fuerza laboral. Afectaría al 28% de la población y aumentaría el desempleo aunque se camuflará con un aumento temporal de un 5% de la mano de obra no cualificada que al final será igualmente sustituida por la automatización.

Acabamos con unas palabras de Michel Chossudovsky, profesor emérito de Economía en la Universidad de Otawa (Canadá) – director del Centro para la Investigación de la Globalización de Montreal y autor de libros como La globalización de la pobreza y el Nuevo orden Mundial o Hacia un escenario de Tercera Guerra Mundial – para quien se está engañando al mundo sobre las causas y consecuencias de la crisis creada con la Covid-19. En un artículo titulado “Capitalismo global, gobierno mundial y la crisis del coronavirus” publicado el 1 de mayo de 2020 en Global Research asevera que “la actual crisis está marcada por una ‘emergencia’ de salud pública auspiciada por la OMS que se utiliza como pretexto y justificación para desencadenar un proceso mundial de reestructuración económica, social y política. Es ingeniería social. Los gobiernos son presionados para extender el confinamiento a pesar de sus devastadoras consecuencias económicas y sociales”. Y añade: “No nos hagamos ilusiones: estamos ante una operación planificada cuidadosamente. No hay nada de espontáneo o accidental. La recesión económica ha sido orquestada en los planos nacional y mundial. Al mismo tiempo, esta crisis forma parte de la planificación militar y de inteligencia de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). No solo tiene la intención de debilitar a China, Rusia e Irán: busca también desestabilizar el tejido económico de la Unión Europea”. En definitiva, todo indica que nos encontramos en una nueva etapa de la evolución del capitalismo global. Hablamos de un sistema de gobernanza mundial “controlado -según explica Chossudovsky- por poderosos intereses financieros, incluidas las fundaciones corporativas y los centros de pensamiento (think tanks) de Washington que supervisan la toma de decisiones en los ámbitos nacional y global. Según asevera «los gobiernos nacionales están subordinados a esta gobernanza global». Él mismo explica luego que la idea de un gobierno mundial la planteó el fallecido David Rockefeller durante la reunión del Club Bilderberg celebrada en Baden (Alemania) en junio de 1991 donde pronunció estas esclarecedoras palabras: “Agradecemos a The Washington Post, The New York Times, la revista Time y otras excelentes publicaciones cuyos directores han asistido a nuestras reuniones que hayan respetado sus promesas de discreción durante casi 40 años (…) Nos hubiera sido imposible desarrollar nuestro plan para el mundo si hubiéramos estado expuestos a los reflectores mediáticos durante estos años. Hoy el mundo es más sofisticado y está preparado para ir hacia un gobierno mundial. La soberanía supranacional encabezada por una élite intelectual y de banqueros mundiales es seguramente preferible a la autodeterminación nacional practicada en los siglos pasados».

Es evidente que desde hace tiempo no se esconden. ¿Para qué en esta sociedad de sonámbulos?

François Duval (Revista Discovery salud n.º 255, enero 2022)

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