LA COMISIÓN EUROPEA ETIQUETA COMO “VERDES” EL GAS Y LA NUCLEAR

La Comisión Europea etiqueta como ‘verdes’ el gas y la nuclear

 

Por Eduardo Robaina

La Comisión Europea hace caso omiso a las múltiples críticas y sigue adelante con su plan. El Parlamento Europeo y el Consejo tienen hasta seis meses para vetar la taxonomía, que entrará en vigor el próximo 1 de enero de 2023.

Llegó el día. Este miércoles 2 de febrero, la Comisión Europea ha publicado el Acto Delegado Complementario final sobre la Taxonomía de Actividades Sostenibles de la UE. En otras palabras: ha dado el visto bueno definitivo al texto que etiqueta el gas fósil y la nuclear como ‘verdes’ de cara a inversiones del sector privado. Salvo algunos cambios menores, el contenido es el mismo de versiones anteriores.

Todo este proceso se ha alargado durante más de un año. La decisión de Bruselas ha generado un enorme rechazo de la sociedad civil, pero también de muchos países (incluido España), de europarlamentarios, e incluso de uno de los grupos de especialistas que han asesorado, que lo ven como un paso atrás para la lucha frente al cambio climático y la transición ecológica.

Aun así, y a pesar de las presiones, la Comisión se ha mantenido firme en sus ideas iniciales. Fuentes comunitarias defienden que han tomado un enfoque realista y pragmático. Insisten en que esta taxonomía no es una barra libre, y que tanto la nuclear como el gas se incluyen en la clasificación a cambio de condiciones estrictas pero técnicamente alcanzables. Desde Bruselas remarcan que ambas fuentes de energía no son climáticamente neutrales ni sostenibles, pero que sí son adecuadas bajo ciertas condiciones para acelerar la transición hacia las emisiones netas cero en 2050.

Las dos pasan a ser consideradas tecnologías de transición, es decir, que no pueden ser reemplazadas aún por otras tecnologías bajas en emisiones y más sostenibles. En el caso de la nuclear, tendrá el sello ‘verde’ hasta 2045, mientras que el gas hasta 2035.

Entrando en detalle, las primeras solo se considerarán aptas las «tecnologías avanzadas con ciclo de combustible cerrado («Generación IV»)», con el fin de «incentivar la investigación y la innovación en tecnologías futuras en cuanto a normas de seguridad y minimización de residuos (sin cláusula de extinción)». Asimismo, «los proyectos de nuevas centrales nucleares para la generación de energía, que utilizarán las mejores tecnologías existentes («Generación III+»), serán reconocidos hasta 2045 (fecha de aprobación del permiso de construcción)». Finalmente, «las modificaciones y mejoras de las instalaciones nucleares existentes para ampliar su vida útil se reconocerán hasta 2040 (fecha de aprobación por la autoridad competente)».

En cuanto al gas fósil, explican que cada actividad relacionada con esta fuente de energía debe cumplir uno de los siguientes umbrales de emisión: que las emisiones del ciclo de vida sean inferiores a 100 gramos de CO2 por kilovatio hora, o que sus emisiones directas sean inferiores a 270 gCO2e/kWh, así como reemplazar a una central energética más contaminante y recibir el permiso de construcción antes de 2030. También obtendrían el visto bueno aquellas para la actividad de generación de electricidad siempre y cuando sus emisiones directas anuales de gases de efecto invernadero no superen una media de 550kgCO2e/kW de la capacidad de la instalación a lo largo de 20 años.

Para anunciar este hito tan cuestionado, la Comisión Europea publicó un vídeo en su Twitter durante la mañana. Sin embargo, en ningún momento hace referencia ni al gas ni a la nuclear. En cambio, sí aparece la energía solar, la eólica, así como presas hidráulicas.

 

La taxonomía no es definitiva

Que la CE haya aprobado el texto no quiere decir que ya sea una decisión en firme. Una vez traducido a todos los idiomas oficiales de la UE, el Acto Delegado Complementario se transmitirá formalmente a los colegisladores para su examen. Por tanto, y antes de que entre en vigor la taxonomía, el Parlamento Europeo y el Consejo dispondrán de cuatro meses (más dos adicionales si lo piden) para examinar el documento y, en caso de que lo consideren necesario, presentar objeciones al mismo e incluso vetarla. No obstante, no será un camino fácil. El Consejo tendrá derecho a oponerse a la inclusión del gas y la nuclear si reúne al menos a 20 Estados miembros que representen al menos el 65% de la población de la UE. Por su parte, el Parlamento Europeo puede hacer lo propio si logra mayoría en el Pleno, es decir, 353 diputados y diputadas en contra del Acto Delegado Complementario. Si finalmente nadie se opone, y transcurrido ese plazo, la nuclear y el gas fósil entrarán oficialmente en la lista de inversiones sostenibles de la UE.

El bloque contrario a la etiqueta verde para el gas y la nuclear lo lidera desde el principio España. Para la vicepresidenta Teresa Ribera ninguna de las dos fuentes de energía cumple «los criterios científicos y legales para ser consideradas sostenibles». Recientemente, se unió a Austria, Dinamarca y Luxemburgo para remitir una carta a Bruselas donde pedían un cambio de rumbo con la taxonomía, aunque sin éxito. En el caso de Austria y Luxemburgo, ambas planean incluso ir más allá y han anunciado que acudirán al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

Quien estará más contenta después de que la Comisión haya aprobado la versión final de la taxonomía es Francia, principal defensora de las nucleares –en torno al 75% de la electricidad del país proviene de esta fuente– y que cuenta con el respaldo de una docena de países. También estará feliz Alemania, que si bien rechaza la nuclear, ha estado a favor de darle la etiqueta verde al gas, al igual que varios países del este.

Dada las múltiples críticas, eran muchas las voces que reclamaban una consulta pública sobre la taxonomía. Sin embargo, esta idea no la contempló en ningún momento la CE, que asegura que han tenido en cuenta todas las aportaciones, y defienden que “las cuestiones relevantes sobre el gas natural y la energía nuclear en relación con la taxonomía han sido de dominio público desde 2020”.

 

Fuente: Climática

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