LÁGRIMAS PARA UCRANIA, SANCIONES PARA RUSIA, INDIFERENCIA PARA YEMEN Y ARMAS PARA LOS SAUDÍES: EL GROTESCO Y CRIMINAL DOBLE RASERO DE OCCIDENTE

Lágrimas para Ucrania, sanciones para Rusia, indiferencia para Yemen y armas para los saudíes: el grotesco y criminal doble rasero de Occidente

Lágrimas para Ucrania, sanciones para Rusia, indiferencia para Yemen y armas para los saudíes: el grotesco y criminal doble rasero de Occidente

HAJJAH, YEMEN – “Estamos siendo brutalmente bombardeados todos los días. Entonces, ¡¡¿por qué el mundo occidental, tan preocupado por Ucrania, no se preocupa por nosotros?!!… ¿Es porque no tenemos cabello rubio y ojos azules como los ucranianos?” Pregunta airado Ahmed Tamri, yemení y padre de cuatro hijos, refiriéndose al amplio apoyo y cobertura mediática internacional prestada a la invasión rusa de Ucrania, en contraste con la pasividad y el silencio mediático ante la guerra en Yemen.

Durante el fin de semana, un miembro de la familia de Tamri murió y nueve familiares resultaron heridos cuando la casa de su familia sufrió un ataque aéreo de la Coalición liderada por Arabia Saudita, en la remota zona de al-Saqf, distrito de Hajjah. Tamri manifiesta que al-Saqf ha sido objeto de una brutal campaña de bombardeos saudíes durante los últimos siete años, más, dice, de lo que ha soportado Ucrania desde que fue invadida por Rusia.

A pesar de la terrible campaña de bombardeos contra los civiles yemeníes, las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra de Arabia Saudita, no han tenido el nivel de cobertura y simpatía que los principales medios de comunicación occidentales han otorgado a Ucrania. “Derraman lágrimas por los ucranianos e ignoran nuestra tragedia… ¡Qué hipocresía y qué racismo!”. Manifestó Tamri a MintPress News.

Yemeníes: preguntas obvias

A medida que se desarrolla la invasión rusa de Ucrania, aumenta el apoyo a los ucranianos en todo el mundo occidental. Estados Unidos, Europa, Australia y Occidente en general han impuesto severas sanciones a Rusia, mientras en el Consejo de Seguridad de la ONU tenían lugar una serie de conversaciones de carácter urgente. La velocidad de las represalias occidentales –la expulsión de Rusia de la red bancaria internacional SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales), los llamados internacionales a tratar a los rusos como parias en los deportes, la cultura e incluso la ciencia– ha llamado la atención de los yemeníes que han soportado una incesante campaña de bombardeos y un mortífero bloqueo aéreo, terrestre y marítimo durante 2.520 días consecutivos.

Desde el jueves, día en que las fuerzas rusas comenzaron su ataque al régimen de Ucrania, la Coalición liderada por Arabia Saudita, con el apoyo de Estados Unidos, ha lanzado más ataques aéreos en Yemen que Rusia en Ucrania. En Hajjah, una provincia rodeada por artillería pesada saudita, los aviones de combate de la coalición liderada por Arabia Saudí lanzaron más de 150 ataques aéreos contra las ciudades de Haradh, Heiraan, Abbs y Mustab, matando a decenas de civiles, incluido el padre de seis hijos, asesinado durante el fin de semana por un Dron saudí que disparó a su automóvil mientras viajaba de Shafar al mercado de Khamis Al-Wahat.

Desde que comenzó la incursión de Rusia en Ucrania, decenas de civiles, incluidos varios inmigrantes africanos, han muerto y cientos han resultado heridos por la artillería y los ataques aéreos saudíes en la provincia de Saada, región densamente poblada de Yemen y declarada zona militar por Arabia Saudí al comienzo de su campaña militar en marzo de 2015.

Yemen. Cuerpos de civiles víctimas de un ataque aéreo saudí que mató al menos a 87 personas en la frontera entre Yemen y Arabia Saudita, el 22 de enero de 2022. Foto: Hani Mohammed

Mientras los civiles ucranianos eran objeto constante de atención mediática, de solidaridad y de simpatía, Sana’a, en Yemen, se convertía en una inmensa prisión para los más de cuatro millones de residentes y refugiados de la ciudad, paralizados por el bloqueo saudita, cuyos aviones de combate bombardearon varias zonas densamente pobladas, incluido el aeropuerto. Se lanzaron 160 ataques aéreos adicionales en las provincias de Marib, al-Jawf, al-Baydha, Taiz, Najran y Hodeida, el principal punto de entrada de recursos y de ayuda a un país que enfrenta la peor hambruna provocada por el hombre en el siglo XXI.

De hecho, parece que el régimen saudí está aprovechando la distracción de los medios para intensificar los ataques contra una serie de objetivos sensibles a lo largo de la frontera entre Yemen y Arabia Saudita para fortalecer su control sobre Al-Mahra. Los Emiratos Árabes Unidos, la otra gran monarquía petrolera respaldada por Occidente que ocupa Yemen, también hace lo propio, acelerando su proyecto para cambiar la demografía en la preciada isla de Socotra, desplazando a los locales a favor de colonos alineados con sus políticas. Mientras EEUU prepara envíos masivos de armas y ayuda militar a los “luchadores por la libertad” ucranianos, los “rebeldes” yemeníes derribaron un dron MQ9-1 de fabricación estadounidense pilotado por los Emiratos Árabes Unidos en al-Jawf y dos aviones no tripulados ‘Boeing Insitu ScanEagles’ de fabricación estadounidense en Marib y Hajjah.

Mientras esos países que llevan décadas construyendo muros reales y figurativos para mantener alejados a los refugiados, morenos y negros que huyen desesperados por la violenta invasión extranjera, mientras esos países ahora abren sus brazos, hogares y corazones a los refugiados ucranianos, Arabia Saudita organiza una fuerza de yemeníes mercenarios, traidores que, con el irónico nombre de las “Fuerzas Felices de Yemen”, tienen la misión de asegurar la frontera de Arabia Saudita y garantizar su seguridad a cambio de una tarjeta verde que les proporciona acceso a los servicios sociales de Arabia Saudita.

Si nos ponemos a comparar…

En términos del costo total de la vidas humanas, la tragedia en Yemen ha sido mucho más mortífera que la de Ucrania, donde 325 ucranianos, incluidos 14 niños, han perdido trágicamente la vida, según funcionarios ucranianos. Es cierto que la guerra en Yemen no ha cesado durante más de seis años, pero comparativamente las cifras son abrumadoras. Desde 2015, el número de muertos ha alcanzado las 400.000 personas, de las que 3.900 son niños.

 

Esas cifras incluyen ataques contra civiles tan atroces que atrajeron fugazmente, eso sí, la atención de los medios. Pero, como siempre, ninguna sanción, tímida y escasa condena internacional, ni siquiera el cese temporal de la ayuda militar y el apoyo brindado por las potencias occidentales a los criminales.

Escuelas, funerales, bodas, campos de refugiados bombardeados, incluso un autobús escolar repleto de niños atacado por el armamento más avanzado de Estados Unidos, nada ha sido suficiente para provocar la reacción solidaria que ha cosechado Ucrania en menos de una semana.

Desde 2015, los aviones de combate de la Coalición liderada por Arabia Saudí han azotado Yemen con más de 266.000 ataques aéreos, según la Sala de Operaciones del Ejército de Yemen, que registra los ataques aéreos contra objetivos civiles y militares. El setenta por ciento de esos ataques han alcanzado objetivos civiles. El humo, los escombros y las llamas que se elevan ahora en Ucrania han sido el statu quo en Yemen durante años, y los medios occidentales aún consideran que las imágenes que aparecen en las estaciones locales de televisión yemeníes, imágenes de padres rescatando pedazos de sus hijos bajo los escombros de sus hogares o escuelas, son demasiado crudas de mostrar.

Una enfermera sostiene a una niña desnutrida en el hospital al-Sabeen, en Sana’a, Yemen, 27 de octubre de 2020. Foto: Khaled Abdullah, Reuters

Miles de instalaciones vitales para Yemen, como fábricas, almacenes de alimentos, barcos de pesca, mercados y camiones cisterna, han sido bombardeadas por la Coalición Saudita respaldada por el “democrático” Occidente. La infraestructura básica, aeropuertos, puertos marítimos, estaciones eléctricas, depósitos de agua, carreteras y puentes, escuelas, campos agrícolas y lugares de culto, han sido destruidos o severamente dañados. El bloqueo saudí y los ataques aéreos contra hospitales han paralizado el sistema de salud de Yemen, dejándolo incapaz de hacer frente incluso a las más básicas necesidades de salud pública y dañadas las 300 instalaciones que aún quedan en pie en todo el país, mientras el COVID-19 se propaga como la pólvora.

Al tiempo que se suceden las vehementes condenas a Rusia y los gobiernos occidentales envían paquetes de ayuda masivos a Ucrania, mientras las campañas en las redes sociales se multiplican, las Naciones Unidas anuncian que, para marzo, probablemente recortaría la ayuda a 8 millones de personas, en un país, su hogar, Yemen, que víctima de la peor crisis humanitaria que existe hoy en el planeta. La inseguridad alimentaria de los hogares en Yemen ronda el 80%. Casi un tercio de la población no tiene suficientes alimentos para satisfacer ni siquiera las necesidades nutricionales básicas. Los niños con bajo peso y retraso en el crecimiento se han convertido en algo habitual y lo peor está por venir, ya que la invasión de Ucrania ha provocado un aumento de los precios del combustible y los alimentos, y se ha agotado la financiación humanitaria, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

Elijan qué invasión condenar

En marzo de 2015, más de 17 países liderados por la megamillonaria monarquía del petróleo, Arabia Saudita, lanzaron una invasión militar de Yemen, Estado soberano y miembro de las Naciones Unidas. Aparentemente, la guerra se inició para restaurar en el poder al presidente Abdrabbuh Mansur Hadi, derrocado por las protestas populares durante la Primavera Árabe.

El 26 de marzo de ese mismo año, la Coalición liderada por Arabia Saudita, respaldada militar y diplomáticamente por Estados Unidos, comenzaría una campaña de bombardeos que ha matado, mutilado y destruido indiscriminadamente durante siete años. Arabia Saudita, posiblemente la dictadura más represiva del mundo, no solo obligó a devolver el poder a Hadi con el pretexto de proteger la democracia, sino que ocupó grandes extensiones del sur de Yemen, desde al-Mahara hasta el estrecho de Bab al-Mandab.

Queda en manos de los periodistas, activistas y políticos yemeníes reflexionar sobre por qué los gobiernos occidentales, y en particular la administración Biden, condenan a Rusia por invadir Ucrania, mientras defienden el “derecho legítimo” del régimen saudí a invadir Yemen con similar pretexto.

A pesar de las terribles violaciones de derechos humanos cometidas por Arabia Saudita en Yemen, las naciones occidentales, y Estados Unidos en particular, no solo han proporcionado armas letales, entrenamiento, mantenimiento, inteligencia y cobertura, política y diplomática, a la monarquía saudí, sino que han impuesto restricciones a los medios sobre la cobertura de los abusos de los derechos humanos del régimen saudí en Yemen, presionando a empresas tecnológicas y redes sociales para que eliminen y prohíban por completo la voz de los activistas yemeníes y la de los medios críticos con la guerra.

Yemeníes asisten a una manifestación contra Estados Unidos por su decisión de designar a los hutíes como organización terrorista extranjera. Sanaa, 25 de enero de 2021. Foto: Hani Mohammed

Mientras los principales medios de comunicación occidentales dan entusiasta cobertura a los ucranianos que resisten al invasor y los líderes occidentales aplauden la firme resistencia de los ucranianos, enviándoles ayuda, armas y apoyo moral, etiquetan de terrorista a los yemeníes que toman las armas, los atacan con bombas inteligentes y drones estadounidenses. Los yemeníes que luchan contra las fuerzas invasoras saudíes y emiratíes son sancionados y acusados de ser representantes de Irán por las mismas instituciones liberales y medios de comunicación que dicen oponerse a la guerra.

El lunes, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas extendió el embargo de armas y la prohibición de viajar a las fuerzas yemeníes. La resolución condenó enérgicamente lo que llamó “ataques transfronterizos” por parte de los “houthis”, un término despectivo utilizado para referirse a Ansar Allalh, la mayor fuerza que desafía la invasión y ocupación saudí. Así mismo, la resolución condena los “ataques contra Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos”, refiriéndose a los ataques con misiles y aviones no tripulados de Ansar Allah contra los aeropuertos y las instalaciones de almacenamiento de petróleo de la Coalición liderada por Arabia Saudita.

Comentando la resolución –que se produjo cuando Emiratos Árabes Unidos se negó a condenar públicamente a Rusia, con la esperanza de obtener su respaldo para su propia invasión de Yemen–, el líder de Ansar Allah, Mohammed al-Houthi, hizo una simple solicitud: que los deliberados ataques de Arabia Saudita a civiles en Yemen conduzcan al embargo de armas del reino saudí. Lo que en esencia solicitó al-Houthi fue que se pusiera fin al doble rasero, una solicitud que parece imposible de cumplir en el clima político actual.

Niños sobre los escombros de una casa destruida por ataques aéreos liderados por Arabia Saudita en Sanaa, Yemen, el 25 de agosto de 2017. Foto: Hani Mohammed

* Ahmed AbdulKareem, periodista yemení, vive en Sana’a. Cubre la guerra en Yemen para los medios locales yemeníes así como para MintPress News.

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