VACUNAS INFANTILES Y DE “AUTOPROPAGACIÓN”

VACUNAS INFANTILES Y DE “AUTOPROPAGACIÓN”

Debido a que algunos seres humanos se preocupan por sus hijos, el VAERS se creó en 1990 como un sistema de alerta temprana para identificar las reacciones adversas y los efectos secundarios de la vacunación, la cual es una metodología sanitaria carente de todo sentido. Salvo para el beneficio de la industria farmacéutica.

Pero en lo relativo al control de la vacuna hay un problema importante, además de la vacuna en sí misma: está dirigido por la FDA y los CDC, por lo que la base de datos VAERS requiere una sesión para aprender a encontrar algo.

Tomarse el tiempo para presentar un informe es voluntario y, por miedo a perder el trabajo o a ser considerado “antivacunas”, nadie quiere hablar mal de la sagrada vacuna, y mucho menos hacer un informe oficial.

Se estima que sólo el 1% de las lesiones causadas por las vacunas se notifican al VAERS. Eso significa que cuando el VAERS informa de más de 44.000 acontecimientos adversos y 90 muertes, podemos esperar hasta 4,4 millones de acontecimientos adversos y 9.000 muertes. Y estas cifras son sólo para el grupo de edad de 5 a 17 años.

Las cifras conservadoras lo sitúan en un 10%, lo que supone, medio millón de niños que han resultado heridos y muertos por una inyección de terapia génica experimental innecesaria y no deseada sobre la que se nos ha mentido en todo momento.

Gracias al proyecto OpenVAERS, que se basa en los datos del VAERS, el público puede buscar fácilmente estos informes y comprobarlo por sí mismo: las personas informan de efectos adversos como dolor crónico, pérdida del oído y del gusto, hablar sin sentido y comportamiento agresivo. Y estos son sólo los casos leves.

Hay un tsunami de daños cerebrales importantes, enfermedades cardíacas importantes y muertes. Edward Dowd analizó los datos e informó de un aumento del 84% de las muertes entre personas de 25 a 44 años, la misma cantidad de vidas que se perdieron en la guerra de Vietnam.

Se estima que que Big Pharma mata cada año al doble de personas que murieron en la Segunda Guerra Mundial.

La prensa ignora esto porque no es suficiente. Ellos también quieren a sus recién nacidos. Pfizer está presionando para que niños de tan sólo seis meses reciban una inyección que sabemos que es potencialmente mortal, aunque los niños nunca estuvieron en riesgo y no lo están.

Estados Unidos lleva años forzando vacunas experimentales en bebés y niños y ahora quieren utilizar este infame coágulo.

Gracias a la complacencia de las madres, algunos niños ya han sido contaminados en el útero, lo que ha provocado abortos, partos de niños muertos y muertes por amamantar con leche materna tóxica y modificada genéticamente.

Pfizer tiene previsto presentar otra solicitud de emergencia a principios de abril. Son unos 18 millones de niños menores de cinco años que podrían ser sacrificados por Big Pharma y lo políticamente correcto.

Si Pfizer puede lograr la protección de responsabilidad permanente  de la FDA, que ellos controlan, entonces pueden añadir la vacuna de terapia génica de ARNm al programa de vacunación infantil, donde disfrutará de una protección permanente de la responsabilidad bajo la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986.

Estos mismos sinvergüenzas nombran a un juez del Tribunal Supremo que aboga abiertamente por la indulgencia en los delitos de violación de niños.

Vienen por tus hijos y no se detendrán.

El siguiente paso es vacunarte, quieras o no. Parece que la idea que nos está dejando todo lo que está sucediendo con respecto al tema de las inoculaciones es que da igual que quieras o no quieras inocularte, ya que queda claro que la mayor obsesión de los que mandan es hacerlo, aunque sea contra la propia voluntad del individuo.

De esta forma, ‘Global Research‘ se hace eco de un estudio publicado por National Geographic en el que se nos explica que “grupos de investigación internacionales están intentando diseñar vacunas genéticamente modificadas de “autopropagación” que pueden saltar de poblaciones vacunadas a poblaciones no vacunadas. Al recibir poca atención en los principales medios de comunicación, el enfoque conlleva riesgos a largo plazo que son esencialmente tanto impredecibles como irreversibles. Como es similar en el caso de la llamada investigación de ‘ganancia de función’ que se ha implicado en causar COVID-19, los gobiernos deben abordar abiertamente la existencia y el uso de esta tecnología con carácter de urgencia.

Llevados a cabo con el supuesto objetivo de evitar que la vida silvestre propague el ébola, la rabia y otros virus peligrosos, se afirma que los experimentos buscan prevenir futuras pandemias globales al bloquear el salto de patógenos de animales a humanos. Debido a que los animales que viven en la naturaleza son “difíciles de vacunar en grandes cantidades, la idea detrás de la tecnología es diseñar vacunas que, después de la administración a pequeños grupos, se propaguen rápida y fácilmente a otros animales“.

Y ya saben cómo funciona esto, se empieza por los animales y se acaba por los seres humanos. De esta forma, el objetivo inicial de esa investigación nos parece un disimulo, sin más. Los animales han vivido siempre en la naturaleza y nunca han necesitado de medicamentos o vacunas para sobrevivir. Parece que el objetivo final está muy claro.

Nos persiguen con sus brebajes para que nos inoculemos y andan como locos porque lo hagamos todos. El extremo distópico al que estamos llegando es una auténtica y aberrante locura, que no sabemos hasta qué extremo puede acabar llegando.

 

Fuentes

Le blog de contrainformación

globalresearch.

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