Mediante un comunicado, que ha leído por teléfono a su abogada Ioanna Kourtovik, desde la Unidad de Cuidados Intensivos en la que se encuentra ingresado, el preso político ha expresado que «Lo que está ocurriendo ahí fuera es mucho más importante de por qué empezó (la huelga). Frente al poder, declaro desde aquí que también estoy ahí, entre ustedes, en mente y alma».

Kufondinas se refería a las numerosas y cuantiosas manifestaciones que se han llevado a cabo en Atenas en solidaridad para con él y apoyándole en sus reivindicaciones.

Koufontinas iniciará un proceso paulatino de la alimentación y soporte nutricional con el objetivo de revertir en la medida de lo posible los trastornos establecidos y evitar mayores daños a su salud. «El estado de salud del paciente sigue siendo grave «, indicaron fuentes del hospital.

En el comunicado, agradeció «a los amigos y camaradas que se solidarizaron. Agradezco a todo el pueblo progresista su apoyo, que no fue el apoyo a una persona, sino en un momento de lucha, contra un poder inhumano».

«Solidaridad y apoyo que han demostrado que existen fuerzas sociales vivas que resisten la arbitrariedad, la violencia y el autoritarismo. Y esa es una nueva esperanza», indicó Koufontinas.

Se trató de su quinta huelga de hambre. La anterior ocurrió en 2018, cuando no le fue otorgado un permiso penitenciario a pesar de haber cumplido con las normas de los anteriores.

Sus partidarios afirmaron que el traslado de Koufontinas a las nuevas instalaciones era ilegal y punitivo. Comenzó una huelga de hambre a principios de enero de 2021 para regresar a Korydallos en Atenas.

Como ya hemos señalado, desde el 27 de febrero se sucedieron en Atenas movilizaciones masivas para exigir la liberación del líder del grupo armado o que al menos fuera trasladado a un centro penitenciario en Atenas, donde reside su familia.

El preso político fue condenado a 11 cadenas perpetuas y pasó sus primeros 16 años de sentencia en la cárcel de Atenas. Sin embargo, las autoridades decidieron enviarlo a Domokos, una prisión de alta seguridad a 250 kilómetros de la capital, tras levantarse las restricciones por la Covid-19.

El huelguista agradeció la solidaridad que se ha demostrado en decenas de manifestaciones y peticiones firmadas por juristas y otros personajes públicos pidiendo al Gobierno que le concediera al traslado, algo que calificó de «no apoyo a una persona, sino una lucha contra un poder inhumano».

Las manifestaciones en su apoyo han ido creciendo mientras su estado de salud empeoraba y el Gobierno de la conservadora Nueva Democracia se mantenía firme en su decisión de no responder a la petición de Kufondinas, que calificaban de «chantaje».