Carta de Alfredo Cospito hecha publica por su abogado el 1 de marzo de 2023
Mi lucha contra el 41 bis es una lucha individual de un anarquista, no hago ni recibo recados.
Simplemente no puedo vivir en un régimen inhumano como el 41 bis, donde no puedo leer
libremente lo que quiero, libros, diarios, periódicos anarquistas, revistas de arte y ciencias, así
como de literatura e historia. La única posibilidad que tengo de salir es renegar de mi anarquia
y vender a alguién que ocupe mi lugar.
Un régimen donde no puedo tener ningún contacto humano, donde no puedo ni ver ni tomar un
puñado de hierba o abrazar a una persona querida. Un régimen donde las fotos de tus
progenitores son secuestradas. Enterrado vivo en una tumba en un lugar de muerte. Llevaré
adelante mi lucha hasta las consecuencias extremas, no por un “encargo” sino porque ésta no
es vida.
Si el objetivo del Estado italiano es hacerme “disociar” de las acciones de lxs anarquistas de
fuera que sepa que como buen anarquista yo no acepto recados. Creo que cada unx es
responsable de sus propias acciones, y como perteneciente a la corriente autorganizativa no
estoy “asociado” a nadie y por tanto no puedo “disociarme” de nadie. La afinidad es otra cosa.
Unx anarquista coherente no toma distancia de otrxs anarquistas por oportunismo o
conveniencia.
Yo siempre he reivindicado con orgullo mis acciones (incluso en los tribunales, por eso me
encuentro aquí) y nunca he criticado las de otrxs compañerxs, mucho menos cuando existe una
situación como en la que me encuentro.
El mayor insulto para unx anarquista es ser acusadx de dar o recibir ordenes.
Cuando estaba en el régimen de Alta Seguridad (AS) también tenía la censura y no he
expedido ningún “pizzini” (n. del t.: papelitos mediante los que supuestamente los jefes
mafiosos pasan sus ordenes) sino artículos a los diarios y revistas anarquistas. Y sobre todo
era libre para recibir libros y revistas y escribir libros, leer lo que quería, incluso se me permitía
evolucionar, vivir.
Hoy estoy dispuesto a morir para hacer entender al mundo lo que realmente es el 41 bis; 750
personas lo sufren sin protestar, convertidos continuamente en monstruos por los mass media.
Ahora me toca a mí, me habéis convertido en un monstruo como el terrorista sanguinario,
despúes me habéis santificado como el martir anarquista que se sacrifica por los demás, para
despúes volver a convertirme en un monstruo, como un terrible espectro. Cuando todo haya
acabado, sin duda seré elevado a los altares del martirio. No, gracias, no estoy por la labor, no
me presto a vuestros sucios juegos políticos.