HACIA LA DICTADURA DIGITAL

HACIA LA DICTADURA DIGITAL

 

El 5G es una gran trampa para espiarnos, según Marta Peirano, que acaba de publicar el libro titulado “El enemigo conoce el sistema”. Este titulo quiere decir que el sistema de telecomunicaciones que media casi todo en nuestra vida ha evolucionado en infraestructura y metáforas que son cosas distintas y que son diferentes de la realidad. Internet es una infraestructura de antenas y cables que transmiten información a protocolos TTIP. Internet no es un sistema de enlaces como la WWW únicamente. Está también el Internet móvil. Y están las redes sociales con el 80% del tráfico de datos. Pero Internet regula el sistema financiero, las infraestructuras críticas, etc. El sistema está diseñado para generar adicción y aumentar el tiempo ce consumo y los datos extraídos, y las metáforas son lo que nos venden (likes, followers, etc). El enemigo siempre acaba conociendo el sistema y es imposible conocer los objetivos del sistema sin verlo. El problema es que no sabemos lo que es Internet, sino que ímenes nuestros datos.

En los últimos 15 años ha habido un esfuerzo deliberado de separar la infraestructura y los protocolos que rigen Internet de la “experiencia” del usuario y sobre todo de la idea que el usuario tiene de Internet. En esa distancia que hay entre la realidad y la idea, ese espacio se ha rellenado con una serie de metáforas que están diseñadas para ofuscar, como una neolengua, para que uno tenga una idea de Internet que no tiene nada que ver con la realidad. Por ejemplo, el caso clásico es la “nube”, que nos evoca una especie de nebulosa de partículas de información que flota, nos rodea por todas partes y nos conecta a todos por igual, cuando en realidad son concentraciones de servidores en lugares muy remotos, pr4otegidos por alambres de espinos, metralletas, criptografía y leyes de propiedad intelectual. Es muy difícil que la gente exija legislación o regulación para controlar un artefacto que no conoce.

El enemigo son multinacionales y países que quieren gestionar nuestros recursos sin tener responsabilidades; es decir, el enemigo es quien quiere ejercer un poder sin responsabilidad, un capitalismo sin democracia. Hay un plan de dominación imperialista y hay una enorme falta de información entre el público. La información sobre tecnología que recibe el ciudadano es, fundamentalmente, un producto del marketing de ventas. No es información geopolítica, es decir, ¿qué es lo que pasa cuando el 60% de tus infraestructuras pertenecen a un régimen autoritario que está en otro continente? Cuando la gestión de los recursos cada vez mas finitos está en manos de operadores supranacionales (EEUU, China) que deciden quien tiene que tener acceso a una cosa y quien no, lo lógico es que derivemos a regímenes autoritarios.

En el sistema, con el 80% del tráfico en redes sociales, sabemos que nos vigilan, nos manipulan y nos crean adicción.

De alguna forma los inicios de la sociedad vigilada empezaron en la II Guerra Mundial. El mundo virtual fue impulsado por los militares y fue importante el papel de las universidades y de los científicos. El 5G es una necesidad creada para la explotación de datos y su fin no es el bien común sino tener un control absoluto de todo lo que ocurre. El 5G es otro mito y los usuar5ios no se van a beneficiar. El espionaje es a todos y no sólo a los poderosos, políticos ni ricos. Se puede proteger la intimidad tapando las cámaras del Smartphone o bloqueando los micrófonos. El 5G es una tecnología que tiene aspiraciones militares. Es ancho de banda 100 veces más rápido que los gobiernos usarán para el control social. La vigilancia podría llegar a ser utilizada en una crisis para decidir quién tiene derecho a estar en un lugar o a existir.

Hay una industria de servicios enorme que se dedica  a manipular masas en campañas políticas. Lo que no sabemos es su efectividad. Es el sueño de un dictador. Facebook, Instagram y Twitter son herramientas de manipulación que jamás se ha oído (te habla al corazón, aql bolsillo, a los prejuicios…) Buscan vulnerabilidades, qué cosas te preocupan o asustan. Sus campañas de manipulación política crean un clima alrededor de uno al saltar de plataforma en plataforma conduciéndote sutilmente a un lugar. Dan una visión del mundo específica para cada uno y eliminan el debate político.

La maximización de la explotación de datos hace a las empresas contratar a genios, psicólogos, sociólogos, etc que hagan adictivas las pantallas para que el usuario pase mayor tiempo en el mundo virtual.

Nos espían y nosotros damos voluntariamente nuestros datos en Internet. Se establecen plataformas para extraer datos y las hacen adictivas para que informemos usando esas noticias con intereses espurios. Ahora no se necesita llevar un móvil para estar identificado, pues hay cámaras identificadoras. Es peligroso identificarse pues las fotos y datos se usan por reconocimiento facial para no poder huir de nada. Un salto cualitativo actual son las tecnologías de reconocimiento facial inevitables, que no solicitan permiso, etc. Se usan por agencias de inteligencia y regímenes autoritarios que atentan contra nuestra privacidad. Lo único que se podría hacer aparte de no usar la tecnología es la lucha política para exigir a las empresas el respeto a la legislación sobre protección de datos. Tiene que haber responsabilidades o derechos civiles. El mercado del reconocimiento facial lo dominan cinco empresas (dos chinas) y lo venden a empresas secundarias. Con las fotos de los usuarios entrenan a algoritmos para reconocerlos en cualquier circunstancia. No puedes negarte al reconocimiento facial de una cámara que no sabes que existe. Es algo no contra la voluntad sino previamente a la voluntad. El reconocimiento facial del FBI era del 82% y el de Facebook  del 97% hace unos años. “Amazon recognition” es capaz de reconocer a cien personas en una sola foto con un solo barrido (solo por el algoritmo). Hay otros algoritmos que identifican por el iris, saliva, ADN, huellas dactilares, etc No se puede cambiar de cara y esto supone una ventaja para la vigilancia.

¿Por qué deberíamos preocuparnos por que tengan nuestros datos? Descubrieron que la gente paga más por la mañana que por la noche, que gastamos más desde la oficina que desde casa. Con la explosión del Big Data creció su ambición. Tenían el historial de compra de cada persona y los datos de su perfil. Tenían los datos de su tarjeta de puntos, de su seguro médico, de sus aficiones televisivas. Sabían quién compraba compulsivamente a las dos de la mañana, quién preparaba cuidadosamente su boda y quién acababa de perder un vue3lo en una ciudad diferente de la suya. Podían calcular cuál era el máximo que podían sacarle a cada uno. Este algoritmo de precios dinámicos nunca juega a favor del consumidor. Es completamente oportunista y no tiene sentimientos. Los algoritmos son implacables. No vigilan personas sino algoritmos que les da igual quien seas. Una de las funciones de los algoritmos es que pagues lo máximo posible por las cosas. La industria de los algoritmos es una empresa para predecir el futuro. Hemos ido perdiendo privacidad por cosas que antes no existían. Se habla de reparaciones a distancia y coches autónomos que no sirven para mucho. La modernidad del 5G es un sueño que choca con los intereses reales de la gente. El algoritmo de recomendaciones de youtube siempre radicaliza las búsquedas automáticas pues aumenta la intriga y el tiempo de consumo subsiguiente bajo la publicidad. Se usa el Big Data (grandes cantidades de datos) para predecir el futuro. Lo controlan algoritmos que predicen conductas o hechos. Las empresas concentran datos sobre usuarios para venderlos a empresas que quieren venderte según tus debilidades y no necesidades. Te quitan margen de maniobra y  varían los precios según tu posición psicológica-social. El seguro médico capta datos en tu perjuicio. Los data-brokers empaquetan datos para venderlos a otros. No solo recogen información sino que infieren informaciones de ella (de todos los contactos). Son información contextual o metadatos. Les interesa información (dónde estamos, a donde vamos, con quién…).

A través de la tecnología se manipulan olores, sabores, etc para hacer productos que no nos conviene consumir. La industria de los aromas dejó de hacer perfúmenes para aromatizar alimentos y generó un diseño que provoca adicción y no alimentan. La misma empresa que te vende los productos vacíos adictivos que engordan te vende productos adelgazantes. Los relojes y marcapasos hacen que digas que tienes que optimizar tu tiempo y luego la misma empresa te postra en la butaca mirando pantallas.

La economía de la atención o de la vigilancia trata de hacer perder más tiempo en las pantallas para extraer datos de nosotros y no prestar servicios sin ítems adictivos. Estas empresas contratan a genios absolutos especialistas en comportamiento, psicólogos, psiquiatras, etc para hacer aplicaciones adictivas que hacen perder tiempo y, a la vez, gestionarlo.

Facebook tiene 2.230 millones de usuarios; un tercio de la población mundial. Si fuera un país sería el imperio más grande de la historia. Si fuera un sindicato de trabajadores el Capitalismo sería historia. Si fuera una plataforma para ayudarnos a gestionar nuestro gasto energético el Cambio climático no sería la amenaza que es. Pero Facebook no es nada de esto. Es una plataforma de publicidad cuyo modelo de negocio depende de la extracción deliberada y masiva de datos de sus usuarios. Y con esos datos creó algoritmos predictivos de inteligencia artificial que después de 15 años de funcionamiento sabe quienes somos en una multitud o sabe que pensamos y nos persuade de hacer otra cosa. Los algoritmos tienen un impacto diario en los usuarios pero son opacos, oscuros, secretos y fuera de la ley. Sólo sabemos que son la máquina de espionaje perfecto y son la máquina de manipulación de masas perfecta (antes un charlatán podía usar un solo mensaje para todo el mundo pero hoy dice cosas distintas al oído en lo íntimo a diferentes personas), ofrecen una visión de la realidad específica para nosotros y eso elimina el debate, solo se escuchan las cosas que interesa que escuchen (filtro-burbuja); y son adictivas no porque tengamos poca fuerza de voluntad, estrés o poca atención sino porque están diseñadas por genios.

Internet nunca fue libre, igualitario ni democrático, eso es un mito. La industria de la extracción de datos es el problema de Internet. Son las empresas más poderosas del mundo. Cuando Internet se liberalizó era un proyecto más igualitario que ahora, pero actualmente las grandes empresas prevalecen y colonizan el espacio. Esto podría cambiar. La televisión y la radio son más democráticas pues todo el mundo ve lo mismo. En las pantallas vemos un mundo diseñado solo para nosotros. Facebook y Twitter son herramientas cien por ciento opacas y centralizadas y se utilizan por gobiernos autoritarios. Desde la apariencia de libertad (todos dicen algo) se ataca la libertad (empresas de capitalismo sin democracia). Internet nunca ha sido democrático (lo gestionan instituciones no democráticas) y la generaron empresas públicas (Telefónica) y se fueron privatizando y centralizando (la fiebre de la fibra) y muchas empresas de fibra pequeñas quebraron y fueron adquiridas por Vodafone (de Reino Unido).

Todo se está transformando a gran velocidad y esto hace adaptarse a los cambios que diseñan las empresas sin discusión. Internet contamina mucho. Solo la  nube- concentración de servidores que procesa los datos- consume un 4% de la energía total. La relación con el Cambio climático es que va a haber pocos recursos y mucha gente moviéndose por lo que precisan identificar tecnológicamente para el control social. Son infraestructuras por las que circulan datos sobre el uso de recursos y controladas por países extranjeros (China, EEUU) que no respetan la legislación de protección de datos europeos.

China impone en 2020 la primera dictadura digital favorecida por la eliminación del dinero no digital que concentra todos los recursos en un sitio y permite controlar la conducta de los ciudadanos. En Europa la dictadura digital es todo lo “Smart”. Los dos se basan en plataformas de extracción de datos y concentran los recursos. Con el Cambio Climático va a haber más gente y menos recursos. Lo “Smart” no satisface nuestras necesidades sino que permite vigilarnos mejor. Se llama el Capitalismo de Plataforma sobre recursos menguantes.

Las empresas de Silicon Valley son financiadas por el gobierno de EEUU que les aplica su legislación aunque tengan su sede en Irlanda y no paguen impuestos en América. Desde el ataque a las Torres Gemelas la Ley Patriot Act obliga a las empresas a facilitar información y datos, en principio, completamente privados de los usuarios y obligaban a las empresas a no advertir a sus usuarios de que sus datos habían sido comprometidos. Facebook, Google, Apple, Microsoft o Amazon tienen millones de usuarios fuera de EEUU bajo esa relación con el gobierno norteamericano.

Sacrificamos la autonomía sobre nuestras herramientas de comunicación a cambio de la comodidad de las aplicaciones empresariales. Para hacer la revolución se necesitan herramientas no centralizadas y no usadas por regímenes autoritarios. Para evitar la vigilancia y la manipulación de masas la herramienta de la revolución serán tecnologías y redes totalmente distribuidas y no Facebook que solo sirve p0ara manipular elecciones democráticas. La radio es un sistema totalmente distribuido, por ejemplo. Los servicios y las infraestructuras tienen que estar legisladas localmente (autonomía local) pues la gestión empresarial sólo va a por el beneficio rápido. Para combatir el Cambio Climático las tecnologías han de ser distribuidas, locales y gestionadas por la comunidad. Internet podría ser descentralizado y, por tanto, más eficaz frente a desastres, pero es centralizada porque la información entre dos nodos pasan por otro que la registra  con oscuros intereses. El colectivismo cívico para gestionar bienes esenciales de la comunidad ha demostrado su eficacia y éxito en emergencias recientes pero Internet demuestra que centraliza los recursos solo para los poderosos.

Cada época tiene su propio fascismo, y el nuestro difiere en muchos aspectos del que describe Orwell en los cuarenta. A nosotros nadie nos obliga a tener la telepantalla encendida. Nosotros mismos nos esmeramos en llevarla a todas partes, cargarla a todas horas, renovarla cada dos años y tenerla encendida todo el tiempo y programada par ano perdernos un segundo de propaganda.

 

 

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