LA INFLACIÓN SI ENTIENDE DE CLASES

La inflación sí entiende de clases

Desde el inicio de 2021, la subida de los precios para las rentas más bajas se estima en un 7,4%, mientras que para las más altas se calcula en el 6,5%. Tras la invasión rusa de Ucrania, los precios se han disparado

ctxt 10/03/2022

<p>La milla de oro. </p>
La milla de oro.J.R. Mora

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La inflación comenzó el 2021 en el 0,5% y cerró el año en el 6,5%. Este rápido y pronunciado ascenso, que la ha llevado a su nivel récord desde 1992, ha alimentado las dudas sobre si realmente se trata de un repunte transitorio (y volveremos a niveles poco preocupantes en 2022) o si podría generar tensiones inflacionistas más persistentes en el tiempo.

Por desgracia, los datos con los que hemos iniciado el primer trimestre de 2022 no son buenos. La inflación general aumentó hasta el 7,4% en febrero (6,1% en enero), según el dato avanzado por el INE. Se trata de su nivel más alto desde hace más de tres décadas. Aunque esperábamos un repunte considerable (preveíamos un 6,9%), la magnitud del repunte ha sido algo más elevada. Según explica el INE, el aumento de febrero viene de la mano de una subida generalizada de los precios de la mayoría de los componentes. En este sentido, la inflación subyacente (la que excluye energía y alimentos no elaborados) ha repuntado sustancialmente hasta el 3,0% (2,4% en enero).

Tras la invasión rusa de Ucrania, el precio de la electricidad ha repuntado hasta los 260€/MWh. El mercado de futuros no espera que el precio de la electricidad baje de los 200€/MWh hasta el segundo trimestre de 2023. Además de la electricidad, el INE también ha destacado el alza de los precios de los carburantes y de los combustibles, así como de los alimentos y bebidas no alcohólicas como principales factores detrás del aumento de la inflación en febrero.

El conflicto generado por Putin está tensionando los mercados energéticos y de materias primas. Este shock geopolítico, y el contagio de las tasas altas de inflación a buena parte de los componentes de la cesta de consumo, nos obligarán a revisar aún más al alza las previsiones de inflación para 2022 y 2023. Los elevados precios de la energía afectarán a la inflación en España tanto por su impacto directo (a través del precio del gas, del petróleo, del trigo y de otras materias primas) como indirecto (intensificación del contagio a los demás componentes de la cesta de consumo).

La inflación de la eurozona ha alcanzado máximos históricos superiores al 5,0%, valores de los que no bajará en los próximos meses, especialmente tras el repunte del precio de la energía debido a la guerra en Ucrania. Más allá del dato en sí, a menudo se pasa por alto que el impacto de una subida de los precios no afecta a todos los hogares de la misma forma y que, en buena medida, esto depende de cuáles son las partidas responsables de la subida de los precios.

En este episodio de aumento de la inflación, comprobamos que la subida de precios ha sido generalizada por partidas: si a comienzos de 2021 apenas el 17% de los componentes de la cesta del IPC superaba una inflación del 2,0%, este porcentaje ya ascendía en diciembre a un 75% de los mismos y, además, cerca del 25% de las partidas superaban el 5,0% de inflación. No solo eso: los componentes que engloban a bienes y servicios considerados de primera necesidad (alimentos, electricidad y calefacción, por ejemplo) pasaron de una inflación de apenas un 0,5% en enero a casi un 7,0% en diciembre, tasa que asciende al 9,2% si se incluye la gasolina.

Los productos de primera necesidad presentan una demanda muy rígida que dificulta buscar sustitutos (podemos renunciar a productos y servicios prescindibles, como viajar por vacaciones, pero difícilmente podemos renunciar, por ejemplo, a poner la calefacción), por lo que la subida de la inflación está teniendo un impacto desigual por tramos de renta. De hecho, según datos de Eurostat, los hogares con menor renta concentran el 13% de su gasto en alimentos y en torno al 20% en vivienda, gas, electricidad y calefacción, frente a menos del 10% y del 5% que, respectivamente, representa para los hogares con mayor renta.

 

Además, esta subida de los precios se está produciendo cuando, en algunos países, la renta disponible de las familias todavía no se ha recuperado del fuerte impacto negativo sufrido por la crisis de la covid y en los casos en los que sí, apenas compensa el aumento que está experimentando el coste de la vida. En definitiva, y a pesar de la limitación en los datos, el ejercicio anterior parece apuntar a que el patrón actual de subida de precios está afectando especialmente a los tramos de renta más baja. Así, para las rentas más bajas se ha estimado que la inflación fue del 7,4%, mientras que para las rentas más altas fue del 6,5%.

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