El 4º mundo


El 4º mundo
JAVIER CARO AMAIGAMAROCK

Desde hace unos días no veo a un hombre mayor, que podría ser mi abuelo, en la entrada a un banco de La Caixa. El hombre siempre estaba tapado y la última vez que lo vi unos chicos de Cáritas estaban junto a él, le ponían un manta sobre el cuerpo y le daban un café caliente, el hombre asentía, daba las gracias, en aquel momento me quedé con su cara. Era un rostro ajado y lleno de arrugas. No era un hombre mayor, era un anciano. Ahora arreglan el cajero, y allí ya no están sus mantas o sus escasos enseres.
Hace algunas semanas moría el tercer indigente (palabra que siempre he odiado) en Valencia. Y no es una anécdota, es un drama, es una pena, es que algo se está haciendo mal. En sólo 15 días, y con el agravante del frío y la humedad, han muerto tres personas que vivían en la calle. Solo de imaginarme cómo deben sentirse las personas sin hogar ante ese panorama, siento miedo. Miedo a enfermar, a perderlo todo, a tener una mala racha y acabar en la calle viendo la escena desde el suelo. La escena que todos vemos a diario, tanto en ciudades grandes como en lugares pequeños. Escenas de miseria y de injusticia, de tristeza y humillación.
Manos temblorosas y suplicantes, miradas que vagamente se cruzan, cuerpos en & suelo sentados y gente caminando eíante de ellos, absortos, distraídos, querrdo pasar rápido delante de ellos, como s & sólo instante de estar junto a esas personas que piden, nos contagiaran de su pobreza.
He escuchado algunas veces, y lo recuerdo porque me causó ira y desazón, que están así porque quieren, que son inmigrantes, que en el fondo no viven tan mal o que algo habrán hecho para estar así. Y es en ese momento cuando pienso que el ser humano es directamente imbécil.
Quizás los que hablen con esa falta de condescendencia y humanidad lo hagan en virtud de la desinformación, y no por ser unos completos inútiles. ¿Cómo puede pensar alguien con cabeza que existe una justicia inmanente, que castiga a los que se portan mal con la indigencia? ¿Cómo puede pensar alguien que quien vive en la calle, a merced del frío y de la buena o mala voluntad de la gente, desee estar en esa dantesca situación? Seguro que esos pensamientos o frases sólo obedecen a una única cuestión: hacer más llevadera la posibilidad real de que todos podemos acabar así.
Aún guardo en la retina cómo una mujer fue quemada viva en un cajero, una mujer que había cometido un pecado muy grave: el de dormir en un cajero y ser pobre. Sus atacantes y asesinos fueron condenados a 17 años de prisión, atacantes que le tiraron de todo antes de verter un disolvente en el suelo y lanzarle un cigarrillo para quemarla viva. Ella había sido como cualquiera de nosotros, incluso su vida estuvo llena de éxitos. Fue secretaria de lujo y de joven, cuentan que era muy guapa. Todo a su favor. vez jamás pensó en verse en esa situach malviviendo, durmiendo en los cajer pasando frío y temiendo por su integrid Ella, como cualquiera, descendió a la m dicidad por culpa de la droga. Pero poi haber sido la pérdida de un trabajo, cor los 4.512.153 de parados que ahora hay España o por la pérdida de una vivien Ahora esos cimientos de sostenibilidad q pensábamos tener se derrumban, ya no el yonki que pide en la entrada del sup mercado, en quien no te ves refleja ahora puede ser tu amigo, tu vecino, mismo sin trabajo, casa o esperanza. entonces qué, acaso esa persona lo bw o sólo es que se lo quitan todo y acaba alguna calle con la mano temblorc pidiendo caridad.
Y ese anciano que no cotizó lo suficienti esa prostituta de cierta edad que jamás su lo que era un contrato, pero que trabaja las calles. Ellos son los nuevos indigentes, que no tienen nada, a los que ayuda Cárit para los que el gobierno, y los que dese entrar en él, no tienen plan, pues ellos votarán, no saldrán en la foto, y por desc tado, no se manifestarán, porque ¿con qué o quién se manifiesta alguien q carece de todo?, ¿a qué gobierno pue asustar personas sin hogar ni posibilidad organización, si lo único que quieren comer, beber y tener un techo donde r guardarse?
Recuerdo una vez que una profesora religión nos dijo que era peor ser pobre un lugar lleno de gente con dinero, que pobre en un sitio donde todos eran pobr entonces no lo comprendí. Hoy veo esos mundos que no se tocan, que no se mir que parecen no saber de la existencia otro y me estremezco. La globalización, desprecio al ser humano (no hablemos animal), el neoliberalismo o la crisis mv tada por las agencias de calificación, sor dinámica en la que nos encontramos im tos sin pedirlo, sin poder hacer nada. habla de la exclusión social como a ajeno, una palabra que define un conce que parece nuevo, tal vez no lo sea para gitanos, para los inmigrantes sin papelE para los mendigos, pero sí nuevos e ir modos para los que miran a las perso que piden de refilón, escudándose en
ellos jamás estarán ahí, que no serán de intocables.
Sigo sin ver al anciano que dormía e cajero, las obras han acabado hace tieri tal vez esté en algún centro o quizás yz esté con nosotros, pero pensándolo b hace mucho que dejó de estar, porque l los ojos de la mayoría al sentarse a p comida se había vuelto invisible.

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