LA VERDAD SOBRE LA ECONOMÍA COLABORATIVA

LA VERDAD SOBRE LA ECONOMÍA COLABORATIV

Ha llegado un momento en que el trabajo se considera como una materia prima más, lo que la economía actual denomina una commodity más. El trabajo se ha cosificado por las grandes multinacionales de la era cibernética; Google, Amazon, etc. Aquí entra de nuevo la cuestión de los eufemismos de nueva generación para confundir a la opinión pública y hacerla tragar lo intragable. Lo meten dentro de la llamada economía colaborativa que de colaborar tiene poco.
Nos encontramos en un contexto de economía capitalista ultraliberal, de mercado salvaje y la palabra clave es la desregulación. La desregulación, traducida a términos no eufemísticos es el sálvese quien pueda y el todo vale.


La economía colaborativa incluye todas aquellas actividades que suponen un intercambio entre particulares de bienes y servicios a cambio de una compensación entre ambos. Parece bueno que los particulares intercambien bienes y servicios al margen del estado. Pero el trueque siempre ha existido aunque entre gente del ámbito cercano. Ahora el trueque se ha globalizado y la economía del intercambio colaborativo se ha hecho mundial mediante internet y entre personas que no se conocen. No hay cercanía ni proximidad ahora y está globalizado por internet.

Las multinacionales dicen que tienen una serie de ventajas. La primer aes que permiten una optimización de los recursos. Se da salida a una serie de recursos no optimizados y se optimiza la actividad y el consumo. El ejemplo típico es Blabacar, que es un sistema en que un solo conductor admite pasajeros y optimiza un viaje en automóvil. Pero esto oculta que lo ideal sería dejar el coche y que existiera una red de servicios públicos eficaces y a un precio razonable exigibles frente al uso del coche privado. Así ofrece falsas soluciones. Lo ideal es que no existiera Blabacar y si una red buena de transporte público por carretera y ferrocarril.
Otra ventaja que afirman es que así hay una mayor oferta para el consumidor final. El consumidor se encuentra con una oferta entre los comercios tradicionales y los colaborativos. Puede hacer una comparativa en precios, calidad, etc. Así cuanto más posibilidades de elección, mejor. Pero esto es falso. En el fondo los que se llevan el bato al agua son las grandes cadenas de distribución que se pueden permitir reducir márgenes de beneficio y apretarles las clavijas a sus proveedores para poder ofrecer unos precios más económicos. Lo pequeño lleva las de perder pues no puede competir con las grandes distribuidoras, ya que pueden exigir a sus proveedores lo que quieran.

Por último, hablan del ahorro. Según ellos, gracias a la oferta de bienes y servicios tanto nuevos como de segunda mano, los consumidores pueden acceder a precios inferiores a los de mercado. Pero esto resulta falso si incluimos todos los extras, transporte, etc. Y eliminan mucho empleo.

Ellos reconocen que uno de sus problemas es la falta de regulación legislativa y la competencia desleal. Pero esto también es otra mentira. A ellos no les importa en absoluto la desregulación que les beneficia pues al no haber leyes hacen lo que les da la gana. Dicen que es un inconveniente pues da lugar a quejas de los sectores afectados (taxis). El sector del taxi está mas regulado aunque se especulaba con las licencias. En San Francisco (eeuu) se han invertido los términos y casi no hay taxis (sólo 2000) y Uber se ha quedado con el 80% del sector. Pero, cuando llueve, hay un partido deportivo importante o concierto musical de algún famoso, cuadruplican los precios. Al ser un mercado libre desregulado ponen los precios que quieren. Un taxista no lo puede hacer pues tiene tarifas reguladas por el Ayuntamiento. La desregulación les beneficia.
Además el consumidor está desprotegido. Si hay una normativa estricta puedes protestar pero ahora no hay garantía de calidad.
Por último, crea la absoluta desprotección laboral. Estos montajes acaban con los trabajadores como falsos autónomos. Obligan a sus trabajadores como autónomos pero bajo las condiciones impuestas por la empresa.

La economía colaborativa llega a muchos campos de actividad: transporte colaborativo (compartir viaje en coche con Blabacar), alojamiento colaborativo (alquiler de casas por pocos días como Homeways o Airnb), financiación colaborativa (financialding), crawlending o préstamos entre particulares, comercio colaborativo (segunda mano, Ebay, casas de segunda mano), wikipwedia(se puede acceder y subir contenidos), espacios colaborativos (se alquilan trasteros, oficinas…) y las ETTs en las que ha entrado Uber últimamente (un fontanero por una hora, un camarero para un banquete…). Se habla de la uberización de la economía, el sistema ideal para la economía salvaje.
Cuando acaben con los taxistas seguirán otros sectores. Es el fin lógico del capitalismo salvaje y depredador. No hay sector pequeño, lejano ni extraño que no lo pueda integrar. La estrategia es hundir cada sector empezando perdiendo dinero pero luego imponiendo sus precios.

La gente tiene que pensar por ella misma y no repetir lo oído por los grandes medios de comunicación que son manipuladores de sus amos, las mismas multinacionales. La economía colaborativa nos va a afectar a todos.

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