PRECARIEDAD DE LA VEJEZ EN ESPAÑA
Los mayores están retirados de la vida social activa, muchos sin pareja ya, alejados del contacto con la familia, solos. Recluidos en su casa, aislados por escaleras insalvables, en espera de manos amigas y solidarias que les hagan llegar lo más básico: el alimento y poco más. Algunos no tienen para llegar a fin de mes. Viven hundidos en la precariedad. El frío del invierno les aísla más, si cabe, les congela sus horas, envueltos en lo que tengan a mano, y algunos mueren quemados por un descuido con el par de velas que les daban calor, que las empresas eléctricas cortan el suministro en cuanto no se les paga. Solos, heladitos de frío, en precario, excluidos y vencidos en los últimos tramos de su vida.
El problema de los mayores en precario es real pero poco visible. Hay personas completamente solas, hombres y mujeres. Pero cuando tienen problemas de salud es espantoso. Dejan de tomar medicamentos porque los tienen que pagar….
En edades avanzadas hay soledad y aislamiento (la “pobreza invisible”). Con la crisis las personas mayores pobres están peor que en las últimas décadas. Muchas son personas analfabetas, con problemas de salud, sin acceso al empleo, sin relaciones sociales, marginados, no son nadie. La mayoría son mujeres que casi nunca reciben visitas, viven en soledad.
La exclusión social se puede dar por una limitación física o por barreras arquitectónicas. También por carencias sociales sin redes sociales.
Es la “pobreza invisible” pues no se detecta rápido. A edad avanzada se puede dar ausencia de red social o familiar, rentas bajas (pensiones no contributivas) y dependencia (dificultades de acceso, sin ascensor, etc). Para solicitar ayudas para comer, la vivienda, etc se han de enfrentar a la burocracia estatal. Hay que ser sensibles a su existencia.
La gestión de sus problemas de salud es complicada. Primeramente se les ha de diagnosticar y localizar pues viven solos y no piden ayuda. No suelen tener apoyo social ni familiar adecuado. Algunos se alimentan de latas y les trae el pan el vecino pues no salen de casa. La familia facilita el contacto con los servicios de salud. Hay trabajadores sociales del Ayuntamiento o de los centros de salud que ayudan a gestionar la burocracia de las ayudas.
El desconocimiento y el miedo a la burocracia es una barrera importante que tienen. El voluntariado social acompaña en la gestión. Los Servicios Sociales encuentran problemas para iniciar procesos de ayudas y, por ello, es tan importante contar con una red relacional. Una vez iniciado el paso hay acompañamiento personalizado de la Administración.
Hay servicios de voluntariado con mayores para acompañar en gestiones con el banco, compras, etc, pero, sobre todo, para consultas sanitarias. Otros servicios son para que personas mayores tengan relaciones sociales. Y hay servicios de movilidad saludable (pasear, nadar…). Y servicios de salud mental y localización para evitar que se pierdan personas en la calle. Muchos tienen problemas de salud y la mayoría de los ayudados tienen más de 80 años. El papel del voluntariado lo realizan algunas ONG y la Cruz Roja. Los mayores de 80 años son el 20% de los mayores y 2/3 son mujeres. Los mayores de 65 años son el 20% de la población. Algunos reciben servicios de teleasistencia como mujeres solas, con poca educación y mucho problema burocrático.
Una vez vista la situación, el diagnóstico, los servicios sanitarios tienen planes de plurimedicación (un profesional armoniza la polimedicación de los enfermos) para evitar que tomen más fármaco de lo adecuado. Se les atiende en la consulta y sus propios domicilios.
Definidas sus necesidades (alimentación, medicación, etc) suele ser en casos de cuadros graves y no se actúa preventivamente. Hay servicio de teleasistencia que es fundamental. Hay ayuda a domicilio que es vital (pues son los ojos y los oídos de los trabajadores sociales que determinan las actuaciones a realizar). Para recibir estas ayudas hay que ir a los Servicios Sociales. Hay ayudas puntuales para la habitabilidad de la vivienda (platos de ducha, etc). Una vez entrado en la rueda con los trabajadores sociales el límite son los recursos disponibles de las administraciones. Para los dependientes se hace una valoración de su grado que determinará las ayudas a recibir. Su problema es que se tarda mucho en recibir la asistencia.
En la Cruz Roja está el teléfono nacional 902 22 22 92 (a coste de llamada local) a donde se puede llamar por cualquier persona que necesite un voluntario. Se le recoge la demanda y se le deriva a la asamblea más cercana. También se puede acudir a sus sedes.
La acción social con los mayores tiene que ser específica. Pero algunos pierden familiares, tienes tristezas, depresiones, etc y deben de disfrutar de espacios de intimidad. La Administración teje redes relacionales con talleres, actividades, cultura, deportes, etc En las consultas sanitarias disponen de poco tiempo para temas afectivos. En estos temas los cuidadores son fundamentales. Pero también hay cuidadores con una gran carga de trabajo y se queman. Hay que cuidar al cuidador. La comunidad en la forma de la familia y los vecinos también ayudan mucho. Si se precisa apoyo psicológico hay que darlo 8por la espera para gestionar la plaza en una residencia, etc). La red social, comunitaria, sanitaria y de voluntariado esta cooordinada.
Hay que ayudarles a adaptar su vivienda a sus necesidades de autonomía y movilidad. La dificultad para llevar una vida autónoma es muy importante por el aumento de la cantidad de mayores. Hay dificultades para bañarse, hacer la compra, usar el teléfono, moverse, etc. Es fundamental conocer los servicios que tienen en su entorno (ONG, Administraciones, etc ). Puede ser útil ir a pisos tutelados como hacen en otros países.
En realidad, se ha mejorado el apoyo a los mayores pero el tema psicológico está pendiente. En el movimiento social por pensiones dignas los mayores nos dan ejemplo de lucha y resistencia, de historia y vida. Veámoslos.